Con el comienzo de la nueva temporada de Merlin, me vinieron a la mente varias ideas, las cosas han pasado ligeramente como a uno le gusta, pero siempre es mejor dejar que la imaginación haga lo suyo. Espero les guste este comienzo.
Deambulaba Merlin por los campos de Camelot en busca de algunas yerbas que Gaius le había encargado para la poción de Morgana, el joven mago desde luego lo hacía de mala gana, sobre todo a sabiendas de las intenciones de aquella chica para destruir Camelot y muchos más al estar imposibilitado para detenerla cuando el tonto del… perdón, el astuto Rey la tenía como las más digna servidora de su reino. Obviamente eso lo hacía echar fuego por los ojos cada vez que tenía que servirla, aunque por fortuna ella no lo requería, a sabiendas de que Merlin era un peligroso enemigo para sus planes y lo que menos quería era tenerlo cerca.
El mago estaba tan concentrado en su labor que no escucho los pasos de alguien acercarse, típico, era tan descuidado que lo que menos le importaba era cuidarse las espaldas. Además, estaba tan concentrado en sus pensamientos sobre cómo detener a su enemiga, que aquella persona ya técnicamente estaba encima.
-Estás muerto. –escuchó decir, por lo que levanto el rostro con claros signos de palidez, se pensó como un idiota, pero nada mejoró cuando escucho el típico ruido de una espada desenvainándose. –Idiota. –ante aquel insulto, solo pudo rodar los ojos, era nada más y nada menos que la inconfundible voz de su señor, el Príncipe Arthur. -¿Cuántas veces te he dicho Merlin que la guardia nunca debe estar baja? –preguntó el joven noble al que ostentaba el puesto de su sirviente personal.
-Sucede que en estos momentos estoy trabajando su Alteza. –contestó con tono mordaz, por lo que Arthur solo pudo levantar una ceja. –Si me pregunta, lo que desde luego no creo. –agregó ante la negación de su señor. –le diré que no puedo tener mis pensamientos en dos sitios a la vez, sobre todo si conseguir la hoja de mandalora es tan difícil de encontrar con semejante tamaño. –mostró la planta, muy chica a decir verdad.
-Me da igual lo que digas Merlin, solo vengo a avisarte que mañana saldremos muy temprano a cazar, quiero todo preparado y espero que esta vez no olvides llevar tu cerebro, ya que la última casi provocas que nos maten. –decía con aparente molestia, quejándose de tener al sirviente mas incompetente de toda la historia en Camelot.
-¡Yo no tuve la culpa! –se quejó Merlin. –Solo a ti se te ocurre preparar una trampa cuando voy a recoger un poco de agua, aun sabiendo que ignoraba completamente su posición. –hablaba como si le estuviera recriminando, bueno, técnicamente lo estaba haciendo, pues luego de haber sido ordenado a cocinar en pleno bosque, lo que menos debería haber hecho Arthur era ya no seguir poniendo trampas, cuando se suponía que ya tenían suficientes conejos.
-¡Excusas Merlin, Excusas! –grito Arthur comenzando a alejarse del lugar, el joven mago ignoro por completo a su Príncipe y volvió al suelo, buscando aquella yerba de pacotilla, pero justo en ese momento sintió un fuerte golpe en la cabeza, se giro, solo para ver a Arthur muriéndose de la risa, el muy cretino se atrevió a arrojarle una rama solo por diversión.
-¡Esto no se quedara así! –sentenció Merlin, pero Arthur solo aparento tener mucho miedo y dándose la vuelta siguió su caminar. El mago se quedo haciendo pucheros y maldiciendo por lo bajo a su pedante futuro Rey. ¿Cómo se atrevía a golpearlo? Si supiera cuantas veces Merlin le ha salvado la vida, no se portara de esa forma. Pero claro, lo que Arthur tenia de músculos, le faltaba de gratitud. Aunque quizá tuviera que ver con que todo era secreto.
Después de terminar de recoger las suficientes yerbas, se dirigió directo a la casa de Gaius, mientras lo hacía, pensaba en Arthur, de hecho, casi siempre estaba en su mente, sobre todo porque todos se la pasaban diciéndole que debía obedecerle en todo, que él era el príncipe y que se merecía todas las atención, que era el mejor caballero del reino y por si fuera poco, el Dragón le dijo que era su destino salvarle el trasero a Arthur durante el resto de su vida. En serio, la gente tenía en demasiada estima el príncipe, sobre todo porque nadie lo conocía como realmente era.
-Sí. –murmuro para sí mismo. –es un idiota, un ególatra, infantil, orgulloso, rubio tonto y cretino. -seguía diciendo. –aunque bueno, no es feo. –se quedo parado en seco, ¿el estaba diciendo eso? –Ay no, esto no es normal. –frunció el entrecejo, jamás en toda su vida había visto a Arthur como alguien atractivo. Jamás. –Esto está mal, incorrecto. –se empezó a decir, golpeándose ligeramente la cabeza, como si quisiera sacarse de la cabeza al príncipe, pero no podía y eso lo puso extremadamente aterrado.
¿Cómo es que de estar recogiendo yerbas paso a pensar en el príncipe como alguien guapo? Su propia mente pareció contestarle. Sobre todo porque no era la primera vez que se le había ocurrido, por mucho tiempo llevaba negándose algún sentimiento por Arthur, los celos que sentía al ver como otros podían tocarlo, saludarlo y abrazarlo. Merlín simplemente era el sirviente más alejado de su amo que nadie. A lo máximo que había llegado era tomarle la mano y eso porque las situaciones así lo han exigido. Pero no más y Merlin quisiera saber que siente Gwen cuando tiene a Arthur en sus brazos; pues por más que lo negara, sentía celos de aquella chica al saber que Arthur la miraba con especial cariño y admiración. Algo que Merlin se merecía mucho más, pues los sacrificios que hacía por él, eran muchos más grandes que de cualquiera.
Hizo una mueca de dolor, era ilógico pensar que algún día Arthur lo vería como mas que su sirviente, quizá el joven príncipe era bastante bueno en lo que hacía, porque aunque lo llamara cretino, Arthur demostraba que sería mejor rey que su padre y quizá más que muchos otros. Pero aun así jamás podría pensar que Arthur lo desearía.
-Merlin, deja de pensar en estupideces. –se dijo a regañadientes a sí mismo, siguiendo su caminar, la cesta era un tanto incomoda, pero por lo menos mantenía las plantas en ella, así que Gaius no se quejaría por falta de material para sus pociones.
-Estoy completamente de acuerdo contigo Merlin. –cerro los ojos al tan solo reconocer la voz, porque de hecho no era la primera vez que se le aparecía por la espalda y escupía su odio por el joven mago. Por el contrario, Merlin se giro con la sonrisa más hipócrita que se sabía, a la que Morgana no pudo más que odiar aun más. -¿Podrías dejar de perder el tiempo y llevar esas yerbas para que Gaius me prepare mi poción?, anoche no pude dormir por no tenerla. –hablo con tono mordaz, tratando de enfurecer al mago.
-¿No será que no puede dormir por estar planeando la ruina de Camelot? –la pregunta llenó de cólera a la joven bruja y se adelanto con pasos firmes hasta tener a Merlin lo suficientemente cerca como para hablarle solo a él.
-Y ten por seguro que tú serás el primero en saberlo. –sonriendo cínicamente se volvió a alejar. –Me dio gusto verte Merlin. –se dio la vuelta y con su reconocido andar pareció regresar al castillo. –Por cierto, le dices a Gwen que me lleve la poción en cuanto esté lista. –sin más desapareció de la vista del sirviente, que solo pudo preocuparse por el tremendo odio que guardaba la mujer en su corazón. Merlin siempre pensó que todos los magos y brujas tenían salvación, pero ahora comprendía que no todos.
Pero quitó esos pensamientos de su cabeza y volvió a lo que debía hacer, seguir defendiendo a Camelot de Morgana y de su hermana Morgause. Después de llevar las yerbas a Gaius se dedico a limpiar los establos y cepillar los caballos que usarían el siguiente día con el príncipe y su caza habitual de la semana. Más tarde regreso con Gaius y gracias a que recientemente Arthur había concedido a Merlin un día a la semana para ayudar el médico de la corte, podría estudiar un poco de magia y practicarle sin muchos miramientos ni temor a ser descubierto.
Al siguiente día se levanto cuando el sol aun no se asomaba en el oriente, fue al establo y preparó los caballos, los ensilló y fue corriendo por un poco de comida que usarían para el desayuno, ya después se comerían lo casado, como usualmente pasaba. A veces usaban todo el día para cazar, otras veces medio, todo dependía del humor de Arthur y de no desesperarse por la estupidez habitual del sirviente.
Sin mediar palabra alguna, ya que usualmente no lo hacían al ser tan temprano, llegaron a las profundidades del bosque, Arthur decidió entonces bajar del caballo y anunciar intrínsecamente que ese era el lugar adecuado para comenzar. Merlin desde luego le acercó la ballesta y lentamente comenzaron a andar en busca de la presa adecuada. Pero pasó demasiado tiempo para eso, además, Merlin seguía tan preocupado por lo de Morgana, que no se le había ocurrido decir ni una sola palabra y Arthur pareció muy extrañado.
-¿Por qué no eh escuchado tu melodiosa voz Merlin? –la pregunta llegó tan sopetón, que el joven mago se quedo pensándolo un momentos y que por desgracia no supo contestar, pues de pronto el pensamiento sobre Morgana se había esfumado, pero el pensamiento sobre Arthur y su increíble atractivo había saltado de nuevo, ¿eso era normal? O sea, ¿escuchar la voz del príncipe era suficiente para volver a tenerlo en la mente de esa manera?
-Porque su alteza se ha molestado tanto los últimos días en decirme que hablo demasiado que he decidido no hablarle más de lo que me corresponde. –Arthur se detuvo tan de pronto que Merlin no pudo evitar chocar con él.
-Lo que has dicho Merlin es la peor tontería que se te pudo ocurrir. –habló de la misma manera en que mostraba molestia, el mago supo lo que vendría. –Yo soy quien decide si habla o no hablas, así que, háblame… te lo ordeno. –Merlin solo pudo rodar los ojos, estaba claro que no dejaría de molestarlo, además, no entendía la insistencia en que le hablara si las veces que cazaban siempre le exigía guardar silencio. Se quedo pasmado, por primera vez en su vida no sabía que decir, su mente era todo un rollo, tenía a Morgana y a Arthur tan metidos, que era como ver al bien y al mal peleando atrozmente dentro de su cabeza.
El príncipe se detuvo de pronto, el mago pensó que le reclamaría por no obedecerle, pero con su mano derecha le pidió silencio y cero movimientos, había avistado algo, era obvio. Con un movimiento rotundo le digirió hacia el otro lado, así fue como lentamente acorralaron a su presa. Era un ciervo, muy hermoso a decir verdad, pero Arthur no tendría contemplaciones y con agudeza lo atravesó con una flecha disparada de la ballesta. Merlin solo pudo poner cara de dolor, pero sin quejarse mucho mas, ya se estaba acostumbrando.
-Esto no no lo comeremos aquí, será para mi padre. –expresó Arthur con orgullo a lo que el otro puso mala cara, pues mínimo merecía probar algo de aquella jugosa carne, pero obviamente no podía decírselo a Arthur. Extrañamente al ver el rostro del príncipe, no pudo despegarle la mirada y pronto sus labios fueron el centro de atención, eran extrañamente más rojos de lo normal y lo mejor fue que Arthur se había dado cuenta, por lo que comenzó a sentirse extraño por la forma en que su sirviente le estaba dedicando una mirada llena de… ¡Dios!... ¿Deseo?
-¡Merlin! –si el mago hubiera sabido, era la tercera vez que el príncipe le hablaba, pero su mente estaba tan fuera de lugar, que ni siquiera lo había escuchado. –Estoy aquí. –le señalo sus ojos con claras intenciones de volverlo a la realidad. -¿En serio Merlin, que te pasa? Hoy estas mas… extraño de lo normal. –hasta cierto punto el príncipe pareció preocupado, aquella mirada distaba mucho de ser normal y jamás, jamás había sentido como si Merlin quisiera, uff, besarlo.
-Perdón, yo, estaba, pues… ya sabes… -el nerviosismo no hizo más que delatarlo. -¿Quieres un poco de agua? –los caballos no estaban muy lejos y había agua que se podía beber, así que fue la mejor excusa que se le pudo ocurrir, Arthur todo los ojos y asintió, dejándolo ir, pues ahora no solo Merlin parecía confundido. Era la primera vez que el príncipe tenía una confusión de este tipo. ¿Por qué? Porque lejos de desagradarle, lo hizo sentirse intrigado y con claros deseos de saber más.
Mientras el joven aprendiz de magia iba a donde estaban los caballos su cabeza buscaba millones de excusas para poder explicar lo que había pasado, no podía creer que hubiera sido tan descarado con Arthur, una cosa era que le gustara, pero otra muy diferente que… un momento, ¿esto era una revelación? ¿Estaba admitiendo que le gustaba? Bueno, quizá era demasiada obvia la respuesta, pero aun así sabía que estaba mal, que era ilógico, que si Arthur lo sabía seguro que lo asesinaba, además, nunca jamás se había enterado de algún hombre enamorado de otro. ¡Ilógico! Además, si Arthur tenia difícil pensar una relación con Gwen por ser sirvienta, con Merlin era peor, porque no solo era sirviente, sino además del mismo sexo.
-¿Por qué no simplemente dejan de ocurrirme estas cosas? –se decía, a sabiendas de la infinidad de situaciones en las que debió intervenir por Arthur, salvándole la vida y dedicándose a cumplir su destino, pero hoy era diferente; hoy no solo admitía que no solo amaba a Arthur por ser el heredero de Camelot, sino como hombre, con deseo carnal, con ganas de tenerlo entre sus brazos, tocarlo, amarlo, ser suyo.
-¿Cómo rayos se apaga un cerebro? –se recriminó, definitivamente estar pensando en aquello solo le llevaba a mayores confusiones. Algo debía hacer, algo para olvidarse de aquellos sentimientos que no podrían ser para nada bienvenidos en ninguna persona. Por suerte era un comienzo y aquello podría quedar atrás rápidamente. De pronto sintió como alguien lo tomaba por sorpresa de la espalda y le tapaba la boca.
-Shh… -masculló aquella persona. Merlin se sintió indefenso, alguien podría estar atacando a Arthur en estos momentos y él se dedicaba a caminar con extrema lentitud para regresar lo menos rápido posible con su señor. Era un idiota, se había desviado mucho de su misión de proteger al príncipe.
Cualquier duda, aclaración, idea, sugerencia, reclamo y lo que tengan en mente, en un review please o mi correo, como prefieran. Nos vemos en la segunda parte. No sé cuando tarde en publicar la siguiente parte, pues aun tengo pendiente actualizar mi otro fic de Skins. Saludos. ^^
PD. Perdonad las faltas de ortografía o letras de más o menos.
