Puede que yo solo sea un niño... pero hay cosas que puedo entender mejor que los mayores.

Mi hermano, al que considero alguien muy inteligente a pesar de todo, me contó una vez que la edad es un simple estado mental y que puedo sentirme como alguien de treinta años a pesar de mi juventud, del mismo modo que alguien de la edad antes mencionada puede comportarse como un crío... Recuerdo que me puso ejemplos muy prácticos que me hicieron reir, sobretodo cuando me contaba las ideas de América en las reuniones.

Incluso yo vi estúpido lo de los robots gigantes que protegieran la tierra, pero siendo sinceros me gustaría toparme con uno en algun momento de la vida y sobrevolar el mundo con él, o que, simplemente se transformara en un coche.

El caso es que esta historia se remonta hace unas semanas y nunca me sentí capaz de contarlo hasta hoy, que me he comprado un diario... ya se que es cosa de chicas pero Arthur tiene uno y me contó que no era malo expresar tus pensamientos, así que, como no suele faltarle la razón cuando esta sobrio, le creeré.

[Día 26/09]

Acompañé a Inglaterra a una de sus reuniones por no poder quedarme solo en casa sabiendo que había mucha gente acechando mi pequeño territorio, cosa que mi hermano no lograba comprender.

"Quizas sea un buen lugar para el contrabando" Solía contarme.

Me dejó sentado en los sillones del recibidor y arregló la corbata del traje que me había puesto, obligado, para ser exactos. Peinó mis cabellos con sus dedos, se mantenían suaves mejor que los suyos.

-Ahora escúchame bien, tardaré lo menos posible porque esta es una reunión absurda... cosas de Alfred, no me preguntes, no las entiendo. Tu quédate aquí quietecito, pórtate bien y nada de pedir consejo a nadie para ser una nación, y, por lo que mas quieras, ni se te ocurra siquiera mirar a Ivan ¿Lo has...-

-Pero me has dicho esto miles de veces desu-yo, deja de tratarme como a un crio...-

-Eres un crio y tomo medidas. Me preocupo por ti como buen hermano mayor.- Me molestaba esa actitud que tomaba siempre. Yo ya había comprendido mi situación desde hace tiempo, así que miré al suelo y malhumoré mi expresión. -No pongas esa cara, después te invito a tomar algo.-

-Tu comida es un asco desu-yo.- Ese comentario no le hizo ninguna gracia, pero lo mantengo.

-Tsk... vaya reacción, eres un niño después de todo.- Me miró con desprecio y mi mejor respuesta fue sacarle la lengua... ahora que lo pienso puede que le diera razón a su teoría. -Voy dentro, recuerda lo que te he dicho.-

No quise contestarle, estaba muy enfadado en ese momento. No había nada para entretenerme, revistas del National Geographic y las conversaciones de dentro de la sala que me importaban mas bien poco.

Total... nunca formaría parte de ellas.

Poco a poco empezaba a llegar la gente y yo les saludaba, siempre con la intención de tener los máximos amigos posibles.

-¡Buenos días Italia desu-yo!-

-Vee~ ¡Inglaterra! ¿Como es que eres tan pequeño?- En ese momento intervino Alemania, un tipo que... para ser sinceros, daba demasiado miedo.

-Te confundes, es Sealand.-

-¿Sea que?-

-...-

-Hera hera~-

-Mejor vamos a dentro, buenos días Sealand.-

Una conversación que no sirvió demasiado, despues de eso pude ver a Japón, a mi parecer un tipo muy simpático, quizás algo tímido pero compartíamos ciertos gustos.

-Peter-kun, buenos días.-

-Buenos días desu-yo.-

-Sabía que ibas a venir, asi que me he tomado la libertad de traerte un regalo. Ya que no pude dártelo a tiempo en tu cumpleaños.- ¿Se ha acordado de mi cumpleaños? Era de esperar, siempre tan considerado.

Kiku buscó en su maleta y me regaló uno de sus maravillosos inventos, lo llamaban Nintendo DS... Bromeo, sé perfectamente lo que es, de hecho llevaba esperando una desde hace mucho tiempo para estas ocasiones.

-¡Una nintendo ds! -

-Es la última versión que hemos sacado gracias a los últimos lanzamientos de Pokemon, disfrútala y me cuentas cuando acabe la reunión.- Sonrió tiernamente y revolvió un poco mis cabellos sin apenas despeinarme.

-¡Gracias! ¡muchas gracias desu-yo!- Enseguida encendí el aparatito y pasé mis horas muertas jugando, llamar a mi primer pokemon Bakarthy me hizo reír, tenía ganas de enseñarselo a Kiku cuando algo me hizo bajar el volumen de mi regalo.

-Solo se te ocurren estupideces, utiliza la cabeza de vez en cuando...- Ese parecía Arthur...

-¡Deja de cuestionar cualquiera de mis ideas!- ¿Alfred? ¿Alfred enfadado? Me sentí como un gatito en aquel refrán y pegué mi oreja a la puerta, necesitaba saber más.

-¿A eso lo llamas ideas? Incluso un crio de diez años diría cosas con mas coherencia que tu.-

-¡No veo que aportes nada! ¡Diga lo que diga estarás en desacuerdo conmigo!-

-¡SILENCIO TODO EL MUNDO!- Ludwig, sin duda, esa voz que retumbó el edificio entero era suya.

-¡No pienso continuar en una sala encerrado con el cejón este!-

-¿¡Que me has llamado! ¡Dime eso a la cara!-

-¡Lo último que quiero es ver tu cara!- En eso sentí que la voz se acercaba y los pasos se notaban mas fuertes, me alejé a tiempo de la puerta ya que en ese momento el americano la abrió de un modo brusco y pensé que si llegaba a darme me iba a dejar un buen chichón.

América me miró malhumorado, verle desde abajo con esa expresión sin duda daba bastante miedo para el Alfred que yo conocía. Cerró la puerta y nos quedamos solos en el pasillo, yo sostenía mi regalo con fuerza y el seguía de pie mirándome.

-Si molesto... me...- No me dejó finalizar.

-¿Ha sido él quien te ha vestido así?- Clara referencia al traje...

-¡Desde luego que si desu-yo! A mi esto no me gusta pero él insiste en que...-

-Tienes que ser un caballero blablabla.-

-¡Exacto! Por eso mi pokemon se llama Bakarthy desu-yo-

-Baka...- La expresión de su rostro cambiaba a mejor, de aquel severo enfado que tenía pasó a carcajearse como nunca. -¡Hahahaha! ¡Bakarthy! ¡Es lo mejor que he escuchado desde Mr Eyebrows!-

-Oye, menos con las cejas desu-yo-

-Vale vale, a veces olvido que sois hermanos...-

Se hizo un pequeño silencio, la verdad es que me sentía mas aliviado. En ese momento Alfred tomó mi mano y comenzó a caminar, que remedio, tuve que seguirle.

-Siento que escucharas todo aquello, realmente tu hermano sabe como ponerme de los nervios al mismo tiempo que consigue que muera de amor por él.-

-Es un tema incómodo desu-yo...-

-Lo siento... bueno, él ya lo sabe y no me ha dado respuesta, pero mientras tanto puedo divertirme ¿no crees?-

-¿Divertirte?-

-Oye... necesito una excusa para irme de aquí un rato ¿Te apetece comer algo DECENTE?- Me hizo gracia como remarcó ese "decente", es cierto, él conocía también la cocina de Arthur.

-Yo con algo fresquito voy bien desu-yo.-

-Entonces bebamos una coca-cola y salgamos a respirar aire, y de paso me dirás como puedo hacer las evoluciones geniales de Eevee.-

Nos acercamos a la máquina donde sacó un par de refrescos y de paso tambien compramos dos polos ya que hacía un inexplicable calor, cosa del calentamiento global lo mas seguro, a lo que volví a recordar su disparatada idea y algo me hizo pensar que a él le sucedió lo mismo.

Le observaba y parecía que, físicamente, teníamos mucho en común. Nuestros cabellos eran rubios y nuestros ojos azules y resplandecientes, si en algun momento quisiera parecerme a alguien al crecer sin duda sería él. Nos dedicamos a hablar de nuestras aficiones, gustos musicales, era la primera vez que alguien no me trataba como un tonto solo por mi edad, me sentía muy cómodo junto a él.

-¿Crees que soy estúpido?- Tras esa pregunta clavó sus ojos ante mi asombrado rostro por aquellas palabras.

-En absoluto desu-yo...- Respiré hondo, yo también necesitaba escuchar algo agradable. -¿Crees que soy un crío inmaduro?-

-Para nada. Cualquiera que sepa llevar tan bien su equipo Pokemon al empezar como lo estas haciendo tu no es de ser un crío inmaduro. El crío inmaduro entrenaría el que les dan al principio y cuando llegue a la liga le va a salir caro.- Bueno, no era exáctamente lo que quería escuchar pero era un cumplido después de todo.

-Pero no te sientas mal por lo que dice Arthur desu-yo, le gusta llevar la razón.-

-Creo que es un pelín egocéntrico.- Dijo mientras tomaba un trago de su refresco.

-Creo que tiene que haber una razón que lo explique desu-yo.-

-No me interesa saberla.-

-¿No le amas?-

-Si... pero quizás la vida me reserve sorpresas mas agradables y cejones mas afines conmigo.-

-Cej... ¡Oye!- Volvió a carcajearse, en su momento no sabía a lo que se refería.

Me puse en pie y en un acto de "venganza" le tiré el palo del me lancé a pegarle puñetazos mientas él seguía riéndose de mi.

-¡De cejones nada desu-yo!- No quiso contestarme, solamente tomó mi cintura y me recostó sobre él mientas sonreía... Tenía una sonrisa muy bella en aquel día soleado. Entonces, mientas yo andaba en mi mundo, Alfred desabrochó mi corbata y despeinó del todo mis cabellos.

-Ya esta, ya pareces menos pedante.- Inglaterra se enfadaría conmigo, seguro.

Miré a mi alrededor, no había absolutamente nadie, ninguna persona había ido a buscarle y tuve la certeza de que él también lo sabía.

-¿Piensas que nadie se preocupa por ti desu-yo?-

-Si...-

-Yo me preocupo por ti.-

-¿En serio?-

-¿Te mentiría el mejor maestro Pokemon de este lugar desu-yo?-

América curvó sus labios dibujando una sonrisa y acarició mis cabellos con sus manos, enredando sus largos dedos entre los mechones que lograba separar. Yo me sentía cómodo y seguramente él también, seguramente sentí algo pero el amor y todos sus derivados eran completos desconocidos para mí, sabía que existían, sabían que tenían que llegar pero cada cosa a su tiempo.

-Eres mucho mas guapo que Inglaterra.- Esa frase me asustó en un principio, no tenía sentido, no era el lugar ni el momento para decir esas palabras y mucho menos para mirarme de manera seductora, en ese instante si me sentí como un crío.

Alfred se incorporó ligeramente hasta llegar a chocar nuestras frentes con suavidad, pasó su dedo pulgar por mis labios, los cuales seguían humedecidos por el helado que había devorado antes y sin pensárselo dos veces me besó, no fue un simple choque de bocas sino que llegamos a entrelazar nuestras lenguas.

No supe que pensar en ese momento, no sabía que hacer, tenía miedo y a la vez curiosidad, quería que parara pero también pensaba en repetirlo, aunque lo que mas tenía en mente era si alguien nos había visto. Entre todo esto el beso ya había finalizado.

Yo me quedé sin decir absolutamente nada y él terminó de quitarme de encima suya para ponerse en pie y sacudirse el trasero, dejando caer alguna hoja del césped donde nos habíamos sentado.

-He de volver, seguramente me echarán la bronca.-

Y en menos de lo que esperaba, América había desaparecido del entorno. Permanecí quieto pasando mis dedos sobre mis labios, sin creerme lo que había sucedido ya que, siempre pensé que él amaba a Inglaterra y que el idiota de mi hermano le correspondía a su modo.

Pero él me había dado mi primer beso... y sabía a refresco de cola...