En fin, solo quiero deciros para empezar que es un Daryl/OC eso tiene sentido porque: para mi en la serie no hay un personaje que case con el. Es un tío muy difícil y por mucho que me gusten los Daryl/Carol o Daryl/Beth en el fondo no tienen sentido para mi (si lo se, soy retrasada) así que aunque no me gusta introducir un personaje externo en una serie ya hecha en esta vi que para mi tenía sentido.
Muchas gracias por empezar a leer :D espero que os guste.
Es curioso como recuerdas la música para eventos tantos buenos como malos, Kailani la recordaba, era de esas personas a las que se le quedaba una melodía grabada en la cabeza durante horas, incluso durmiendo.
En ese momento sonaba "I lived" de Onerepublic cuando su padre la había despertado con la radio fuerte. Maldijo en voz alta al ver la hora en su móvil.
Aquella mañana todo había empezado mal, su despertador se había roto, una reliquia, tuvo que salir corriendo de casa comiéndose una manzana ácida y se le cayó un empaste. Pasó todo el camino al hospital maldiciendo. Fue directamente a la unidad de maxilofacial, iba tan ensimismada que no se dio cuenta de lo revoltoso que estaba todo el mundo.
-Jhon -llamó a un hombre mayor con una bata blanca- ¿Que pasa hoy?
El hombre de facciones amables y bigote la metió en la sala de curas y cerró la puerta.
-La mitad de la planta se a puesto enferma -suspiró sudoroso- algún tipo de virus, en microbiología no saben que es, pero mis pacientes se están poniendo violentos.
La chica levantó las cejas sorprendida, se recogió el pelo rojizo en una coleta alta y le expuso su problema dental. El hombre la sentó en una silla y encendió una luz.
Con la rapidez que caracteriza a alguien experto en poco más de media hora volvía a tener su empaste perfectamente colocado.
-Tienes las demás muelas perfectas -resumió quitándose los guantes- ¿Hoy no trabajas?
-Iba de camino -respondió enjuagándose la boca con un vaso de plástico.
El hombre le colocó una mano sobre el hombro con cariño, se conocían desde hace años.
-Lleva mucho cuidado, esto tiene pinta de pandemia -en su frente se formaban unas arrugas de preocupación que la persiguieron mientras subía por el ascensor. ¿Era tan grave?
Llegó a la unidad de traumatología, se había empeñado en pasar un año por cada planta cuando se graduó, su curiosidad la llevaba a querer aprenderlo todo, pero trauma era su niña bonita, cada día un caso nuevo, directamente enlazado con urgencias, adrenalina, siempre llegaba con una sonrisa a su trabajo, lo cual era para ella un privilegio.
Al llegar había una sola enfermera en el puesto, Karen, parecía al borde de un ataque de nervios.
-¡Kai! -exclamó aliviada- Gracias a Dios. No ha venido nadie más, estoy sola y esto es un caos.
Sus pupilas marrones parecían muy brillantes como si tuviera fiebre. La chica ni se cambió de ropa, no le dio tiempo, un enfermo salió de su habitación arrastrando el gotero que chorreaba por el suelo, tenía los ojos inyectados en sangre y un liquido negro le caía de la boca.
Aquello era nuevo.
-No puede ser... -dijo su compañera en un hilo de voz- estaba muerto... llamé a la morgue para que se lo llevaran hace media hora. Yo misma comprobé las constantes, su corazón no latía.
Kai se quitó la chaqueta confundida, una señora, familiar de la cama de al lado salió a su encuentro, preguntándole si estaba bien y entonces el enfermo se precipitó sobre ella.
Clavó sus dientes sin piedad en su cuello mientras ella gritaba agónica. Un gran chorro de sangre le salpicó el pijama y la cara, el hombre no daba muestras de saber que hacía.
-¡Joder! -exclamó Kai corriendo hacia el, con un leve golpe bajo la mandíbula consiguió que la soltara, había sangre por todo el pasillo- ¡Karen! ¡Gasas!
Forcejeando llevó al hombre de vuelta a su cama y consiguió amarrarlo, gruñía y se revolvía como un animal. Tenía las pupilas completamente dilatadas, blanquecinas, sacó su estetoscopio y lo colocó encima de su pecho. Esperó.
Era imposible, su corazón no latía. Pero estaba allí, moviéndose, forcejeando.
Se apartó asustada se la cama y salió de nuevo al pasillo, la mujer estaba en la sala de curas con Karen, que utilizaba vendas para parar la hemorragia.
-No se detiene -gimió- llama a algún médico.
La chica salió al control y descolgó el teléfono, no había linea.
-Karen no hay linea, voy al otro ala a ver si puedo conseguir ayuda -soltó rápidamente y echó a correr por el pasillo.
Cuando se asomó al ala izquierda se quedó de piedra, un enfermero estaba en el suelo, inclinado sobre otra persona, metía las manos en su estómago y mordía sin piedad lo que encontraba dentro. Se le revolvió el estómago y se dio la vuelta asustada. Tenían que salir de allí.
Sacó su móvil del bolsillo y marcó, su hermana no se lo cogía después de unos intentos, tampoco su padre.
Volvió a la sala de curas, Karen estaba sentada en una silla abatida.
La mujer yacía muerta sobre la camilla.
-Karen -habló suavemente- hay que salir de aquí. Esto es una pesadilla.
-¿Que dices?
De pronto la mujer se la camilla emitió un leve sonido, como un gruñido y levantó una mano.
-Es imposible... -murmuró su compañera.
Al momento tras ella aparecieron más personas en el pasillo, todas infectadas, Kai cerró las dos puertas con el pestillo mientras la mujer se levantaba de la camilla.
La empujó lejos, dudando que hacer, estaba muerta, lo sabía, pero entonces ¿porque narices estaba andando hacia ella?
Se quedó acorralada contra la estantería de curas, posó las manos atrás y encontró algo, levantó unas tijeras cuando la tenía a centímetros y las clavó en su sien.
Entonces cayó al suelo y no volvió a levantarse.
-¿Que has echo? -preguntó la mujer a su lado.
-¡Ya estaba muerta! -exclamó ella presa del pánico- Esto es una pesadilla... tenemos que salir de aquí.
Su mente funcionaba a toda velocidad, si aquel virus se esparcía tan de prisa necesitaban salir del hospital y necesitaban todas las medicinas y vendas que pudieran cargar por si ocurrían más accidentes o podían ayudar a alguien más.
Agarró un saco de la ropa y empezó a meter gasas estériles, guantes, todas las medicinas, tubos de intubación, sueros, arrasó con la estantería y se lo colgó a la espalda por encima de su chaqueta.
-¿Que haces? -preguntó Karen temblando. La chica estaba vendando varios bisturís para utilizarlos como arma.
-Yo voy a salir de aquí -respondió decidida.
-Pero... seguro que vendrán a ayudarnos -respondió la mujer, estaba llorando- el ejercito o... la policía...
-Mira haz lo que quieras, pero si esperamos más lo más seguro es que todo el mundo esté infectado ya.
Con un bisturí a cada mano abrió la puerta y derribó rápidamente a los pacientes, cuando echó a correr por el pasillo la oyó correr tras ella.
Cerraron las puertas del ala, tuvieron que entrar al otro ala, donde había más pacientes en coma o en la cama. Todo era un desastre, había mil cosas tiradas en el pasillo.
Un hombre con camisón salió de una de las habitaciones con un suero puesto, parecía desorientado, llevaba el pelo rizado y una barba de varios días.
Levantó el bisturí pero se detuvo.
-¿Que esta pasando? -preguntó el.
Karen se apresuró a quitarle el suero, el parecía estar bien así que tiró de su brazo hasta llegar a las escaleras de emergencia.
-Hay algún tipo de virus -dijo Kai yendo delante, su afán de supervivencia era demasiado grande- los muertos se levantan.
Bajaron los cinco pisos por la escalera de emergencia y cuando se asomaron por uno de los huecos se quedaron de piedra, la ciudad estaba infestada, había edificios ardiendo que nadie trataba de apagar, se oían gritos, sirenas y cristales rotos.
-Mi coche esta en el aparcamiento -señaló su compañera.
-Vamos, yo tengo mi moto -respondió.
-Me llamo Rick Grimes-dijo el hombre de pronto.
-Rick -dijo Kai sin mirarlo- Yo soy Kai, ella es Karen, somos enfermeras de aquí.
Llegaron al suelo despejado, aún había varias personas corriendo por la calle, siendo perseguidas por esas cosas. Se apresuraron a entrar al aparcamiento cuando de entre dos coches salió algo, de pronto la otra enfermera gritó. Al girarse la encontró debatiéndose, uno de esos seres le estaba mordiendo el brazo. La chica levantó la mano hacia ella pero Rick tiró de ella para seguir corriendo.
Encontraron su moto y ella rebuscó en sus bolsillos hasta que encontró las llaves, le dio a el sus armas improvisadas para que se colocara detrás y encendió el motor, que pareció ser como una antorcha en la oscuridad para esas cosas. Tras dar un par de vueltas esquivándolos por el aparcamiento consiguieron salir.
La ciudad estaba desierta de personas, solo caminaba muerte.
-¿Donde vives? -preguntó antes de poner rumbo.
-A las afueras, en Jokestone -respondió. La chica movió el puño de su Triumph Scrambler que rugió bajo ella y puso rumbo.
Media hora después llegaron a una casita blanca de dos pisos. Mientras entraban a toda prisa Rick llamaba a su mujer Lori y a su hijo Carl, todo estaba revuelto pero no los encontraron.
Ella volvió a llamar a su hermana y a su padre, no encontró señal.
-No están aquí -dijo el hombre- dame un momento que me busque algo de ropa.
La chica revolvió la casa buscando comida, encontró varias latas que podrían utilizar.
-Tengo que ir a Atlanta -dijo el hombre, bajó con uniforme de Sheriff y una gran bolsa con más ropa- mi mujer y mi hijo habrán ido hacia allí.
-Yo tengo que ir a casa -dijo ella nerviosa, no sabía nada de su padre.
De pronto escucharon el rugido de su moto, se alejaba. La chica corrió a la puerta, dos hombres se llevaban su moto. Maldijo dando un golpe con su bota al marco de la puerta. Todo lo que tenían era un puto recurso natural que querían los demás. Su moto, la niña de sus ojos.
-Joder...
-Tengo un coche -dijo Rick- te llevo.
Subieron al viejo vehículo que tenía en el garaje y volvieron a la carretera, estaban a una hora de distancia y por suerte no hubo contratiempos.
Vivía con su padre en la casa donde se había criado, una pequeña casa de dos plantas vieja pero con buen espacio.
Su madre había muerto años atrás de un cáncer y su padre nunca lo había superado.
Entraron rápidamente y cerraron la puerta tras ellos.
-¡Papa! -gritó ella recorriendo el salón, estaba desordenado.
Escucharon unos pasos venir de la cocina y cuando ella alzó la vista Rick la sujetó. Su padre caminaba lentamente, tambaleándose, sus ojos no la miraban, eran de colores extraños, al igual que su sonrisa, la puerta trasera estaba abierta y manchada de sangre, el hombre tenía los brazos llenos de mordiscos.
La chica se quedó parada delante de el, sin poder moverse, conteniendo la respiración. Habría jurado que lo salvaría, habría jurado que todo iría bien pero...
El hombre se avalanzó sobre ella y no opuso resistencia, cuando cayó al suelo encima de ella ya estaba muerto. Rick le había disparado.
Lo apartó cansada.
-Lo siento Kai... -dijo el hombre ayudándola a levantarse.
La chica subió al piso superior, su hermana no estaba, ni sus sobrinas, se llevó una mano al pecho con ansiedad, no habían vuelto. Estaban vivas, ¿verdad?
Volvió a bajar más calmada, pero tenía un nudo enorme en el estómago. Se sentó en el sillón tratando de averiguar lo que podía hacer.
-Quiero ir a Atlanta -repitió Rick despacio- mi mujer y mi hijo habrán ido al centro de control de enfermedades. Ven conmigo.
La muchacha negó lentamente con la cabeza, necesitaba un tiempo de duelo, un momento para parar, procesarlo todo y pensar, no podía echar a correr sin más.
-Tengo que quedarme un poco.
-Tienes que sobrevivir -dijo cogiéndola suavemente por los hombros. Se preocupaba por ella, parecía una niña asustada.
-Voy a buscar a mi hermana -resolvió más tensa- se fue ayer y parece que aún no a vuelto...
El hombre se apartó de ella asintiendo, el también tenía que buscar a su familia. La miró durante unos segundos, lo había ayudado a salir del hospital, se sentía muy agradecido y protector con ella.
De su bolsillo sacó su segundo revolver del par que tenía para trabajar y se lo tendió.
-No se disparar -respondió retirando las manos.
-Más te vale aprender -soltó colocándoselo en la mano- Trataré de encontrar a mi familia y nos iremos al centro de control de enfermedades, si todo falla nos vemos allí.
Mientras asentía sentía como si un abismo de abriera ante ella, estaba sola. Iba a tener que sobrevivir a aquel apocalipsis sola. Rick salió por la puerta dedicándole una leve sonrisa. Durante un momento estuvo tentada a salir tras el, a pedirle que la protegiera.
Se quedó sentada escuchando el silencio, ese silencio que significa que algo no va bien, se estremeció mientras se le llenaban los ojos de lágrimas.
¿Que taaaal? Si ya lo se, los comienzos suelen ser lentos, tediosos y muy normalitos. Lo que penseis me gustaría mucho que me lo comentarais por aquí, al ser mi primera historia de TWD no estoy muy segura de nada. Un saludo y que Daryl os caliente por las noches!
