A/N: Holis! Nosotras, el equipo dinamita (Wero y yo) les traemos la primera fanfic Ereri para todas ustedes. Antes que nada queresmos decirle que la historia se basa en un libro (del cual no me acuerdo el nombre xD PERO SI ME ACUERDO, LES AVISO) y OBVIAMENTE ninguno de los personajes son nuestros, porque si fuera asi, Ereri sería canon y todos morirían tragicamente n_n. Disfruten de esta historia y dejen sus reviews para saber que es lo que piensan...

CAPITULO 1

DIA 1

"Te amo. Recuerda, eso no pueden quitártelo"

Eren se removió incomodo entre las sabanas, tratando de apartas esas palabras de su mente sin embargo no podía lograrlo. Finalmente cansando de luchar contra estas, abrió los ojos ante la luz de un nuevo día. Esa mañana era esplendida, pensó para sí, como si el mundo hubiera amanecido distinto recordándole que a partir de hoy quedaban solo 90 días para su operación. A mucha gente le daba miedo la intervención, algunas incluso se resistían pero el no. Se atrevería a decir que la esperaba con ansias, una vez que erradicaran esa enfermedad de él podría vivir a salvo y tranquilo, cuando la deliria estuviera completamente fuera de su sistema estaría libre de dolor. Luego, dentro de unos años lo emparejarían con la personada indicada para él, le asignarían una casa confortable y el resto de su vida seria predecible y segura, sin la constante amenaza de aquella enfermedad tan peligrosa llamada "amor".

Hace no más de un siglo, el gobierno descubrió la cura para esta mortal afección y se firmo un decreto que declaraba la obligación de someterse a una operación a la edad de 18 años para erradicarla completamente. La deliria nervosa de amor ya no afectaría nadie más que se encontrara dentro de las murallas y finalmente dejaría de un ser problema. Sin embargo no se previó que muchos ciudadanos se negaron rotundamente a aceptar esta solución y decidieran partir hacia las tierras salvajes, más allá de las vallas. Eren por su parte no lograba entenderlos, había escuchado demasiadas historias sobre los síntomas y consecuencias del amor, algunas personas se habían vueltos locas debido a que perdieron a aquel ser al que amaban, otras inclusive habían muerto….

Un pensamiento se instauro en la mente de Eren la más mortal de las cosas mortales. Te mataba tanto cuando la tienes cuando como no la tienes.


Al bajar las escaleras lo primero que percibió Eren fue el grato olor que llegaba hasta él desde la cocina, su estomago rugió hambriento y se encamino a buscar algo para aplacar su hambre. Al lado de la cocina, Mikasa freía unos huevos, al escuchar unos pasos detrás se giro y saludo a Eren con una leve sonrisa: -Buenos días, el desayuno está casi listo. Siéntate- El no se hizo esperar y luego de unos minutos engullía todo lo que su hermana ponía en la mesa.

Mikasa Ackerman aun no había sido curada aunque superaba la mayoría de edad, esto debía a que la intervención aunque erradica la enfermedad en forma terminal no excluía ciertos efectos secundarios como una mayor debilidad física y menor resistencia, y al ella al formar parte de la guardia oficial podía esperar unos años más para intervenirse y finalmente casarse. Ser soldado implicaba vivir más tiempo con la deliria pero su sacrificio otorgaba seguridad y protección a la población, sobre todo debido a que los ataques de los rebeldes se habían vuelto más constantes. Es por ello que su hermana pasaba la mayoría de las noches lejos de su hogar, entrenando arduamente en el campo con los demás reclutas, Mikasa se encontraba entre los mejores y sus habilidades para el combate y la lucha solo eran superadas por….-Eren, oye, Eren… -Mikasa lo sacudió levemente ganándose su atención. –No has respondido mi pregunta-

Eren trato de recordar lo que su hermana le habia estado diciendo, pero no tuvo éxito. Ella sabiendo cuan distraído estaba su hermano le repitió -¿Hoy dormirás en la casa de Armin? Sabes que hoy no vendré y no me gusta que estés solo aquí- Eren solo asintió, a veces su hermana se comportaba como su madre y lo sobreprotegía pensando que aun era un niño.


Eren seguía rondando las calles de Shiganshina buscando a Armin; por lo mañana había ido a su casa pero su abuelo, el Sr. Arlet, le había informado que su nieto habia salido en las primeras horas y que aun no había regresado. El primer lugar en donde Eren pensó podría estar su amigo, era la biblioteca, sin embargo al llegar allí la encontró casi vacía, no desistió y siguió recorriendo el pueblo.

Al final de la tarde y cansando de caminar se dirigió hacia el muelle más alejado del canal y para su sorpresa escucho la voz de Armin, sin embargo esta no se oía como siempre, feliz y cargada de emoción, al contrario podía escuchar pequeños quejidos al igual que otras voces mucho más graves y amenazantes. Al girar en la esquina vio como un chico mayor sostenía a Armin contra la pared apretando fuertemente su brazo contra la garganta de su amigo, y otro rompía las páginas de un libro para luego dejarlas caer más abajo, en el agua. Eren sin siquiera pensarlo arremetió contra el que mantenía a su amigo prisionero, el golpe fue seco y duro, lo suficiente para soltar el agarre que mantenía sobre Armin pero antes de poder reaccionar sintió una voz a sus espaldas -Joder, Jaeger, tu también quieres que te rompa esa maldita cara que portas- El aludido sintió de pleno un puño en su rostro pero no se dejo tumbar, estaba dispuesto a responder el golpe a ese muchacho que molestaba a Armin en cada oportunidad que tenia pero no llego a hacerlo, porque de repente escucho otra voz: -¿Qué es lo que sucede allí? –Los otros dos muchachos echaron a correr dejándolos solos, Eren se agacho para ayudar a Armin pero al instante sintió una presencia a su lado y al levantar la mirada, se encontró con unos ojos grises, profundos y filosos en ese momento las palabras que una vez su madre le había susurrado mientras dormía resonaron en su mente con gran ímpetu, sacudió su cabeza tratando de alejar esos pensamientos y fijo su atención en el hombre que tenia frente a él. No tuvo que observarlo mucho para saber de quién se trataba, con aquel uniforme y su corte de cabello estilo militar, junto con su baja estatura supo que se encontraba frente al Hombre Más Fuerte de la Humanidad, el Cabo Levi; y además la persona que más tiempo había vivido con la deliria en su sangre.

La actitud del soldado y la manera en que clavaba sus orbes color plata en Eren no hacía más que intimidarlo hasta que finalmente Levi hablo: -Oye mocoso acaso no me has oído te he hecho una pregunta. Eren reunió todo el valor que tenía y dijo: -Señor, no ha sido nada, es decir… no…

-Puedes hablar sin tartamudear imbécil – Eren se callo abruptamente y vio como el cabo despacio se dirigía hacia la orilla del canal tomando el libro que era de Armin. Sintió como su amigo se tensaba a su lado y al instante supo que aquel libro no era uno cualquiera, sino que pertenecía a aquellos que estaban prohibidos, antes de podes preguntarle si sus pensamientos eran correctos, Levi abrió el libro y se giro hacia ellos, para luego preguntarles -¿En donde han conseguido esto? Mierda pensó Eren; ahora sí que estaban jodidos….