Disclaimer: Si tuviéramos a Suiza de Mecenas ya nos habría comprado toda Hetalia para no tener que nombrar más a Himaruya. Bueno, o quizás no toda Hetalia, quizás solo a él y Austria... Maldito suizo rata!


Mecenas

Después de todas las protestas de Suiza, Austria le da un beso en el pelo como si fuera Liechtenstein, pero es que la posición escondido en él...

—Ese es el beso que me gano por... ¡¿Todo esto?!

—¿Todo el qué? ¿Qué has hecho tan impresionante?

—Pues he hecho... ¡Cosas! ¡Volver contigo!

—¿Ese es tu gran sacrificio?

—Ser bueno contigo. No lo soy

—Y si tanto sacrificio te representa, ¿por qué quieres un beso?

—¡No me representa un sacrificio! Es... ¡Bueno, es que quiero un beso porque lo quiero! ¡Y no sé por qué tú no quieres nunca uno!

Austria se ríiiiiie

—¿Por qué no me besas, entonces?

—¡Porque te has quitado cuando lo intente!

—¡Oh! Que sinvergüenza —tan cínico, sonriendo—. A ver, prueba otra vez

—¿Y vas a quitarte? —tan Inocente

Niega.

El suizo se humedece los labios y se acerca un poquito.

Inclina la cabeza y le mira acusatoriamente por encima de las gafas.

Se sonroja y detiene con esa mirada.

—¿Y? —pregunta medio vencedor como el profesor que sabe que su alumno ha olvidado la lección y quiere evidenciarlo para todos.

Suiza se revuelve porque esto es tan complejo... más complejo aún que ganar millones

—Y... Y... —se acerca otros diez centímetros y le pone una mano en el pecho.

El austriaco sonríe más.

—¡No pongas esa cara, ya sé que lo disfrutas! ¡Más incluso que el beso en sí!

Vuelve a reírse un poco culpablemente ahora

—¡Entre más fuerte chille, mejor para ti!

—Más o menos...

—¡Pues es una barbaridad de tu parte!

—Claro que no.

—Es completamente... ¡Insufrible de tu parte!

—Bueno, tú no sueles tener muy claro ese concepto de todos modos —responde encogiéndose de hombros, cuando el teléfono de Suiza suena.

Suiza ODIA a su teléfono, no se trata del de Austria, que quién sabe dónde está, así que cero preocupaciones por su parte.

¡Suiza le odia a él también porque no le importa no recibir su beso!

No es un problema de si le importa o no, es una cuestión de paciencia. Paciencia que Austria tiene más que Suiza.

Pues exasperado ahí va a ver quién es, pero como es un número desconocido, frunce el ceño un poco y contesta igual por si acaso es un cliente

—Hallo

—Guten tag, hablo con Herr... Schweiz?

—Ja. ¿Quién habla?

—Ah, mire, llamo del Musikverein, en Wien.

Suiza parpadea extrañado con eso y se gira a mirar a Austria que le mira también, interesado.

—¿Aja?

—Tenemos registro de que sus visitas e interés por nuestra institución ha ido en aumento y queríamos invitarle a un evento para futuros inversores por si le pudiera interesar conocer nuestras actividades.

Suiza parpadea y levanta más las cejas. Sonrojándose.

—¿Q-Quiere que i-invierta mi... Dinero e-en su... Institución? ¿Para hacer qué?

—Bueno, los mecenas tienen ciertos privilegios además de una reducción en el precio habitual de la entrada, así como entrevistas privadas concertadas con los músicos y invitaciones a eventos como este a la par que se invierte en una actividad tan placentera como es la creación del arte.

—¿Qué te están vendiendo?—pregunta Austria. Suiza se sonroja con lo de las entrevistas privadas.

—¿Y-Y para que ocupan el dinero? —pregunta pensando en si obligarían a Austria a verle en privado.

—Para el mantenimiento de las instalaciones, el personal, organizar eventos... —la putas flores y los puñeteros caprichos de la diva... añade para sí misma la persona al teléfono.

—Entiendo, entiendo. ¿Y depende de la cantidad la garantía de... Eso que dice en privado por ejemplo con alguien específico de su organización?

—Ah, ¿Se refiere a las entrevistas con los músicos? En general no suele haber problemas, aunque hace falta concretarlas por adelantado. También existe la posibilidad de asistir a los ensayos generales.

Suiza mira a Austria de reojo.

—¿En privado? —pregunta Austria

—Una cosa de... Inversiones ¿Crees que debería? —Suiza mira a Austria sonrojadito—. Me ofrecen reuniones... ¿Dice que con el director, verdad?

—No tiene que decidirlo ahora mismo, por eso le invitamos a venir.

Suiza toma aire profundamente porque de esto no ser el Musikverein ya habría dicho que no hace mucho.

—Está bien. ¿Puedo llevar a alguien?

—Desde luego, venga con su pareja.

—Ya verás lo que pasa cuando vaya... ¿Cuándo es la cita entonces?

—Está noche.

—Esta noche. Ehm... Un momento —se tapa la bocina, cierra los ojos para no mirarlo pero se gira a Austria—. ¿Me acompañas hoy?

—¿A dónde?

—A una cita en un lugar en el que me invitan a invertir

—Uf... Suena apasionante.

—Va a parecerte interesante. Ven conmigo y te llevaré a cenar a un buen sitio.

—Está bien, está bien —gesto de desinterés. Suiza sonríe imperceptiblemente y se vuelve con el teléfono.

—Ja, hoy en la noche entonces, quedamos

—Está bien, le apunto a usted con acompañante. Dankeschön.

Suiza cuelga sin más sonriendo un poquito aún y se gira con Austria con evidente gesto de sentirse satisfecho por alguna razón.

—¿Y? ¿Dónde planeas invertir entonces?

—Aún no me decido. Al parecer es algo raro de arte.

—¿De arte? —levanta las cejas.

—Eso ha dicho.

—No es una buena inversión —sentencia el muy cínico.

—Ya, ya me imagino. Pero parecen necesitarlo.

—¿Y de qué va eso privado que te prometían?

—Encuentros privados con los artistas para los inversores —se sonroja.

—¿Eso quieres? ¿Tener un encuentro privado con un artista al que le das dinero?

—Nein, es lo que me ofrecen. Asumo que necesitan tanto el dinero...

—Cielos, es lo que faltaba. Están promocionando una idea similar en el Musikverein... nunca funciona —gesto de desinterés—. De hecho creo que la cena de inversores era también algún día de esta semana. Hace años que voy a una de esas.

—Bueno pues hoy vas a ir a una.

—¿Y dónde es?

—Alístate que ya nos vamos a ir. Es más o menos lejos.

—Tengo mi traje de boda, ¿Será suficiente elegante?

—Tu traje de... Was?! Vas a ir con él a...

—Nein?

—Supongo que podrías ir... Con él. Ahí —Suiza se sonroja un poco.

—¿Ahí?

—A donde iremos. ¡Anda, que nos tenemos que ir! No me importa que te veas impresionante.

—Menos mal que no te importa. ¿Tengo tiempo para ducharme?

—No me han dicho la hora

—Entonces seguro sí tengo.

—Nein, Nein, Nein. Vámonos ya que no quiero estar con prisas. Solo cámbiate.

—Es una ceremonia de mecenas, quieren que te sientas cómodo para que des dinero, es físicamente es imposible llegar tarde.

—Bueno, si te bañas no me sentiré cómodo.

—Ese es justo mi trabajo, hacer que tú no te sientas cómodo —sonríe malignamente.

—Nein, no lo es ¡No en este caso! Yo no iba ni a cambiarme.

—¿Y por qué pretendes que yo me arregle?

—Vas a querer estar arreglado. Vale, yo también me cambio, pero no te bañes porque taaaardas.

—Bañate conmigo, entonces —se encoge de hombros como si hubiera dicho "compartamos el coche, entonces". El tiempo se le detiene a Suiza.

—P-Pero nos bañamos de ve-verdad.

—¿Será más rápido, no?

Sonrojito, asiente levemente y sonríe un poco pensando que será solo un baño... Tan ofendido que estabas por tu falta de beso, querido... Ahora te gusta que sea solo un baño. Extiende la mano hacia el austriaco.

—Vale, vamos.

Austria se la toma y se levanta. Suiza se pone nervioso casi al tocarlo pero igualmente tira de él pensando que, bueno, solo querían ahorrar tiempo...

Austria se deja caer convenientemente sobre él, poniéndole aún más nerviosito.

—Hay que ser eficientes. Yo te lavo el pelo —tampoco es idiota, ¿eh? para los que tienen dudas. El moreno se ríe, abrazándole un poco.

—¿Y ese beso por el que lloriqueabas?

—¡No lloriqueaba! —se sonroja más pensando que ahora un beso... Aunque lo quiere—. ¿Vas a dármelo?

—¿Yo? Nein —precisamente para que lo quieras te lo ha recordado. Suiza se sonroja un montón, gira la cabeza y se humedece los labios

—B-Bueno... T-te... Te... Te...

—Ajaaa?

—V-Ven y-yo... —se le acerca un poquito.

—¿Aja...? —susurra apoyándole la nariz en la mejilla.

Suiza saca un poco la lengua y no sé cómo termina dándole una lamidita en la peca. El castaño se ríe suavemente con los ojos cerrados.

—Que mala puntería.

—Nein, ninguna mala puntería... —se gira un poco a él y le da un beso suave en la barbilla.

—Eso dices, pero no lo demuestras.

—Cállate, verda…! —le besa antes de acabar él la frase

Austria planeaba escaparse para seguir jugando, pero no lo hace esta vez.

Es malévolo, pero ¡le está besando! Suiza no se queja. De hecho no te apures. Ahora en la regadera... Verá lo útil que es, podrá seguir siendo malévolo si quiere en la regadera, créeme. Suiza le trae ganas.

Aun así, creo que puede ser divertido que vayan al Musikverein ¡Sí! Suiza está muy contento. Aunque le digan que es un cabrero venido a más le hace gracia ser ahora el mecenas, además quiere ver la cara de todos cuando llegue con su pareja... El insoportable de las flores.

No estoy segura que no lo sepan ya... pero Austria va a odiarle. Bueno, es justo que Austria le odie un poco.

Entonces... antes de tiempo, Austria se separa.

Suiza hasta suelta un gemidito, yendo tras éeeel. Como resultado, se lleva un beso rápido en los labios. Suiza sonríe, esa sonrisita sincera secreta que desde la boda le aparece de vez en cuando.

—Llegas tarde, no te olvides —susurra Austria.

—E-Es verdad... Hay que... —tira de él hacia su cuarto sonriendo un poco aún—. Des-Desvístete.

—¿No ibas a hacerlo tú porque teníamos prisa? Como lo del pelo...

—¡¿Quieres que yo te desvista?!

—Tú eres quien lo ha dicho —mira que conveniente.

¡Ala! Pues ahí va Suiza, que es que le puedes decir que lama el suelo que lo hará. Bien, Austria, bien, este es el problema.

—Aunque deberías desvestirte tú primero

—Nein —le baja el saco por los hombros sonrojándose. Austria le mira a los ojos pero sin detenerle—. Te desnudo a ti que si no me da vergüenza.

—Lo que vienes a decir es que quieres verme desnudo.

—Nein! ¡Voy a desnudarme yo también!

—Entonces hazlo.

—¡No puedo hacer todo a la vez!

—Bien —magia gala, ya no tienes pantalones. Nadie sabe cómo. Es un misterio.

Suiza levanta las cejas y se sonroja abriendo la boca impresionado.

Sip, ni siquiera has levantado los pies del suelo.

Lo veo como los niños de Mary Poppins, esa cara de asombro.

Pronto le va a cambiar cuando note que una de la manos de pianista está en su muslo... por detrás... y subiendo

Él helvético pega un salto de ESOS y se le repega además, a los calzoncillos, bien Suiza bien.

Sube un poco más hasta meter la punta de los dedos dentro de la goma de la pernera del calzoncillo y tira un poco de ella antes de soltarla de golpe para que le dé un golpecito.

El escalofriiiiiio que le da a Suiza.

Mano ooootra vez para abajo a levantarle la pierna de la corva de la rodilla y acercarle más

Suiza traga saliva y levanta la pierna abrazándole un poco con ella (ejem y tensando todos los músculos)

Con la otra mano, le pone el pelo tras la oreja y se le acerca.

Elpelotraslaorejanovaleeee. Inmediatamente Suiza prende todas las alarmas porque eso significa aquí y en China BESO

—¿Voy a tener que sacarte a la fuerza a dónde vamos? —susurra.

—¿Sa-Sacarme a la... Fuerza?

—Tal vez... seduciéndote un poco —sigue y mueve los dedos en la pierna, mordisqueándole un poco la oreja. Es que el conjunto escalofrío/gemidito es brutal.

—Österreich... —perfecto, dile su nombre...

Le besa otra vez porque no sabemos Suiza, pero él se ha apartado antes de tiempo para dejarse a ambos con ganas de más.

¿Están insinuando de alguna manera que quizás Suiza no tiene ganas de más? El suizo le abraza del cuello y le mete una mano en el pelo, cerrando los ojos y besándole como si no hubiera mañana

Si este fuera cualquier otro, levantaría a Suiza de la otra pierna y lo estamparía incómodamente contra la pared por no estar pensando, pero como es Austria, lo que hace es conseguir que se muevan hasta caer sobre él convenientemente en la cama.

Suiza no sabe ni donde le ha puesto, solo sigue besándole... Y despeinándole, empezando aún en el beso y desde ya a hacer esos soniditos suyos tan característicos.

No te preocupes, en unos instantes más, cuando los sonidos indican que esto va a ser lo adecuadamente frustrante Austria se separa completamente, incorporándose para quedar de rodillas entre sus piernas, sobre la cama.

—Ahhh... Te ayudo... —medio gime Suiza mirándole y pensando, como es evidente, que lo que hace es... Detenerse para denudarse

En realidad... Lo hace para eso. Sin decir una palabra, pero con su sonrisa de lado, ahí va una mano sobre las regiones vitales de Suiza, solo para asegurarse que se esté quieto.

—¡Ahh! ¡N-no! ¿Qué haces?

—Recordarte que existen —responde quitando la mano y yendo a desabrocharse la camisa para quitársela.

Se pone las dos manos sobre ellas, avergonzadito

Cuando se ha quitado la camisa, apoya una mano al lado de la cabeza del rubio y se acerca como si fuera a darle un beso, pero se detiene unos instantes antes y lo que hace ahí, tan cerca es quitarse las gafas.

Y ahí si viene el gemido en absoluta protesta.

—Was? —sonríe travieso como si no lo supiera, dejando las gafas en la mesita y mirándole a los ojos.

—¡Deja ya de hacer cosas pausadamente! —le pone las manos en el pecho y se medio incorpora.

—Entonces dime lo que quiero saber... —no mientas, ni siquiera te importa, es tu excusa de hoy para torturarle un poco. Ahí van las manos a bajarle los calzoncillos al helvético.

Es que Suiza no tiene ni idea de qué quieres saber. Levanta las cejas y te diría el código de la caja fuerte con tal de que siguieras. Resopla con voz agitada cuando su masculinidad sale perfectamente contenta y apuntando directamente hacia él.

—¡Mira quién lleva la pistola cargada! ¿Te alegras de verme, liebe? —comenta mirándole de nuevo a los ojos para incomodarle otra vez.

—¡No me alegro tanto! —se cubre con una mano apretando los ojos.

—Pues no veo como ibas a alegarte más —le levanta una pierna, acariciándole otra vez el muslo y le da un beso en la parte interna. Suiza se sonroja más con ese movimiento y gira un poquito la cara avergonzado.

—P-Pues... —trata de espiarle a ver si él está también excitado

Lo está, solo que aun lleva pantalones.

¡Por qué el truco de magia de quitarle los pantalones a alguien no lo puede hacer consigo mismo! Además igualmente la perspectiva no le ayuda en nada.

No sé por qué, normalmente le da por el pecho pero hoy la ha tomado con las piernas, así que ahí sigue, fíjate.

Además es que donde le ponga la pierna se la queda ahí, firme y sin temblar más allá de por los besos.

Veamos si tiembla si le hace un caminito de besos hacia la zona de peligro.

Vale, vale, sí que tiembla un montón. Aunque ha de admitir que estos momentos le gustan mucho, cuando siente de verdad que le gusta a Austria.

Más va a sentir que le gusta ahora que abra sus pantalones y... A en B

¡No miren eso!

Ay... mira, pobre, como si no hubiera cámaras...

Y micrófonos, aunque esos no los necesitan con los gritos que pega.

Déjenlo en paz, solo le gusta.

Y le quiere, le estamos oyendo decirlo.

Gritarlo. Mucho que le quiere, más que a nadie, más que a sí mismo y él es perfecto y un MONTÓN de cosas más. Tan dulce, Suiza. Luego por qué se muere de vergüenza cuando terminan de hacer esto.

Austria... no se muere de la vergüenza al terminar, de hecho está bastante relajado y contento.

Suiza le revuelve un poquito más el pelo escondido por ahí en su cuello y le dice una vez más que le quiere ¡¿No te ha bastado con las veinte mil veces que le has dicho ya?!

Austria sonríe y le acaricia la espalda, ahora por fin capaz de decirle que él también.

Suiza sonríe con eso y se relaja mucho más

Y no quiero ser aguafiestas, chicos... pero tenéis que iros.


No olvides agradecer a Liana su edición y beteo.