Todo había cambiado, sin embargo nada parecía llegar a si fin, de hecho, la mayoría pensaba que no lo haría jamás. Ya habían pasado un par de semanas desde que el lado de la luz se empezó a dar cuenta de que el dueño de sus pesadillas, el innombrable Lord Voldemort y todos los mortífagos estaban empezando a recobrar el poder perdido, y que ellos cada vez se debilitaban más.
Una oscuridad hechizante, unos negros nubarrones y una intensa sensación de vacío sumergían al mundo mágico en un trance desconocido, y así lo veían también los miembros de la orden, ni siquiera el positivismo extremo de Albus Dumbledore era capaz de contrarrestar la situación que se viva en esos momentos, los mortífagos no dejaban de secuestrar niños, mujeres y hombres que les fuesen útiles para sus chantajes o para su futura esclavización.
Muchos de ellos eran o habían sido alumnos de Hogwarts, y en ese punto el anciano director no podía hacer otra cosa que no fuese dar vueltas en aquella pequeña habitación del cuartel de la Orden del Fénix. Parte de los Wesley, Sirius, Lupin, el niño que vivió y una Hermione Granger sumergida en la lectura de un libro esperaban por la reflexión en la cocina contigua a la estancia en la que el anciano se encontraba. En cuanto este entró por la puerta de la cocina todos se levantaron en busca de respuestas.
-bien queridos, creo que todos aquí somos conscientes de la gravedad de la situación, muchos magos y brujas están desapareciendo en extrañas circunstancias, y no es necesario indagar mucho para saber quién y quiénes son los responsables, incluso uno de los miembros de esta organización el joven Wesley ha desaparecido-.
Se escucharon los sollozos de una destrozada Molly Wesley, Albus la miró apenado, después prosiguió.
-por esto y por muchas otras razones que conocen he tomado una importante decisión y…- De pronto la puerta se abrió de forma brusca, una figura negra, entraba rápidamente en la estancia, dejando a todos los presentes sin palabras, comentando por lo bajo.
Sí, Severus Snape tomó asiento con un brusco movimiento en una silla apartada del resto hondeando su capa tras él, el anciano director pareció indicarle algo con la mirada y después continuó hablando, pero no todas las miradas de atención eran para él aquella vez, pues a excepción de la del licántropo seguían confundidos mirando a Snape.
-y…bien, como les decía je tomado una decisión que pienso que protegerá a los más vulnerables e importantes de esta misión. Hermione, Harry… me gustaría que prestarais mucha atención a los que os voy a explicar ahora de acuerdo?.
Hermione asintió y Harry simplemente dejó de mandarle una intensa mirada de odio al profesor de pociones y mortífago que lo ignoraba completamente.
-quiero que cada uno de vosotros sea protegido por un miembro de la orden en una casa franca que será decidida y protegida por mí, estaréis cerca de casa, así que no tenéis de que preocuparos, el parte del resto permanecerán aquí vigilando la orden y los otros vendrán conmigo a Hogwarts, no nos queda otra que proteger nuestro hogar, y como les he dicho… no estarán lejos.
Por lo tanto y dada la peligrosidad que conlleva cada uno de los casos, creo que lo más adecuado es que tu Sirius y tu también Remus, os hagáis cargo de Harry en la casa de la colina, ya sabéis su localización-. Ambos hombres asintieron y Harry se levantó para acercarse y abrazar a su padrino y después a Remus.
Hermione miró a Dumbledore interrogante, supuso que la enviaría con la profesora McGonagall.
-y Hermione querida he meditado tu caso con gran determinación, y dado a tu rango de sangre que como bien sabemos Tom y los mortífagos consideran inferior muy equivocadamente…-
Hermione bajó la cabeza al escuchar aquello- he considerado que lo más posible sea que el ataque de los mortífagos este acompañado de una rabia añadida, pues bien recordemos que Riddle no dejará que nadie que no sea él acabe con Harry… y creo que todos coincidimos en que solo hay una persona aquí capaz de evitar ese ataque y si se produjese contrarrestarlo con la suficiente eficiencia-.
A Hermione aquello le empezaba a poner nerviosa.
-Iras con Severus a la pequeña casa abandonada del bosque prohibido, estaréis lo suficientemente cerca de Hogwarts y ocultos por el bosque y los hechizos como para que ella esté segura-. La ceja izquierda del oscuro hombre se alzó en un gesto de sorpresa y molestia.
-si me lo permite señor…- su voz grave, y sedosa hacía notar su habitual e irónica tranquilidad al hablar mezclada con un toque de molestia.
-no creo que eso…
-Severus, ambos sabemos el peligro que corre la muchacha, creo que no hay nada más que objetar, quiero que cada uno marche a su destino en las próximas dos horas.
-Hermione miró a Snape horrorizada por lo que acababa de escuchar, se encontró con dos fríos ojos negro que la miraban fijamente.
-Señorita Granger… suba a recoger sus pertenencias…
