Dedicado a: Reikon con todo mi amor.

GAREKI-KUN


Dedícame una mirada. Una, no pido más que eso. Aunque soy incapaz de pedirlo de frente y no hago más que rogar en el silencio de mis pensamientos, que tus hermosos ojos negros me hagan parte de ti, reflejándome en ellos. Cuando eso llega pasar, cuando casualmente mis plegarías son escuchadas y algo te impulsa a mirarme y animar mis falsas esperanzas, sonrió con la inocencia de un idiota enamorado. En mitad de la batalla, de la serenidad de un descanso, en la angustia de la espera, solo con mirarme guías mis latidos hacía a ti, y con decir mi nombre pones a tu voluntad mi ser.

Tal vez fue en Rinoll donde este sentimiento brotó entre los copos de nieve y tu comentario inconsciente que me hizo darme cuenta de tu ternura, del niño que yace madurando a destiempo, por causa de la vida, tras la fachada de rebelde. O quizás fue nuestro primer encuentro el que hizo florecer en mi interior una persecución, de la que no fui consciente hasta hace poco, por conseguir, no tu amistad sino tu corazón.

No obstante el "tal vez" y el "quizás" no tienen mucha importancia a estar alturas ¿cierto? Lo importante, es que estoy aquí, sumergido en la confusión del amor, añorando que me veas, que me encuentres, aun si el que esta fuera no es el yo que conoces, sino la parte oscura de mi existencia. El yo que duele.

El día que partiste a la Academia Kuronomei, cuando crucé la entrada del barco de regreso, y me di cuenta que no te darían la bienvenida las ovejas en un largo tiempo, se me hizo un hueco en la boca del estómago. Me costó caminar y actuar normal frente a Nai-chan y Tsukumo. El camino a mi habitación fue largo, tortuoso, y debo admitir que me perdí, aunque suene tonto ya que el Segundo Barco es como mi casa. Una vez recostado en la cama, abrazando a mi peluche de Nyanperona, pude darle un nombre a mi desesperación, a mi urgencia de ti. Las cuatro letras se formaron en mi mente, tan luminosas como el sol, ominosas como solo la verdad puede serlo aun en la tranquilidad que otorga, dulces en su inocencia, amargas en la incertidumbre: amor.

Al despertar en el hospital, luego de quedar inconsciente en Rinoll, fuiste mi primer pensamiento, mi impulso para huir. En la Mansión del Humo perdí la cabeza al ver la puerta cerrarse a tus espaldas. Pensaba en el pequeño Nai, sí, pero… aunque me cueste aceptarlo y me sienta terrible por ello, mi prioridad eras tú. Cuando Nai-chan, Karoku y tú desaparecieron, quería encontrarlos a los tres, pero a ti… a ti quería tenerte entre mis brazos. La posibilidad de no encontrarte, se cernió bestial sobre mi espalda con sus cuatro patas aplastándome contra el suelo, cortándome la respiración y nublándome la mente. En esas ocasiones, saber que tú estabas bien, verte de nuevo, escucharte y sentir tus golpes, ha sido lo que me ha permitido volver a respirar, a vivir.

Me daba miedo pelear, temía perder a las personas que me importaban, a no poder volver y compartir promesas de nuevo. Pero… peleara o no peleara, la posibilidad de que alguien no volviera a ese único lugar donde el "bienvenidos" me otorga un hogar, siempre estaba presente, y aun así en mitad del campo de batalla mis piernas se paralizaban. Así fue, hasta que llegaste… y quise proteger a alguien, protegerme a mí mismo, ganar… para volver a casa… y disfrutar de esos momentos juntos.

Llegaron a mí, ambos, Nai-chan y tú, y se hicieron importantes en mi vida, pero tú te mezclaste con mis pensamientos y mis sentimientos, cambiando quien soy. Solo tu…

Las lágrimas brotan, ruedan por mis mejillas, y se pierden en la inmensidad de este sentimiento.

Gareki-kun… aun si te muestro esa otra parte de mí, el yo que se ríe de su propia pena ¿está bien si sigo queriendo ganarme tu amor? ¿Aun puedo albergar este deseo, colosal, incontrolable, sin esperanzas? Aun si soy el Yogi que estás viendo ahora, riendo desquiciadamente, lanzando a sus amigos; aun si no soy quien piensas, ni quien yo mismo pienso, si tengo un pasado negro como una noche sin luna y sin estrellas, ¿aun puedo… amarte?

No te pido que me ames… no puedo obligarte a responder a los sentimientos de alguien como yo, dividido en dos, tan solo quisiera saber si está bien que te amé, que mi pecho se caliente al verte, que mi corazón se aceleré hasta doler cuando te escucho, que mi piel arda con un roce accidental, que mis manos quieran sostenerte, que te busque, que te piense, que te anhele.

Abrazando mis rodillas, sentado en medio del pedazo olvidado que me corresponde cuando el otro Yogi sale, pienso en ti, y en cuanto te amo, Gareki-kun.


Notas de la autora:

Luego de tanto tiempo dormida en esto de los fanfics, con tres a cuestas que aún no termino, lo primero que hizo mi cerebro al despertar, fue un Yoreki… ¡lo que me encanta! Porque el Yoreki es mi segunda pareja preferida, siendo la primera el 8059. Así que espero que les guste.

Este mini que es como un recuento de los daños del amor, se sitúa en la parte inicial del tomo 10 de Karneval, y es la primera parte de probablemente 3 (vamos a ver cómo sale).

Si tienen alguna duda, comentario, etc., adelante. Agradezco de antemano sus rewius y ¡viva el YOREKI.