N.a: Holi.

Más de algunx se preguntara ¿y esta mujer no debería estar escribiendo su otro fic? Pero bueno. Heme aquí.

Para ser sincera, este fic es algo que tenía planeado hace bastante tiempo- quizá un poco después de Midnight Circus- y quería publicarlo después de que terminara el que tengo en progreso. Pero no pude *sademotic* tenía tantas ganas de publicarlo que no me resistí.

Sin embargo, lo bonito de esto es que no tendrá más de 6 capítulos como máximo (o eso espero). Por lo que la presión de terminarlo no sera mucho. O quiero creer eso.

Chinita-sama, si ves esto, por favor no me mates. Te prometo que no lo abandonare.

Sin más, espero que les guste.

Disclaimer: Nada mío. Todo de los demás. Eso de ser pobre afecta mucho.

Pareja: Stony principalmente.

Summary: Entonces Tony descubre que no todo en la vida es oscuridad, y que las hermosas luces pueden venir en una pequeña y regordeta cara con enormes e inocente ojos cafés.

Advertencias: Pos no sé. ¿Un poquito de Angst? Quizá m-preg, aunque no lo aseguro. Semi-AU

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Light.

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Darkness
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A single loose thread
And it all comes undone.

Sorrow-Sleeping At Last.

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Tony no llora.

A pesar de que sienta como el aire se le escapa del pecho y los ojos se le llenan de lágrimas.

Pero, aun así, no llora.

'No importa.' Se dice, intentando controlar los sentimientos que parecen querer desbordarse. 'No importa, porque esto nunca fue algo primordial para mí.'

Helen, enfrente suyo, lo mira con pena y lástima.

"Lo siento mucho, Tony." Susurra. Y el castaño, por un momento, no sabe que responder.

¿Qué es lo que siente ella? ¿El que él no sirva para nada o el hecho de que nunca podrá sentir el calor de un cachorro crecer en su vientre?

"Tranquila, cariño, no tienes de qué preocuparte. De todos modos, no era algo tan indispensable en mi vida." Consuela él con voz fuerte e inalterable.

Pero la Beta asiática sabe que Tony está mintiendo por la forma en que le tiemblan las manos cuando él las acerca con cierto recelo hacia el examen pulcramente estirado en su escritorio, y que tiene como propietario el nombre completo de su amigo.

Stark toma con fuerza desmesurada aquel mísero papel que ha sellado su destino y del que no entiende ninguna mierda, porque hay tantos tecnicismos incomprensibles escritos allí, que solo alguien que haya estudiado especialmente para esto podría explicarle.

Y de pronto, Helen hablando sobre aquellos resultados le llega como un recuerdo difuso, a pesar de que haya sido hace unos cinco minutos atrás y que solo tres palabras en específico se hayan grabado a fuego en su memoria.

Tony, eres infértil.

Infértil.

Que palabra más desgarradora.

Bueno, para todos los Omegas debe de ser así. Sin embargo, por alguna extraña razón, para Tony solo sirvió para confirmar algo que tenía en sospecha desde que ocurrió lo de Afganistán.

Quizá porque sabía que para Obadiah, el dejarle con la metralla incrustada en el pecho y el constante temor de que su cuerpo estaba siendo envenenado al pasar de los días (aparte del eterno recuerdo de su traición), no era suficiente para romperle.

Así que quizá el hombre pensó que, si aquello no podría quebrarle, esto si lograría destruirlo y él podría gritar jaque mate desde el jodido infierno en que estaba.

Pero Tony no le daría ese maldito gusto.

Tony dobla el papel como puede y se lo guarda en uno de los bolsillos pensando en cómo rayos se lo dirá a su Manada y, sobre todo, a su Alfa. Helen continúa observándole con pesar y él intenta calmarle con una sonrisa que no alcanza a sus ojos cafés.

"Bien, creo que es todo por hoy. Gracias por ayudarme con esto, Helen, sabía que podía contar contigo." Ella le asiente, no tan segura si se merece tal elogio, y luego ambos se levantan de sus respectivas sillas.

Helen lo encamina hasta la puerta de su despacho con el eco de sus tacones aguja acabando con el tenso silencio que ha acudido al lugar. Los dos, ya en el pequeño umbral, se dan un largo abrazo y besos en la mejilla con la promesa vacía de que volverán a verse, aunque sepan de que no será así (porque Tony tiene misiones ultra-mega-riesgosas que cumplir y Helen a personas que salvar). Sin embargo, ambos fingen que todo está bien con eso.

Finalmente, Tony logra salir de las instalaciones médicas, y es únicamente ahí cuando puede sentirse realmente seguro de poder expulsar el pequeño suspiro que venía conteniendo desde que la mujer le dio la noticia, sin que alguien le pregunte si se encuentra bien. El aire invernal y congelante de la ciudad de Nueva York pega de forma tan dolorosa sobre su rostro, que inconscientemente le termina sirviendo como una pequeña ancla para demostrarle que todo esto está pasando de verdad y no es una pesadilla.

Y todo se vuelve aún más real cuando se palpa uno de sus bolsillos laterales, en busca de sus llaves, pero lo único que logra sentir es el diminuto bulto que el papel del examen hace.

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Steve despierta de forma abrupta a eso de las dos de la mañana cuando la ausencia del cuerpo de su Omega le da de lleno en el estómago y le pica dolorosamente en el instinto sobre-protector.

El Alfa olfatea el aire, buscando el aroma a chocolate y café que usualmente acompaña a Tony. Sin embargo, el aire gélido es con lo único que logra dar su nariz, ganándose un entumecimiento y un estornudo que resuena por la pieza vacía.

"Friday." Él llama ronco, con voz pastosa y el sueño saliéndose en pequeños bostezos.

"¿Si, Capitán?"

"¿Dónde está Tony?" Pregunta, y la IA prende las luces antes de responder.

"En el taller, señor."

Rogers se acalla el gemido lastimero que nace desde su garganta en cuanto su mente logra procesar correctamente lo que señala la voz dulce de Friday. Los ojos casi se le cierran solos cuando sale de la habitación con los pies arrastrándose en cada paso, pero se obliga a despabilarse por completo y empujar la modorra fuera de su cuerpo al instante en que casi tropieza con las escaleras que conectan las habitaciones y la sala común, y por poco cae de bruces al suelo.

El living de la torre se encuentra extrañamente frío y silencioso al momento de que Steve pasa por allí para ir en dirección a los pisos inferiores. El olor que habitualmente solía desprenderse de la estancia (ese que le recuerda que tiene una Manada y un Omega maravilloso, y que ya no está solo en un mundo desconocido), parece haber sido sofocado por el invierno que lentamente comenzaba a cubrir la ciudad de Nueva York.

Sus pies se congelan un poco más en comparación a lo que antes había caminado cuando hacen un contacto directo con el frío metal del elevador. Friday cierra las puertas en cuanto él se sube y el ascensor comienza a andar antes de que siquiera apriete un botón.

La música rocanrolera y animosa, que tanto le gusta al Hombre de Hierro, es con lo primero que dan sus oídos, siendo secundadas por el constante Brrr de un destornillador automático.

Tony le da la espalda, pero Steve sabe que él ya es consciente de su presencia por lo tenso que se ven sus hombros desde la distancia.

"¿Sabes? Creo que he perdido a mi pareja." Dice Steve como saludo y Friday apaga inmediatamente la música, ocasionando que la queja del moreno resuene por todo el santuario tecnológico. "¿De casualidad no lo has visto por aquí? Es un poco mañoso, de pelo castaño y no mide más de un metro setenta. Tiene una barba muy parecida a la tuya y unos hermosísimos ojos cafés, que se asemejan mucho a las hojas en otoño o al chocolate caliente; ese que hacen las mamás para pasar el frío en estas fechas.
—Estábamos durmiendo tranquilamente en nuestro nido, o eso es lo que creía porque cuando desperté, él ya no estaba a mi lado… Lo he estado buscando por todos lados, pero aún no lo encuentro. Él no acostumbra hacer esto tan seguido y en serio me está dando miedo de que algo malo le haya pasado."

Stark deja la herramienta a un lado y mueve los dedos del brazo metálico, asegurándose de que esté en perfecto estado, para luego contestar con una pequeña sonrisa asomándose en la comisura de sus labios.

"¿En serio? Pues fíjate que no. He estado aquí hace un buen rato y no ha venido nadie así."

"Qué extraño. Usualmente suelo encontrarlo por aquí cuando tiene insomnio o estamos peleados," Steve susurra, acortando cada vez más la distancia entre ambos. Tony continúa dándole la espalda, pero el rubio distingue que la tensión se ha esfumado para ser reemplazada por la coquetería y diversión. "y por lo que sé, no he hecho nada para enojarle ni mucho menos que ha tenido algún problema o pesadilla que le quite el sueño. ¿Crees que a lo mejor conoció a otra persona y me abandonó por ella?"

"Puede que sea eso." Murmura el hombre, fingiendo una voz pensativa. "He escuchado por ahí que los Omegas suelen irse cuando sus Alfas ya no les complacen como antes… Y, por la edad que tienes, algo me dice que el tuyo ya tuvo suficiente."

"¿Cómo puedes asegurar eso?" Pregunta de nueva cuenta Rogers. Ya no hay distancia entre sus cuerpos, y él se aprovecha de esto para rodearle las caderas en un pequeño abrazo. "Puedo demostrarte que mi Omega está más que satisfecho conmigo," masculla lentito, enterrando su cara en el hombro de Tony y dejándose inundar por ese olor que tanto le gusta y calma. "solo es cuestión de verlo cuando está en nuestra cama, todo sudoroso pidiendo por más y desprendiendo un olor tan excitante…"

El castaño corre su cabeza hacia el lado derecho después de semejante palabrería en un intento de cortarle las palabras y darle más acceso a su cuello. Steve no desaprovecha esto, y se da el tiempo de lamer y morder suavemente sobre su marca antes de separarse. Tony suelta un pequeño gemidito de placer sano luego de esto, mientras se voltea con esa sonrisilla pícara característica suya -que tanto enloquece a su hombre-, para fundir de una buena vez sus labios dulces con los secos de Steve en lo que pareció ser una caricia pura.

Y aunque aquella tarea haya sido realizada un centenar de veces antes, todavía ambos pueden sentir como el corazón les late desbocado en los pechos; igual que la primera vez.

Steve le masajea la cintura, como si fuera una muñequita de porcelana a la que debe cuidar, y Tony sube sus manos hasta la cabeza del mayor para enredar sus dedos en aquellas hebras que tanto le gustan.

La falta de aire los hace separarse y a la nariz de Steve, aparte del tan ansiado oxígeno, también llega el olor inconfundible de la canela; el aroma que desprende su Omega cuando se siente protegido y amado.

Steve, en serio, ama el olor a canela.

"¿Qué pasó?" Cuestiona el rubio, abrazándole con un poco de fuerza contra su pecho para que Tony pueda recargarse contra él. "¿Por qué no estabas en la cama?"

Un suspiro de cansancio choca contra sus pectorales y él intensifica su agarre, intentando darle confianza.

"No lo sé. Sólo no podía dormir."

"¿Una pesadilla?"

"Más bien, recuerdos," admite Stark, separándose un poco de Steve para mirarle directamente a los ojos. "Comencé con lo de Afganistán, luego con Obadiah, y entonces ya no me detuve hasta que llegué al taller y Friday me dijo que venías en camino."

Los ojos de su Alfa le sonríen con tanto amor y comprensión que, por un minuto, Tony se siente como la mierda por mentirle tan descaradamente.

¿Cómo es que Steve se fijó en la pequeña basura que era y no en otra persona que podría darle un millón de cosas mejores? Una buena Omega e incluso hasta una Beta que fuera servicial y sumisa, que pudiera darle cada cosa sin chistar y que pueda iluminar su vida con pequeñas cosas.

Como, por ejemplo, un hijo.

"Tranquilo, amor, todo eso ya pasó. Sabes que ahora estoy a tu lado y te protegeré de cualquier cosa que intente lastimarte." Dice Rogers, y Tony puede percibir un pequeño beso ser depositado sobre su cabeza.

Hay unos minutos de silencio, en donde Steve se encarga de acunar a su pareja contra su pecho y en los que Tony siente como el maldito nudo parece acrecentarse en su estómago al mismo tiempo que las lágrimas vuelven a apiñársele en las orillas de sus ojos.

"Gracias, en serio muchas gracias, Steve…" Susurra él, con voz queda.

Y entonces la marca que lo une a su Alfa comienza a punzarle de forma dolorosa, al mismo tiempo que Tony se pregunta si el escondérselo a Steve ha sido la decisión correcta.

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Un viernes que parecía ser como cualquier otro, Clint saca, sin querer, el tema a colación.

Era la noche de películas, en donde cada integrante de su Manada aparecía con una almohada y manta bajo su brazo por la sala comunitaria de la torre y se quedaba a ver el filme–si es que no tenían una misión que cumplir- que había sido escogido en una votación general durante la semana.

Ineludiblemente, la comedia-romántica 'Bajo el mismo techo' terminó siendo la afortunada aquel día y, prontamente, Tony se vio siendo cobijado por uno de los brazos de su Alfa mientras que sus compañeros, uno a uno, comenzaban a aparecer y a ubicarse en sus respectivos lugares previamente reservados.

"Siempre me he preguntado que si a Steve y a Tony les llegara a pasar algo- que Dios no lo permita, ¿quién se haría cargo de sus cachorros?" Fue lo que pregunta inocentemente el arquero cuando la escena de los protagonistas tomando a la pequeña Sophie después del fatal accidente apareció por la pantalla.

"Posiblemente tú no." Susurra por lo bajo Wanda para molestarle, y el Beta le lanza una mirada fulminante.

"Y estoy seguro que tú tampoco." Dice de vuelta él, y ella le saca la lengua juguetonamente.

"Pues yo creo que el señor Stark si dejaría a Wanda como tutora legal..."

"Aww, en serio que eres una lindura, Visión." Elogia la castaña, entre divertida y cariñosa, a un nervioso androide.

Clint hace una pequeña mueca de querer vomitar por lo tierno que se ven ambos, antes de seguir hablando.

"Oh, vamos, si lo pensamos bien, Nat sería la primera postulante para el puesto y la única cuerda entre todos nosotros que podría cuidar a un niño."

"Ella y Bruce, obviamente." Agrega Sam desde la distancia, riéndose por lo bajo ante la mirada de incredulidad que pone el doctor al oírle.

"Pues no, yo rechazo el honor de hacerme cargo de los bebés de Tony, ¿acaso no recuerdan que la paciencia… no es, exactamente, lo mío?" Chilla Banner, y una pequeña carcajada por parte de casi todo el grupo resuena por la habitación.

"Yo creo que la señorita Pepper-"

"No, porque Pepper sería la tía que consiente en todo al niño. Si lo criara ella, probablemente saldría un caprichoso y consentido por la humanidad." Masculla Natasha, callando casi enseguida a Steve. Algunos asienten para darle la razón y otros se quedan por un momento pensativos, analizando si lo dicho por Black Widow era una posibilidad.

"¿Y qué tal Coulson? He escuchado por ahí que ha estado haciéndola de niñero en el último tiempo y, al parecer, le ha ido bien."

"No. Definitivamente él no." Dice Clint en un pequeño alarido, buscando con su mirada al Omega de la Manada. "Vamos, Stark, dinos con quien dejarías a tus hijos en caso de que algo les pasara."

Tony solo levanta la mirada cuando la petición del rubio lo trae de vuelta a la realidad.

Toda su familia le mira expectante, con unas sonrisillas divertidas adornando sus rostros. Pero al castaño se le hace un nudo tan fuerte en la garganta, que se le hace casi imposible que las palabras salgan de la boca sin que su voz se quiebre en medio de la frase.

"Bien, no lo digas, ya sabemos que escogerías a Pepper." Gruñe Barton obstinado, luego de que el castaño se negara a hablar.

La noche de cine continúo con su curso normal y el tema del bebé quedó en el olvido en cuestión de minutos. Sin embargo, para Steve no pasó desapercibido el que Tony continuara tenso por el resto de la película, ni a Natasha el que los ojos del Omega comenzaran a ponerse más brillosos y tristes de lo normal.

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Black Widow y su imperceptible presencia aparecen por su taller cerca de dos meses después de que Helen Cho le diera su diagnóstico. Y, con ella, también aparece el examen que, supuestamente, estaba escondido en lo más recóndito de su armario.

"¿Cuándo pensabas decirlo?" Masculla Natasha con una voz tan fuerte y decidida, que logra secarle la boca a Tony.

"¿Qué? ¿De dónde salió-?"

"El hacerse el idiota no funcionará conmigo." Advierte ella de una buena vez, lanzando el arrugado papel sobre el escritorio. "Fui a hablar personalmente con Helen sobre esto y ella me dijo que este examen no tiene ningún margen de error. Tony, te lo preguntaré una sola vez y quiero oírlo de tu propia boca, sin mentiras ni rodeos. ¿Eres infértil?"

Una parte de Natasha, la que aún guarda la esperanza de que todo esto sea una mentira, espera a que Tony se le lance iracundo con comentarios mordaces sobre la estupidez que acaba de decir. Pero cuando el castaño baja la mirada y el lazo que los une como Manada le duele como la mierda, a ella solo le queda acortar la distancia entre ambos para abrazarle y enterrar la cabeza del hombre en su pecho, en un gesto que intentaba ser conciliador.

Y que, sin embargo, solo logró que Tony se sintiera peor.

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"Tony tiene que hablar sobre algo importante contigo."

Steve deja de golpear el saco de boxeo que está enfrente suyo en cuanto Natasha habla, y un olor extraño, proveniente de ella, le da de lleno a la nariz.

La pelirroja se mantiene con los brazos cruzados y cuerpo recargado contra una de las paredes del gran gimnasio que tienen para entrenar, esperándole, mientras que Steve se toma su tiempo de tomar una toalla predispuesta a un lado para pasársela por el cuello y secar así el poco sudor que había soltado durante el ejercicio.

El aroma de Natasha se vuelve un poco más fuerte luego de esto y Steve no puede evitar aspirarlo con un poco más de fuerza, intentando recordar dónde lo había sentido antes. Pero la nada acude a su mente y el preguntar directamente sobre la esencia se le hace un poco inoportuno. Sobre todo, si aquello puede llegar a insultar a su mejor amiga.

"¿Estás bien?"

"Solo ve con él, Steve. Tony te necesita ahora mismo." Manifiesta ella con voz algo hastiada. Entonces Steve la ve levantar su vista y sus ojos brillantes con un poco de rojo en los alrededores de sus hermosos iris verdes, agrandan ese raro sentimiento en su estómago. "Está en el taller, por cierto. Y, por favor, no le digas cosas idiotas." Concluye Romanoff, volteándose y saliendo de la habitación.

Steve la observa marcharse con la duda y preocupación plasmada en la cara. Su aroma- ese característico de una Alfa tan fuerte como Natasha-, suavemente comienza a desaparecer junto a ella, al igual que ese olor angustiante que la acompañaba.

El silencio abrumador vuelve a hacerse presente y algo se remueve inquieto en su interior. Algo que logra presionarle cada vez con más fuerza el pecho y hace que las piernas le tiemblen como gelatina.

Sin embargo, decide dar un suspiro para calmar esa extraña ansiedad impropia suya y pasarse por última vez la toalla por el pelo, para secarse cualquier gota de agua que aún pudiera quedar.

Si ese algo de lo que tenía que hablar su Omega fuera tan grave e importante como Natasha lo hizo parecer, él estaba seguro de que Tony se lo hubiera dicho personalmente. O quizá hasta Friday se lo habría comunicado en caso de que fuera peligroso para su pareja.

"Solo debe ser algo relacionado con la empresa." Se dice, mientras tira la toalla hacia una silla y se marcha de allí con cierta presura para hablar con el castaño.

Y solo los Dioses saben lo que Steve hubiera dado para que la conversación que se le venía tuviera, aunque sea un poco, algo vinculado con Stark Industries.