Disclaimer: Naruto no me pertenece.

ESTO ES UNA PARODIAAAAA.


Querido diario.

...

Querido diario,

Hola, me llamo Naruto, seré tu nuevo mejor amigo.

Y...

No tengo ganas de escribirte hoy, porque tengo el cerebro completamente KO, ¿entiendes?

No quiero ser rudo, no es mi intención, mucho menos quiero herir tus sentimientos.

Naruto frunció el ceño, no creyéndose ni él mismo que estuviese preocupándose por un diario. ¡Qué tan loco se estaba volviendo!

Verás, lo que pasa es que estoy estresado porque Kiba me obligó a comprarte y a llevarte conmigo las venticuatro horas del día (sí, y ocho días a la semana... no sé en qué estaba pensando ¿y desde cuando la semana tiene ocho días?) Oh, y para colmo, con perfecta caligrafía (Al parecer, cuando lea esto al final del octavo día… bueno, él no quiere perder sus ojos-lo sé, y dicen que yo soy cucú-)

Lo bueno es que no dijo qué era lo que podía y no podía poner, como por ejemplo "ya comí ramen" y... me estoy alargando con esto, lo siento, se supone que tengo flojera ¡Y aquí estoy de nuevo disculpándome contigo!

Naruto no pudo evitar sentirse un poco tonto. Ja, disculparse con un objeto.

Bueno, eso es todo. Lamento la presentación tan, no sé qué, aburrida.

Oh, no me mires así, ya volveré.

Oh, se está haciendo un hábito. El rubio se pasó la mano por la cabeza, firmando al final de la página, poniendo la fecha y cerrando el librito.

Se tendió en la cama.

—... odio a Kiba.

Sus neuronas se habían evaporado. Rayos. ¿Qué podría hacer para recuperarlas?

Una idea afloró en su cabeza "Molestar a Sasuke". Miró el reloj, la una de la mañana. Perfecto.

Naruto telefoneó a Sasuke por el teléfono de la casa (se había quedado sin saldo, para variar, la vida es injusta), esperó a que atendiera.

—Dobe, ándate a dormir. —Puuuuu. Naruto miró a Sasuke (al teléfono, en realidad, pero era a Sasuke a quien le dirigía todos sus negativos pensamientos) con indignación ¡Ni siquiera le había dado tiempo de decir hola!

Que poca tenía.

Volvió a telefonear a Sasuke. Si cree que me daré por vencido tan fácilmente...

—Tienes que hacerle caso a Hinata y empezar a salir con ella, dobe, en serio. —El Uchiha se oía fastidiado, cansado y picoso. Perfecto para molestarlo ¡pero con esos comentarios le quitaba la diversión a todo!

—¿Qué? —la verdad que quería preguntar eso, le habían estado dando el mismo consejo por hace más de una semana, y aún no entendía por qué tenía que empezar a salir con Hinata.

—Y te tienes que conseguir un doctor especializado para que te devuelva tu inexistente percepción de lo obvio.

La cara de Naruto era un poema, la verdad, no logró captar mucho de lo que dijo Sasuke, pero al menos supo que le dijo un insulto.

—Oh, guárdate tus comentarios, Uchiha. Y ¿para qué me voy a conseguir un doctor para recuperar algo que nunca tuve?

Un suspiro se escuchó del otro lado de la línea.

—¿Qué has estado tomando?

—Nada —contestó, con sinceridad, y de repente sintiendo una inquietud— ¿Por qué? ¿Qué te han estado preguntando?

La verdad, el pasado de Naruto tenía sus defectos y sí que había bebido... y una vez tuvo un problema, pero creía que había quedado enterrado.

—¿Qué es lo que quieres?

—Molestarte.

Puuuuu.

Quizá no fue buena idea decirle mis intenciones.

Suspiró, ahora sí estaba aburrido, y probablemente Sasuke ya habría puesto una clave o algo así para no recibir llamadas de él...

Miró hacia la ventana un momento, pensativo.

...

Ok, lo pensativo no era para él. Él era un (intento de) hombre de acción. ¡Su lugar no era en la casa!

Sonrió de lado, apresurándose hacia la ventana, para abrirla y salir por ella.

Hubiese sido más inteligente salir por la puerta pues sus padres no estaban y así no correría peligro, pero Naruto no era un pensador... y además sería aburrido ¿qué emoción tendría salir por la puerta?

Saltó abajo, y se estiró.

Pasaría la mejor noche de su vida, y no invitaría a Sasuke porque él le había bloqueado.

—Bien mundo, allá voy.

Y por si alguien se lo está preguntando, sí, Naruto se cambió el pijama antes de salir.


Sasuke observó el reloj otra vez, tratando de no enojarse con Naruto.

Las tres de la mañana, el muchacho sí que sabía cómo quitarle el sueño. Al parecer sí había conseguido molestarle (pero obviamente, Sasuke no le diría).

Se levantó, deshaciéndose de toda esperanza de volver a conciliar el sueño, levantándose y yendo al primer piso, para buscar un poco de leche.

Abrió el refrigerador y vio con mal ojo a los dulces que había ahí. Él era el único que disgustaba de los dulces en su familia, por ser alérgico (que hasta con mirarlos le daba picazón), pero al parecer ningún habitante de esa casa le apoyaba e ignoraban olímpicamente su problema y seguían comprando dulces.

Chocolate, para variar.

Alargó su mano para tomar el pote de leche (que estaba hasta el fondo, genial) intentando evitar la marea de dulces que no quería tocar. Una vez tomó el pote, cerró la puerta y salió de la cocina.

(Y no, él no le tenía miedo a los dulces ¿qué clase de Uchiha le teme a los dulces? ¿O a algo o a alguien? Jesús, sólo era preventivo.)

Caminó por el living room, casi pisando las escaleras, cuando el teléfono sonó.

Tuvo una sospecha de quién era.

—¿Aló?

—Hey, Sasuke, ¿me podrías hacer un favor? —Era Neji. Frunció el ceño, no preocupado por el tono que empleaba el muchacho, sino preocupado porque su sentido de la intuición le había fallado... ¿serían los dulces?— ¿Me estás escuchando?

—No. —Abajo la modestia, un Uchiha no decía (o al menos él no decía) "Lo siento, ¿cómo decías?" Urf, migraña de sólo pensarlo.

—Que vengas a recoger a Naruto, está en mi casa, gritando haber visto una "manzana de Adán" sin querer. —Sasuke alzó una ceja— ¿Sabes a qué se refiere? Está despertando a todo el clan, y yo no sé cómo calmarlo.

—¿Manzana de Adán?

—Sí, y está ebrio. Ven y búscalo, te deberé bastante si lo haces. Gracias. —Colgó, y Sasuke se quedó un momento mirando la pared, muy interesante ahora, preguntándose cómo Naruto había visto un pene por error.

En otra ocasión, él hubiera pasado de Neji y que se calase a Naruto.

Si no soportaba al Naruto sobrio... mucho menos al ebrio.

Pero, tenía curiosidad. Además, con eso tendría para molestarle al día siguiente (como venganza por haberle arruinado el sueño).

Pero antes bebería leche.


La familia Hyuuga era uno de esos ancestrales clanes que todavía retozaban por Konoha, y que, por supuesto, se mantenía bastante bien en un estatus social bien alto.

En otras palabras, eran ricos.

Tocó el timbre de la puerta, esperando a qué le contestaran.

—¿Sí? —preguntó la voz del interlocutor, Sasuke inmediatamente aclaró a qué venía—Gracias al cielo.

Sasuke alzó una ceja ¿qué habría hecho Naruto para dejar tan conmocionados a los Hyuuga? ¿Y por qué no lo habían sacado de ahí ellos mismos?

Cuando hubo entrado en la mansión y fue escoltado por un enojado y con mal aliento soldado (o algo así) hacia la habitación donde estaba su rubio amigo, no tuvo dudas.

—Hinata, en sherio, debemos empezhar a shalir, nuncha hemos reforzhado nuestra amistad.

La boca de Sasuke cayó, sólo un poco, mientras observaba a Naruto hablar con una persona que no conocía, un chico, de paso.

El escolta le tocó para llamar su atención.

—Hee, a estado así durante horas (o eso me ha parecido) y la señorita está en su cuarto encerrada, diciendo que esta era la peor de las vergüenzas.

—¡Hey Shashu... shu...kin…! ¡Tú no estás invitado aquí! ¡Tú me bloqueaste!

El tic de Sasuke se activó, rayos.

—Comprendo lo que siente Hinata. —Su expresión cambió a una de resignación.

Se acercó al rubio, agarrándolo por el brazo.

—Él no es así normalmente… en lo que cabe de normalidad para él, y díganle a Hinata que Naruto lo siente.

El tipo con ropa de soldado asintió, y el perturbado muchacho que había estado recibiendo toda la plática de Naruto, simplemente se despidió de Sasuke.