Este fic ha sido creado para el "Amigo Invisible 2014-15" del foro "La Noble y Ancestral Casa de los Black". La persona que ha tenido la mala suerte que sea yo quien le escriba es mybookslover y este fic es el resultado de su petición Dificil:

"Un Harry/Ron. En el que se Ron se enfadara porque descubre a Draco y a Hermione besándose, y Harry lo consolara. Preferentemente que sea sin mencionar la guerra, ni los horrocruxes, ni Voldemort. Y que contenga la frase "A veces las personas que menos creemos son las que tienen más fácil enamorarnos" dicha por Luna."

ADVERTENCIA PARA ENTENDER ALGUNAS PARTES DEL FIC: Para obviar a Voldemort y la guerra he creado un AU donde Voldemort fue vencido por completo en la primera guerra. Por lo tanto, no hay horrocruxes, y Dumbledore y Sirius siguen vivos (Aunque a Dumbledore no se le menciona en este fic) y Colagusano, después de ser perdonado por los merodeadores ya que no llegó a perpetrar la traición, se exilió en Pensilvania. Snape es un héroe y todo la comunidad mágica le respeta, eso ha suavizado su carácter haciendo de él una persona menos amargada. Está ambientada en séptimo año y Harry es solo un chico más, sin el estigma de ser "El elegido". Como no he podido hacer tu petición fácil, habrá un guiño a ella en esta historia.

Disclaimer: Los personajes pertenecen a JK Rowling; el universo de la historia también, pero estos capítulos corren de mi cuenta.

Quien menos esperaba

1. El descubrimiento.

Las clases habían terminado ya por aquel día y Ron Weasley aprovechó para pasar por la biblioteca a por unos libros para preparar sus exámenes y adelantar para más adelante cuando se enfrentase a los EXTASI, de los que se examinaría ese mismo año al finalizar séptimo curso. En concreto, aquella tarde iba en busca de material para el examen de pociones. Cualquiera que lo conociese, aunque solo fuese un poco, sabía que el menor de los varones Weasley no era, ni de lejos, un ejemplo de estudiante aplicado, pero siempre solía hacer una excepción en pociones ya que era una materia para la que siempre necesitaba esforzarse si pretendía sacarla adelante. Y por nada del mundo deseaba suspender esa materia, lo último que querría sería decepcionar a su profesor: el héroe de guerra Severus Snape. El profesor Snape, además de héroe de guerra era amigo personal de sus padres e íntimo de la madre de Harry Potter, su mejor amigo desde la infancia. Por si fuera poco, el profesor siempre les había tratado con cierto cariño, pese a que era un hombre muy serio y era el jefe de la casa de Slytherin, rivales de los Gryffindor.

Aún así, el profesor era respetado por ellos, ya que todo el mundo era conocedor de que gracias a su papel de espía con los mortífagos se había podido salvar la vida de los padres de Harry y la del propio Harry, amén de proporcionar toda la información de Voldemort y sus esbirros, y que en la última batalla fue clave para derrotarle y encerrar a la mayoría de sus seguidores. También, gracias a su testimonio, donde defendió que los Malfoy jamás formaron parte activa en las muertes y tortura a muggles y nacidos muggles, y que su pertenencia a los mortífagos fue forzada por presiones familiares, estos no fueron castigados con dureza y pudieron salir libres para criar a su hijo. Gracias a eso, los Malfoy le hicieron padrino de su hijo Draco Malfoy y le ofrecieron su amistad que aún a día de hoy perduraba.

"Hablando de Draco Malfoy…" pensó Ron, interrumpiendo su anterior línea de pensamientos, viendo la silueta del rubio al final del pasillo. Según se iba acercando vio que estaba acompañado y en actitud muy cariñosa. "Cariñoso-nivel devorarse sin miramientos" pensó rabioso el pelirrojo que creyó que lo mejor sería comenzar su retirada, pues aunque Malfoy y él estaban más cercanos a ser enemigos que amigos, no pretendía interrumpir a la pareja. Estaba a punto de girarse a buscar una ruta alternativa a la biblioteca cuando un reflejo de una melena le hizo mirar a la pareja una vez más, descubriendo quien era la persona que estaba devorando a Malfoy. Entonces, sintió como algo se rompía dentro de él y corrió. Corrió sin descanso hasta llegar al Cuadro de la Señora Gorda.

Ron pasó por el hueco del cuadro como una exhalación y subió hasta las habitaciones sin dirigirle una sola mirada a los compañeros que se encontraba en su camino, que extrañados se apartaban para dejarle paso ante el evidente riesgo de ser arrollados por el pelirrojo. Cuando llegó a su habitación se tiró sobre su cama, sin ni siquiera saludar al único ocupante de la habitación que se hallaba en ella. Nada más tirarse a la cama, Ron comenzó a usar el colchón como un saco de boxeo.

- Malditos, malditos, malditos – Mascullaba con rabia mientras seguía maltratando el colchón.

- ¿Ron? – Le preguntó Harry, que era el compañero que se hallaba en la habitación cuando el pelirrojo la invadió enfadado - ¿Qué ocurre?

- ¿Harry? – Ron levantó la cabeza reparando es su amigo por primera vez - ¿Cuándo has entrado?

- Unos diez minutos antes de que llegaras tú hecho un basilisco – Sonrió Harry.

- Ni me había dado cuenta de que había alguien en la habitación – Se defendió el pelirrojo mientras se sentaba avergonzado en la cama.

- ¿Entonces? – Se acercó a él el moreno y se sentó a su lado - ¿Qué ha hecho que estés así?

- Los he visto, Harry. Los he visto allí, besándose. – La rabia volvió a reflejarse en la voz de Ron, pero también había una sombra de desolación en ella.

- ¿Besándose? ¿A quién has visto para ponerte así? – Preguntó el moreno temiéndose lo peor, mientras se acercaba más a su amigo.

- A… ella. – Dirigió tímidamente los ojos hacia Harry – Con… – Se trabó al hablar, como si doliese lo que iba a decir – con el… hurón.

- Con el hurón… ¿Ella quien, Ron? – Se asombró el moreno.

- Hermione. – Susurró el pelirrojo.

- ¿Nuestra Herms? ¿Con el hurón? ¡¿Estás seguro?! – El rostro de Harry no podía reflejar mayor sorpresa.

- Los he visto yo mismo, Harry. – Ron levantó la mirada con los ojos acuosos y miró directamente a su amigo. – Sé que no tengo derecho pero… ¡Merlín! ¡Soy un idiota!

- No, no lo eres. Ni se te ocurra volver a decir eso – Le tomó del hombro para darle un apretón. – Hermione con ese niño mimado, quien lo hubiera dicho… - Susurró incrédulo para el mísmo

- Sí, Herms con ese… niño de papá. Y sí, soy un grandísimo idiota. Me siento tan traicionado, Harry. Sé que no tengo motivos y mucho menos derecho para sentirme así porque nunca ha habido nada entre nosotros y… y bueno, difícilmente podría llegar a haberlo nunca. Es algo totalmente imposible. ¿Cómo podría elegirme a mí? ¿Cómo iba a fijarse en mí? ¿Qué puedo ofrecerle yo? ¿Qué derecho tengo a sentirme traicionado? Ninguno. Soy un idiota egoísta.

- Ven aquí – Harry atrajo al pelirrojo entre sus brazos estrechándole en un abrazo que el menor de los varones Weasley devolvió enterrándose en él mientras luchaba por no derramar las lágrimas que pugnaban por escaparse de sus ojos.

- Lo siento, Harry. Sé que no debo, sé que es absurdo que me sienta así… pero duele, joder. – Ron se aferró a la espalda del moreno con fuerza, retorciéndole la camiseta con los puños.

- Shhhh. Lo sé, lo sé. – Le tranquilizó mientras le acariciaba muy suavemente la espalda con ambas manos.

Siguieron abrazados unos minutos en los que las suaves caricias de Harry se fueron haciendo más y más dulces. Ambos se sentían extrañamente cómodos y reconfortados con el abrazo, hasta el punto que Ron apoyó su mejilla en el hombro del moreno, relajando, a su vez, sus manos en la espalda de su compañero, abriendo los dedos para abarcar y sentir más el cuerpo de su amigo. Aunque ninguno quería abandonar el abrazo y alejarse de las caricias, pero pensando ambos que aquello iba más allá de lo que sentiría un amigo al abrazar a otro, decidieron que lo más adecuado sería separarse. Lo hicieron lentamente, con un leve rubor en la cara, sin mencionar lo que había sentido cada uno en el abrazo.

Fueron pasando los días y la relación de ambos amigos se convirtió en aún más estrecha si cabe. Todos los demás compañeros veían totalmente normal que desde el semi-abandono de Hermione al trío por atender su nueva relación con Draco Malfoy, ambos se hubiesen acercado más y pasaran juntos más tiempo aún que antes. Sin embargo, el cambio en su relación no se quedaba solamente en pasar más tiempo juntos, también, de manera no totalmente inconsciente, sabiendo que ocurría, pero sin saber por qué ocurría y sin acabar de entender muy bien por qué lo necesitaban, cada día buscaban más los roces o los toque casuales. El contacto físico se convirtió en algo importante buscándolo en forma de palmeo en el hombro, abrazo, golpe suave y amistoso o cualquier otra manera que encontrasen, como revolver el pelo del otro o ayudarle a colocarse bien la corbata del uniforme.

Junto a esa necesidad de tocar al otro, nació dentro de ellos un sentimiento que ninguno acaba de entender aún pero que fue fortaleciéndose en silencio, discretamente. Y ese mismo sentimiento fue el que hizo que Ron se decidiese a hacer algo que llevaba deseando hacer desde hacía varios años.

Con la excusa del noviazgo de Harry con Ginny y para que estos pudiesen pasar los días de vacaciones juntos, invitó a su amigo a pasar las navidades con su familia en La Madriguera. Sabía que su plan podía salir mal, ya que los padres de Harry, pese a ser muy cercanos a los Weasley podían no permitirle pasar las vacaciones con ellos, o bien, en el caso de que aceptasen, Harry podía muy bien hacer atenerse al motivo de la invitación y pasar todo el tiempo con su hermana.

- Harry, he estado pensando en algo. ¿Por qué no te vienes a pasar las navidades a La Madriguera? Así podrías pasar tiempo con Gin y nosotros también… tendríamos… podríamos ir preparando los EXTASI. Ya sabes, ahora sin Hermione será más difícil y… bueno, no nos vendría mal ponernos ya. – Se justificó ruborizado el pelirrojo.

- ¿Preparar los EXTASI? ¡Si voy a La Madriguera será para jugar a Quidditch contigo, no para estudiar! – Rió jocosamente Harry. – Déjame que les mande una lechuza a mis padres y les pida permiso, pero seguro que nos dejarán. Tendré que pasar Nochebuena y Navidad con ellos, supongo, pero el resto de las vacaciones podré ir a La Madriguera. ¡Será genial, Ron! ¡Podremos jugar al ajedrez, y a Quidditch y Gobstones! ¿Tú crees que nos dejarán ir al Callejón Diagon a por una bajara nueva de Snap explosivo? La mía está tan destrozada que apenas se puede usar.

- No sé, pero podemos mandar una lechuza a Fred y George y que nos la traigan de su tienda. – Contestó Ron completamente feliz por la efusiva respuesta de su amigo.

- ¡Sí! ¡Qué buena idea! ¡Vamos a mirar el catalogo que nos dejaron y a ver qué más podemos encargarles para estas vacaciones! – Dijo Harry llevándose a Ron del brazo a su habitación.

Dos días después estaban desayunando en el Gran Comedor, sentados con Ginny, Neville y su novia, Luna, una Ravenclaw un tanto peculiar pero muy dulce. Ambos amigos comenzaban a estar impacientes por tener noticias de sus casas para saber si les permitirían pasar juntos las vacaciones.

- Tranquilos, dirán que sí. – Dijo conciliadora Ginny - ¿Estáis seguros de no querer invitar a Hermione? Aún es vuestra amiga.

- Es la novia del hurón, Gin. ¿Cómo crees que reaccionará ese estirado si un pobretón como yo invita a su novia a pasar las vacaciones de navidad en su casa? – Argumentó Ron.

- Y aunque no fuese un completo estirado – Le apoyó el moreno. - ¿Cómo reaccionaría un chico cualquiera si otro invita a su novia a pasar las vacaciones en su casa? Además, Herms pasa casi todo el tiempo con él, casi no tiene tiempo para hablar con nosotros. No creo que esté interesada. – Expuso Harry, incómodo con el tema.

- ¿Habéis pensado en cómo reaccionará Hermione si sus dos mejores amigos planean pasar las vacaciones juntos pero no a ella no la han avisado? – Ambos chicos se miraron confusos y un tanto avergonzados – Como queráis – Continuó la pelirroja al ver que no contestaban – solo espero que no se moleste por esto. – Suspiró resignada Ginny.

- No creo – Dijo Neville – Como dice Harry ahora apenas se la ve por la Torre. Nosotros solo la vemos en clase, y creo que Harry y Ron no la ven mucho más. Está empezando con su novio, no creo que tenga ojos para nada más.

-Es que ahora vemos más a Luna que a Herms – Dijo inocentemente Ron – Y Luna ni siquiera es de nuestra casa como ella. ¡Aunque podríamos adoptarla! – Añadió con una sonrisa.

- Ehhh Aléjate de mi chica, Don Juan – Bromeó Neville haciendo que todo el grupo saltase en carcajadas y consiguiendo que cierta castaña mirase desde la mesa de Slytherin, donde estaba sentada con su novio, con algo de nostalgia el grupo de sus amigos.

- ¡Mirad! ¡El correo! – Saltó un nervioso Ron – A ver si por fin hoy tenemos respuesta.

- Sí, mira Ron. ¡Ese es Errold! ¡Y esa Hedwig! – Señaló un ilusionado Harry.

Ambas lechuzas dejaron sendas cartas sobre el regazo de ambos muchachos que después de darles algunas chucherías a las aves se dispusieron a devorar las respuestas de sus familias.

- ¡Harry! ¿Has leído? – Dijo emocionado Ron.

- ¡Sí! ¡Es genial! - Contestó Harry igual de emocionado.

- ¿Qué dicen? – Preguntó Neville.

- ¡Eso! ¡Hablad chicos! Que nos tenéis en ascuas – Exigió Ginny.

- ¡Vamos a pasar las navidades juntos! – Dijeron ambos a la vez.

- Tus padres han invitado a pasar la Nochebuena y la Navidad a toda mi familia. A mis padres, a mi hermano, a tío Remus y su mujer y a mi padrino. Y después podré quedarme el resto de las vacaciones. – Le explicó Harry a Ginny.

- Tienes que conseguir que te dejen venir un par de días, Neville – Le dijo Ron. – Y tu también, Luna.

- Sí, sería genial. Estaríamos casi todos juntos. – Sonrió animado Neville.

- Sí… Casi todos – Dijo Ginny.

Ron miró a su hermana y habló no muy convencido:

- La invitaremos también, Gin. En la próxima clase le diré que Harry se queda en casa y que Neville y Luna vendrán algunos días y que nos gustaría que ella también se quedara.

Mientras Ginny recibió la propuesta con una gran sonrisa, Harry se ensombreció levemente.

-.-.-

La cena de Nochebuena fue especialmente agradable ese año en La Madriguera. La mesa estaba llena de comensales agradecidos y tan ruidosos como los propios Weasley. El auror Remus Lupin y su esposa, la también aurora Ninphadora Tonks, dieron un motivo más para celebrar, cuando, al llegar a los postres dieron la noticia del futuro nacimiento de su primer hijo.

- No puedo creer que sea el único merodeador que no tenga hijos – Lloriqueó un teatral Sirius Black. – Hasta colagusano ha tenido un cachorro allí en Pensilvania.

- Al menos tienes un lindo ahijado – Dijo Lily mirando con dulzura a su primogénito.

- Pero no más lindo que yo – Rió Charlus Potter, el hermano pequeño de Harry, que había heredado el carácter bromista de su padre, y que hizo que toda la mesa estallara en carcajadas que duraron junto con las bromas hasta que notaron que alguien llamaba a la puerta.

- ¡Yo iré! – Se ofreció Sirius inmediatamente – Seguro que es ese murciélago amigo tuyo, Lily. – Añadió con sorna para ocultar que se había levantado precipitadamente a abrir la puerta, como si estuviera esperándolo con ansias.

- ¡Sirius! – Le riñó la pelirroja - ¡Deja ya de llamarle así! ¡Han pasado casi veinte años! ¿No puedes intentar llevarte bien con él?

- Yo lo intento, pero es él… - Dijo avergonzado mientras iba a abrir la puerta.

Nada más abrir la puerta, tal y como había vaticinado, se topó con un Severus Snape, que al aceptar la invitación de acercarse al menos a tomar el postre, y enterarse que en la cena estaría gran parte de los antiguos miembros de la Orden, se acicaló más de lo que era habitual en él.

- ¡Severus Snape! – Dijo dedicándole una mirada de admiración Sirius - ¡Jamás hubiese imaginado que te vería así!

- ¿Así como, Black? – Contestó seco para tapar su rubor por la mirada del heredero de la casa Black.

- Así de atractivo – Contestó el interpelado pícaramente.

- ¿No puedes dejar de meterte conmigo ni en navidad, chucho? – Se encaró Severus.

- ¿Llamarte guapo es meterme contigo? – Preguntó con el mismo tono el moreno – Mira Severus, ¿Puedo llamarte así? ¿O prefieres Snape? – Preguntó de pronto Sirius en un tono amable.

- Snape estará bien – Contestó con desconfianza el pocionista, haciendo que Sirius se encogiese de hombros.

- Bien, entonces. Mira Snape, Lily quiere que nos llevemos bien. Sé que adoras a mi ahijado, aunque no lo reconocerás delante de mí. Yo también le adoro. Sé que lo darías todo por Lily. Y yo también. ¿Podemos, al menos intentar, llevarnos bien, sin insultos ni recriminaciones? ¿Aunque sea por ellos?

- Te recuerdo que has empezado tú. Y no tengo ningún problema en reconocer que adoro a Harry – Contestó secamente el profesor de pociones.

- Era un cumplido, Snape. – Dijo con suavidad Sirius – De verdad, lo era ¿Tregua, entonces?

- Tregua – Concedió Severus mirándole fijamente a los ojos. – Pero ahórrate los cumplidos, si no quieres que piense que estás volviéndote a reír de mí. – Añadió mientras ambos pasaban al interior de la casa a reunirse con el resto de invitados.

El resto de la noche transcurrió con la misma alegría, salpicada ahora por los inocentes piques entre Sirius y Snape, que parecía, de repente, que habían olvidado viejos rencores y habían establecido una especie de relación a mitad camino entre el flirteo disimulado y el intercambio de venenosas pullas. La familia cantó, bailó y bebió hasta bien entrada la noche donde los Weasley dispusieron mágicamente unas muy cómodas habitaciones en el granero para todos sus invitados, excepto Harry que compartiría habitación con Ron.

Una vez en la habitación, Harry y Ron rememoraban la cena y la alegría que se habían llevado por la noticia de que Remus y Tonks iban a darles un primito o primita. Aunque Remus no era familia de sangre de ninguno de los dos, ambos lo sentían como si fuese de la familia, tanto o más que algunos familiares de sangre.

- ¡Qué bien! Un primito, Ron. Es el primero que voy tener. – Aseguró feliz el moreno.

- ¿Pero tú no tenías un primo de la hermana de tu madre? – Le preguntó Ron.

- Me refiero a un primo de verdad, Ron. Duddley es solo el hijo de la hermana de mamá. No les vemos nunca porque odian lo que somos, para ellos ser magos es ser peor que ser unos engendros.- Contestó con un deje de pena en la voz. – Pero al menos tengo a tío Remus y tío Sirius que son mejores que cualquier tío de sangre.

- Hablando de Sirius… ¿Has visto a Sirius y el profesor Snape? ¡Han estado todo el día flirteando! ¡Con lo mal que se han llevado siempre! – Rió el pelirrojo - ¿Tú crees que tu padrino y el profesor llegarán a algo serio?

- No sé. ¿Tú crees que ellos…? – Comenzó Harry

- ¿Qué ellos qué? ¿Si son novios o algo? No, no creo. Pero quien sabe – Dijo reprimiendo un bostezo.

- ¿No te parece raro? Quiero decir, a mí me da igual, los quiero mucho a ambos y quiero que sean felices con quien ellos elijan. Pero no sé, son dos chicos. No conozco a muchos hombres que estén casados con otros hombres. Es raro, no?

- Bueno, no. Para mí no, al menos. No conozco personalmente ninguna pareja de gais, pero si he oído hablar de algún compañero de papa en el ministerio, o de algún familiar nuestro lejano. No sé, Harry. No es raro, solo diferente de lo habitual. Para mí lo raro es que haya gente que no lo entienda, ¿sabes? – Dijo girándose a mira a Harry, el cual asintió en silencio- Quiero decir, quererse es bueno, así nos ha educado siempre mamá. Da igual a quien ames, siempre que ames y seas amado. Da igual si es sangre pura, mestizo o muggle, de color o pálido como un Malfoy, si es un licántropo como Remus o con sangre vela como mi cuñada Fleur. O si es hombre o mujer. Lo importante es querer bien y que te quieran bien. Mamá siempre nos ha dicho que lo malo sería vivir sin amor. Y yo creo lo mismo. Amar nunca puede ser malo, aunque tu elección no sea la más común. – Terminó reprimiendo de nuevo un bostezo.

Harry le miraba fijamente sin perder una sola de las palabras que salían de la boca del pelirrojo, admirando la madurez, que en su mayoría del tiempo parecía no tener, de su amigo. Reprimió un impulso de abrazarse a él y tocarle, sintiéndose extraño por el calor que había anidado en su interior desde que el pelirrojo comenzó su alegato, pero incapaz de dejar de mirarle. De repente, a la mente del moreno vino una escena que había vivido no hacía mucho con Luna.

Flashback

Ron, Harry, Luna, Ginny, Seamus y Dean, estaban esperando fuera de la Torre de Gryffindor a que Neville, Parvati y Lavender saliesen para poder irse todos juntos a pasar el día a Hogsmeade. Mientras esperaban, Seamus y Dean estaban bromeando con Luna preguntándole cómo era posible que alguien de Ravenclaw pudiera estar saliendo con un chico tan torpe como Neville Longbottom. Y de repente ella soltó una frase que se le quedó marcada, aunque en aquel momento no supo la razón.

- Neville no es torpe, solo inseguro. Y que seamos diferentes no significa que no podamos querernos. Todo lo contrario. A veces, las personas que menos creemos son las que tienen más fácil enamorarnos.

Fin flashback

Al recordar ahora aquel momento, entendió cuan cierto era aquella frase. Se giró a mirar a su amigo que ya se había quedado profundamente dormido y tuvo que volver a reprimir las ganas de tocarle. De repente, sintió un escalofrío al entender que tal vez, se estuviese enamorando del que siempre, desde que eran solo unos bebés, había sido su amigo. Volvió a mirarle y la imagen de Ron durmiendo le hizo sonreír al pensar en lo guapo que se veía tan relajado. Suspiró pesadamente, aceptando que sí estaba enamorándose de su mejor amigo… y hermano de su novia.

Pasaron las vacaciones en La Madriguera más rápido que cualquier otro año, las visitas de Neville y Luna fueron muy bien recibidas, tan bien lo estaban pasando que la ausencia de Hermione, que había decidido declinar a favor de aceptar la misma propuesta recibida por los padres de su novio, apenas fue lamentada por sus amigos. Los restantes días Harry y Ron apenas se separaban en todo el día, bien jugando con las escobas, bien ayudando a la Sra. Weasley o bien en la tienda de Fred y George ayudando a los gemelos. Incluso cuando Harry no podía retrasar más el pasar un rato con su novia reclamaba la presencia de Ron con ellos. Lejos de enfadarse, la pelirroja los miraba con un gesto entre apenado y comprensivo e incluso propiciaba que sus hermanos mayores no les molestasen cuando buscaban, consciente o inconscientemente, algo más de intimidad en sus juegos o charlas.

Dos días antes de volver al colegio, Harry tuvo que volver a su casa para despedirse de sus padres y proveer el baúl con ropa más adecuada para los siguientes meses hasta las siguientes vacaciones. Antes de irse de La Madriguera decidió no jugar más con Ginny y aclarar las cosas con ella. La muchacha había sido siempre una buena compañera que jamás le había reprochado cuando pasaba poco tiempo con ella o cuando estaba ausente en sus charlas o cuando la dejaba con la palabra en la boca para irse con Ron. Había sido un novio pésimo con ella y sin duda la pelirroja se merecía algo mejor. Así que después de comer, la llamó y se la llevó aparte dando un paseo por las cercanías del lago.

- Ginny, yo… tengo algo que decirte – Comenzó dubitativo el moreno. – Quiero que sepas que este tiempo que he estado contigo he estado muy cómodo y ha sido muy agradable pero…

- No es cómodo o agradable como debe ser un noviazgo – Terminó ella por él – Mira, Harry, hace ya tiempo que me di cuenta que esto nuestro no iba a funcionar. Porque nunca me has amado a mí. Cada vez estoy más segura que lo único que buscabas en mí era… a mi hermano.

Harry se sonrojó e incapaz de mirar a la pelirroja agachó la cabeza mirando al suelo mientras seguían paseando.

- Él también siente lo mismo por ti – Siguió la muchacha ante el mutismo del moreno – Pero puede que aún no se haya dado cuenta del todo.

- Gin… Perdóname, yo no sé como…

- Tranquilo, Harry, está bien. Hace tiempo que me di cuenta pero creí que necesitabais tiempo para verlo vosotros mismos. No creo ni que os hayáis dado cuenta de ello pero más de una vez tuve la sensación que yo era tu amiga y mi hermano tu novio. Y desde luego, esa sensación ha aumentado exponencialmente estas vacaciones. No te has separado ni un minuto de ese cabezota que tengo por hermano – Sonrió Ginny. – No te sientas culpable, en los sentimientos no se manda y hace tiempo que me hice a la idea de cómo estaban las cosas con nosotros.

- Eres la mujer más maravillosa del mundo, Gin – Exclamó Harry mientras la abrazaba.

- Lo sé – Bromeó ella - ¿Has hablado ya con Ron de esto?

- No… tengo miedo, si no siente lo mismo puedo perder a mi mejor amigo. – La miró con miedo.

- No lo tengas, puede que aún no lo sepa, pero él también está colado por ti. – La pelirroja volvió a abrazarle – Venga cuñado, no te preocupes. Además te prometo que te ayudaré con él. Tantearemos el terreno y le iré dando pistas hasta que se dé cuenta de lo que siente.

- ¡Eres la mejor! – Le sonrió Harry. - ¿En serio siempre lo has sabido?

- Bueno, tanto como saberlo no, pero lo intuía.

- ¿Y por qué no me lo dijiste nunca? ¿Por qué no me dejaste? – Preguntó sintiéndose culpable. – No te mereces que te hiciera daño.

- No te preocupes. Creo que a la vez que me di cuenta de lo que tú sentías me di cuenta de lo que realmente sentía yo por ti. Lo de que he dicho antes, eso de que sentía que yo era tu amiga, es algo bidireccional. Es decir, que hace tiempo que solo te veo como un amigo, pero no sé, hace tanto tiempo que nos conocemos, todos tenían tan claro que íbamos a estar juntos que no era fácil distinguir los deseos de los demás de los míos.

- Creo que a mí me pasó lo mismo. De hecho, no me he dado cuenta de lo realmente sentía por Ron hasta estas vacaciones.

- Ahora le toca a él, así que ármate de paciencia Harry. Ya sabes cómo es, probablemente no se dé cuenta hasta que se dé de morros contra sus sentimientos. – Sonrió la pelirroja – Y puede que ni así.

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Una vez en su casa, aprovechó la breve estancia para mantener una charla con su padrino y pedirle consejo. Este, tal y como había esperado Harry, le apoyó desde el primer momento y le aseguró que sus padres tampoco tendrían ningún problema con su sexualidad.

- No tienes que preocuparte por eso, cachorro. Tus padres lo entenderán perfectamente, lo sé. – Le miró directamente a los ojos con una expresión grave – A mí me entendieron perfectamente. – Hizo una pausa mientras decidía si seguir hablando - ¿Sabes? Aunque ellos se enteraron relativamente pronto de mi sexualidad nunca han llegado a saber que llevo muchos años sintiendo algo por un hombre. Siempre lo he mantenido en secreto, porque, bueno, él no me corresponde. Aunque es comprensible, nunca me he comportado demasiado bien con él, cometí muchos errores con ese hombre. Muchos y muy graves. Ya sabes: "Si no me ama, que me odie, pero que sienta algo por mí". En fin – Suspiró el animago – no te preocupes cachorro, te ayudaré desde fuera. Entre los dos lograremos que conquistes a ese Weasley. Al menos que uno de los dos sea feliz con su amor.

Harry no se atrevió a preguntarle por la persona de quien estaba enamorado, pero llegó a la conclusión que debía ser el profesor Snape, por la forma que se hablaron en la noche de Navidad. Y por cómo se habían tratado hasta el momento dedujo que los errores a los que se refería eran las bromas pesadas que le había jugado al pocionista desde el colegio. Harry le abrazó y antes de despedirse quiso darle ánimos.

- No pierdas la esperanza, padrino. Tal vez, aún estás a tiempo de conquistar a ese hombre, quien sabe.

- Merlín te escuche, cachorro. – Contestó el adulto. – Mientras tanto, vamos a centrarnos en que consigas que tu amigo se dé cuenta de que eres el hombre de su vida. Mañana mismo empezaremos con el plan "Conquistar a Ron Weasley". – Bromeó consiguiendo que ambos se echasen a reír.

- Mañana será un día importante, padrino. Lo presiento.