Disclaimer: No son míos. Si lo fueran ya tendrían un hijo y una hipoteca en común:-p
Nota: Este es un fic experimental, vamos que intente hacer algo diferente. Una cosa normal, como Booth aceptando la invitación de Brennan de llevar a su hijo a su piscina vista desde un punto de vista diferente. Desde tres puntos de vista diferentes. Lo comencé tras el maravilloso capitulo 5x04 "The Beautiful Day in the Neighborhood", sin embargo se había atascado, pero me he propuesto acabar todo lo empezado, así que aquí va.
Espero que os guste. Acepto críticas y opiniones de todo tipo de sugerencias que me ayuden a mejorar.
Spoilers: Se me pueden escapar de cosas de hasta el final de la quinta, pero siendo una reinterpretación.
Comenzado en octubre de 2009.
Un día de piscina.
(Mamás ociosas)
Todos los sábados por la mañana de junio a septiembre que se levantaban con sol, las "mamás ociosas" que habitan en los Edificios Continental en la ciudad de Washington se reúnen en la piscina del edificio con sus pequeños vástagos alrededor de limonada y conversaciones ociosas e hirientemente irónicas. Normalmente sus flechas envenenadas van dirigidas a sus maridos, suegras o vecinos no presentes, sin embargo esa semana de junio algo mucho más jugoso había aparecido en su punto de mira. De complexión atlética, pelo negro y algo más de un 1,80 un hombre increíblemente atractivo acompañado de un niño rubio y guapo de unos 8 años había entrado en su piscina y por lo tanto en sus vidas.
- Estoy convencida de que no vive aquí – dijo Amy radiografiándole con la mirada-. Me acordaría de haberle visto y no hay nuevos propietarios ni inquilinos desde que entró la pechugona del noveno.
- Pues a mí me suena – comento Carla distraída.
- Deberíamos de preguntarle – opinó CC.
- No sería muy educado acercarse y preguntarle sin más – comentó Carla, quién al momento recibió la mirada recriminatoria del grupo.
- Tenemos derecho a saber quien está en nuestra piscina – dijo exigente Amy – Aquí juegan nuestros hijos. Dile a Sandy que le pregunté – inquirió Amy a CC-, parece conocerles.
- ¿Quieres que utilice a mi hija de espía? – CC se quedó un segundo pensativa – No creo que quiera colaborar, ya la conoces es...
-Inténtalo – exigió Amy.
CC ya iba a llamar a su hija, una niña rubita de ojos azules que llevaba más de una hora jugando con el "niño" que acompañaba al desconocido, cuando entró en la piscina Rachel McKenzie.
Rachel McKenzie formaba parte del club de "solteronas", con más de 30 años, que ocupaban la mayoría de los áticos de lujo del edificio. Era tan insustancial, según sus vecinas, que ni siquiera merecía de sus mordaces comentarios. Todo claro, hasta que paso al lado del "hombre" y con una sonrisa amable, correspondida por la de él, intercambio un par de palabras de cortesía para a continuación continuar su camino y colocar su toalla bajo un árbol.
Rachel no vio venir a Amy. Seguramente porque estaba de espaldas y mirando en su bolsa de playa.
- ¿Le conoces?
La voz de Señorita Rottermeger de Amy asustó a una despistada Rachel, que acabo de culo.
- ¿Qué?
Rachel no recordaba haber hablado con Amy más de 10 minutos en los últimos 5 años. ¿Por qué no la ignoraba?
- No te hagas la tonta ¿Qué sí le conoces?
- ¿A quién? – pregunto molesta Rachel con la esperanza que una vez contestada la pregunta esa mujer se fuera de su toalla.
- Al morenazo de la toalla azul. Te hemos visto hablar con él.
Rachel sonrió de medio lado, mirando para donde estaba el Club Yet observando descaradamente al pobre hombre. Se lo tenía que haber imaginado. El descaro de aquellas mujeres era increíble. Le hubiera gustado no contestar, pero era lo suficientemente inteligente como para saber que Amy no se rendiría.
- Es amigo de mi vecina.
Amy paro un momento en el que su cerebro sondeo todo el edificio hasta llegar al punto que le interesaba.
- ¿La escritora o la doctora?
- Las dos – dijo Rachel realmente enfadada.
Amy la miro con ojos amenazantes.
- La escritora.
- ¿Qué hace en nuestra piscina? – pregunto Amy exigente.
- ¡¿Tomar el sol? – Dijo Rachel desairada, cuando la mirada de Amy se la volvió a clavar en las pupilas-. Y yo que sé. Temperance le habrá invitado. Pasa mucho tiempo en su casa. Son muy amigos.
- ¿Y el niño?
- Su hijo.
- ¿Y cómo es que nunca les he visto? – pregunto Amy más para sí misma, que para su interlocutora.
Rachel puso los ojos en blanco y Amy paró momentáneamente el interrogatorio. La abogada podía ver dar vueltas al cerebro de su vecina.
- ¿Divorciado?
-Y yo que sé – dijo Rachel realmente molesta.
- Que vergüenza – susurro Amy imaginando cualquier tipo de atrocidad interesante - ¿Y van en serio?
La joven abogada no se podía creer que la estuvieran haciendo esa pregunta. Los ojos se abrieron como platos entre ofendida y vilipendiada, pero se encontró de golpe con la mujer y sus brazos en jarras. Así que respiro hondo.
- Ni si quiera te he dicho que estén saliendo. No lo sé y no creo…
- Vamos… - cortó seca la mujer- Que tu dormitorio da al suyo. No te hagas la inocente.
Y esa fue la gota que derramo el vaso.
Rachel miro a su vecina intentando imitar su mirada congelada, e iba a rogarle por las buenas o por las malas que la dejara en paz, cuando Amy desapareció camino de sus "amigas".
- Ya lo tengo – dijo Amy victoriosa al llegar a su centro de acción-. Es "amigo" de la escritora del ático – dijo con malicia-. De la estirada que nunca va a las reuniones de vecinos. La tonta de la picapleitos no ha querido soltar prenda, pero parece que él pasa mucho tiempo en su casa, aunque no en su dormitorio – dijo con una sonrisa falsa, para continuar susurrando su teoría-. Creo que está casado, pero si ella ya está haciendo meritos con el niño… ¡Qué vergüenza!
Todo el grupo afirmo ante el comentario de Amy. Que algo así sucediera en su comunidad era una verdadera vergüenza, aunque no dejaba de ser entretenido. La "escritora" del ático nunca daba rumores interesantes, por lo menos desde que unos cuantos años atrás toda la policía de la ciudad tomo el edificio. Deberían de plantearse abrirla un expediente. Por mucho que una escritora de éxito diera caché a su edificio, hay cosas que no se podía tolerar.
- Dar la llave de la piscina a tu ligue es una irresponsabilidad – refunfuño Carla todo pensativa.
- No acostarse con un hombre así, sí que es una irresponsabilidad – dijo CC divertida.
Carla la miro vilipendiada mientras seguía dando vueltas a su cerebro.
- ¡Ya sé de qué me suena! – Dijo de repente-. Es agente del FBI. Es su compañero. No lo había reconocido sin traje. Le he visto en alguna ocasión y salían juntos en una noticia del periódico el mes pasado.
- ¡Ese es Andy! – respondieron al unísono el resto de las mamas.
- Entonces lo hacen como conejos- dijo sin ninguna discreción Amy- ¿Habéis leído su último libro?
-Claro… Quise recrearlo con Robert – dijo CC casualmente-. Pero como para todo, un inútil.
- Voy a…- comenzó a decir Amy, toda dispuesta, mientras se alejaba de sus amigas y se dirigía al hombre guapo, ahora conocido como el agente del FBI que trabajaba y follaba con su vecina del ático, pero en mitad del camino...
La doctora Temperance Brennan con un bañador negro, discreto, pero que remarcaba su envidiable figura entraba en el recinto. La mujer pasó al lado de la piscina, donde el niño rubio la saludo con la mano desde el borde. Ella se agachó, intercambio un par de palabras con los dos infantes y con una sonrisa se dirigió hacia donde estaba el hombre, quien la dedico una mirada misteriosa llena de deseo, lujuria, pasión...
Cada mama tomo su propia opción, pero todas se quedaron con la boca abierta. Ya que al llegar a su lado y sin más presentación que un hola, la siempre correcta, cortante y distante doctora Brennan se dejo caer cerca del agente con una sonrisa espectacular, sin dejar apenas entre ellos un par de centímetros y le deposito con dulzura un suave beso en la mejilla, muy cerca de la comisura de los labios.
Continuara...
