(La saga Crepúsculo le pertenece a Stephenie Meyer, yo solo me apropio de la trama; cualquier semejanza a la realidad es pura coincidencia)


— ¡Mamá, Jasper ya llegó!— anunció Alice mientras bajaba las escaleras de su casa con esa emoción tan característica de ella.

Dio un saltito en el último escalón mientras sonreía; pudo ver a su madre mover la cabeza en gesto de negación mientras sonreía, su hija nunca iba a cambiar.

— Podrías abrirle la puerta, no quieres que se congele, ¿verdad? — preguntó Anna mirando a su hija.

Alice asintió y fue hasta la puerta dando pequeños saltitos de alegría. Mientras tanto, Anna se levantó y caminó hasta la amplia y lujosa cocina para comprobar el estado de su cena.

Era la primera vez que Jasper vendría a cenar a su casa, si bien ya llevaban saliendo poco más de un año, nunca habían dado ese paso tan grande como presentarse ante la familia de su pareja.

Jasper se removió algo nervioso del otro lado de la puerta. ¿Y si les caía mal? ¿Qué pasaría si su familia pensaba que no era bueno para Alice?

Hizo una mueca al recordar sus días como "rebelde", sin duda el pueblo sabía quién era por todas las travesuras que había hecho en esos tiempos. ¿Cómo se tomaría la familia de Alice el hecho de que él estaba metido en todo eso?

Por supuesto que no tenían problemas de drogas y alcohol, Jasper era un chico totalmente sano. Y sus travesuras consistían, básicamente, en hacer grafitis en las paredes de las casas, molestar a los peatones por las tardes y a veces robarse algunas frutas de la verdulería del señor Jenks.

¿Se enfadaría el señor Brandon?

La gran puerta de roble oscuro se abrió frente a él, permitiéndole ver el cuerpo de su pequeña novia. Caminó un paso hacia adelante y envolvió sus fuertes brazos en la pequeña cintura de ella.

— Estaba empezando a creer que se habían mudado…— dijo él teatralmente mientras la apretaba mas contra su cuerpo.

Alice rió por un segundo antes de darle un pequeño y casto beso en los labios.

— Sabes que no podría irme de aquí sin ti. Ahora, pasa, mi madre está ansiosa por conocerte. — respondió haciendo que él se tensara por un segundo, antes de que Alice le tomara la mano y lo arrastrara dentro de la casa.

Él solo había estado unas pocas veces en la casa de Alice, haciendo tareas y trabajos para el colegio. Nunca de otra forma, y siempre habían estado, de cierto modo, vigilados.

Alice era hija única, por lo que sus padres la cuidaban mucho, principalmente su padre; él no podía creer que su pequeña bebé ya tuviera novio, ¡y oculto! Por supuesto que cuando ella lo anunció en la cena de unas noches atrás, sus padres se habían sorprendido mucho, y obviamente, su padre había puesto el grito en el cielo, manifestando que aún no estaba en edad de tener una relación con alguien.

Pero Anna, la madre de Alice, no se había opuesto a la relación, después de todo ella sabía que ese día llegaría tarde o temprano; por lo que en todo momento defendió y apoyo a su hija.

Aunque, por supuesto, todo esto los llevó a darle "la charla" a su hija.

El momento más incómodo y, en cierto modo, divertido de sus vidas. Alice había pasado riéndose todo el rato que la conversación duró, ya que las caras de sus padres eran demasiado divertidas con esas muecas de nerviosismo y vergüenza que tenían.

El problema llegó cuando la pequeña e inocente Alice les explicó que ya no era virgen.

¡Ahí fue cuando el señor Brandon estuvo a punto de enviarla a un colegio de monjas! ¿¡Cómo era que su hija de 17 años ya no era virgen! ¿Dónde quedaba la promesa de castidad? ¿Y el matrimonio?

Claro que, días después, Anna llevó a su hija a un chequeo general con el ginecólogo. Un bebé no era lo mejor en ese momento de la vida de una adolescente. ¡Por supuesto que no! Para su alivio, Alice estaba completamente sana.

Jasper caminó por la amplia sala, mirando detenidamente la nueva decoración futurista que habían estrenado recientemente. Las paredes estaban pintadas de blanco, con rayas rojas, plateadas y negras, dándole un aspecto elegante y sofisticado, pero a la vez un poco alocado.

Los muebles de estilo moderno y cómodo estaban en perfecta combinación con las paredes, el sofá principal en negro, con los almohadones en color plata y algunos en blanco. El resto de los muebles seguían los mismos patrones de decoración.

Alice y Anna no podían negar que eran madre e hija, ambas estaban totalmente obsesionadas con la decoración. Y la moda.

— Tu casa es hermosa, Alice… Tal y como tú lo eres…— alagó Jasper sonriendo.

Alice lo miró por un segundo antes de sonrojarse y asentir levemente.

— Gracias. Supongo que la última vez que viniste aún estaba la vieja decoración… Ya sabes, a mamá y a mí nos gusta el cambio. — se encogió de hombros y siguió caminando hasta entrar en la gran cocina.

Tal y como el resto de la casa, estaba decorada con estilo futurista, todos los electrodomésticos eran metalizados, al igual que el resto de los muebles y artefactos que se podían ver.

— ¡Jasper, es un placer conocerte! — saludó una mujer de cabello negro hasta la cintura y rostro de duende, al igual que Alice, por lo que Jasper dedujo que ella era Anna, la madre de su novia.

— El placer es mío, señora. — Jasper le regaló su mejor sonrisa. Después de todo, hay que darles buena impresión a las suegras para que no sean unas brujas contigo, ¿no?

Anna miró a la pareja parada delante de ella. Sin duda hacían un contraste único y sorprendente. Alice, bajita, con el cabello negro como el carbón apuntando hacia todas las direcciones posibles y una energía desbordante; y Jasper, alto —casi una cabeza de diferencia con Alice— con su cabello rubio bien peinado, y al parecer era un joven totalmente tranquilo y calmado.

— ¿Falta mucho para que la cena esté lista, mamá? — intervino Alice mientras se balanceaba con sus pies de un lado a otro.

Anna negó con la cabeza al tiempo que veía la hora en el precioso reloj de su muñeca.

— No, y tu padre ya está por llegar… Prepararé la mesa. Si quieres puedes enseñarle el resto de la casa a Jasper. — respondió ella mientras caminaba hacia uno de los metalizados armarios de la cocina para sacar los platos y demás cosas.

Alice volvió a tomar la mano de Jasper y caminó hasta las escaleras, por supuesto que, cuando Jasper había venido, habían estudiado en la sala, por lo que él no conocía el piso de arriba, y mucho menos la habitación de su novia.

Subieron en silencio, simplemente escuchando sus amortiguados pasos sobre la costosa alfombra traída de la India.

Jasper miraba todo con los ojos bien abiertos, sabía que la familia de Alice tenía dinero, pero nunca pensó que su casa fuera tan lujosa.

Mientras tanto, Alice fue mostrándole todas las habitaciones del piso de arriba, comenzando por la de sus padres, algunas de las habitaciones de invitados, los baños, hasta llegar al final del pasillo, donde estaba su habitación.

Soltó la mano de Jasper y caminó hasta la puerta dando saltitos; miró a su novio antes de abrir la puerta y entrar.

Como el resto de la casa, todo estaba en perfecto orden y combinación.

Las paredes estaban pintadas de un impactante y brillante fucsia, contrastando con los muebles en color verde manzana. En el centro de la habitación, había una gran cama matrimonial, con mantas en tonos verdes y rosas. Todo parecía como sacado de un cuento de princesas, totalmente perfecto y ordenado.

Jasper sonrió al ver un pequeño adorno colgado sobre la cama de su novia. El llamador de ángeles que él le había regalado.

— Aún lo tienes…— dijo él con una pequeña sonrisa mientras se acercaba a ella y la abrazaba.

— Por supuesto que sí, es uno de los regalos más hermosos que me han dado. — respondió la pequeña morena antes de reclamar los labios del rubio en un beso lento y lleno de amor.

Y para ellos, ese era su cielo.

Ambos caminaron abrazados hasta la cama y se sentaron en el borde aún sin dejar de besarse.

Mientras tanto, Jasen Brandon apagaba su auto dentro del garaje de la gran casa. Sabía que esta noche conocería al novio de su hija. Y también sabía que Alice nunca lo perdonaría si él trataba mal al muchacho.

Reprimió un gruñido mientras bajaba del auto y azotaba la puerta. No estaba contento con el chantaje emocional que su hija le había hecho.

¡Era una pequeña manipuladora!

Rodó los ojos mientras se dirigía dentro de la casa. Caminó unos pasos hacia la cocina y pudo ver a su esposa acabando de servir la cena.

— Hola, cariño. — saludó mientras se acercaba a ella y besaba suavemente sus labios. — Huele muy bien. ¿Qué has cocinado? — preguntó desabrochándose el nudo de su roja corbata.

— Espaguetis con salsa a española y albóndigas. — respondió Anna mientras un brillo de satisfacción aparecía en sus ojos. Amaba cocinar.

Jasen sonrió al tiempo que caminaba hacia la puerta, se detuvo un momento y miró a Anna.

— ¿Alice está arriba con… su… novio? — preguntó con un poco de dificultad y nerviosismo.

Anna tuvo que contener la risa mientras respondía.

— Alice estaba mostrándole la casa, supongo que andan por ahí. — se encogió de hombros y se dio la vuelta para acabar de servir la cena.

El canoso hombre hizo una extraña mueca antes de encaminarse hacia las escaleras principales. Subió sin prisa alguna, ya que estaba haciendo todo lo posible por retrasar el momento.

Caminó por el extenso corredor con la velocidad de una tortuga, con sus oídos atentos al más mínimo sonido.

La escena era divertida, ya que se sentía como si estuviera buscando a un asesino o algo así. No seas exagerado. Se dijo a si mismo mientras negaba levemente con la cabeza.

Caminó unos pasos más antes de quedarse helado.

No, no… Yo creo que será… divertido. — escuchó como su hija decía riendo suavemente. — mi padre no te comerá. Bueno, espero que no… — escuchó más risitas y se paró frente a la puerta abierta del cuarto de Alice.

Pudo ver a su hija sentada sobre las piernas de un chico rubio que la miraba con una expresión ¿maravillada? Alice sonreía mientras llevaba las manos al cabello del chico y lo peinaba. Ambos se miraron por un minuto antes de acercarse lentamente, con todas las intenciones de besarse.

Jasen se aclaró la garganta, alertándolos de su presencia.

Alice fue la primera en reaccionar y se levantó de las piernas de Jasper rápidamente; caminó hacia su padre y lo abrazó, intentando distraerlo por un minuto.

— ¡Hola, papi! — saludó emocionada mientras se separaba de él y tomaba su mano para arrastrarlo más cerca de Jasper. — Este es mi novio, Jasper. — lo presentó risueña mientras internamente rogaba que no se comiera vivo al amor de su vida.

Jasen miró por un segundo a Jasper, se veía como un muchacho correcto y educado, pensó por un momento. Su cabello bien peinado, su ropa arreglada y combinada cuidadosamente. Además de que podía notar el amor que tenía por su hija.

Jasper extendió su mano hacia su suegro mientras sonreía tímidamente y un leve color rosa se asentaba en sus mejillas. Si, Jasper Hale estaba sonrojado.

— Jasen Brandon, padre de Alice. Un placer conocerte. — habló el hombre mayor mientras tomaba la mano de Jasper y la agitaba un poco.

— Jasper Hale, novio de Alice, el placer es mío, señor. — respondió educadamente al tiempo que separaba sus manos.

Alice miraba la escena con diversión, nunca había visto a Jasper tan nervioso. Y sin duda, su padre no se quedaba atrás. Era como si ambos estuvieran esperando a que el otro atacara para envolverse en una guerra de palabras.

¡Qué absurda situación!

De un momento a otro, Anna hizo acto de presencia, rompiendo toda la tensión que se había formado en el colorido cuarto de su hija.

— Será mejor que bajemos a cenar, sino la comida se enfriará. — comentó cruzando los brazos sobre su pecho y sonreía amablemente.

Todos asintieron y salieron silenciosamente de la habitación. Alice fue la última en cruzar la puerta, antes de ver como su madre le guiñaba un ojo.