Saludos!
Flannya reportandose!
De nuevo yo aqui con una propuesta algo diferente para un fic! Espero de corazón que les guste n_n !
El fic se basa en hechos historicos... Claro, trasgiversados por mi mentecita curiosa hon hon hon hon... :3 Como dice en el summary se centra en Prusia y fem Mexico... Quien hubiera dicho que tienen un pasado juntos?
De antemano perdón por los dedazos, errores de ortografía y demases que puedan encontrar en el fic. U_U
En fin, empezemos! :D
Clasificación M por futuros capitulos, groserías y violencia que vendran mas adelante... Y tambien para estar seguros hehehe XD
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Capitulo 1: Es una orden!
El albino miraba de manera curiosa su tarro de cerveza vacio. Hacia tiempo que estaba ahi sentado en la barra de esa taberna, tomando solo. No pudo evitar sonreir burlonamente. Solo. Que acaso no debía ya de estar acostumbrado? No acaso le gustaba de estar solo?
El tabernero, un hombre gordo y rollizo con poco cabello en su redonda cabeza pero con un prominente bigote bajo su ronda y roja nariz,miraba al hombre albino. Desde hacia tiempo estaba ahi sentado tomando. Por su vestimenta podia decir facilmente que era un militar, y por la cruz de hierro que llevaba colgada,uno de alto grado. Pero normalmente los militares prusianos venian siempre en grupo para contar anecdotas y pasarla bien. Por que este no?
"Noch einen?" le pregunto el tabenero al tiempo que limpiaba un tarro con una jerga sucia, para ver si queria otra.
El albino lenta y pesadamente reitro su mirada de su interesante tarro de cerveza para clavarla en el tabernero que habia osado distraerlo. El hombre, involuntariamente dio un paso hacia atras, al ver como le clavaba sus ojos rojos y no pudo evitar sentirse nervioso bajo esa mirada tan intimidante.
Pero Gilbert no le dio mayor importancia.
"Ja" contresto vagamente para volver su mirada a su tarro vacio.
El hombre rapidamente le sirvio un tarro, agradecido de que le hubiese quitado esa mirada penetrante y de la gran cantidad de dinero que iba a dejar este particular cliente.
El albino solo miro su nuevo tarro y le dio un gran trago. Cuando dejo en la barra su cerveza con algo de fuerza se empezo a dar cuenta de lo mucho que habia bebido. No, no estaba borracho ni mucho menos, era demasiado asombroso para emborracharse! Nadie veria a su asombrosa persona cayendose de borracho! Finalmente, tanto el como su hermano menor tenian alta resistencia al alcohol, y en ocasiones hasta bromeaba que en vez de sangre, ambos tenian cerveza aria corriendo por sus venas! Pero un bostezo involuntario le traicionó. Sheisse, cuando bebía mucho solia ponerse algo somnoliento...
el albino al ver su tarro casi vacio (en que momento alguien se tomó su cerveza?) se dio cuenta que desde hacia tiempo llevaba este patrón: ir casi todos los dias a tabernas y tomar en una esquina en la barra solo. Desde hace cuando empezó con este hábito? Fijo la mirada en lo que quedaba de su bebida ambar amarilla... Amarilla... Como la florecilla que ella llevaba siempre en el pelo. Hace cuanto no la veía? Casi 30 años? Desde ese momento en el que ella prefirio al estirado musiquillo y se le unio en la guerra...
Bah! El unirse es para debiles! El era demasiado asombroso para depender de alguien! Y con ese pensamiento en mente el albino tomo de un trago el remanente de su cerveza.
Tan concentrado estba el albino que no se dio cuenta del joven soldado a sus espaldas, totalmente rigido y saludandole con una mano en la frente.
"Generaloberst Beilshmidt!" dijo el joven con un grito maricial.
El albino volteo a ver aburrido por encima de su hombro. Era un joven soldado, su uniforme azul prusiano perfectamente pulcro, sus botas altas negras impecables y con un casco con un pincho en la parte superior. El joven mantenia la misma pose rigida de saludo, esperando una respuesta del general.
"Ja?" pregunto algo aburrido Gilbert.
"Generaloberst Beilshmidt, su jefe pide su presencia inmediata! Se me dieron ordenes de escoltarlo personalmente señor!" grito el joven militar sin bajar aun la mano.
Gilbert dio un suspiro. Que queria su jefe ahora?
Levantandose pesadamente y dejando dinero en la barra, que el tabernero avidamente recogio, tomo su capa que estaba descansando junto a su cerveza y su sombrero. Tras vestirse, encaró al joven.
"Soldat! Trae caballo?"
El joven le miro y le respondió de manera automática.
"Nein! Vine en carrozampara escoltarlo, señor! Fueron ordenes del jefe!"
Escoltarlo? Su jefe estaba ya demasiado viejo...
"Soldat, puede usar su carroza, el asombroso yo ira en su corcel!"
El joven soldado parecía de pronto nervioso.
"Pero...Generaloberst Beilshmidt...el jefe ordeno..." empezó el joven.
"Soldat, es una orden! Ire a caballo! Soy demasiado asombroso para ir en una carroza! O acaso esta desacatando MIS ordenes?" preguntó Gilbert entrecerrando un poco los ojos y ejerciendo presión con sus palabras.
El efecto fue el deseado y pudo ver como el prusiano palidecia mas que la espuma de la cerveza que acababa de tomar y volvia a ponerse mas rigido que una tabla.
"Nein!"
Gilbert sonrió. Bien sabía que los soldados pensaban dos veces antes de desacatar una orden de alguien de mayor rango.
"Bien!" dijo saliendo de la taberna y dirigiendose a su caballo, dejando al pobre soldado sudando frio.
Montando en su caballo negro, rapidamente empezó a galopar por las calles. Ahora que queria su jefe que no podía resolver sin su asombrosa presencia? El sopor que tenía en la taberna junto con las ganas de dormir se disiparon al momento que cabalgaba a velocidad , sintiendo el frio aire en su cara. Vio el cielo y no se extraño de ver nubes grises que avecinaban lluvia. Lo unico que esperaba era estar con su jefe antes de que empezara a llover, detestaria llegar empapado, eso no seria asombroso.
En menos tiempo que el pensado, pero ya con algunas gotas cayendo del cielo llego a la casa de su jefe, una gran casa no muy lejos del centro de la ciudad, de dos pisos y aspecto victoriano, con un pequeño jardin delantero rodeado por una reja de metal fundido negro, acostumbrado de la epoca. Bajando de su corcel en la entrada, lo amarro a unos anillos en la entrada usados justo para los caballos y amarrar carrozas y cruzo el pequeño jardin de 5 zancadas hasta tocar la puerta de madera.
Espero poco fuera de la casa de ladrillo, ya que rapidamente una sirvienta abrió la puerta. Al verle bajo la mirada, e hizo una rapida reverencia.
"Generaloberst Belishmidt, el Principe-Ministro Chlodwing zu Hohenlohe se encuentra en el despacho." dijo quedamente.
El prusiano, con una sonrisa ladina despota (como las que solo el sabía hacer) entro en la casa y se dirijió al despacho del Ministro. La sirvienta, escandalizada, cerró la puerta principal y hecho a correr tras el . Cuando llegó Gilbert al estudio, se encontro con la puerta cerrada. No espero preguntar pasar, ni tocar la puerta, sino que entro de golpe a la habitación.
"El asombroso yo ha llegado!" se autoanunció Gilbert de manera aparatosa desde la entrada de la puerta.
Los dos hombres sentados, uno detras de gran mesa de roble y el otro enfrente voltearon sus miradas al ser interrumpidos. Inmediatamente la sirvienta se asomó por detras de Gilbert, claramente sorprendida por el comportamiento del albino.
"Herr Hohenlohe! Disculpeme! Herr Beilshmidt entro repentinamente, no me dio tiempo de detenerle..." empezó claramente angustiada la rubia sirvienta.
Pero el hombre detras del escritorio levanto una mano a manera que ya no prosiguiera hablando.
"Hilda, no te preocupes, asi es Herr Beilshmidt, gracias puedes retirarte y por favor que nadie nos interrumpa."
La sirvienta con las manos en el regazo, inclino la cabeza.
"Asi sera Herr Hohenlohe." y dicho esto se retiro de la habitación cerrando la puerta.
Gilbert se quito el sombrero con una mano mientras y con la otra se quitaba de manera aparatosa la capa, mientras que caminaba a la silla vacia que estaba frente a su actual jefe, su sonrisa burlona nunca dejando sus labios. Aventó su capa a medio tender y su sombrero en el respaldo de la silla.
"Que asunto es de tanta urgencia?" preguntó Gilbert dejandose caer en la silla. Miro al hombre de frente, delgado, ya avanzado en años con una cara alargada y angular cubierta en parte con un gran bigote blanco. Se veia un hombre serio, con grandes entradas en su cabeza y de pelo cano. Aun asi, tenia una presencia digna y magnifica , sus ropas perfectamente pulcras. Claro, era de esperarse del Principe-ministro de Prusia.
El hombre detras del escritorio miro seriamente a la representacion de la nación. A veces no daba credito que fuera tan... Infantil. En serio este hombre era Prusia y habia vivido cientos de años? Sin embargo no le dio importancia a eso.
"Gilbert, veo te acordaras de Herr Otto Von Bismarck?" dijo el Ministro extendiendo una mano al hombre sentado al lado de Gilbert.
Gilbert volteo a su derecha al ver al ex-ministro de Prusia. Sonrio al ver al hombre familiar, su cara redonda y bigote blanco inconfundible y su presencia de autoridad siempree agradaron a Gilbert.
"Herr Bismarck! Si hacia tiempo que no nos veiamos!"
El excanciller sonrio, pues ya conocia a la nación... Y ya sabía como tratarla.
"Gilbert, es bueno verte. Tanto tiempo y tu sigues igual de joven." sonrio algo paternalmente el hombre.
"Es porque soy demasiado asombroso" dijo altaneramente el albino soltando una de sus familiares risas.
El ministro se aclaró la garganta para capturar la atención de la nación. Cuando la hubo tenido le dijo claramente.
"Gilbert, necesitamos que vayas por una transacción."
Transacción? El nunca iba a ese tipos de relaciones. Si era con otro país, los ministros se encargaban de eso... Esto no le empezaba a oler bien a Gilbert. Seguro le iban a mandar a hacer un trabajo poco deseable o aburrido. El albino no dijo nada pero miro intensamente al Ministro para que continuara. Pero el que continuó fue Otto Von Bismarck.
"Gilbert, te acuerdas de México?" pregunto tranquilamente.
Gilbert abrió un poco los ojos mientras que le encaraba.
"Mexiko? Si... Es una nación verdad? No tan asombrosa como yo claro... Ultimamente Ludwig me ha contado mucho de el. Por lo visto le tiene gran aprecio, le ha ido a visitar en varias ocasiones, y suele decir maravillas de Mexiko" reecordó el Prusiano vagamente sin darle mayor importancia.
El Ministro asintió pesadamente juntando las yemas de sus dedos enfrente de el.
"Actualmente tanto nosotros como tu hermano menor, estamos proveyendo a Mexico de armas. Parece ser que esta creciendo como país y no solo nosotros estamos invirtiendo capital y materia, sino varios países europeos." le dijo Hohenlohe.
Gilbert estaba empezando a aburrirse. No le gustaban las platicas largas. Cruzo su pierna derecha hasta descansar su tobillo en su rodilla izquierda, en una pose claramente poco elegante, mientras que se hundia comodamente en la silla.
"No veo en donde entra el asombroso yo en esto. Le estamos vendiendo armas a un pais. Y?" dijo Gilbert.
"No es solo venderle armas Gilbert. Es ganarle a los demas paises. Todos estan invirtiendo en Mexico y estan obteniendo excelentes ganancias. Sería muy provechoso para nuestra economía ser los primeros en proveerle con aquello que nos pide ya que obtenemos materia prima increiblemente barata." dijo Von Bismarck.
"sin mencionar las empresas que estamos estableCiendo ahi." agrego Hohenlohe.
"Sinembargo no solo quiere crecer ese país economicamente." dijo Bismarck levantandose de su silla y caminando a la ventana del estudio, con las manos en la espalda y viendo al exterior. "Tambien quiere crecer militarmente"
"Es por eso que vamos a hacer una gran venta de armas. Mexiko prefiere nuestro armamento al de Francia y al de Inglaterra. Es una oportunidad que no podemos desperdiciar" dijo Hohenlohe.
"Pero pidieron algo además del armamento. Y es ese ALGO por el cual nos escogieron por sobre otras naciones" comentó Bismarck aun dandoles la espalda y mirando por la ventana.
Gilbert nada mas pasaba la mirada de un hombre a otro. Algo le estaban escondiendo estos hombres...
"Gilbert, prepara tus maletas, vas a Mexico a entrenar al país militarmente " anunció Hohenlohe poniendo ambas palmas sobre la mesa.
El albino le miro con los ojos como plato.
"WAS?!" exclamo en alemán al tiempo que se ponía subitamente de pie y empujaba la silla hacia atras.
Bismarck se volteo lentamente para ver al atonito prusiano de pie que miraba a su actual ministro de manera acusadora.
"Esa fue la condición Gilbert, enviariamos a nuestro mejor General a organizar y entrenar sus tropas que por cierto, he escuchado son un desastre" dijo Bismarck con una mirada algo consoladora. Sabía que no le había caido bien la noticia.
"Nein! Me niego!" respondió automaticamente el albino casi como un niño pequeño haciendo berrinche.
"No es si quieres! Tienes que ir!" le reclamo Hohenlohe poniendose de pie, sus palmas todavia en su escritorio e inclinandose sobre este para hablarle a la nación que se portaba peor que su nieto.
"Nein! Me niego! Y no ire!" le replico Gilbert, sumamente molesto. Ahora tendría que ir a encargarse de una nación?! Ademas que esta creciendo...seguro era una nación pequeña y minúscula.
"Iras!" le replico Hohenlohe claramente molesto "Asi ayudaras mas que estando aqui de taberna en taberna llorando por Hungria!"
El albino sintió como su cara se sonrojaba. De pronto sintió que la corbata le asfixiaba y las manos le sudaban.
Empezó a reirse nervioso.
"El asombroso yo?! Por una mujer?! A- aunque asi fuera el caso, me niego a ir! La ultima vez fui a entrenar a America y resulto un llorón! No voy a malgastar mi tiempo!" replico Gilbert tratando de desviar la conversación a otro lado.
"Como Ministro de esta nación irás! ES UNA ORDEN!" bramó Hohenlohe.
"NEIN! NEIN, NEIN, NEIN, NEIN , NEIN!" reclamo el albino inclinandose de igual manera que el ministro sobre el escritorio, gritandole a pocos centimetro de su cara.
"ES UNA ORDEN HE DICHO!" le replico Hohenlohe poniendose clorado.
Bismarck solo sonrio. Talvez ya era hora que interviniera.
"Gilbert, necesitamos al mas capacitado para esta misión. Solamente tu puedes hacerlo, por eso te la encomendamos." dijo tranquilamente el hombre de poblado bigote.
Tanto Gilbert como Hohenlohe detuvieron su discusión y miraron a Bismarck, que miraba a la nación algo divertido y con una pequeña sonrisa bajo el gran bigote.
"Finalmente... Necesitamos al mas asombroso para este trabajo" dijo Bismarck.
Gilbert lo miro un rato sin decir nada. Después de unos segundos, se irguió con magnificiencia y empezó a reir con su caráctistica y peculiar risa.
"Esta bien! El asombroso yo ira a entrenar a esa excusa de nación y la convertira en una asombrosa potencia! Claro que no tan asombrosa como yo! Ke se se se se!"
Mientras se ponía de manera aparatosa la capa y el sombrero Bismarck le tendio un pequeño libro. Gilbert le miro y sonrio burlonamente.
"Creo que no recuerda que a mi asombrosa persona no le gusta leer" contesto el prusiano.
"Son escritos de Humboldt, un compatriota que hizo una gran investigación de ese país. Te será de ayuda" le dijo de manera paternal mientras le daba el libro y le ponía una mano en el hombro izquierdo.
Gilbert, sonrio altaneramente mientras tomaba el libro.
"El asombroso yo no necesita esto! Lo llevare porque me lo pide, pero ya veran mi asombroso poder militar! Haré de ese muchachito de nación en todo un hombre hecho y derecho!" exclamó (casi gritó el albino) mientras salia de la habitación riendo para si misimo cerrnado la puerta tras de si.
Su risa bastante fuerte y molesta se wcuchaba cada vez mas apagada hasta que en el cuarto reino silencio. El ministro se dejo caer en su silla frotandose la sien derecha y cerrando los ojos. Bismarck solo rio por lo bajo.
"No es un mal chicho, solo algo altanero y prepotente." comentó el hombre todavía en pie mirando la puerta.
Hohenlohe bufó.
"Algo?! Si no juegas con su orgullo jamas hubiera ido! Y lo importante es que se realize de manera exitosa esa transaccion... Puede ayudarnos mucho en el futuro." dijo el ministro claramente cansado. Algo pensativo,miro a Bismarck,bajando la mano "Si no mal recuerdo...acaso dijo que iba a hacer de ese muchachito en todo un hombre? Acaso el no sabe que la representacion humana de Mexico es...?"
Bismarck no pudo reir un poco y volvio a tomar si lugar enfrente de Hohenlohe.
"Seguramente no. Se llevara unanbuena sorpresa llegando allá...sin embargo..." dijo al tiempo que se servia algo de brandy de una botella de cristal que estaba en la esquina del escritorio "Creo que inclusive eso puede resultar benéfico" dijo antes de tomar un trago de su brandy.
Xxxxxxxxxxx(Mientras tanto en México)xxxxxxxxxxxx
Maria Guadalupe galopaba a toda velocidad, los cascos de su caballo haciendo un sonoro ruido por las calles empedradas de Coyoacán. Su caballo rojo, sintiendo la ansiedad y enojo de su dueña y criadora, rompia entre las calles, magnifico, abriendose paso entre carruajes, carretas y transeuntes. Maria, una experta en caballos, cabalgaba habilmente a toda velocidad una mano en las riendas estrujando un papel, la otra al aire, sosteniendo un fuete. Sabiendo la urgencia de la situación, descargó un golpe en los cuartos traseros de su caballo, que instantanemente comprendio el mensaje.
"Rapido Coronel! Haber si como comes corres!" le gritó la mexicana casi pegada al cuello del animal, la crin negra de este y el cabello negro de la jinete ondenado en el airemcomo bandera.
Como sin el caballo hubiese comprendido el mensaje, empezó a galopar mas rápido. Las casas, puestos y personas pasaban como un borrón a los ojos denla mexicana que ahora corria por las calles Empedradas y arboleadas de San Angel. Bruscamente antes de que el caballo recibiera una orden, dio un tirón a la derecha y empezó a trotar por una hermosa calle llena de casonas y arboles cuyas copas se entretjían para formar una boveda que dejaban pasar varios rayos de luz.
Pero la mexicana no le dio importancia a eso. Lo unico que tenia en mente era llegar con su jefe. Y ya.
Divisó una casona amarilla, que cubria casi toda una cuadra y de dos pisos. Dio un salvaje tirón a las riendas hacia atrás, y el caballo se alzó en sus patas traseras. Cuando se calmo, la mexicana se bajo del caballo y vio que un muchachito descalzo saliá presuroso a la puerta para ver al invitado. La mexicana con las riendas en mano, le dio unas palamdas afectuosas a su caballo cafe rojizo y le quito unos cabellos negros de la crin que se le estaban pegando al cuello por el sudor. Sonrió ladinamente, Sabía que no debía hacer correr a ningun caballo así o iba a explotar al pobre animal, pero era una emergencia.
"Lo hiciste Coronel, gracias" le murmuró la chica, a lo que el caballo que respiraba agitadamente solo le vio con su gran ojo obscuro acuoso.
El muchachito moreno llego corriendo junto a la morena, y ella le avento las riendas antes de que dijera algo.
"Dale alguna vueltas que todavía esta caliente y no le des agua fria" mandó la mexicana mientras entraba a grandes zancadas por el portón abierto y hacia el patio interior.
Dentro de la casona, varias criadas iban y venian, los mozos cargaban herramientas y había gran movimiento. Sin darle importancia y con el papel todavía apretujando en mano, cruzo el gran patio interior y paso por la fuente para llegar a las escaleras del otro extremo y subirlas a gran velocidad, sus botas haciendo un fuerte sonido que resonaba por todas las paredes. Mientras que subia las escaleras al segundo piso, vio que varias criadas se apretabsna a la pared para dejarle pasar. A Maria Guadalupe no le i portaba. Sabia que seguro se veia amenazadora y con cara de pocos amigos. Le importaba un bledo. En el segundo piso dio vuelta a la izquierda y caminando igual de rapido por el pasillo al aire libre se dirigió a la ultima puerta de madera. Sin esperar a pedir permiso, entro.
En la habitación ricamente decorada con tapizes y llena de estantes de libros, se encontrba un hombre bastante alto y robustO, de pelo perfectamente peinado hacia atras y gran bigote blanco de morsa. Sentado tras una gran mesa de roble, vestia un traje gris oscuro perfectamente planchado y su corbata roja en un nudo impecable. Imperturbado por la fuerza que la mexicana abrió las puertads alzó tranquilamente la mirada de sus papeles y dibujo una paternal sonrisa mientras que se levantba de su silla y extendía los brazos.
"Maria, que bueno verte..."
Pero la mexicana no estaba de humor para modales. Se acercó a su jefe de 3 zancadas y le agitó el papel que tenía en la mano en su cara.
"Que diablos significa esto Don Porfirio?!"
Porfirio Diaz cayendo en cuenta, pero sin dejar de sonreir tranquilamente como quien ve a una hija se sento.
"Ah, veo que ya sabes las noticias..."
"Porque no se me aviso antes? Mas bien porque nadie pidio mi opinion?!" alzo la mexicana sumamente molesta.
"Antes que sigas Maria, toma asiento dejame te explico. Quieres algo de tomar? Un tequila?" ofrecio amablemente su jefe indicandole una de las dos sillas frente a el y alargando una mano a una botells de cristal.
La mexicana se paro en seco, pero con la misma mirada de pocos amigos, se desplomo en la silla de enfrente, ambas piernas abiertas en una manera poco femenina (gracias a dios su larga falda verde la cubria hasta los tobillos), y sus brazos descansando en los brazos de la silla. Vio que su jefe le ofrecia amablemente un caballito. Dando un suspiro de derrota tomo de mala gana el vasito de cristal y tomo de un trago su contenido.
Su jefe solo le miraba con amabilidad. Le tenía gran aprecio a esa muchacha, tenia su temperamento, pero era en realidad una muchahca dulce y amable. Y a pesar de tanto tiempo en el poder, ella seguia igual de joven e inocente como una chiquills. Vaya sie en ocasiones la miraba como su propia hija! No habia duda que debia de ser un gobernador paternal para su nación.
"Maria..." empezó Porfirio Diaz.
Pero le interumpio la mexicana mientras que con una mano se acomodo un mechon rebelde que siempre se le venia a la cara.
"Don Porfirio, porque no me toman en cuenta? Se que usted es mi jefe y tengo que apoyarle, pero me gustaria que pensaran mas en mi para que participe en la toma de decisiones" dijo quedamente Maria mientras miraba sus mano que ahora jugaban en su regazo con el vasito vacio.
Porfirio Diaz no pudo evitar sonreir. Era como una muchahca pidiendo a su padre mas libertad al ser mas grande.
"Lupita, es por eso que te mande esa carta."
Maria levanto rapidamente la vista para ver al hombre y no pudo evitar sonreirle timidamente. Siempre le gustaba que le dijera Lupita, se sentia...como un abuelo. Pero por mas buena que fuera su relacion su atencion fue a la carta.
"Pero la carta nada mas menciona que tendre que entrenarme militarmente" dijo algo molesta."No veo porque hay que llamar a un extranjero, suficiente tenemos con las constantes visitas del grotesco pervertido de Francis..."
"Señor Bonnefoy" le corrigio Porfirio Diaz.
Maria rodo los ojos.
"Bueno... Del grotesco y pervertido Señor Bonnefoy, sin mencionar al odioso de Alfred y a Arthur." replico Maria.
"Pense que te agradaba el Señor Kirkland?" pregunto Porfirio algo extrañado.
"Bueno el si, es un caballero y es decente en comparación de los demás... Pero la mayoría son unos..."
"Lupita entiendo tu malestar" le interrumpio su jefe antes de que soltara la mexicana una groseria "No ha de ser facil ser mujer en mundo de hombres" le dio una mirada consoladora a lo que la mexicana le dio una mirada triste.
"Ademas no veo el porque un extranjero debe entrenarme militarmente... Nuestra milicia esta..." empezó la mexicana.
"Hecha un verdadero desastre." le dijo Porfirio antes de que acabara, con lo que la mexicana bajo la cabeza al saber la verdad. "Lupita, tu sabes mejor que yo que carecemos de diciplina militar, nuestro ejercito es deplorable y nuestros generales ya son muy antiguos. Necesitamos modernizarmos y nadie mejor que los europeos."
"Pero usted estudio en el Colegio Militar y resulto un excelente General" dijo Maria con la voz queda, mirando aun su regazo.
Porfirio le sonrió.
"Si,por eso digo que nuestro ejercito ya esta demasiado viejo...ademas de que justamente fui hecho general por desobedecer ordenes y perseguir a un monton de franceces de nuestras tierras." confesó algo divertido. "No Lupita, necesitamos ayuda. Dime, te acuerdas acaso del General Ludwig Beilshmidt?"
Maria como por un resorte levanto la mirada y se irguió en su silla, inclusive cerrandomlas piernas y viendose como una señorita. Un leve rubor coloreó sus morenas mejillas y depronto sintió que la habitación estaba muy encerrada. Porque su corazón se aceleraba?
"E-el general Beilshmidt? Si, le recuerdo, vino el año pasado" recordó a la perfección la pequeña y esbelta mujer, acomodandose de manera inconsiente el largo y negro cabello lacio. Si era lo que la mexicana pensaba entonces no estaba tan mal la idea de ser entrenada por un extranjero, penso con una pequeña sonrisa en los labios rosados.
"Perfecto, porque es su hermano, el General Gilbert Beilshmidt el que va a venir a supervisar el entrenamiento" anuncio su jefe.
Maria se congeló en su lugar, sus manos que jugaban con su pelo se detuvieron y solo vio fijamente a su jefe. El color de sus mejillas desapareció en un segundo y azotando ambas manos en el escritorio se levantó inclinandose amenazadoramente, cualquier rasgo de dulzura dejando su semblante.
"NO! Me niego a tener a ese egolatra en mi casa! Y que ni crea que va a enseñarle algo a mi ejercito!" levantó la voz Maria.
Porfirio frunció el ceño. Empezando a molestarse le dijo.
"No es una opción, ya hicimos un trato importante con el ministro de Prusia, nos va a vender mejores armas en comparación de las anticuadas francesas. Además se va a hacer cargo de la enseñanza militar. Y no hay mejor escuela militar que La prusiana"
Pero Maria no escuchaba.
"Ese imbecil nunca me reconoció en su momento como país! Sin mencionar que tiene el ego del tamaño del Popocatepetl! No voy a tomar lecciones con el!" grito Maria.
"Maria! Si tu no quieres esta bien, pero aun así el General Beilshmidt estará aqui y lo trataras como se debe! Vas a ir conmigo al puerto de Veracruz cuando llegue para recibirlo y le acompañaras en su estadia" le replicó Porifirio alzando la voz. Era como tratar con un adolescente.
Maria al ver que era inutil, dio la media vuelta, dandole la espalda, su largo pelo negro latiguenado tras ella y su larga falda verde haciendo una onda en el aire.
"NO LO HARE!" chillo mientras cruzaba el cuarto para salir.
"MARIA GUADALUPE!" bramó su jefe a sus espalda mientras ella to aba la perilla de cristal de la puerta. Ella se detuvo, pero podía sentir su mirada penetrante y podía jurar que le perforaba con esos ojos claros caracterisitcos de el. Estaba molesto, pero no le importaba.
"ES UNA ORDEN!" bramó Porfirio Diaz.
Maria solo dio un resoplido de disgusto y salió de la habitación, dando un portazo.
En la soledad de su despacho, Porfirio Diaz se sirvió un tequila y se lo tomo de un trago. Si, efectivamente era como tener a una hija mas... Con una pequeña sonrisa en los labios alzó las cejas divertido. Pobre del General Beilshmidt...
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Primer capi! Hehehe son retestarudas estas naciones a ver si no se matam antes de que acabe el fic XD
Notas historicas!
- cuando mexico se independizo Prusia no lo rconoció como país, de ahi el descontento de la Mexicana.
- En 1894 hasta 1900 el Ministro dE Prusia era Chlodwig zu Hohenlohe, Bismarrck ya habia sido ministro de Prusia y ya habia tenido relaciones exitosas con Mexico.
- De 1885 hasta 1911 fue el mejor momento de relaciones entre Prusia y Mexico.
- Generaloberst es "general mayor" en aleman, osease el mas fregon de los generales XD
- la guerra Austro-Prusiana se dio en 1866 entonces ha habian pasado casi 30 años que Elizabetha (Hungria) se habia ido con "el musiquillo estirado"
- Porfirio Diaz presidente en ese entonces tenia varias casas, la que uso en el fic es la famosa casa amarilla que se encuentra en la Ciudad de Mexic en San Angel. (dense una vuelta, es bien lindo San Angel!)
- Efectivamente, Prusia hizo una gran venta de armamento a Mexico y le ayudo a entrenarlo porque era un desastre el ejercito XD
- los principales inversionistas en ese entonces en Mexico eran EU, Inglaterra, Francia (que Porfirio Diaz amaba!), Alemania, Holanda, Belgica y España.
- Porfirio Diaz de hecho al principio estaba a cargo de unnescuadron de infanteria, pero en una de esas desobedece a su general Ignacio Zaragoza y ataca y persigue a un grupo de soldados franceses XD es condecorado como coronel y despues general.
Pues que tal? Les gusto? Muchas mas sorpresas por venir!
Porfa dejen muchos reviews! Hacen feliz a los escritores *w* diganme lo que piensan, ideas, sugerencias, comentarios... Todo es bien venido!
Saludos! :D
