Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, créditos a Kirkman.
Atención, diálogo sexual.
Imágenes.
Le había dejado caliente.
Joder.
La viva imagen de él, recorriendo sus hombros y sus piernas. Como si estuviese bailando.
Y luego, tomó de sus manos; sabiendo lo que hacía. Él, sudoroso, desconfiado y algo trastornado, devolvió tal apretón y caricia; de espaldas, se inclinó hacia adelante y Daryl sólo logró observar deseoso su presencia y movimientos.
Le gustaba.
Relamió sus labios, sintiendo como un escalofrío recorría su espina dorsal y tensaba su entrepierna. Sin miramientos, el encuentro duró aquellos ínfimos segundos en que Jesús se incorporaba con cualquier mierda en sus manos -pues poco le importaba en tal situación- para seguir recorriendo el camino en busca de provisiones, alejándose rápidamente de él, dejándolo de esa manera.
Maldito hijo de puta.
Desde que había llegado ese capullo, éste se había hecho la manía de acercársele, más de lo que habría querido en realidad, sin alguna excusa de por medio. Lo que no sabía el idiota ese, es que el Dixon estaba llegando a su límite. Después de que el cuerpo ajeno chocara contra el de él múltiples veces, pegando su trasero en un movimiento torpe contra su entrepierna o cualquier otra mierda provocativa, sus manos no podían quedarse más quietas. Mucho menos él.
Y varias veces, estuvo a punto de golpearlo para que no volviese a joderlo de esa manera. Hasta que, bueno, sucedía lo de ahora.
Tuvo que exhalar profundamente para controlarse completamente. No se sentía avergonzado, al contrario, su entrecejo arrugado reflejaba la frustración sexual que había estado guardando por mucho tiempo. Y pareciera que al rubio le importaba una mierda como se encontrara. ─Eh, Daryl.─ Le escuchó decir con un deje de gracia en su tono de voz. Bastardo. ─Tenemos prisa, ¿No?─ Tensando su mandíbula, le respondió con un silencio, y es que en esos momentos lo único que necesitaba era agua fría. Sus orbes instintivamente recorrieron la silueta del hombre que esperaba por él más adelante. Sus pies desganados se movieron para apresurar el viaje. ─¿Sucede algo, Dixon?─ Será hijo de perra. Daryl lo acribilló con la mirada, harto de ese jueguito de mierda que tenían desde que, desgraciadamente, se habían conocido.
No quiso contestarle, ni tampoco lo volvería a hacer. Inhaló con suavidad, hasta que el rubio lo detuvo de imprevisto. ─No te ves demasiado bien.─ Inmóvil, no pudo evitar reaccionar de forma violenta y salvaje, aprisionando al idiota contra una desgastada madera de la bodega que revisaban. Sus manos tironearon fuertemente las ropas ajenas, alzando a Jesús. Y éste sonreía complacido con la situación, sin ejercer alguna clase de forcejeo contra el ataque. Era lo que había estado esperando. ─No me vuelvas a joder, capullo.─ ─¿O qué?─ Jesús relamió sus labios y el Dixon no pudo evitar acoplarse más a él. ─Te follo.─
Y entonces Jesús se removió bajo él, con unos movimientos oblicuos donde una de sus rodillas se elevaba rozando la entrepierna dura del Dixon.
Mierda, había pasado el límite.
Pero poco le importó cuándo su boca devoró sin pudor o escrúpulos los labios remojados y carcomidos de él, y sus manos callosas y ásperas se incrustaron debajo de sus ropas, raspando la piel de Jesús.
Joder.
Atte.
Goliath.
