Capítulo I
La lluvia había atrapado a los dos en el viejo tejado de una casa al parecer no habitada. Ichimatsu se había dispuesto a salir a alimentar a los gatos unas calles más alejadas de su hogar, no lo hacía regularmente, pero le parecía que todos merecían una adecuada alimentación de vez en cuando. Choromatsu por su parte se había topado con el chico al salir de una tienda de posters, traía consigo uno nuevo de edición limitada de Nyaa-chan; se lamentaba por el hecho de haber pensado que no tardaría mucho antes de que la lluvia lo alcanzara, pero no tuvo la suerte que tanto predijo.
Los dos se encontraban en silencio, a pesar de ser hermanos y que pasaban mucho de su tiempo juntos, no tendían a hablar mucho entre los dos. Choromatsu juntaba sus fuerzas para poder lograr una conversación con Ichimatsu, pero sus respuestas siempre eran demasiado cortantes, así que terminó por rendirse y sólo esperar a que la lluvia bajara. Se recargó en la pared, abrazando su poster sin mucha fuerza para dañarlo, miró las gotas de la lluvia que caían y formaban pequeños círculos en el suelo mojado de la calle.
Hacía un poco de frío desde esa mañana, pero el agua había hecho que el ambiente se volviera un tanto insoportable. Choromatsu miró de reojo a su hermano menor, él se encontraba sentado sobre el suelo de madera observando la lluvia caer. La casa era bastante extraña; la puerta estaba abierta y dentro sólo habían algunos muebles viejos y nada de luz. El porche era un poco pequeño, el suelo estaba hecho de tablas y una pequeña silla rota. Frente a la casa habían algunos establecimientos que ya habían cerrado y las casas de a los lados negaron abrirles las puertas o darles una pequeña ayuda.
Choromatsu pensó que entrar a la casa sería lo mejor, puesto que el frío y el ambiente húmedo podrían enfermarlos a los dos, pero al simplemente asomar sus ojos por el oscuro ambiente de adentro y la posibilidad de que alguien extraño estuviera durmiendo ahí le hacía estremecerse y terminaba por quedarse en la misma posición. Hizo un mueca de disguste y lanzó un quejido. Aplastó un poco más sus brazos contra él mismo y frotó sus brazos.
-Mierda,... -Recordó su poster, y sobresaltado lo miró. Ya lo había arrugado. Gritó y trató de enderezar un poco el papel laminado, dejando pequeñas marcas de lineas sobre él. -No... Mi poster se ha dañado... -Trató de borrar las lineas con cuidado pero terminaba empeorándolas un poco, así que lo dejó mejor así. Enrolló el poster y lo guardó de nuevo en su bolsa, recargándolo en la pared para abrazarse así mismo y tratar de cubrir su cuerpo de mejor manera. Cerró sus ojos unos segundos y golpeó su cabeza contra la pared.
-Choromatsu... -La voz de Ichimatsu lo sorprendió y giró su cabeza hacia él. -Ten... -Él extendía su suéter de color morado ante él, lo miró de reojo, pensando que él podría morirse de frío. Ichimatsu llevaba una camisa de manga larga de un tono más claro que el de su suéter con palabras grabadas sobre el centro de ella.
-Ah, tu igual tienes frío. Cúbrete bien. -Él le sonrió y como respuesta recibió un chasquido de lengua.
-No tengo frío, al contrario. Me agrada la brisa de la lluvia. -Choromatsu tomó el suéter y miró unos segundos al menor. Él regresó su mirada hacia el frente, ignorando al mayor de nuevo. Esa tarde había decidido sólo salir con una camiseta manga corta a causa de que su compra sería "algo rápida". Agradecía el gesto así que sólo se lo puso.
-Creía que la lluvia no te gustaba. -Dijo acomodándose un poco la ropa y sintiendo el dulce calor que el suéter provocaba en sus brazos.
-No me gusta. -Se encogió de hombros y se puso de pie. -La brisa es lo único que me gusta de ella, pero el hecho de que muchos de los gatos no tienen donde refugiarse, me mortifica.
-Ya veo. -Choromatsu sonrió. "Aunque no quieras aceptarlo, tienes un buen corazón, Ichimatsu", pensó.
El rato siguió pasando y ni uno de los dos dijo palabra alguna, Choromatsu miró su reloj de mano; ya había pasado hora y media desde que la lluvia había comenzado, y no daba señales de que iba a parar pronto. Soltó un suspiro y cerró sus ojos unos segundos, esperando a que al menos alguno de sus hermanos llamaran a su teléfono para preguntar en dónde estaban para que alguno les trajera un paraguas y pudieran irse lo más pronto. La lluvia poco a poco parecía querer empeorar y el viento comenzó a asotarles en el rostro junto con las pesadas gotas de lluvia. Ichimatsu lanzó un quejido y Choromatsu tomó su poster en su mano para cubrirlo del agua.
Las cosas se calmaron por unos segundos, pero era cuestión de que la lluvia empeorara, ya que el agua comenzaba a caer con más fuerza poco a poco y la brisa era más constante. En la mente de Choromatsu, entrar a la casa no era una opción, pero Ichimatsu simplemente entró sin preguntar y el tercer sextillizo sólo le siguió, no queriendo quedarse lejos del otro.
-Ah... -El rostro de Ichimatsu cambió a una preocupación total, pero incluso antes de que los dos pudieran ver la seguridad de la casa, Ichimatsu corrió fuera de esta.
-¡Ichimatsu! ¿Qué demonios haces? -Le siguió deteniéndose en la entrada, e Ichimatsu bajaba a corridas los dos escalones de la entrada para correr a la calle de frente. Alertado, Choromatsu dejó el poster en el suelo de dentro de la casa y le siguió, comenzando a empaparse cuando bajó al camino de cemento de la casa. Se detuvo al ver que el menor tomaba a un gato que estaba empapándose en la acera. -Tú de verdad... -Le miró enfadado. Ichimatsu trató de cubrirlo con su cuerpo y comenzó a correr de nuevo hacia la casa, pero antes de que lograra si quiera llegar a la banqueta, resbaló y cayó sobre la calle. -¡Hey! -Choromatsu caminó hacia donde estaba él, sin importarle el agua que lo empapaba completamente. -¿¡Estás bien!? -Ichimatsu soltó un quejido y tomó su tobillo entre una de sus manos con un rostro reflejando dolor, aún trataba de proteger al gato. Choromatsu se acercó y le ayudó a levantarse, haciendo que él se recargara sobre sus hombros.
-Creo... que me he lastimado...
-Trata de poner el pie en el suelo... -Ichimatsu tomó al gato con su brazo restante, y trato de apoyar el pie en el suelo, pero tuvo que retirarlo pronto por el dolor que lo agobió. -Qué se le hará,... -soltó. -Vamos, regresemos a la casa. Ichimatsu asintió y con pasos lentos caminaron hasta llegar al porche de la casa. Ichimatsu soltó al pequeño gato, quien corrió dentro y se sacudió el agua de la lluvia y Choromatsu siguió ayudando a su hermano a refugiarse de la lluvia.
Miraron al rededor, y sobre lo que parecía ser un sillón y lo levantó en sus brazos para llevarlo hasta ahí, Ichimatsu se aferró a su cuello, extrañado por la acción, pero se confió de su hermano y se acomodó en el sofá, cuando estuvo por fin sentado. Quitó un poco el polvo que cubría la manta blanca y quitó su sandalia para checar su pie. Choromatsu, agachándose a su lado, tomó el pie de su hermano con cuidado y trató de moverlo un poco, haciendo que este soltara leves quejas de dolor.
-¿Te duele mucho?-Preguntó Choromatsu mirando a su hermano. El asintió y giró su cabeza en otra dirección.
-El gato terminó empapado de todos modos y me torcí el tobillo, haciendo que tú también te empaparas. -Ichimatsu miró de nuevo a su hermano mayor. -Siento ser un completo estorbo.
-Bueno, no se puede hacer nada. -Choromatsu se levantó. -No pienses así de ti, somos hermanos, no pasa nada... -Comenzó a retirar el suéter de Ichimatsu de su cuerpo y lo acomodó en una silla de madera, dejándose de nuevo en su camiseta, pero menos empapado. -Echaré un vistazo a la casa, por si a caso hay alguien por aquí. Si sucede algo das un grito. -Ichimatsu sólo asintió, mirando su pie y moviéndolo poco a poco.
Choromatsu miró a los lados y visualizó una pequeña vara, seguro de alguna madera del piso rosa, y fue por ella. Asintió seguro de que sería una buena arma y caminó hacia dentro de la casa. El primer lugar era la cocina, estaba vacía y las alacenas habían sido abiertas y asaltadas, seguro no eran los primeros en venir a este lugar. Salió de ahí y siguió su camino hasta la primera puerta, preparó la vara en sus manos y después de girar la perilla, pateó la puerta. Era el baño, olía de lo peor. Choromatsu cubrió su nariz y su boca, y limpiándose la mano con la que lo había tomado la perilla en sus ropas, la cerró con ayuda de la vara.
Comenzó a agitar su mano frente a su rostro a quitar una lágrima que salió a causa del olor que seguramente otros habían dejado ahí. Tomó la vara en sus manos, la casa no era muy grande, sólo quedaban dos puertas más. Siguió su camino hasta la siguiente puerta y con sólo dos dedos de su mano giró la perilla. Dentro sólo había una habitación con una cama que tenía un colchón deshecho, sus resortes salían en todas direcciones, y había una caja al fondo, aferró bien su intento de arma homicida y se asomó dentro del cuarto. La caja estaba vacía y miró a su alrededor y sin ver señales de que alguien estuviera ahí.
-¡CHOROMATSU-NIISAN! -El grito de Ichimatsu lo asustó y corrió más rápido que nunca hasta donde estaba Ichimatsu, este asomó la cabeza por el respaldo del sofá.
-¿Qué sucede? ¿Qué sucedió? ¿Hay alguien aquí?
-No. -Volvió a acostarse en el sofá. -Sólo quería ver si respondías a mis gritos de auxilio.
-Idiota, me has dado un buen susto. -Se cruzó de brazos. -Espera aquí y no vuelvas a gritar mi nombre de nuevo si no es realmente necesario.
-Sí... -Ichimatsu soltó una leve risa que puso de nervios a Choromatsu y siguió su camino hasta la última habitación.
Abrió la puerta, jalando el borde de su camiseta hasta la perilla, y entró. Era otra habitación como la anterior, sólo que en esta habían algunas cobijas amontonadas en la cama. Entró y agitó el palo contra el aire. No había nadie tampoco en esta habitación, así que simplemente soltó un suspiro y dejó caer la tensión acumulada en sus hombros. No había nada interesante en la habitación, sólo las cobijas apiladas en el colchón de la sucia cama. Tomó una y se dirigió hasta donde se encontraba Ichimatsu y dejó caer la cobija frente el sillón. Ichimatsu miró con cierta curiosidad la cobija y la ignoró.
-Esta cosa estaba allá dentro, podemos usarla para cubrirnos del frío. -Choromatsu sacudió sus manos por el polvo y las apoyó sobre su cadera.
-Asqueroso. -Soltó el menor y y siguió jugando con el gato que tenía en su regazo. Al menos esos dos ya se habían acostumbrado al lugar.
-Al menos tenemos algo para descansar hasta que amanezca, ya es tarde y dudo que podamos volver hoy a casa. Los inútiles de Osomatsu y los demás seguro que ni les importará que regresemos, y con eso de que ignoramos a Karamatsu cuando Chibita se lo llevó, dudo que él también se preocupe. -Ichimatsu le miró de reojo y volvió a mirar la cobija con desgano.
-Seguro que alguien la ha orinado. -Soltó y acarició la cabeza del gato.
-Ah... -Choromatsu tomó la cobija y la desdobló en el suelo, excediéndola completamente y caminó sobre ella. -Pues no está desprendiendo un olor extraño, de hecho...
-Huele a suavizante. -Soltó Ichimatsu mirando de nuevo la cobija. -Quizás alguien duerme aquí,... Choromatsu, pensé que eras una buena persona, pero has tirado las cobijas que alguien lavó con esfuerzo al suelo sucio... -Ichimatsu negó, encogiéndose de hombros. Curiosamente su parecido con Osomatsu se aumentó en cuestión de segundos. -Impresionante.
-Tsk. -Y ahora él se parecía a Ichimatsu. Se agachó y levantó la cobija del suelo, sacudiéndola un poco del polvo. Se sentó a un lado de Ichimatsu y se cubrió con la cobija, se encontraba muriéndose de frío, y no dejaría que los comentarios sarcásticos de Ichimatsu lo hicieran enfadar.
Cerró sus ojos por unos segundos, y sintió como la cobija se levantaba a su lado y el menor se cubría con ella. Victoria para Choromatsu, pensó. Un trueno se adueñó del silencio y el cielo alumbró el interior de la casa por las ventanas. Los dos se quedaron mirando la ventana que estaba frente a ellos, la lluvia al parecer sí había comenzado a empeorar, y los vientos azotaban fuerte contra los vidrios que pareciera se romperían en cualquier segundo.
Choromatsu se dejó llevar un poco por el silencio y la calma de la lluvia. El calor que su hermano desprendía era acogedor y la calma entre ambos era algo de lo que nunca se quejaría. Si el asunto hubiera sido con Osomatsu sería muy diferente, el ruido de bromas pesadas y sarcasmos no habría parado desde que puso pie en el porche de la casa. Karamatsu habría sido demasiado doloroso, y en teoría, las conversaciones no tendrían sentido alguno. Con Jyushimatsu no había mucha diferencia, y Todomatsu seguramente le habría ignorado por completo o habría hablado con su típica superioridad.
Giró su rostro, cuidando que el pie de Ichimatsu estuviera en una buena posición. El menor siguió acariciando al pequeño gato y soltó un gran bostezo que le hizo recargarse un poco más en Choromatsu. Él siempre imaginó que el menor gustaba de estar alejado de las personas, y por un segundo pensó que se arrinconaría en alguna pared de la casa, pero él simplemente se quedó allí. Ichimatsu deslizó un poco su cuerpo, dejando en claro que comenzaba a quedarse dormido, las caricias al gato fueron extinguiéndose poco a poco y este terminó por acurrucarse entre el brazo de Ichimatsu.
Era raro para Choromatsu ver a su hermano menor con semejante dulzura plasmada en su rostro. Si era cierto que dormían en el mismo futón, pero era extraño que los dos terminaran solos en algunas situaciones, e incluso aún más raro el que uno durmiera cerca del otro. Choromatsu asomó su vista para ver el gesto de ensueño que tenía el cuarto sextillizo, se veía poco problemático y nada sombrío, quizás hasta tierno. Soltó una leve risa, y lo acomodó hasta que su cabeza quedara sobre su regazo.
Sus ojos también comenzaban a ceder, pero tenía que estar al pendiente de cualquier cosa que pudiera pasar, incluyendo en el que la lluvia se detuviera o que alguien entrara al lugar. Recargó su brazo en el sillón y dio un profundo bostezo que le hizo caer dormido, pero despertó casi inmediatamente. Sacudió su cabeza y y dio pequeños golpes en sus mejillas, dejándolas rojas por la fuerza que aplicó.
Ichimatsu soltó una pequeña risa, aquello le hizo desatinar y volvió su mirada hacia él. Pocas veces se sentía como un verdadero hermano mayor, y eso eliminaba su sentido protector como el que siempre conservaban Osomatsu y Karamatsu con todos los menores; Ichimatsu se veía muy diferente a como podía verlo todos los días. Sentía que si cualquier pluma cayera sobre su mejilla, le hacía romperse.
-Vaya... puede que tengas algo de remedio. -Bromeó y sonrió, un tanto sonrojado. Sentía un poco de envidia, pensando más allá de las cosas, la persona llegue a amar a Ichimatsu lograría ver ese gesto tierno todas las noches, y seguro lo amaría incondicionalmente, pensando en como era la actitud de su hermano, seguro que así serían las cosas. Soltó una leve risa. Pensar en algo así era un poco extraño. "Yo puedo verlo todas las noches con ese mismo gesto", pensó divertido. "Es como ser el enamorado de Ichimatsu", volvió a reír y se quedó en silencio unos segundos.
Enredó sus dedos entre el cabello de Ichimatsu y siguió mirándolo unos minutos más. Sintió como su pecho se sentía presionado por unos segundos y miró hacia otro lado, sintiendo un calor en sus mejillas. Quizás comenzaba a cansarse de verdad. Estiró sus brazos y se recostó un poco mejor. Siguió con el paseo de sus dedos por entre sus cabellos, pareciera como si Ichimatsu lo disfrutara, porque sus mejillas se encendían y hacía gestos un tanto divertidos.
Choromatsu agachó su cuerpo, y como atraído por un impulso lento, besó la mejilla del menor por unos segundos; era suave y cálida. Soltó una leve risa sarcástica, con su corazón seguramente estacionado, cerró sus ojos y simplemente presionó sus labios contra los suyos. Quedándose así unos segundos más.
Volvió a sentarse correctamente y miró a la ventana pensando en la nada, cubrió su boca, adueñándose de la pequeña sensación que tuvo con los labios de su hermano mayor. Comenzó a reír y negó con su cabeza, esta vez cubriendo su rostro con las dos manos.
-Cielos, qué acabo de hacer... -Se quedó pensativo. Seguramente sus pensamientos se adueñaron de sus acciones e hizo eso por impulso. Y aunque fuera peligroso admitirlo, algo en ello le había gustado del todo. -No, no, de ninguna manera. -Negó y abrió los dedos de sus manos, asomando sus ojos para visualizar a su hermano menor. El seguía dormido con una sonrisa en su rostro. Presionó sus mejillas y respiró profundo. -Fue un beso de buenas noches,... -Sonrió y se encogió de hombros. -Sí, sí. Un beso de buenas noches. -Avergonzado sonrió y se inclinó. -¿No, Ichimatsu? -Tomó los labios de Ichimatsu y simuló moverlos como si hablara. -Sí, Choromatsu-niisan. -Fingió su voz.
Lo miró nervioso, pero aquella sensación se había sentido bien. No había dado un beso desde la época de secundaria cuando lo habían encerrado con aquella chica en el armario, pero este era diferente. Los labios de aquella chica, aunque fuera linda, se movían sin gracia haciendo que el beso terminara siendo un poco incomodo para él. Quizás los únicos besos que obtendría de alguien serían de esta manera.
Se inclinó aún cuando los nervios lo inundaron por completo y depositó otro beso sobre los labios de su hermano menor, siendo sorprendido por una mano que se deslizaba por su cabello. Se separó un poco, encontrándose con la mirada de Ichimatsu. El bajó su vista apenado y giró su cuerpo, hasta quedar al contrario del rostro de Choromatsu.
-¿Ichi...matsu? -Choromatsu le miró sorprendido, anonadado, disgustado y a la vez asustado. ¿Qué debía hacer ahora?
