31 De diciembre.

Bellatrix, una de las mortífagas mas devota al señor tenebroso ha tenido una idea para hacer el día del cumpleaños de su amo, el cual era hoy.

Por la mañana, decidió ir a Gringotts a retirar una gran cantidad de dinero de su bóveda.

Estaba decidida a obsequiarle algo a su amo, pero no cualquier cosa, algo único y especial que no olvidara nunca.

A continuación se dirigió al callejón Diagon y entró a una tienda de artilugios mágicos muy famosa.

-Buenos días señora Lestrange, ¿Qué se le ofrece?-

-Si, quiero un giratiempo, ¿Cuánto cuesta?-

- 2900 galeones señora.-

-Si lo llevo, y un bolso de cuentas.-

- 1000 galeones.-

-Listo- La pelinegra pagó y se marchó a la mansión de su hermana a preparar todo.

-Mmm...… ¿Qué me está faltando?-Se preguntaba.-Muy bien, creo que nada.-

Se le había ocurrido la loca idea de regalarle un viaje al pasado a su amo.

Trancó todas las puertas para estar sola en el comedor.

Sobre la larga mesa organizó todo lo necesario.

Después las metió en el bolso, dinero y algo de ropa casual de Lucius, de ella y de Draco.

Aprovechando que estaba sola en la gran habitación, remangó su brazo y toco su marca tenebrosa para llamarlo.

Al instante su tatuaje comenzó a arderle, el lord ya estaba en camino.

Varios minutos después, llego el, envuelto en una nube negra.

El ambiente del salón era frío y tenso.

-¿Qué sucede?-Preguntó mirando hacia todos lados ya que le extrañó ver solo a su mano derecha en el lugar.

-Mi lord.-Dijo la mortífaga haciendo una reverencia.-Hoy es su aniversario, ¿no?-

-¿Por eso es que me has llamado?-Preguntó molesto por el viaje inútil y sin importancia que le hizo hacer.

-Lo he llamado para darle un regalo.-Dijo la pelinegra acercándose al señor oscuro.

Temerosa, por la reacción que el podría tener, agarró la mano del señor oscuro y colocó en ella el pequeño aparato dorado.

-¿Para que quiero yo un giratiempo?-Preguntó de mala gana mirando la cosa en la palma de su mano.

-Ya le dije mi señor, voy a hacerle un regalo-

-¿Un viaje?-

-Si-

-Mira Bellatrix, no estoy con ánimos de viajar a ningún lado-

-Por favor, venga con migo mi señor, le prometo que no se va a arrepentir.-

-Más te vale.-Amenazó el lord.

-Gírelo mi señor.-Le pidió la bruja.

-¿Cuántas veces?-Ya que no tenía ni media idea de a donde iba a ir.

-Vamos a retroceder años, así que mi señor, debe darle 6 vueltas, cada una que valga por diez.-

Al instante todo a su alrededor comenzó a girar y a cambiar velozmente.

De pronto, se encontraban parados a mitad de una calle de piedra en lo que parecía ser Londres.

-Mi señor, ¿recuerda este lugar?-Preguntó la pelinegra.

-No-Respondió, no muy seguro ya que estaba anocheciendo y se estaba poniendo oscuro y todavía no habían prendido un solo farol en la calle.

-Mire hacia allí y dígame si lo recuerda mi señor.-Susurró Bellatrix señalando con su mano un edificio con un cartel que decía "Orfanato".

-Si, ahora lo recuerdo.-

Caminando muy despacio, el lord, seguido muy de cerca por su cierva, avanzó hacia el edificio.

-¿Por qué me trajiste aquí?-Le preguntó a la mujer.

El hombre no entendía nada.

Con melancolía, miraba el edificio que alguna vez funcionó como su hogar durante su infancia.

-Mi señor, pensé que le gustaría venir aquí después de todos estos años…-

-¿Qué me gustaría venir aquí?-Preguntó frunciendo el seño y mirándola a los ojos.

-Mi señor.-Dijo la mortífaga bajando la mirada hasta el piso.

-¿Pensaste que me gustaría volver al lugar que devoró mi felicidad, arrancó el corazón de mi pecho y me impulsó a ser lo que soy hoy?, ¿Te párese Bellatrix?-Siguió, pero esta ves levantando levemente la voz.

-Yo…yo…-

-La verdad…que poco me conoces.-

-Mi señor…-Se animó a decir.-Si es por eso, yo si entiendo las penas que usted pasó aquí adentro, es por eso que lo traje, para solucionarlo.-

-¿A que te refieres?-Preguntó sin entender.

-Mi señor, mi intención es sacarlo de aquí.-

-Sabes lo que puede pasar si alteramos el pasado, una mala maniobra y el presente sería diferente.-

-Lo se mi señor, pero es un riesgo que por usted me animo a correr.-

El lord la quedó mirando.

-Igual, no lo se.-

-Piénselo mi señor, podría despertarse por la mañana sin recordar un ayer tan gris, ¿no cree que es tiempo de ser feliz, aunque sea por una vez en su vida?, no se prohíba la oportunidad.-

-De a cuerdo, lo haremos con calma, pero… ¿Cómo entramos sin que no nos vean.-

-No podemos robarlo mi señor.-

-¿Por qué no?-

-Puede que estemos en el pasado, pero las leyes del ministerio siguen siendo las mismas, nos perseguirán y nos casarán como animales.-

-¿Qué hacemos entonces?-

-Mi señor, esto es un orfanato.-

-Si ¿Y?-

-Podemos adoptarlo.-

-¿Adoptarlo?-

-Si, usted tiene el mismo apellido, recuérdelo, se hará pasar por su propio padre, sí será mas censillo.-

-De a cuerdo, hagámoslo.-