Disclaimer: Los personajes de este fic no me pertenecen, son de la serie One Piece, obra de Eichiro Oda
Cuestión de fe
Mi cuerpo esta en clase, pero mi mente vuela libre por los cielos azules, perdiéndose entre la nubes e imaginando como es el mundo más allá de lo que yo conocía.
Mi barbilla esta apoyada sobre mi mano izquierda, mientras miro por la ventana, un reflejo blanco me pasa por al lado y ni siquiera me inmuto, ya estoy más que acostumbrado, un aire frío recorre mi brazo derecho y un poco molesto susurro.
- Ahora no… estoy en clase…
El frío paro y sin darme cuenta me dormí apoyado en la palma de mi mano.
Me despertó el timbre que indicaba el final de las clases del día y la voz del profesor Smoker diciendo…
- Para el próximo día quiero que me traigáis el poema de Lorca analizado y con las características del enunciado destacadas. ¿Entendido?
- ¡Si sensei! – dijo toda la clase a coro incluido yo.
Todos se levantaron de sus asientos y empezaron a recoger las cosas, hice lo mismo y me dispuse a salir de clase y del instituto. Caminaba tranquilamente por la calle en dirección a casa cuando una voz me llamó.
- ¡Ace! ¡Tío espérame joder!
Me giré hacia él con la mochila colgada del hombro
- Hombre Sabo… pensé que te habías perdido…
- Que va hombre… lo que pasa es que he salido un poco tarde de gimnasia… el profesor Franky no nos ha dejado salir antes…
Este es Sabo, mi hermano de "Sangre", aunque no somos hermanos de verdad, solo que nos conocemos desde pequeños y un día se nos fue la olla, decidimos hacernos hermanos, cogimos un cuchillo, nos cortemos la palma de la mano y las juntemos haciendo que nuestra sangre se mezclara entre nuestras palmas. Cuando mi madre, Rouge, se enteró, me castigó dos días sin salir a jugar con Sabo.
Sabo me explicaba como le había ido la clase de gimnasia y yo la mía de Literatura cuando el mismo destello blanco de antes y el mismo frío me hicieron parar de golpe, me giré y vi a una niña pequeña, rubia, con dos trenzas y que me miraba insistentemente con un peluche de dragón en las manos.
- ¿Otro? – preguntó Sabo.
- Si…- respondí en un suspiro.
- ¿Qué es?
- Una niña – dije mirándola.
- ¿Dónde esta? – preguntó Sabo intentando buscarla
- A mi derecha.
Le devolví la mirada a la niña, sabía que quería que la ayudara pero el problema es que no sabía como hacerlo.
Ese es un pequeño detalle sobre mi, no se porque, pero soy capaz de ver fantasmas, o mejor dicho, espíritus que se han quedado en la tierra y que no pueden encontrar la luz por ellos mismos. Según mi madre, mi tarea es ayudarlos pero no tengo ni idea de cómo hacerlo y tampoco me lo explicó, dijo que lo descubriría por mi mismo. Sabo es el único, aparte de mi madre y mi hermanastro Luffy, hijo del segundo marido de mi madre (mi padre murió cuando tenía cuatro años) que sabe que tengo este… ¿como decirlo? ¿Poder? Pues poder.
- Lo siento, no se como ayudarte, así que deja de rondarme.
La niña me miró tristemente y agachó la cabeza, entonces desapareció.
- Tio, que bestia, era una niña… - dio Sabo.
- Le he dicho la verdad, no se como ayudarla…
Sabo se encogió de hombros y siguió hablando. Los dos íbamos juntos hasta la esquina del parque de al lado de mi casa, allí, él torcía a la derecha y yo seguía recto, mi casa estaba a dos manzanas del parque.
- Bueno Hermano, te veo mañana en el instituto – dijo Sabo golpeándome suavemente en el hombro.
- Hasta mañana – le respondí con media sonrisa.
- Que no te persigan muchos Amiguetes tuyos…
Le hice una mueca y entonces desapareció. Seguí andando y miré hacía el parque, mientras sonreía, ¿Cuántas veces, Luffy, Sabo y yo habíamos jugado en ese parque? Muchísimas.
Ese día había algo diferente, a esas horas no solía haber nadie, pero hoy había un hombre de espaldas, sentado en uno de los columpios, me lo quedé mirando, nunca le había visto. Vestía un traje negro y por lo visto era pelirrojo, "No, nunca había venido por aquí" Me acerqué a él y antes de que pudiera decirle algo o tocarle el hombro, el hombre se levantó y se dio media vuelta.
- Oh – dijo - ¿Puedes verme chico?
"Esta muerto…" pensé
- No… no puedo… - respondí sin pensar y me di media vuelta.
- ¡Eh! ¡Espera! – dijo mientras me cogía del brazo. Inmediatamente un frío empezó a recorrer mi cuerpo, pero lo que mas me sorprendió es que pudo cogerme, no atravesarme como los demás – Me has hablado y me has mirado a los ojos… eso significa que puedes verme
Lo miré de reojo y vi unos ojos castaños, que, aunque estuviesen muertos, tenían una vitalidad y una alegría que me dejó a cuadros. Una barbita de dos días le recorría la mandíbula.
- ¿Cómo te llamas chico?
- A-Ace… - respondí sin pensarlo
- Un gusto, yo me llamo Shanks. Oye, tú… ¿tú sabes por que la gente no puede verme ni oírme?
Me lo quedé mirando, ¿acaso no sabía que estaba muerto? Abrí la boca para contestarle pero algo en su mirada me impidió hacerlo.
- Tengo que irme… mi madre y mi hermano me esperan – dije desviando la mirada.
Me solté de su agarre y el frío desapareció, empecé a andar y noté que él me seguía, decidí ignorarlo, cuando hube llegado a casa ya había desaparecido. Me quedé mirando la calle por unos minutos y decidí entrar en casa.
- ¡Bienvenido Ace! – me saludó mi hermano abrazándose a mí.
- Hola Luffy
- Bienvenido hijo mío – me saludó mi madre, Rouge.
- Hola mama – dije dándole un beso en la mejilla mientras mi hermano seguía abrazándome.
- ¿Qué tal el insti? – preguntó Luffy
Le sonreí, Luffy es la alegría de mi vida, junto con Sabo y mi madre. Ellos eran las únicas personas que me conocían de verdad, y también a las únicas que dejaba hacerlo. En el instituto tenía muchos amigos, pero ninguno de ellos sabían como era yo en realidad y sabía que nunca podían llegar a comprenderme, y menos por mi poder.
Subí a mi habitación seguido de mi hermano y allí me senté en la cama para explicarle todo lo que me había pasado ese día, después él me explicaba a mi todo lo que le había pasado a él. Luffy también iba al instituto, pero a uno diferente al mío, el padre de Luffy y el segundo marido de mi madre, se llama Dragon, y apuntó a Luffy a un instituto cercano a la empresa donde trabajaba él, así lo llevaba y lo traía, después se iba a trabajar otra vez.
Después de estar hablando, mama nos llamo para cenar, las cenas siempre eran muy agradables, charlábamos los tres animadamente y reíamos casi siempre de las tonterías de Luffy.
Como si fuera un ritual, una vez que he acabado de cenar, siempre me doy un baño. Así que llené la bañera, me desnudé y me metí en ella, era mi momento de relax, el momento en que podía pensar sobre las cosas que me inquietaban. Cerré los ojos y me dejé llevar por mis pensamientos, y sin saber porque, el hombre pelirrojo apreció en mi mente. Extrañado, intenté pensar en otra cosa, como el examen de matemáticas de dentro de dos semanas, pero no podía centrarme, el hombre pelirrojo aparecía en mi mente una y otra vez.
- Shanks… - murmuré - ¿Qué haría él en el parque? Nunca le había visto por aquí…
El tema me picó y aventure varias hipótesis, algunas las consideré absurdas y otras parecían tener algo de lógica.
- ¡Por Dios! – dije cabreandome conmigo mismo – deja de pensar en él, esta muerto y no puedes hacer nada por él Ace… así que olvídate de él.
En vista de que el baño no conseguía relajarme salí y me seque, me vestí, salí al comedor y pregunté
- ¿Y Luffy?
- Se ha ido a dormir ya, son las once… - contestó mi madre.
Me acerqué a ella, la bese en le frente y le dije un "buenas noches" muy cariñoso, adoraba a mi madre, ella me contestó acariciándome el pelo tiernamente y me fui a la cama.
Primer capitulo listo, criticad porfa vor pk esto es un pokito raro XD XD se acepta de todo. Os kiero! Y gracias por leer
