disclairmer: ninguno de los personajes me pertenece yo solo juego un poco con ellos

Hola a todos, esta es mi primer historia, sean pacientes conmigo por favor, leí una historia parecida en un libro de cuentos de mi bebé e inmediatamente pensé en mis personajes favoritos de sailor Moon, espero les guste, todos los reviews son bienvenidos, no cuento con Beta así que disculpen los errores.


La princesa altiva

Muchos años habían pasado ya desde que su amada reina había fallecido, dejándolo con un gran dolor en su corazón pero sobre todo una gran responsabilidad al no solo tener que llevar las riendas del reino por si mismo, si no también de la hija que procrearon juntos, el Rey había prometido en el lecho de muerte a su esposa su total devoción hacia su hija, pero en el camino de dotar a la pequeña de todo lo que su corazón pudiera desear, y cumplir cada capricho por pequeño que fuese, la princesa se convirtió en una niña mimada, engreída, altiva, orgullosa y altanera que creía que todo merecía y que estaba muy por encima del resto de la gente, así pues se llegó la víspera en que la princesa alcanzaba ya una edad casadera y el rey se daba daba golpes en la sienes al no poder encontrar un pretendiente para su quisquillosa hija.

Cada día sin falta llegaban a las puertas del castillo pretendientes buscando la mano de la hermosisima princesa, quien a pesar de sus defectos de carácter, poseía una gran belleza, su rubia y larguísima cabellera, ojos azules, piel blanca, mejillas sonrosadas y labios carnosos le daban una apariencia angelical casi fuera de este mundo, su figura a pesar de su edad presentaba curvas voluptuosas y femeninas, su porte regio y su vestir la hacían parecer etérea cuando se le veía caminar por los jardines del palacio., sin embargo así como llegaban eran despachados con crueles y despectivas palabras, por parte de ella.

Era tanto su cinismo y altivez, que profesaba su disgusto por sus pretendientes sin el mínimo tacto, además disfrutaba alardear frente a sus damas de compañía al despreciar los regalos y atenciones que éstos tenían hacia con ella.

"¡jamás me casaría contigo, solo mírate con ese cabello blanco pareces anciano!" - dijo entre carcajadas burlonas al príncipe Diamante, quien sufría por sus desprecios por quinta ocasión.

"Serena, amada mía por favor acepta mi mano y se mi reina, no sufrirás ninguna carencia a mi lado"

"Basta ya, estoy harta de escuchar tus lloriqueos, vete y llévate tus baratijas"-contestó la princesa arrojando al suelo un collar de diamantes y esmeraldas.

Levantando su nariz en gesto de desagrado se dio media vuelta y se alejó del príncipe.

Cada día que algún pretendiente llegaba, la princesa los humillaba y despreciaba con frases frívolas, "eres demasiado gordo, eres muy flacucho, que pálido estas pareces fantasma, como podría casarme con un enano como tú". El rey caía cada vez más en desesperación y frustración, ante los infantiles pretextos que ponía su hija.

Un buen día, después de un viaje de un mes entero el príncipe Seiya llamaba a las puertas del palacio pidiendo una audiencia con la princesa, el rey al verlo se entusiasmó pues era bien parecido, aunque ligeramente de facciones delicadas bordeando lo femenino además de ser bastante mayor que ella, pero se decía de él que era un gran estratega en batallas y provenía de un reino prolifero, al hablar con él, las esperanzas del rey crecieron, pues además Seiya poseía un gran carisma que atraía a la concurrencia fémina de la corte.

Por la noche antes de la merienda se pudó escuchar la voz de la princesa "es que acaso mi padre se dio por vencido con los pretendientes masculinos y ahora pretende burlarse de mi al enviarte ante mi"

El rey al escuchar esto, que sin duda era la peor falta de respeto hacia un hombre al poner en duda de su masculinidad, y ni mas ni menos que a un príncipe, sintió desfallecer al prever en un futuro una guerra entre sus reinos, la ira lo llevo así a actuar de inmediato. "Es suficiente, basta ya niña estupida, estoy cansado de tu actitud, y hoy le pongo un alto, por favor Seiya recibe mis más humildes y sinceras disculpas, en nombre de mi reino y mi corona, te suplico que olvides el arrebato sin escrúpulos de hija." Dijo el rey quien prefirió humillarse así mismo que llevar a la guerra a su Pacífico pueblo.

"No te disculpes en mi favor padre, no cambiare de opinión" comentó altaneramente la princesa, el rey lleno de furia le acertó una bofetada y le ordenó retirarse de inmediato.

"Artemis, ya que esté deplorable incidente por fortuna se ha llevado en la discreción de estas habitaciones pasare por alto este insulto, ya que he quedado prendado de tu hija, pero he de confesar que he reconsiderado el solicitar su mano, pues si bien su belleza es despampanante, su actitud deja demasiado que desear" dijo con acritud y reproche, mirando el pasillo por el que la princesa había desaparecido entre llantos y sujetando su mejilla enrojecida.

"He de confesarte que me encuentro desesperado, se que mi tiempo reinando no durara por siempre y temo dejar en las manos de mi hija a mi pueblo, mucho me reprendo el cegarme a su manera de ser, quise que no resintiera la falta de su madre y termine malcriandola con regalos, pero ahora veo el mal que le hice, se que hay bondad en ella, pero necesita una dosis de humildad para poder reinar"

"Creo que yo podría tener la solución" resonó una voz en la puerta.