Nota: Realmente no tengo idea que me llevó a escribir esto, simplemente que un día empecé y debía terminarlo a cualquier costa. Y cuando me di cuenta que lo estaba terminando, que había un montón de cosas que aun seguían dando vueltas, así que pasó de ser un simple one-shot a un grupo de ellos, que se tomarán su tiempo en aparecer ya que no tenía idea para empezar de que iba a escribir esto.

Primer one-shot de una serie que los conecta a todos. Así que digamos que es el primer capítulo de una serie corta.

Parejas raras si las hay, he elegido una que me intriga. el trio Remus/Hermione/Sirius (Mi fanatismo por las cosas raras llegan a este extremo ¿Que puedo decir?)

Hermione se ve un poco OCC, pero... si te estás muriendo y lo sabes ¿Como reaccionarías?

Bueno, sin más: La historia.

Atte.

Luna Ming


Tonos de Negro

La ultima broma

La respiración entrecortada era el único sonido de la habitación.

Se sostenía en sus rodillas y manos, tratando de mantenerse cuerda, pero los ojos no podían enfocarse plenamente con sus pupilas dilatadas al punto que sus ojos castaños parecían casi negros.

Su cuerpo pequeño y tembloroso estaba bañado de partículas de polvo pegadas al sudor y las lágrimas, haciendo que las heridas comenzaran a escocer.

Vio la varita aun en su mano que se apretaba a su alrededor causando que sus nudillos tomaran un color blanco pálido que parecía brillar a la poca luz de luna que se colaba por la cortina apolillada.

Si tan solo estuviera segura de que no podían rastrear hechizos en la casa, sería fabuloso.

Pero no podía arriesgarse a que le expulsaran del colegio en esos momentos.

Harry y Ron le necesitaban. Y Hogwarts era su hogar más que ningún otro.

Trató de enderezarse y el dolor que corrió por su cuerpo hizo que soltara una maldición, atrayendo la atención de las dos personas de sentidos más agudizados que había en la casa sin notarlo.

Maldijo por lo bajo una vez más, golpeando el suelo con un puño y pasó a hacer una lista mental de las heridas, dejando un sonido amargo escapar entre sus dientes.

Hasta en esos momentos la 'sabelo-todo' Granger se las ingeniaba para hacer una lista de sus problemas.

A tientas una mano se dirigió a su torso, alejándola de inmediata.

La columna vertebral intacta, podía sentir dolor, podía ver, podía caminar… si había daño, era menor.

Sin embargo, no podía decir lo mismo de sus costillas.

Una costilla rota.

Nada grabe, ya había tenido una de esas cuando tenía trece años, nada de que preocuparse.

Abdomen…

Alzó su remera para poder observarse sin movimientos muy llamativos.

Morado, no parece que hubiera ninguna herida interna, sino ya me hubiera sentido nauseabunda.

Pareciera que habló demasiado rápido, mientras se levantaba a pesar del dolor y corría a arrodillarse frente a lo que parecía una maceta para expulsar la cena de su interior.

Oh, y por el dolor, podía agregar un dedo de la mano izquierda roto y el tobillo torcido.

Genial, lo único que me faltaba.

Claro, eso era porque aun no había visto las piernas, brazos y espalda.

Otra vez nauseas y ya comenzaba a ver algo de líquido rojo mezclado con los ácidos gástricos y el sabor metálico en su lengua.

"Genial, primer día en Grimauld Place y me voy a morir de sangrado interno."

No podía ocultar la ironía de sus palabras. ¿Qué esperaban?

Si estaba a punto de morir, al menos había que reírse de la situación.

No moriría por un maleficio.

No moriría por caerse de una escoba.

Ni por una planta estranguladora, ni veneno, ni un perro de tres cabezas, ni un basilisco o un hombre-lobo, ni siquiera ahogada en el lago de Hogwarts.

No, iba a morir por culpa de su padre y por no pedir ayuda médica.

"¿Quién está ahí adentro?"

"Mi gozo en un pozo…"

No pudo callarse a tiempo, girando los ojos, cosa de lo que después se arrepintió al notar que solo empeoraba el mareo, haciendo que tuviera que agachar la cabeza por miedo a que el estomago decidiera volver a rebelarse en su contra.

En un momento sintió que una luz enceguecedora le apuntaba a la cara, haciendo que cerrara los ojos hasta que pudiera volver a ganar la compostura.

"Hermione, ¿Qué haces abrazada a esa vasija?" Vino una voz diferente.

Ah, con que eso era… una vasija.

"Es mi nueva mejor amiga."

Dicho esto, tuvo que agacharse nuevamente a quitar lo que había en su estómago, oyendo una inspiración dura de miedo.

"¡Moony, rápido, está vomitando sangre!"

Eso explicaba por que tenía frío en la mitad del verano.

Escupiendo la poca sangre que quedaba en su boca, comenzó a sentir que todo se volvía estático, no se podía mover, no tenía fuerzas para hacerlo. Su cabeza ligera y dolor en ella, que indicaba el cambio de presión sanguínea que había ignorado previamente.

Unos brazos le rodearon por la cintura y el abdomen, separándole de su 'nueva amiga', a lo cual trató de moverse para quejarse de dolor.

Quería la maldita vasija de regreso, se sentía mareada y como si su estomago fuera a girarse otra vez…

Pero solo escapó de sus labios un quejido.

"Tráela hacia aquí que hay un sillón, lo acabo de limpiar."

Su posición cambió rápidamente para estar en brazos del desgraciado que le sacó de su cómoda posición arrodillada en el suelo para luego ser depositada en algo cómodo y cálido, casi suave.

"Está inconsciente, mejor ayúdame a revisar que es lo que tiene antes de que despierte."

Ahora si quería gritar.

Inútiles desgraciados, definitivamente NO estaba inconsciente y NO quería que dos personas desconocidas anduvieran picándola con sus varitas.

Pero sus labios no se movieron y ningún sonido escapó de ella, mientras sentía volver a crecer la nausea.

A través de sus parpados cerrados pudo ver luz, una u otra vez, de diferentes colores e intensidades, todas destinadas a averiguar que tenía.

"No es ningún maleficio, Padfoot. Ayúdame que deberemos hacerlo de la manera antigua."

Su cuerpo se movió de forma extraña y repentinamente se sintió más ligera… y con más frío.

Un sonido algo alto y un encantamiento dirigido a la puerta después, comenzaron los sonidos de horror.

"Mierda… ¿Qué…? Pero… ¿Cómo…?"

¿Qué? Simple, es un morado, un golpe, idiota. Y Como… no sé, tal vez cuando el puño de mi padre hizo colisión con mi cuerpo o tal vez cuando rodé por las escaleras, estúpido.

"Padfoot, deja de dar vueltas y ayúdame. Debe tener heridas internas por el vómito."

Oh, ahora que me lo recuerdan… tengo nauseas, gracias.

"No sé el hechizo, mejor hazlo tu, Moony… Yo causaría más daño que alivio."

Entonces déjame morir en paz, maldito bastardo.

Algo de movimiento y un alivio inmenso fue lo único que recordó antes de que todo se volviera negro.


Se despertó de un salto, quedando sentada en el lugar en que estaba.

Cuando abrió los ojos, fue recibida por dos pares de ojos mirándola directamente.

Unos grises, enmarcados por largo cabello negro y unos miel, más cercanos al dorado.

Entrecerró los ojos castaños, llevándose la mano a la nuca y dio un respingo ante el dolor, cosa que le hizo calmarse, al saber que aun estaba viva… de cierta forma.

Tiró la cabeza hacia atrás, dejándose caer en el almohadón o lo que fuera que le estaba acomodando la cabeza hacía unos momentos con un suspiro.

Si no se equivocaba, debería estar en un sillón, considerando que sentía tela contra su brazo derecho.

A pesar de ello, aun sentía las miradas de los dos adultos mirándole.

"Sirius, Profesor Lupin… ¿En que puedo ayudarles?"

Cualquier reacción no le preparo para el exceso de emociones y tensión que le siguió, ante un predispuesto Sirius.

"¡¿Ayudarnos?! ¡¿Acaso tienes idea del susto que nos has pegado, niña?!"

"Padfoot, cálmate…"

"Está bien, profesor. Deje que Mr. Black diga lo que tiene que decir." Sonó cortante, pero sabía que no tenía escapatoria en esos momentos, así que solo se acomodó para que siguiera la reprimenda.

"¡Solo has estado aquí unas horas y ya nos traes problemas!, ¿Qué le hubiéramos dicho a tus padres? '¡Lo siento señores Granger, pero su hija ha muerto desangrada mientras estábamos durmiendo!" Dijo lo último en forma irónica, pero la chica no pudo evitar estallar en carcajadas. "Genial, la niña ha perdido la cabeza…"

El hombre de cabello negro se paró de su posición arrodillada en el suelo con exasperación, comenzando a caminar de un lado al otro como un león enjaulado, dejando ver que apenas estaba vestido con su ropa interior, demostrando que había estado durmiendo hasta hace un rato… o quizá unas horas.

"Si nos puedes explicar que es lo que ha pasado, Hermione, nos harías un favor." Le llegó la voz amable desde su lado, el profesor Lupin quería explicaciones.

"Nada fuera de lo normal, unos golpes, una caída por la escalera, unas palabras más, unas menos, unos cuantos 'perra' y 'rara'…"

Giró los ojos dando a notar que no era nada fuera de lo común, a lo cual el licántropo asintió y dejó el tema ahí.

"La próxima vez avísame antes de la cena, le hubiera dicho a Molly que te dejara en paz un rato para que te pudieras curar."

Sirius se detuvo repentinamente de su ir y venir desgastando el suelo del cuarto, girándose a ver con morbosa fascinación a los otros dos interactuar con una familiaridad evidente, que nunca antes había notado.

Dos de las mentes más brillantes, hablando de una casi muerte como si se tratara del tiempo. Uno posicionado en el suelo, espalda contra el sillón, brazos en sus rodillas alzadas y mechones de cabello arena ocultando sus ojos, mientras la chica, aun recostada con los ojos en el techo, pálida por falta de sangre, brazo caído a un lado, reposando en el pecho del hombre que había sido su amigo por años.

Esa familiaridad que solo los amantes compartían, y a la vez era más que eso.

Eran solo gestos de cariño, débiles, inocentes…

Pero ellos compartían algo, algo profundo que brillaba en sus ojos.

Cerró los ojos tratando de imaginarse que podía ser, tratando de relajar su postura, todo era muy raro acá y no le gustaba sentirse como la quinta pata del gato.

Entonces los volvió a abrir.

Ahí estaba ellos, en silencio, sin cambiar la postura, la mano de ella aún tocándole el pecho, como buscando contacto humano.

La expresión vencida y cansada de su amigo, mientras busca tomar la mano de la chica.

Ella inexpresiva, él cansado y preocupado.

Pero sin pena.

Ninguno de los dos sentían pena por lo que había pasado, simplemente dolor.

"Ya sabían que esto sucedería." Dijo, sorprendido por la seguridad de su voz, que de repente se había transformado en un susurro, pero fue suficiente para llamar la atención de las otras dos personas, que apenas asintieron. "No me voy de acá sin que me expliquen antes lo que está pasando."

Dicho esto, se sentó en el suelo con las piernas abiertas y encogidas contra su pecho en una posición similar a la de su amigo, quien estaba mirando a la quinceañera por encima del hombro.

Luego de un suspiro, la chica pareció volver a relajarse de una tensión que no sabía que existía y habló menos agresiva.

"Perdón por mi comportamiento anterior Mr. Black. Si desea saber algo, haga las preguntas y trataremos de responderlas lo más honestamente posible."

Le miró, como tratando de descubrir una mentira entre el palabrería, pero cuando no pudo, él también suspiró y con una mano se restregó la cara, cubriéndola parcialmente para cuando comenzó a hablar.

"¿Quién fue?"

"Mi padre."

Eso era algo que no esperaba. Alzó la cabeza para observarle con los ojos abiertos de par en par, buscando los de Remus con la mirada para que le confirme lo que acababa de escuchar.

Si, asintió.

Y las palabras salieron antes de que pudiera pensarlas.

"¿Cómo puede alguien hacer algo así?"

La chica giró la cabeza y alzó una ceja.

"¿Cómo la antiquísima y honorable casa de los Black puede desheredar a sus herederos? ¿Cómo un padre puede abandonar a su familia porque su hijo fue mordido por un hombre-lobo?"

"No es lo mismo, niña. Se esperaba de mi que fuera un Slytherin y que siguiera las tradiciones familiares…"

"Y de mi se esperaba que fuera dentista y principalmente normal." Le cortó agresiva la chica, pero fue calmada por una mano de su ex-profesor"

"Sirius, creo que estas subestimando a Hermione por su edad… Sé que no te agrada el hecho de que te lo recuerden ni mucho menos, pero los prejuicios no nacieron en el mundo mágico entre sangre-pura e hijos de muggles. Todos estamos sujetos a ellos. Yo por hombre-lobo y ella por bruja."

Pero Sirius aun tenía muchas preguntas y estaba realmente molesto como para escuchar con claridad lo que él decía.

"¿Y tu como sabes lo que pasa en su casa?"

"Cuando los encontré en la casa de los gritos, yo ya sabía que ella estaba al tanto de mi 'pequeño problema peludo', la encontré en el baño de Myrtle la noche después del regreso de las vacaciones de navidad. Amenazó con decirle a todos si le comentaba a alguien sobre nuestro encuentro."

"Pero eso no explica la pequeña familiaridad que tienen." Rezongó en tono ácido, haciendo gesto a las manos de ellos.

"¿Qué querías que hiciera? ¿Qué la dejara morir? Era mi alumna, no podía dejar que nada malo le pase…" Dijo incrédulo Remus.

"No me refiero a eso. Sin embargo parece que el 'no podía dejar que nada malo le pase' te salió un poco mal, ¿no crees? Si no, no la habríamos encontrado semimuerta en este mismo cuarto." Entrecerró los ojos con malicia. Había algo que ambos estaban ocultando, pero no sabía precisamente que era y por que.

Dirigió los ojos a la chica, notando los ojos cerrados y la respiración errática. Se había quedado dormida en algún momento de la conversación y su sueño no parecía tranquilo.

El lobo abrió y cerró la boca varias veces, sabiendo que no se escaparía de él tan fácilmente, decidiendo que la verdad era la única respuesta que aceptaría.

También giró los ojos a la muchacha.

"Quisiera poder hacer más por ella, pero soy un hombre-lobo, no hay nada que pueda hacer…" resonaron sus tristes palabras.

"¿A que te refieres?"

"Es menor de edad, Padfoot. No puede irse de la casa sin una emancipación."

"Entonces hay que ir por una."

"¿Y decir que? 'Hola señor Juez, he venido por una emancipación a causa de que mi padre me maltrata por ser una bruja.' El mundo Muggle no es tan sencillo como el nuestro, su padre no le entregará la emancipación voluntariamente mientras pueda disfrutar de torturarla durante unos años más… Y en nuestro mundo, la emancipación no existe, solo podría conseguirla en el mundo muggle." Con un suspiro resignado, miró a su amigo. "Y aun así, los del ministerio tienen un seguimiento del mundo muggle lo suficientemente bueno como para evitar que yo le ayude…"

Sirius le miró cuidadosamente. Calculando algo en su mente.

"Eso solo puede significar una cosa. Que ya sabes como ayudarle, pero no puedes por tu condición." El otro hombre asintió desesperanzado. "Dime cual es."

"Matrimonio bajo las antiguas tradiciones." Fue todo lo que dijo.

El hombre morocho abrió los ojos como platos y luego contempló a la chica, sin poder comprender como las opciones se habían limitado tanto.

"Es el único ritual mágico que solo necesita que la mujer esté en edad de consentir y acepte llevar a cabo el ritual. Sin contar que automáticamente luego de este, ella sería considerada como adulta tanto en el mundo mágico como en el otro."

"Lo has estado considerando, ¿verdad?"

El hombre de cabello color arena simplemente negó con la cabeza de una forma más triste si era posible.

"No, yo no puedo pasar por el ritual, tengo sangre mancillada en mis venas, si bien realizarlo le salvaría a ella, se niega a verme morir luego de completarlo. Solo he podido considerar quien sería capaz de pasar por él. Y hasta ahora no encuentro a nadie en quien ella confíe lo suficiente como para dejarles saber de su secreto."

"¿Qué hay de Harry y su amigo Ronald? Según sé son bastante cercanos, seguramente alguno de los chicos puede casarse con ella…"

"¿Y ponerles en riesgo ante la mirada de quien-ya-sabes? Ella es demasiado noble como para hacer eso."

"¿Qué tal alguno de los otros Weasley? Creo que hay suficientes como para que alguno pueda casarse con ella."

"Bill está saliendo con una chica, Charlie está en Rumania, Percy abandonó la familia, los gemelos… bueno, son amigos, pero tienen su fama. Ya hablamos de Ron y Ginny es una chica, la magia antigua no las reconocería como pareja, ya sabes como funcionaban las cosas antes." Alzó una mano ante el hombre para que no le interrumpiera. "Albus y Moody están fuera de consideración. Kingsley está casado, Snape… Bueno, es Snape. Dung y el resto, apenas los conoce. Incluso Longbottom es imposible, la magia antigua toma gran parte del poder del individuo y si bien el chico tiene potencial, sería dejado casi como un squib por la falta de magia en su sangre."

El hombre giró las posibilidades en su cabeza, buscando algún error en lo que su amigo le dijo, sin encontrar nada, salvo una cosa.

"¿Qué hay de mi? La magia no distingue entre criminales y convictos."

Los ojos dorados de su compañero fueron a él y luego otra vez a la muchacha que se estaba desperezando.

"Jamás consideré en preguntarte. Acabas de escaparte de Azkaban, nunca lo pensé…"

"Yo lo haré." Lupin hizo un gesto de sorpresa y Sirius agregó: "Les debo la vida a ella y a Harry, sin contar que estaré aquí encerrado durante algún tiempo, no habría de que preocuparse. Pero primero que nada, ¿Te aseguraste que la niña no haya…?"

"Aun soy virgen, Black, si a eso te refieres." Llegó la respuesta cansada desde el sillón, donde la chica aun no había abierto los ojos. "Pero la pregunta real a todo esto: ¿Por qué quieres hacerlo?"

El hombre, más relajado al ver que su 'futura esposa' no había reaccionado con una tirada de gritos y quejas ante su ofrecimiento, se encogió de hombros.

"Es lo justo. Un intercambio… tu me salvaste de los dementotes y yo te salvo de su vida muggle." La chica asintió desde su posición aun relajada. "Ahora, entiendo la parte de Moony acá presente. Pero no me han dicho todo y no se gasten en negarlo."

"Relación ilícita." Respondió rápidamente la fémina.

Sirius Black se giró a su amigo por confirmación de las palabras expuestas, el cual con un suspiro de rendición asintió.

"De todas las respuestas que pensaba recibir… esa no era una de ellas."

"¿Entonces? ¿Lo harás?"

"¡Pues claro! No puedo dejar que la chica de Moony caiga en desgracia si puedo ayudarlo." Finalmente apareció una sonrisa pícara en sus labios mientras miraba de uno a otro, pero luego torció los labios de forma seria. "Eso no quita que crea que estás enfermo, amigo. Tiene 15 años, ¿Cómo se te puede ocurrir algo así?"

"Sirius, cállate. Será mejor que la dejes de ver como a una niña pequeña y dejes el tema de edades de lado. Recuerda, yo tengo tu edad y tu te vas a casar con ella por medio de rituales antiguos."

Frustrado el animago pasó una mano por su cabello y miró fijamente al hombre lobo. Todo era demasiado para él, pero debía hacerlo.

"Mientras más rápido mejor, Remus, ve a la biblioteca a buscar el libro con los rituales ceremoniales, está clasificado como magia oscura. Hermione y yo vamos a ir al cuarto de Madre y buscaremos las túnicas con las que se casaron mis padres, encuéntranos en media hora en el cuarto de rituales del sótano, la tercera puerta por el corredor detrás de la pared falsa que te mostré el otro día. Yo me encargaré de limpiar el lugar."

La chica dio un quejido, pero no dijo nada. No había nada más que decir, más que seguir a Sirius fuera de la habitación con un suspiro.


Meses Después

Oscuridad, todo era oscuridad, nada tenía sentido, solo algo cálido que le cubría como un manantial.

Pesada, muy pesada y adolorida, el pecho le dolía como si estuviera cortada al medio.

El olor… olor estéril.

"¿Dónde estoy?"

"En la enfermería." Llegó la voz rasposa que tanto adoraba, la que le trajo recuerdos de los últimos sucesos.

Abrió los ojos rápidamente, viendo los encantadores ojos dorados del licántropo marcado por algo, rojo y más triste de lo que los recordaba.

"¿Están todos bien?"

"No, Sirius, él…" Trató de explicar el hombre, pero nada más salió de sus labios, haciendo que la chica ahogue un grito, tratando de sentarse con la vista empañada, pero se detuvo ante un repentino dolor en su pecho, alzando las sábanas para observar su torso.

Por él estaba marcada una significante cicatriz, que le atravesaba desde su hombro derecho en diagonal hasta su cintura a la izquierda. Parecía que la carne había sido quemada alrededor de esta, causando que la visión sea realmente desagradable.

"El hechizo era muy fuerte, la magia no podía cerrar la herida así que Madame Pomfrey recurrió al método muggle de sutura con fuego." Aclaró el hombre.

La chica sin embargo ya no le escuchaba, estaba tratando de meter aire a los pulmones, trataba desesperadamente, el corazón le había dado un vuelco y las palpitaciones se aceleraban rápidamente. Sentía el cuerpo temblar y las lágrimas que sentía en el pecho se desperdigaban por su rostro a velocidad alarmante.

El hombre conociendo a la chica, rápidamente tomó su varita y cerró las cortinas alrededor de la cama, haciendo que nadie más que ellos pudieran escuchar lo que sucediera allí.

En cuanto hubiera terminado, los gritos empezaron y él solo pudo sostener a la bruja, tratando que no se lastimase más de lo que ya estaba mientras esta se retorcía en uno de los mayores ataques de pánico que él había presenciado de parte de ella, los cuales no habían sido pocos.

Susurrándole dulces palabras al oído mientras acariciaba su espalda y trataba de mantenerla tranquila, ella se aferró a él como a un salvavidas.

Luego de lo que parecieron horas y unos pocos quejidos ahogados, la furia comenzó.

"¡ese bastardo! ¡¿Cómo se atreve a abandonarnos ahora?! ¡¿Cómo murió?!" demandó.

"Cayó a través del velo, Bellatrix lo empujó con una maldición, o eso creo. Yo estaba algo ocupado, no pude hacer nada." Declaró con culpa.

"Nada de culpa, Remus. Nadie hubiera podido hacer nada." Admitió triste, tomando la mano de su amante, pero luego sonrió. "Voy a regresarlo. No sé como, no sé cuando, pero voy a hacer que regrese… Y cuando lo haga, voy a volver a matarlo por haberse muerto en primer lugar."

"Hermione, sabes tan bien como yo que eso es imposible."

"¡Remus J. Lupin! ¡No trates de hacerte el fuerte por mi bienestar! ¡Mi maldito esposo se murió y te juro como que mi nombre es Hermione Black que voy a traerlo de regreso aunque sea lo último que haga!"

El hombre abrió mucho los ojos al notar que era la primera vez que la muchacha utilizaba su nombre de casada, pero luego de entender las palabras, solo negó con la cabeza, desarmando lo hechizos del área para irse.

No necesitaba ilusiones vanas.

Tal vez amaba a la chica y haría cualquier cosa por ella…

Pero no eso.

Su último amigo estaba muerto y no había regreso de la muerte. ¿O tal vez si?

Un ligero 'lo siento' de parte de la chica acompañó sus pasos de salida de la enfermería.

Era mejor que Hermione llegara a término con lo que había pasado a solas.


Dos días después

Minerva McGonagall subía las escaleras al despacho del director cuando vio una mancha borrosa de cabello castaño pasar al lado de ella a una velocidad alarmante, haciendo que acelerara el paso para ver a Albus.

Algo había pasado, lo cual no le dejaba tranquila.

Entró sin tocar, sabía que el director por lo general sabía quien estaba donde y cuando, así que razonó la hipocresía de detenerse a hacer conversación plácida con la puerta.

"Albus, vi a una alumna salir corriendo de aquí hace un segundo." Se detuvo a ver el caos del despacho y luego al hombre que se veía cansado y ancestral por primera vez en mucho tiempo. Pero sus ojos escondían cierta diversión amarga. "¿Qué ha pasado aquí?"

"He hablado con Harry, si no me equivoco, la mitad derecha es obra suya." La mujer apretó los labios hasta que estos no parecían más que una línea en su rostro. "Y también, acabo de hablar con la Señora Black, que se encargo de la mitad izquierda."

Fue entonces que sus ojos se agrandaron de par en par, olvidándose de la molestia que sentía hacia el chico Potter en esos momentos.

Lentamente se agarró del respaldo de una silla frente al escritorio y se dejó caer en ella, mirando los papeles en este.

Dos cartas, claramente.

"Albus, dime que te refieres al retrato de la difunta señora Black." Rogó, pero el hombre negó.

"No, Minerva." Respondió con una voz tranquila que haría perder los nervios a Cualquiera. "Sirius estaba casado." La mujer tapó un sollozo con la mano.

"No sabía nada. ¿Por qué no nos dijo nada? La pobre mujer debe estar destrozada."

"No tienes idea, querida. Yo tampoco sabía nada, hasta que Gringotts se encargó de enviarme una copia del testamento, junto con una copia de los deseos de James y Lily con respecto a Harry. La Señora Black ahora tiene custodia completa con respecto al ahijado de su marido."

"¡Entonces debemos hablar con ella al respecto!"

"Ya lo he hecho. Ella no está en posición de cuidar de él."

"¿A que te refieres? La protección que su madre le proveía ya no sirve, no tiene sentido que el muchacho regrese con los Dursley. ¿Qué clase de mujer no querría tener a Potter en su casa como a su hijo?"

"Una mujer que no es capaz de defenderse completamente sola."

"¿A que te refieres?"

"La última broma del Merodeador hacia su familia."

Dicho esto, el hombre le pasó ambas cartas a la mujer para que las leyera.

"En vistas de los tiempos oscuros que se presentan, nos vemos en la obligación de escribir este testamento que será entregado en mano a nuestro agente de Gringotts. Nuestras posesiones … En caso de que no logremos llegar a ver con vida el fin de esta guerra, la custodia de Harry James Potter será entregada a Sirius Orión Black y a su esposa si para entonces hubiera contraído matrimonio. …

Atentamente.

James y Lily Potter."

La mujer, que se había salteado las partes donde hablaban de posesiones, alzó la vista al hombre, que le hizo gesto para que siguiera leyendo la otra carta.

"… Mis posesiones serán distribuidas entre las tres personas que se han transformado en mi familia en estos pocos años de libertad. Grimauld Place y un tercio de la fortuna de la familia serán dejados a nombre de Harry James Potter, junto con el título de Barón de la casa de los Black. La cabaña en suecia será entregada a Remus j. Lupin junto con otro tercio de la fortuna, no se permite reembolso. Por último, la Mansión Black, el resto del dinero y el título nobiliario de Lady, serán entregados a mi esposa, Hermione Jane Black, bajo la condición de que vuelva a integrar a la rama de la familia integrada por Andrómeda Tonks y su descendencia. A partir del momento en que estas palabras se hagan públicas, Hermione Jane Black pasará a ser la nueva cabeza de la ancestral y noble casa de los Black.

Atentamente.

Sirius Orión Black"

"Oh, dios…" la mujer se dejó caer hacia atrás cubriendo su boca con horror. "Pero… Es tan joven, ¿Cómo es que nunca antes supimos nada?"

"Magia antigua…" sus ojos de repente se llenaron de una picardía cómplice. "Pero, nuestro estimado merodeador ha ganado una batalla por nosotros." La mujer alzó la vista sin entender aun. "La última broma del merodeador. Una hija de muggles es la cabeza de una de las casas más ancestrales de sangres-pura. Y un Black no actúa contra la cabeza de su casa, no importa quien sea."