Como siempre, los personaje no son mios, bla bla bla, pero asi nos quitamos de lios y esas cosinas, jejeje. La trama sigue un poco la dinámica de la serie y , como siempre (de nuevo), está ese toque Gabby que tanto me gusta en los fics y tanto me gustaría en la serie... Este fic es un poco, total, "antimann"... XD
Disfrutad
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Los agentes se encontraban sentados en sus sillas en medio de la oficina
Los agentes se encontraban sentados en sus sillas en medio de la oficina. Sobre su mesa, Gibbs, les observaba y daba pistas para que sus mentes consiguieran descifrar porque ese caso se les estaba haciendo tan cuesta arriba.
Nunca en todos sus años trabajando juntos les había surgido ese problema. Por lo general, daban un par de vueltas, hacían unas llamadas y en menos de una semana el caso estaba resuelto.
Sin embargo está vez no había indicios ni sospechosos. Tan solo el cadáver de un joven latino acribillado a balazos.
Duky había conseguido extraer la única bala que se conservaba en el cuerpo, las demás habían escapado del cuerpo del muchacho, atravesándolo de un lado a otro. También unas huellas parciales, imposibles de encontrarlas dueño.
Por última vez, ¿Qué motivo tendría Pablo para estar aquella noche en el campo de tiro?
Es que no hay nada, jefe- contestó DiNozzo tirando con fuerza el fajo de folios a la mesa.
Algo habrá… si no, ese chico no estaría abierto en canal en la morgue.
Llegó hace cinco meses desde Venezuela. Sin familiares, sin amigos y sin dinero… Y solo tenemos un nombre.
Pablo sin apellido- matizó DiNozzo.
Pablo "sin apellidos" debe de tener familia. Quiero que rastreéis todos los lugares donde ha estado, en los que ha comido y en los que ha pedido trabajo… Llevaba casi medio año en Estados Unidos, con alguien hablaría.
Con alguien hablaría, Gibbs, de eso no hay duda.
Abby apareció en la oficina con una sonrisa inquietante. En una mano los resultados de unos análisis, en la otra un bote de "Caf Proof". La joven se acercó al grupo dando saltitos al andar.
Tengo dos buenas noticias, Gibbs- anunció pletórica.
¿Alguna pista?
En efecto, querido "zorro plateado"- Gibbs sonrió- He conseguido separar el contenido del estómago de Pablo. No ha sido fácil… ¿te puedes creer la cantidad de cosas que había allí metidas? No puedo imaginar como una persona…
¡¡Abby!!
Perdón… Bien, encontré pizza de anchoas, pimiento y pepperoni, una hamburguesa de carne de pollo, varias alitas del mismo animal, una media docena de yogures y… aquí viene lo interesante… ¡¡Melitzanosalata!!
¿Melitque?- preguntó Mcgee poniendo un gracioso gesto al intentar pronunciarlo.
Melitzanosalata, novato. Es un plato griego…- DiNozzo se puso en pie para que los demás le vieran. Le encantaban aquellos numeritos.
Es una ensalada de berenjenas asadas- cortó Gibbs ante el asombro de todos.
Nunca dejarás de sorprenderme, Gibbs.
Voy a localizar los restaurantes griegos de la zona…
Bien, en cuanto Ziva tenga la lista, empezaremos a rastrear cada uno…
Se te olvida una cosa, Gibbs…- el agente miró a la científica- Es un plato común y cualquier restaurante griego lo puede hacer… Pero, estas de suerte. La señorita Sciuto ha descubierto algo para usted- comentó haciendo una reverencia.
Abby, déjate de juegos.
Está bien, está bien… El restaurante que buscamos ha innovado en su elaboración de la Melitzanosalata. Sustituyendo el vinagre por zumo de naranja…
¿No podía ser que Pablo hubiera bebido un zumo?- DiNozzo miraba los ingredientes de los análisis.
Podría ser… pero no estaría tan homogeneizado como lo está.
Buen trabajo, Abby…
Tenía otra noticia…- la chica puso cara de pena y Gibbs se giró.
Cierto, ¿de que se trata?- Abby sonrió.
No os habéis fijado en mi indumentaria ¿verdad?
Ya decía yo que algo raro había en ti- Tony se acercó a ella- Estás mas baja que de costumbre…
Te vas acercando.
¡¡Abby!! – gritó Ziva con el auricular en el hombro- ¡¡Llevas deportivas!!- la científica sonrió.
Y pantalones vaqueros… ¿A que se debe este cambio?
Creo que estoy creciendo, chicos- dijo apenada.
Vaya- Gibbs se acercó- No se si eso me alegra o me entristece.
¿Os gusta?- los demás la miraron y sonrieron.
Ahora prueba a hacer algo con esas coletas- dijo Gibbs sin poder dejar de mirarla.
Ziva consiguió las direcciones de tres restaurantes griegos de la zona en la que Pablo vivía. Con suerte, aquella noche habrían dado en el que el chico había comido por última vez.
Gibbs les mandó a cada uno a un restaurante. Era una manera de acelerar la investigación, que por desgracia se encontraba en un punto muerto. El agente se recostó en su silla. Las luces estaban casi apagadas y poco personal continuaba allí.
Sabía que algo se les estaba pasando por alto. Que había un detalle en Pablo que no conseguían ver. ¿Sería casualidad que el joven estuviera aquella noche en un campo de tiro del ejército? Gibbs sacudió la cabeza. El no creía en las casualidades. Ese chico tenía relación con la marina, pero ¿Cuál?
La puerta del ascensor se abrió y Gibbs se apoyó en la mesa creyendo que alguno de los chicos había averiguado algo. Escuchó atento las pisadas intentando adivinar de quien podrían ser.
Frunció el ceño desconcertado. Tacones. Sin duda debía tratarse de Ziva. Negó con la cabeza. La oficial había llevado botas todo el día. ¿La directora quizás? No se había pasado por allí desde hacía varios días, puede que quisiera saber de la investigación.
Los pasos cesaron y Gibbs miró a la entrada de la oficina. La luz del techo daba de lleno en la persona que estaba mirándole fijamente y tardo un rato en reconocer a la extraña visita.
Holly- musitó sin dar crédito a sus ojos.
Veo que aun te acuerdas de mi, Jethro. Me alegro.
La ex coronel se acercó a la mesa del agente. Su pelo rubio caía sobre sus hombros de una manera inusual. Ella siempre acostumbraba a llevarle recogido en un moño alto. Gibbs reconoció la mirada fría de aquella mujer. Su rostro era severo y duro. Miró a Gibbs desde arriba, con la cabeza bien firme.
Veo que el sol de Hawai te ha tratado bien, Holly- se volvió a recostar en su silla.
No me puedo quejar… ¿me ofreces asiento?
Que yo sepa, las sillas están libres.
Te preguntaras que hago aquí ¿no?
Es cierto que me sorprende, pero realmente, no me importa lo que hayas venido a hacer.
¿Ni aunque esos motivos sean causados por ti?
¿Hice algo?- pregunto el agente levantando una ceja.
Fui una estúpida, Jethro.
Holly… antes de que sigas… mejor te ahorro saliva. Si has venido por mí… pierdes el tiempo.
Quiero recuperarte, Jethro…- el negó con la cabeza.
Holly se levantó y se acercó a Gibbs. El se opuso echando su silla para atrás hasta tocar el armario, pero no frenó a Holly que se sentó frente a el en el escritorio.
Abby subía contenta con sus nuevas deportivas. Había dejado de lado el ascensor y durante todo el día subió y bajó por las escaleras.
Visto que no tenía más trabajo que hacer, se propuso ir a avisar a Gibbs de que se iba a descansar y que si alguien la necesitaba, ya sabían cual era su móvil.
Al llegar arriba de las escaleras se paró en seco. Gibbs no estaba solo. Una mujer estaba sentada en su escritorio y desde su punto de vista parecían estar muy juntos.
Entrecerró los ojos para comprobar de quien se trataba, pero Holly la quitó trabajo cuando encendió el flexo de la mesa de Gibbs.
Mann- murmuró Abby apretando los dientes.
Sintió como si llamas de fuego recorrieran su cuerpo. Podía notar el odio corriendo por sus venas y apretó los puños.
Conocía demasiado bien a Mann. Aquella mujer que había encandilado a Gibbs para más tarde abandonarle. Se había pavoneado por todo el NCIS desde el día en que entró en las vidas de todos. Tan altiva, tan pomposa, tan extremadamente arrogante.
Abby la había captado desde el día en que sus miradas se cruzaron. Supo que no era una buena persona, aunque intentará hacer ver lo contrario.
No podía aguantarla y lo había dejado claro más de una vez. Incluso a Gibbs. No comprendía como su jefe pudo caer en los brazos de tan burda mujer.
Sintió sus uñas clavándose en las palmas de las manos. Estaba realmente irritada y decidió no despedirse de su jefe.
Bajó de nuevo las escaleras sintiendo una presión extraña en el pecho. El ver a Holly la había enfadado muchísimo, pero no tenía razón para sentir aquello tan fuerte que sentía.
Cuando se puso el abrigo y cerró la puerta del laboratorio, reparó en sus ojos. No se había dado cuenta de que lloraba. ¿Cómo no había sido consciente de aquello? Había comenzado a llorar cuando se giró para volver a su laboratorio, pero ella no se había dado cuenta.
Las lágrimas caían furiosas y en silencio. Sintió que la cara la ardía, se puso la mano en la mejilla y comprobó la temperatura.
- Vete a casa y descansa, Abigail- se dijo a si misma- Hoy ha sido un día duro.
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Manager, me decidi a subirle en honor a tu cumpleaños!! ... you know!!
