Hello Everybody!
Espero les haya agradado la actualización de "Anata No Koibito Ni Naritai Desu" y el nuevo fic de "ONRYŌ". Como les prometí, la secuela de Desenterrando el Pasado, espero llegar a sus expectativas porque me esmeré en escribí de manera que el lector pueda comprender. Es cierto que habrá capítulos dudosos, confusos, pero los demás capítulos responderán sus dudas y preguntas.
Naruto no es de mi propiedad, sino del ilustre creador Masashi Kishimoto, a quien respeto. Si tuviera en mi poder los derechos de autor habría KakaAnko para rato, jajajaja. Hablo en serio.
Summary: Desearía retroceder el tiempo y evitar aquella tragedia, pero no importa que tan mal me sienta, no puedo volver atrás. No es posible. Pero… Quiero ver tu sonrisa aunque sea una última vez. Déjame sonreír una vez más. Déjame abrazarte. Déjame sentir tu calor. Déjame quererlo… como si fueras tú, porque a pesar de todo… Te extraño.
*"Desenterrando el Pasado Season 2"*
By Natsumi Anko*
De pie frente aquella tumba, se puede divisar a una joven mujer de 17 años aproximadamente, con un largo cabello lila que le llega hasta la mitad de la espalda, cubriendo los flequillos de éste, sus ojos. Viste una mini-falda color morada y un abrigo beige hasta los codos sobre una camisa de rejilla negra. Lleva puesto, además, unas botas negras hasta la rodilla y guantes de hierro sin dedos color negro. Más su protector ninja en la frente, el porta shuriken y un vendaje en la pierna derecha.
Aquel día había amanecido con un radiante sol proporcionándole a la ciudad los buenos días cálidamente. Pero ahora, aquel cielo despejado y azul estaba cubierto por una manta de nubes grisáceas que amenazaban con estallar en cualquier momento.
Ella había empezado a odiar la lluvia. Era fría y siempre iba acompañada de un cielo oscuro que le deprimía hasta el punto del autismo. Pero sobre todo, la razón principal era que le traía demasiados recuerdos sobre un trágico pasado que le cambió la vida para siempre, a pesar de que en esos días le martirizara más que nunca. Hoy se cumple un año más desde esa pérdida que le llenó su corazón de rencor y odio. Un inigualable odio hacia aquel hombre que le arrebató su felicidad. Si ella hubiera podido ser fuerte esa noche… si tan sólo el miedo no se hubiera apoderado de ella, nada de esto tendría que haber sucedido.
Una repentina brisa de aire cálido revolvió su largo y sedoso cabello lila. Cerró sus ojos tan sólo un instante, evitando que los flequillos de su cabello, bailando en su frente, lastimaran sus ojos. Alzó la mirada al cielo en el preciso momento en el que una gota se posó en su mejilla. No pudo evitar apesadumbrarse. Habiendo tantos días como números en el calendario, tenía que llover precisamente ese día. Aunque, en el fondo lo comprendía, no podía echarle en cara al cielo algo que ella hacía por dentro. Siempre por dentro porque, si había algo que ni el tiempo ni las circunstancias podían cambiar, era que ella odiaba mostrarse débil ante los demás.
Mirada neutral y carente de emociones es su nuevo aspecto. Contemplando el cielo, entendió que, por primera vez, éste le había dado una tregua y se había aliado con ella, exteriorizando lo que su interior gritaba, pero su boca callaba. Y por estúpido que pareciera, aquello la hacía sentir menos culpable. Al menos, aliviaba la tristeza y el odio que su corazón esconde. Porque en esos momentos el cielo llora su ausencia.
Volvió la mirada al frente, contemplando el racimo de flores secas que reposaban al lado de aquel monumento de piedra; el culpable de todos sus temores. Aquellos que tenía que desafiar enfrentándose a esa tormentosa presión en el pecho. Flexionó las rodillas para cambiar las flores marchitas por un nuevo ramo de azucenas frescas. Acarició insegura las letras que tallaba la lápida con las puntas de los dedos.
Sus ojos entrecerró, deseosa de golpear con todas sus fuerzas aquella estúpida lápida y hacer que todo lo ocurrido aquella noche, sea tan sólo una maldita pesadilla. Una pesadilla de la cual anhela despertar y poder verlos una vez más a su lado, sonriéndole. No puede gritar, menos llorar, ya no más, porque las últimas lágrimas escaparon todas en esa trágica noche. Sus ojos se habían secado de tanto llorar y su corazón resentido ante la pérdida, se quebró en mil pedazos y endureció como una roca.
Una vez cambiada las flores, se pone de pie. Mirada indiferente – Una vez más aquí, delante de ustedes. Único lugar donde asimilo cuál es mi objetivo en esta vida. Es algo que no ha cambiado y, la verdad, no creo que lo haga nunca hasta no cumplir mi promesa. – baja la mirada entristecida – Me cuesta hacerme la idea de que ya no están conmigo y nunca más volveré a ver sus sonrisas… Y eso me duele. Pero…– A su lado, observa a una pequeña figura mirar aquella lápida con un tinte entristecido. Esa tristeza ella la sintió como una punzada clavada en el pecho. Por lo tanto, su mirada se volvió endurecida y sombría al mismo tiempo – Vengaré sus muertes. ¡Asesinaré a ese bastardo que me los arrebató de mi lado! ¡Juro que no tendré piedad y no me detendré ante nadie! ¡Destruyeron mi mundo, destruyeron nuestra felicidad! Y eso… ¡Eso jamás lo perdonaré!–apretó los puños tan fuerte, que comenzaron a temblar.
– Okāsan…– una manita pequeña agarra su mano. – Está lloviendo mucho. – el pequeño mira la lápida que la chica miraba tan distraída y el agarre se intensificó. En efecto, Konoha estaba siendo asolada por un aguacero.
Ella le miró con ternura. Ellos habían dejado otro tesoro que cuidar, más ella no olvida el momento y la incertidumbre cuando el pequeño nació. Él tiene 5 años, y ese es el tiempo transcurrido desde aquel terrible incidente. Tiene el cabello de punta de color plata heredado de su padre. Pero las similitudes no terminan ahí, su apariencia es medio dormida y su voz relajada y tranquila. Es un niño bastante apuesto y muy tranquilo. No obstante, sus ojos son marrones claros como los de su madre.
– Okāsan…– el pequeño vuelve a llamarla. Aún no se acostumbra a que él la llame de ese modo. Por un lado, es doloroso escucharlo decirle mamá, pero también se siente un poco feliz de tenerlo con ella. Baja la mirada al suelo, lo cual los flequillos cubrieron su fría mirada, evitando que el pequeño la vea de esa manera. Intentando que él no se asuste al ver esa endurecida mirada, llena de odio, carente de emociones. – Okāsan…– su madre no responde. – Okāsan…– nervioso la zarandea con todas sus fuerzas sin resultado. Se aproxima más a ella y trata de divisar sus ojos. – Okāsan…– los ojos de ella están opacos. Asustado, empezó a llorar. Pero ella parecía distraída, en otro mundo.
El pequeño la abrazó, ocultando su rostro en el vientre de ella. Lloraba desconsolado, sin embargo, no la traía de vuelta. – Okāsan…– La peli lila aún observaba la losa mientras su vista se volvía borrosa. Apenas vislumbraba el apellido Hatake grabado en esa piedra. Más volvió la mirada al pequeño que lloraba. Sus lágrimas desbordaban de aquellos ojos claros sin piedad, sin tregua, mientras la llamaba una y otra y otra vez hasta ya no escucharlo más…
(*-*)
Ok, este fic está terminado, contiene un total de 38 capítulos, cuales espero subir a medida que van dejando reviews. No es cierto, jajajaja. Enserio. Al menos un review por capítulo para motivarme a subir. Los que no están registrados, pueden dejar sus comentarios, opiniones, críticas, lo que sea. Acepto positivas y negativas. Bien, me despido por el momento, que pasen buen/as día/noches.
Matta ne!
