Cualquier similitud del presente fic con la película "Al diablo con el diablo" no es mera coincidencia XD pero tampoco es una copia fiel. De todos modos cabe indicar que los personajes de CT son propiedad de Yoichi Takahashi y Shueisha. Además que la mentada película tiene sus propios dueños que no sé quiénes son, pero ahí lo dijo indicado.

El ángel de los deseos

Ryo Ishizaki, jugador japonés que era parte del equipo de fútbol del Instituto Nankatsu y la propia selección nacional de su país, se encontraba pensativo sentado a la sombra de un árbol, luego de un riguroso entrenamiento con sus compañeros. De la distancia observaba detenida, aunque disimuladamente, a las tres ayudantes del entrenador que en ese momento se encargaban de recoger los balones desperdigados por el campo de fútbol, mientras conversaban animadamente.

Pero de las tres sólo una era la que en realidad llamaba su atención, y no era Sanae, su amiga de la infancia y novia no oficial de su mejor amigo Tsubasa Ozora, tampoco Kumi, otra chica enamorada del mencionado chico; sino Yukari, la tímida y pacífica tercera ayudante, prima del enorme Hiroshi Jito del Hirado. No sabía desde hace cuánto tiempo se había dado cuenta que Yukari lo atraía, y mucho, hasta el punto de sospechar que estaba enamorado de ella. Pero la muchacha jamás dio muestra alguna de corresponderle, mas bien aparentaba estar prendada de Tsubasa, lo que desanimaba mucho a Ryo; no por tener celos de su mejor amigo, si no porque la única mujer que hasta ese momento había ganado su mente y corazón, jamás iba a fijarse en él.

Aunque desde niño su cariñosa, aunque algo estricta, madre, le había dicho que él era uno de los niños más lindos del planeta (eso es amor de madre XD), Ryo sabía que su atractivo no era precisamente evidente, ya que a veces en broma y a veces en serio, muchos le comentaron que él era bastante parecido a un simio. Lo más deprimente era que cada vez que se miraba en el espejo notaba que lo que decían tenía algo de cierto, y aunque antes eso le importaba un cuete, desde la aparición de Yukari en su vida cobró más importancia de la que incluso él mismo quería.

Así que nuevamente desanimado por el montón de ideas que se repetían en su mente, se puso de pie y se dirigió a los vestuarios a darse una ducha, siendo seguido sin percatarse, por la mirada disimulada de Yukari.

Una vez allí descubrió que Taki y Kisugi iban de salida entre los últimos. Luego de despedirse amistosamente de él, para ser claros le arrojaron sus toallas mojadas en la cara, lo dejaron solo en aquél lugar. Ryo se sentó en una banca de madera, se sacó la camiseta y se colgó una toalla seca en el cuello, quedando nuevamente pensativo. El ruido de una gotera hacía eco en el vestuario vacío.

-Ah...mi vida no tiene remedio –suspiró Ishizaki entristecido- ¡Cómo desearía tener un genio de la lámpara!

Se puso de pie y se dirigió a la ducha más próxima. Luego de estar bajo la cálida agua durante unos minutos, salió con una toalla envuelta en la cintura y se dirigió a su casillero. Estaba sacando su ropa cuando escuchó un quejido de dolor en el sector de las duchas. Asustado, ya que sabía o al menos creía que estaba solo, agarró uno de sus zapatos a manera de garrote y caminó sigilosamente hasta allá, pensando que se podría tratar de un ladrón.

Abrió una a una la puerta de cada ducha pero las encontró vacías, hasta que se detuvo frente a la última. Tragó saliva y dirigió su mano temblorosa a la puerta, la apoyó en ella y empujó violentamente. De repente se quedó sorprendido y dejó su serio rostro por uno aburrido.

-¡Taro! Me asustaste...

-Je, me resbalé al pisar un jabón –contó un muchacho de cabello castaño claro y ojos café oscuro, que estaba tendido en la húmeda loza, sobándose la cabeza

-¿Qué haces vestido con esa ropa? –preguntó Ryo curioso, al descubrir a su amigo con una camisa, pantalón y zapatos negros- ¿Y en la ducha?

-¡Vaya! Te confundiste –replicó el otro chico, poniéndose de pie- No soy Taro

-Sí claro –bufó Ryo, volviendo hacia su casillero, creyendo que era una mala broma

-Te digo que no soy Taro –trató de explicar él- Mi nombre es Mitsukai, aunque puedes decirme Mitsu

-Ja, sí seguro "Mitsu" –se burló Ryo, vistiéndose

-¿Qué puedo hacer para que me creas? Es en serio, soy tu ángel guardián

-Jajaja, sí Taro, ya deja de burlarte

-¿No me crees? –preguntó el otro chico haciendo un pucherito

-Nop

-Bueno... –alegó inocentemente el dizque ángel, desplegando repentinamente tras de sí un par de enormes, blancas y hermosas alas

-Qué buenos efectos –murmuró Ryo sorprendido, dirigiéndose a su espalda- ¿Cómo lo hiciste?

-¡Ouch, ouch! No me saques las plumas que duele –se quejó Mitsu, evadiendo a Ishizaki, guardando nuevamente sus alas

-¿Dónde las metiste? –inquirió el defensor japonés algo desconfiado

-¿Ahora sí me crees?

-No puede ser –farfulló Ryo, alejándose de él

-No me tengas miedo, no te voy a lastimar

-Me debo de estar volviendo loco...

-No, si loco no estás. Si estoy aquí es porque me llamaste y soy real –confirmó el ángel

-Pero...pero si eres un ángel ¿por qué te pareces a mi amigo Taro Misaki?

-No lo sé, dicen que a veces a Dios le gusta hacer humanos a semejanza de los ángeles –explicó Mitsu tranquilamente

-¿Y por qué viniste justamente aquí? Mira que yo vi la serie ésa donde aparecían ángeles para ayudar a las personas

-Jajaja, ese fue un invento meramente humano. Yo estoy aquí porque me llamaste desde el fondo de tu corazón

-¿Y viniste sólo por eso?

-No sólo por eso Ryo, vine porque quiero ayudarte a conseguir paz y felicidad en tu alma

-Ésa no la tendré jamás, tengo muchos líos rondando mi mente y mi alma en estos momentos

-Para eso estoy aquí, para cumplirte 7 deseos, como si fuera un genio de la lámpara

-¿Acaso los ángeles pueden hacer eso? –inquirió Ryo intrigado

-No siempre, al menos no con todos. Personalmente creo que eres sincero y necesitas orientación, así que le puse algo de interesante al asunto con esto de los deseos

-Je, pues es una idea interesante –confesó el japonés guardando sus cosas en su casillero

-Así que dime, ¿qué es lo que deseas?

-Veamos, ¿puede ser cualquier cosa?

-Cualquier cosa que pienses te ayude a alcanzar paz y felicidad. Pero debo recordarte que no puedo revivir a nadie

-Bueno, ni modo, ya extrañaba a mis abuelos

-¿Entonces? Dime de una vez tu primer deseo

-Veamos –analizó Ryo, mientras ambos salían del lugar- Déjame pensar

Ryo se fue hacia su casa, acompañado por Mitsu, cuando se topó en la salida con Yukari y Sanae.

-¿Ya te vas Ryo? –le dijo Sanae

-Ahá, es tarde –confirmó su amigo, curioso al no escuchar indagaciones acerca de su acompañante

-Ellas no pueden verme, sólo tú –aclaró Mitsu, como leyendo sus pensamientos

-Eso lo explica todo –murmuró Ryo divertido

-¿Dijiste algo? –preguntó Yukari interesada

-No, nada –se sonrojó él- Bueno, hasta mañana

El muchacho les sonrió y se fue. Seguido por la mirada extrañada de sus amigas.

Cuando llegó a su casa, luego de saludar a su mamá, Ryo se encerró en su habitación.

-Recuerda Ryo, todo lo que desees se verá influenciado por la realidad en que vives –advirtió el ángel, percatándose que a su protegido se le había ocurrido un deseo para pedir

-Ok, entonces quiero...

-Debes decir "deseo"

-DESEO ser la máxima estrella de mi equipo y la selección, así Yukari me admirará...

-Hecho... –sonrió Mitsu, mientras para Ryo todo se le hacía borroso

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Ja ja! Ahora sí confirmado, me volví loca XD Es sólo que me pareció interesante esto de alguien a quien pedirle un deseo ¿o acaso ustedes no querrían un hada madrina o hasta al diablito disfrazado de actriz hollywoodense para cumplirles aunque sea un mísero deseo?