Era de noche, lo que significaba que cada uno de los habitantes del castillo estarían terminando sus tareas para dormir, a excepción de los guardias.
Gelda miraba aburrida desde su balcón a los sirvientes moverse de un lugar a otro de manera descontrolada. Izraf seguramente hizo un coraje por los demonios, destruyendo parte del castillo y tenían que arreglar su desastre.
Habían empezado a crearse una alianza con los demonios para obtener protección y más alimento. Sin embargo, no todo era miel sobre hojuelas. Los demonios pedían completa fidelidad, cosa que no agradaba a los vampiros pues sentían que eran controlados por ellos.
A ella le importaba poco, simplemente quería que dejara de haber enfrentamientos para vivir con tranquilidad, si es que le era posible. La tensión entre los clanes era fuerte y posiblemente iniciará una guerra.
Cansada de seguir viendo a su gente trabajar, decidió adentrarse a su habitación. Ésta era digna para alguien de su estatus, reflejaba elegancia y comodidad. No podía negar que vivía bien, pero aun así se sentía vacía.
El sonido de la puerta llamó su atención. Era raro que la buscaran a estas horas. - Adelante.
De la puerta, entra una chica de cabellos oscuros y de curiosa vestimenta. - Gelda, nos llaman. Unos demonios han llegado y requieren nuestra presencia.
Había entendido que la alianza ya se había forjado,¿ pero por qué la presencia repentina de demonios? Curiosa por la situación, preguntó. - Ren... ¿Ha pasado algo con la alianza?
- No lo sé, pero el rey parece disgustado por su presencia. Así que, entre más pronto estemos ahí mejor. Nos quiere de respaldo por si pasa algo.
Gelda se miró al espejo, todo estaba en su lugar. Su ropa era la misma de siempre, no había rastros de sangre en ella y su cabello estaba en perfecto orden; así que sin nada más que hacer avanzó hacia Ren.
Ambas avanzaban por el pasillo con rapidez, algunos de los sirvientes realizaban una inclinación en forma de respecto, otros agachaban la cabeza sin mirarlas a los ojos.
Gelda los observaba con cierta frustración, todos parecían intimidados y no los culpaba, pero desearía entablar una conversación que no fueran con los otros vampiros reales.
Se detuvieron en frente de una gran puerta, esperando que dos sirvientes la abrieran con temor y entendía bien, podían sentir grandes presencias a través de la puerta.
Con la puerta abierta, avanzaron con precaución hacía la sala del trono. Podían ver a varios sirvientes atemorizados, al rey intentando mostrar su superioridad, pero la atención se centró en tres individuos ubicados enfrente del rey sin ninguna preocupación.-
Cuando llegaron a un lado del trono, notaron su marca de demonio de sangre real. Todos eran bajos a comparación a ellas, tenían las mismas facciones como los ojos oscuros, pero con la diferencia en sus cabellos y sus miradas.
Si Gelda no mal recordaba, el rubio con mirada estoica era el hijo mayor, Meliodas; el demonio de cabello gris y el otro oscuro no sabía sus nombres, pero sabía que eran hijos del rey Demonio.
- Hemos venido para verificar que no haya ninguna trampa en esta alianza. - Habló el rubio con una mirada estoica.
-¿Están cuestionado mi palabra? - Murmuró Izraf con molestia.
- Claro que no, simplemente no nos gustaría recibir una traición. - Hablo Meliodas. - Espero que no sea una molestia si mis hermanos y yo damos una vuelta a su castillo, ¿verdad?
La habitación se llenó de una tensión entre el monarca y el demonio de cabellos rubios. Ren miraba con cautela la compostura de su rey, en cambio, Gelda observaba con curiosidad a los otros dos demonios que estaban detrás de Meliodas. El de hebras plateadas miraba con admiración a su hermano mayor. El de cabellos oscuro veía con seriedad al su alrededor hasta que sus miradas se cruzaron.
No había notado lo lindo que era, incluso si mantenía el ceño fruncido, notó que sus ojos eran más expresivos que los de sus hermanos. Le sonrió de manera amistosa al sentir cierta curiosidad por el chico. Éste evitó su mirada, manteniendo su compostura.
Por primera vez en su vida, Zeldris sintió como sus corazones latían de manera descontrolada. Nunca había visto a una joven tan hermosa como la que estaba frente a sus ojos y le sorprendió que no le evitara su mirada como todos los demás vampiros, y algunos demonios, incluso le regaló una sincera sonrisa.
- No, no hay ningún problema. Les permitiré que anden por el castillo, con la condición de que no destruyan nada. - Dijo Izraf con molestia. - ¿Están bien con eso?
- Sí. Entendemos. - Contestó Meliodas de la misma manera que el rey.
- Ren, Gelda. Está reunión ya terminó. - Ordenó Izraf. - Quiero que estén al tanto.
Sin decir ninguna palabra, ambas se inclinaron mientras esperaban que el rey se levantara de su trono y saliera del salón.
Meliodas se giró hacia sus hermanos para mirarlos directamente. - Me da igual lo que hagan, yo me encargo de ver las zonas más importantes.
- ¿Yo puedo ir contigo, hermano? - Preguntó Estarossa con ánimo.
- Como quieras. - Dijo Meliodas sin importancia, pero para su hermano fue una alegría. - Zeldris...
- Daré la vuelta por ahí, si no es molestia. - Comentó Zeldris. Al ver que no hubo negación, sonrió. - Gracias, hermano.
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Zeldris caminaba aburrido por los pasillos del castillo, tal vez debió ir con sus hermanos. Se detuvo al sentir una presencia ajena cerca de él. Con precaución, sacó la espada corta y mira al su alrededor. - Quien sea que me está siguiendo, sal ahora si no quieres salir herido.
De uno de los pilares, sale Gelda con tranquilidad mientras le sonreía tímidamente. Entonces, entró en razón. Había seguido a un demonio, que la podía matar en unos instantes, solo porque le había atraído su mirada. Avergonzada, retrocede unos pasos. - Y-yo lo siento... Yo no quería...
Zeldris miraba cautivado a la vampiro. Antes de que se diera cuenta, él había tomado su brazo. Maldijo sus instintos, y luego pensó en una excusa. - Eres residente, ¿no? Me gustaría un guía. ¿Crees poder guiarme?
Gelda se sorprendió por el contacto con el demonio, la sujetaba firmemente pero con delicadeza. Y notó que a comparación de ella, él le llegaba a los hombros. – Lindo… - Pensó la vampiro.
Según los demás vampiros, los demonios eran seres que se creían, y eran, superiores a todos los clanes. Él le había pedido ser su guía, no ordenado ni obligado. Aunque de manera brusca, le había pedido que le diera un recorrido.
- Sería un honor. - Y de nuevo esa hermosa sonrisa. Zeldris la soltó algo avergonzado por lo que ella empezó a caminar. - Soy Gelda... Gelda Mil tentaciones.
- Zeldris, tercer hijo del Rey demonio. - Dijo el demonio guardando su espada mientras seguía a la vampiro. - ¿Eres un vampiro de pelea?
- No, pero soy capaz de pelear. Soy más bien de negociaciones. - Le dijo con cierta incomodidad, cosa que no sorprendió al demonio sino que lo enfureció en cierto modo, cosa que no entendía por qué.
Recordó haber escuchado que Mil Tentaciones era una vampiro que seducía a su invitado para obtener información u objetos.
- Usted debe ser muy fuerte, ¿no? - Dijo Gelda con curiosidad. - Puedo sentir su gran poder.
- Sí, lo soy. He derrotado dragones en cuestión de minutos.- Dijo Zeldris con orgullo, aunque cambió a un tono irritante. - Aunque, no le llego ni a los talones a mis hermanos.
Al ser el pequeño de los tres hijos del rey Demonio, era al que más descuidaban en casi todo, su entrenamiento, encargos, etc. Y eso de alguna manera lo molestaba.
- Estoy segura que usted lo logrará con trabajo y esfuerzo constante. Lo puedo ver en tus ojos. - Comentó Gelda con dulzura.
Zeldris se quedó mudo por sus palabras, usualmente le decían que solo era un demonio de clase alta por su sangre y que estar al nivel de Meliodas era solo un sueño. La única persona que había opinado de la misma forma que ella era su maestro, Cusack.
- Gracias... - Después de tanto tiempo, su rostro mostró una diminuta pero sincera sonrisa. Sonrojando inconscientemente a la chica.
Ambos avanzaron por los pasillos, Gelda le mostraba con tranquilidad y un poco más de confianza los lugares del castillo a Zeldris, quien no perdía ningún detalle de su mirada.
Mientras caminaban, ambos platicaban sin ningún problema, como si fueran conocidos. Disfrutando de la compañía del otro.
Al principio, había entrado en un modo precavido debido a la información que tenía sobre ella, pero al no sentir ningún tipo de fuerza se dejó llevar por la conversación. Zeldris se sentía tan relajado, no había estado así desde hace años.
Gelda estaba fascinada con el chico. Era firme y serio pero cuando se descuidaba mostraba que tenía un lado tierno. Al pensar que ella había descubierto eso, la hizo sentir especial.
- Zeldris, ya es hora. - Escuchó la voz de su hermano Meliodas en su cabeza, al parecer había terminado con la revisión.
- Demasiado pronto. – Pensó Zeldris. Después de todo Meliodas, él hacia las cosas rápidas y concisas.
Gelda notó como el demonio se había detenido de golpe. Sonriendo tristemente, dijo. - ¿Ya se tiene que ir?
- Sí... Meliodas me ha llamado. Hemos terminado nuestra misión aquí, es hora de retirarnos. - Dijo Zeldris con molestia de irse, aunque no entendía por qué. - Fue un placer.
El demonio avanzó hacia un balcón con la intención de salir volando, pues un par de alas negras aparecieron en su espalda.
- ¿Nos...? - Dudó Gelda en decirle, pero al ver que había captado la atención del chico decidido continuar. - ¿Nos volveremos a ver?
Zeldris mira con sorpresa y sonrojado a la vampiro, pero le sonríe con sinceridad. - Claro, será un placer volverte a ver. - Y sin más que decir, él sale volando dejando a la chica con una tierna sonrisa.
Al ver que había quedado sola, Gelda siguió con su camino. Había encontrado alguien con quien platicar y un sentimiento muy cálido en su pecho. Tal vez podría encontrar algo de alegría en su monótona vida.
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N/A: No pude evitarlo. Casi no hay historias sobre ellos dos, en especial en español. Adore esta pareja desde que la vi. Zeldris es tan lindo, todo inocente y cariñoso (desde mi punto de vista) en el manga antes de la guerra. Y Gelda es tan hermosa, aunque no nos revelan gran parte de su personalidad se ve que es tranquila. Espero que les agraden mis historias.
¡Muchas gracias por leer! ¡Que tengan un buen día!
