¡Hola! Este es nuestro primer fic, escrito por mí y Kelseey. Esperamos que les guste :)

Primer Encuentro

- ¡¿En serio?! – dije con entusiasmo.

- Así es. – respondió, asintiendo

- Oh mi.. ¡DIOS! No lo puedo creer. ¡Hace demasiado tiempo esperaba que sucediera esto! – la directora del colegio me sonrió, asintiendo nuevamente.

- Eres una excelente alumna, esperemos que aproveches esta oportunidad. ¡No todos los días puedes ir de intercambio a Estados Unidos!

Intercambio escolar. En eso es lo que invertiría mis 4 meses de vacaciones. '¡Y qué buena inversión!' pensé.
Una adolescente de 15 años en la ciudad que cualquier chica sueña: Nueva York. ¿Podría haber algo más genial? 'Oh no, no lo creo.' Le respondí a mi conciencia.

- Maddie, ¿estás lista? – preguntó mi madre, entrando a la habitación en donde me encontraba.

- Si, mamá. – dije mientras buscaba en el ropero mi iPod – Oye, ¿sabes dónde está mi iPod?

- Lo tienes en tu maleta, hija. – me contestó negando con la cabeza y torciendo los ojos - ¿Puedes tan sólo tranquilizarte? Yo ya te he preparado todo lo que necesitas, come algo, no me convence nada de nada esa comida que sirven en los aviones. – dijo con cara de asco.

- Ya. – miré hacia mi maleta. 'Creo que está todo..' - ¡Espera! Mi..

- Tu diario. – me interrumpió asintiendo, y sonrió - Guardado.

- Oh.. – dije aliviada. Mi diario era uno de mis más preciadas pertenencias, allí estaba todo sobre mí. El que lo leyera, conocería cada rincón de mí.

- Ahora sí, ¿Madeline, estás lista?

- ¡Claro que sí! – dije con seguridad con una amplia sonrisa. 'O eso creo..'

El viaje hacia el aeropuerto normalmente era muy corto, debido a que siempre acompañábamos a mi padre a tomar sus viajes de trabajo. Ahora mismo se encontraba en uno de ellos. 'Lo extraño.' No lo veo hace un par de semanas que parecen años, igualmente, él siempre nos llamaba por teléfono. Adoraba a mi papá, claro que a mi madre también, pero la distancia hacía más fuerte nuestros lazos.

- Llegamos. – me dijo mi mamá mientras bajaba del auto.

- Ok. – le respondí subiendo la ventana del auto: era un día realmente caluroso.

El aeropuerto estaba atestado de gente. 'Genial.' me dije con sarcasmo. Si afuera hacía un día soleado y con mucho calor, ni pensar adentro con toda esa gente apretujada yendo de un lado hacia otro.
Nos dirigimos hacia donde me revisarían mis maletas, y luego nos sentamos a esperar el llamado para mi vuelo.

- Pasajeros del vuelo 148 hacia New York, por favor favor dirigirse..

- Ya es hora. – me dijo mi madre e hizo una sonrisa forzada.

- Eso creo. – le contesté sonriéndole, acto seguido nos fuimos hacia donde nos había enviado el vocero hace unos pocos minutos.

- ¡Te extrañaré! – exclamó mi madre mientras me abrazaba – Y no sabes cuánto..

- Yo también, mamá, pero vas a ver que el tiempo se pasará volando.

- Eso espero. – respondió mientras se sonaba la nariz – Ahora si, vé antes que te pierdas el vuelo. Cuídate, y llámame por favor.

- Lo haré. Tú también, por favor, cuídate mucho. Te amo, mamá. – me despedí y entré en el pasillo que me llevaría hacia mi avión.
Luego me dirigí hacia mi avión. 'Amo mi escuela' murmuré. Me habían dado boletos para primera clase, aunque seguramente en las horas siguientes me la pasaría durmiendo.
Me senté en mi correspondiente asiento, y me coloqué los auriculares para escuchar música de mi iPod que, afortunadamente, lo había colocado en mi bolso de mano antes de partir hacia el aeropuerto. Cerré los ojos y el avión comenzó a despegar. Al parecer viajaría sola, puesto que al lado mío había un lugar vacío. Cerré los ojos, y ya estaba por conciliar el sueño cuando sentí algo muy húmedo en mi remera. Exaltada, me miré y estaba empapada. El culpable de mi edad seguramente, con cabello rizado de color chocolate, al parecer sin importarle, se sentó y empezó a escuchar música.

- ¿Acaso no te enseñaron a pedir disculpas? – le reclamé, molesta. 'Maldito cabeza de virulana'

- Oh, lo siento.. – respondió, algo apenado. - ¿Quieres una toalla?

- No, gracias. - contesté cortante y comencé a bufar.

- Ok. Lo siento en serio - dijo mirándome – En serio, ¿qué quieres para que me disculpes?

- ¿Siempre eres así de molesto? ¡Quiero dormir!

- No, no soy molesto, pero si educado, sabes?

- Oh, si, claro. – le dije sarcásticamente – Si fueras educado, me hubieras pedido disculpas cuando me mojaste, en vez de hacerte el menso, ¿sabes? – lo imité burlonamente.

- Oye, sólo te mojé, y te pedí disculpas, y ofrecí pagarte con lo que quisieras para perdonarme por ¡nada! Pero.. ¿qué hago? Te pido disculpas a ti, ¡que ni siquiera te conozco! Mis hermanos tienen razón cuando dicen que soy un menso.

- Totalmente de acuerdo respecto la última parte – le dije serenamente, y largué una carcajada.

- Chistosa..

'Sincera, querrás decir..' me dije a mí misma, y fue ahí donde terminó nuestra corta charla-discusión durante todo el resto del viaje, que me la pasé durmiendo la mayoría del tiempo o echando vistazos hacia la ventana.

- Al fin.. – escuché que dijo el cabeza de virulana. 'Llegamos.'

Tomé mis pertenencias, y bajé del avión lo más rápido que pude. Según me había informado la directoria de mi escuela, una familia que me hospedaría durante mi intercambio, estaría esperando por mí al llegar del vuelo.
Tomé mis maletas, y entré con la multitud de pasajeros con los que había compartido mi vuelo. Me paré de puntas de pie, para visualizar más, y como era lo mismo que nada, debido a mi pequeña estatura, me subí en una silla. 'Quizás sean ellos..' dudé. Y a los minutos lo confirmé cuando una mujer de cabello rizado color ceniza, gritó mi nombre.

- ¿Madeline Owen? – me preguntó cuando se encontraba ya a pocos metros de mí. No se encontraba sola. Estaba con un niño de unos.. 8 años, un hombre adulto de unos cincuenta y tantos, un chico de 19 años aproximadamente, y otro de unos 20.

- ¡Así es! – asentí con una sonrisa.

- ¡Bienvenida! – me dijo y acto seguido me abrazó. – Soy Denisse Jonas. – se presentó luego de separarse de mí – Yo estaré a cargo de ti durante estos cuatro meses.

- Ejem – se aclaró la garganta el pequeño que se encontraba al lado de la mujer.

- Oh, cierto, él es Frankie. – el niño hizo una reverencia y besó mi mano. '¡Qué ternura!' – Él es Joe – prosiguió presentando al del que seguramente tendría 19. 'Es guapo..' Joe se acercó hacia mi y me dio un beso en la mejilla. – Kevin – el veinte y tantos me saludó de la misma manera que Joe – Y él, mi esposo, Paul. Bueno, en realidad es Paul Kevin, pero confundirías a Kev, así que dile Paul. – y me sonrió nuevamente.

- Gracias por venir a buscarme, ¿eh? – dijo un muchacho. Reconocí esa voz al instante: el cabeza de virulana. '¿Por qué siempre algo tiene que arruinar un lindo momento?'

- ¡Nick! – le dijo Denisse y lo abrazó – Lo siento, estábamos con.. Oh, lo siento, Maddie.. ¿Puedo decirte así? – Asentí – Él es Nick. Nick, ella es Maddie.

- Ya nos conocemos. – dijimos los dos al mismo tiempo, secamente.

- ¿Qué hacen con ella? – se quejó el que respondía al nombre de Nick cuando ya estábamos en el auto camino hacia la casa de los Jonas.

- ¿Qué forma de hablar es esa, Nicholas Jerry Jonas? ¿Acaso yo no te enseñé buenos modales?

- Lo siento, mamá.. ¿Qué hace Madeline con ustedes? No me digan que..

- Así es. – lo interrumpió – Es tu nueva compañera, ¡la muchacha del intercambio! ¿No es genial?

- Si, claro. – dijo Nick poniendo los ojos en blanco.

Llegamos a la casa.. okay, casi-mansión Jonas, era gigante, y ¡tan linda!. La contemplé unos segundos mientras los chicos se encargaban con el hombre de seguridad de bajar las maletas que se encontraban en la parte trasera del auto.
Estaba a punto de ir por mi equipaje para no causar molestias, pero Denisse lo notó y me hizo un gesto para que vaya con ella así me enseñaba la casa. Yo la seguí, sin decir palabra alguna y entré después de ella.
'¡Pero woow, que hermosa casa, hasta por dentro luce linda!'. Me guió hacia el segundo piso, y entramos en la tercera habitación de un gran pasillo.

- Ésta es tu habitación – me dijo mientras abría la puerta.

Era hermosa. No tenía palabra alguna para describirla. Rosa, con una gran cama en un rincón muy cerca de unas enorme ventanas con cortinas de seda blanca, una gran alfombra con toques de rosa claro con blanco en el centro de la habitación, televisión plasma, un armario gigante (no creo llegar a ocupar ni dos terceras partes de eso), tenía un baño para mí sola y hasta un balcón hacia el patio de la casa. 'A la noche se podrán ver las estrellas. Genial.'

- Señora Jonas, ¡muchísimas gracias! Es perfecta, la adoro. Pero.. me resulta raro que siendo todos sus hijos varones, tenga una habitación rosa.

- Es que.. Esto va a sonar algo raro, pero lo que sucedió es que supuestamente Frankie iba a ser una niña. Asi que le mandamos a hacer un cuarto rosa.

- Ah.. Y no se supone que…

- Si, lo sé. –Me interrumpió- Tendría que haber cosas de bebes y eso. Pero al enterarnos que vendrías, mandamos a cambiar varias cosas, como la cuna por la cama –respondió con una radiante sonrisa.

- ¿Eso lo hicieron por mí? –Ella asintió- Muchas gracias. En serio.. Me encanta la habitación –La abracé.

- Tu habitación.. –Me corrigió- Y.. por nada, linda –Me dijo mientras deshacía el abrazo para poder verme a la cara-. También la razón de tener un cuarto rosa es por que siempre deseamos tener una niña.

- Ya la tienen.. –Le sonreí nuevamente y ella volvió a abrazarme.

En realidad Denisse parecía ser una gran madre. Era cálida, hermosa, con un enorme cariño hacia sus hijos y hacia los desconocidos, considerándome una de ellos. Al pensar en ello, no quedaba duda que íbamos a ser como madre e hija y también amigas. La iba a pasar sensacional en esta casa, ya era el primer día y ya me consideraba parte de la familia y muy apegada a Denisse.
Me preguntaba ¿Qué sería cuando llegara el tiempo de volver a mi verdadero hogar, con mi verdadera madre y padre que me estarían esperando ansiosos? Si que iba a ser difícil despegarme de su familia, claro, sacando al cabeza de virulana. Con él ya me llevaría mal el resto de los cuatro meses que tengo aquí, ya empezamos con una mala presentación, además, él es un creído, caprichoso y mal educado. Definitivamente seríamos como el perro y el gato. Seguí pensando en ello, mientras estaba abrazada a Denisse, aún.

- Gracias linda –Me respondió.

Yo le volví a sonreír. Luego Denisse me tomó de la mano y me llevó a conocer el resto de la casa, cada habitación que había, dónde estaba el jardín, la piscina, el garaje y cada rincón que había en ella. Mientras que hablábamos de mi familia, de la suya, de nuestros intereses y hobbies. Si que era grandiosa. No costaba nada seguir una conversación con ella. Luego de una larga caminata y charla, volví a mi habitación para desempacar y ordenar mis cosas.

Al terminar, me tiré a la cama exhausta; boca arriba, miré a un costado la notebook y noté que me había olvidado de comunicarme con mi madre. '¿Cómo se me pudo olvidar?'. Rápidamente, la tomé y abrí mi casilla de correo. Comencé a escribirle…


"Madre:

Hola! ¿Como te encuentras? Espero que muy bien.

Bueno, solo mandaba este correo para avisarte que ya llegue desde hace unas horas y que me encuentro en perfectas condiciones, asique no tienes de qué preocuparte, si?

Bueno, el retraso del correo se debe a que me entretuve mucho con Denisse, la señora Jonas, ella es grandiosa, mamá. ¡Me llevo genial con ella!

Luego están sus hijos… Joe, Kevin, Frankie, el cabeza de vilurana de Nick, y luego, Paul Kevin, su marido. Aún no he hablado mucho con ellos. Ahm.. Quizás sí con Nick, a él lo conocí en mi vuelo, aún no sé por qué se encontraba allí. Igual, el tema no me importa. Bueno… era sólo eso, espero que no te haya dado un ataque por no haber recibido nada mío aún.

Te quiero mucho mamá. Cuídate, por favor.


PD.: Saluda a papá por mí..

Madeline."

Seleccioné «Enviar», esperé un momento, al notar que ya se había mandado el mensaje, cerré la ventana, luego, dejé a un costado la notebook para volver a recostarme en la cama. Estaba a punto de conciliar el sueño cuando, otra vez, me interrumpen dando tres golpes en la puerta.

- Entre –Respondí. Sin cambiar de la posición en la que estaba.

Pude notar como alguien entró y se acercó a unos metros de mí.

- Baja, es hora de la cena –Reconocí esa voz. Sí, era la de Nick.

Abrí los ojos y me senté en la cama, precipitadamente.
- Oh… De acuerdo –Le respondí sin comprender. Él estaba a punto de salir por la puerta cuándo, me puse de pie y me acerqué apresuradamente a él. Luego lo tomé del brazo para pararlo. Él volteó a mirarme, confuso. Era hora, tenía que aclarar varias cosas- Espera, tengo que hablar contigo –Le dije.


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Saludos!