¡Hola! Bueno, la cosa es simple: estaba revisando un disco externo que tengo y ahí me encontré con este fanfiction del 2010 que alguna vez quise subir a un foro, pero lamentablemente perdí mi cuenta, específicamente mi contraseña, no hubo forma de recuperarla y no quise crear una nueva cuenta, por eso esta historia nunca vio la luz hasta ahora. En total son tres capítulos que iré subiendo en el transcurso de estos días, así que prometo no tardarme mucho.
Los personales de Pokémon le pertenecen a Satoshi Tajiri y compañía. Este trabajo es realizado sin fines lucrativos.
Pase a leer.
Advertencia en vano.
El cielo se presentaba nublado en Pueblo Paleta. Eso sí, la vida cotidiana de sus habitantes seguía como siempre: los chicos revoloteando por las calles, los no tan pequeños compartían con sus Pokémon y el Profesor Oak seguía sus investigaciones. El hombre estaba tan concentrado en su labor que cuando escuchó el timbre llegó a dar un salto por el susto que le provocó. Sin más, dejó su trabajo y se dirigió hasta la puerta para responder al llamado. Cuando la abrió se encontró con dos pupilos suyos: Red y Leaf. Él mismo los había mandado a llamar.
-Pero vaya, si son ustedes –dijo el Profesor.
-¡Hola! –contestó Leaf en tono amable.
-¿Para qué no nos necesita? –preguntó Red con seriedad.
El Profesor asintió –Te gusta ir directo al grano, muchacho.
-Necesito que lleven estos huevos Pokémon a la ex Zona Safari de Ciudad Fucsia. Son huevos de Chansey que el encargado del recinto me pidió. El Profesor le entregó una incubadora con un huevo a cada uno. –Había pensado en pedírselo a mi nieto Green, pero ese chico está muy ocupado con el Gimnasio de Ciudad Verde.
-No se preocupe, nosotros los llevamos –respondió la chica de cabellera castaña. Esa misión la hacía feliz porque estaría cerca de Red. Sí, la chica tenía una atracción secreta por él desde que eran pequeños. Fue muy feliz cuando fue a buscar su primer Pokémon al laboratorio en compañía de él y del actual Líder de Ciudad Verde. Ella había intentado en múltiples ocasiones expresar sus sentimientos, pero por vergüenza y la poca atención que Red le presta a sus insinuaciones, no ha logrado hacerlo. Es que ese chico era distante con las personas en general, ponía una barrera para que no se le acercaran. ¿Por qué lo hacía? Quizás porque era tímido o por no tener distracciones que interfirieran en su vida como Campeón de Kanto. Todos los días le aparecían retadores por las calles de su pueblo natal, hasta hacían vigilias en su casa para esperar un aparición de él y desafiarlo. El castaño aceptaba todos los retos y en un abrir y cerrar de ojos derrotaba a sus adversarios sin siquiera despeinarse. A pesar de todo, eso era lo que a Leaf le gustaba. Su amor no era correspondido, pero se conformaba con estar a escasos metros de él, especialmente ahora que viajarían solos hasta Ciudad Fucsia. Sí, el Profesor Oak le estaba regalando la mejor oportunidad de su vida para declararse.
-Tengan mucho cuidado en el camino, muchachos, el clima no se ve muy bien.
-Sí –dijo Red mientras ponía la incubadora con el huevo en su mochila.
-Es hora de marcharnos –agregó Leaf.
-Me avisan cuando entreguen esos huevos, ¿sí?
-No se preocupe, todo va a estar bien –respondió Leaf levantando el pulgar mientras salía del Laboratorio junto a Red.
Fuera del lugar se dieron cuenta que el clima no presentaba buenas condiciones. Las nubes se veían oscuras, claramente cargadas de agua y el viento de a poco comenzaba a soplar.
-Esto no se ve bien –comentó Leaf mientras miraba el cielo. –Tenemos que apresurarnos para llegar aunque sea a Ciudad Verde o Plateada.
-Si hay forma de llegar rápido –agregó Red mientras sacaba una de las pokeballs de su cinturón.
Leaf miró con curiosidad. -¿Qué piensas hacer?
Red no contestó y solo se limitó a lanzar una de sus pokeballs.
-¡Charizard! –exclamó la chica cuando vio al tipo fuego/volador hacer su aparición.
-Para evitar el ajetreo de las rutas hay que volar –contestó él mientras se subía al lomo de su Pokémon a quien le ordenó de inmediato que emprendiera el vuelo, dejando a Leaf a su suerte.
-¡OYE! ¡ESPERA! ¡RED! ¡ESPERA! Los gritos de la joven fueron en vano.
Red hizo caso omiso a esos llamados. Él solo quería completar rápido la misión encomendada por el Profesor Oak.
Mientras tanto, el cielo seguía oscureciéndose. Lead quería seguir a Red a toda costa y convencerlo de que las condiciones climáticas no eran aptas para volar. –La lluvia está apunto de desatarse. Lo más lejos que puede llegar es Ciudad Plateada –pensó ella.
Leaf tomó su bicicleta y atravesó toda la Ruta 1 hasta Ciudad Verde. Ahí hizo una pequeña parada de cinco minutos para descansar, seguir su recorrido y llegar al Bosque Verde, para después pasar la noche en Ciudad Plateada y en la mañana continuar con el viaje. Todo estaba bien en su camino hasta que unas gotas cayeron en su cabeza. Miró al cielo y la lluvia comenzó a descender de a poco. Los Pokémon que habitaban los alrededores empezaron a correr para guarecerse de la precipitación. Leaf comenzó a pedalear más rápido para abandonar ese lugar y encontrar refugio. A medida que avanzaba la lluvia se intensificaba cada vez más. El viento se hacía presente, de igual forma que los primeros truenos.
Mientras tanto, en las alturas de Kanto, Red seguía sobrevolando el sector del Bosque Verde con su Charizard. No le importó la lluvia, solo siguió. –Al otro lado de Ciudad Plateada debe estar despejado –pensó. –Voy a volar más alto y pasar estas nubes, de esa forma evitaré la lluvia. -¡Charizard, vuela más alto y sobrepasa las nubes! La criatura obedeció, pero su ascenso se estaba dificultando, ya que a esa altura el viento estaba aumentando y todo lo que acompañaba a una tormenta se estaba haciendo notar. Por más que Charizard intentara volar más alto no podía hacerlo, ya que el viento era demasiado fuerte, los truenos y relámpagos le impedían moverse con libertad. Al ver que el esfuerzo de Charizard era en vano le ordenó descender. Cuando pisó tierra firma se dio cuenta que le faltaban pocos kilómetros para llegar a Ciudad Plateada, así que empapado y todo sacó su bicicleta y pedaleó a máxima velocidad por la Ruta 2. El suelo estaba repleto de charcos de agua, pero aun así siguió su camino sin importar qué. La ruta tenía baches y él no los notó por lo rápido que iba. Como no estaba conduciendo su bicicleta a una velocidad prudente, tropezó con uno de estos, lo que hizo que saliera disparado por los aires. Tuvo un aterrizaje duro. Su cuerpo cayó sobre el costado derecho y su hombro estirado se llevó la peor parte del impacto. Su bicicleta cayó sobre su pierna izquierda. También recibió otras múltiples heridas en sus antebrazos, manos y el costado de su abdomen, así como también en el costado de la cabeza.
La lluvia seguía cayendo con fuerza. El viento soplaba con intensidad y los truenos y relámpagos iluminaban todo a su alrededor. Red intentó moverse para sacarse la bicicleta de encima y seguir su camino, pero no pudo hacerlo. Un intenso dolor en su hombro se lo impidió. Ni su pokegear podía sacar para hacer una llamada de auxilio. Sí, porque recién ahí se acordó de lo que su compañera le advirtió. –Seguro Leaf volvió a Pueblo Paleta a esperar hasta que pase esta tormenta –pensó. Estaba muy adolorido. Los ruidos se estaban desvaneciendo a su alrededor, su visión estaba disminuyendo hasta que finalmente se desmayó.
Leaf logró salir del Bosque Verde. La lluvia aún continuaba, por lo tanto tuvo que hacer su recorrido por la Ruta 2 con cuidado. No quería sufrir una desgracia. -¿Red habrá llegado a Ciudad Plateada? –se preguntó mientras recorría su camino con cautela. Ese cuidado fue interrumpido por un trueno que casi la hace bajarse de su bicicleta. El sonido realmente la asustó, cuando se detuvo miró con atención al frente y pudo divisar un bulto a unos metros de ella. -¿Qué hay ahí? –dijo con curiosidad. –Puede que sea algún Pokémon, como un Pidgeot herido. La chica se acercó lentamente en su bicicleta para evitar una caida. Cuando llegó al lugar vio de quien se trataba. -¡ES RED! Se bajó de su bicicleta para ver a su compañero. -¡Oye! ¡Red, despierta! –decía Leaf mientras movía al chico. -¡Vamos Red! ¡No te quedes ahí!. Los esfuerzos para ser escuchada eran en vano. Tomó el pulso del chico y se dio cuenta que aún seguía con vida. Es que por un momento temió lo peor. Red no podía seguir ahí bajó la lluvia pescando todo ese frío y humedad, es por eso que ella misma se encargó de mover la bicicleta que estaba sobre él. Sacó su Ninetales y como pudo cargó a Red para dejarlo sobre el lomo del Pokémon de fuego. Tomó su bicicleta y siguió su camino junto a este hasta llegar a Ciudad Plateada. Lo primero que vio fue el Centro Pokémon, así que rápidamente fue hasta ese lugar para pedir ayuda. Al entrar fue corriendo hasta la recepción donde estaba la Enfermera Joy.
-¡Necesito tu ayuda! –dijo la chica jadeando.
La Enfermera Joy la miró algo sorprendida. -¿Qué sucede? –preguntó.
-Él tuvo un accidente –contestó la chica mirando hacia su Ninetales.
-Yo veo que tu Pokémon está bien. Joy tenía un tono muy tranquilo en sus palabras.
-No se trata de Ninetales. Leaf se estaba desesperando. –Es mi amigo. Mira. La entrenadora le hizo una seña a Ninetales para que se acercara más hasta la recepción.
-¡Oh! Pero si yo conozco a este chico. La Enfermera Joy se sorprendió.
-Claro que lo debes conocer, si todo entrenador debe pasar por un Centro Pokémon –contestó Leaf cruzándose de brazos
-Es Red –dijo Joy. -¿Qué le pasó?
-Creo que tuvo un accidente en bicicleta. Bueno, es una larga historia, pero por favor, ayúdame –suplicó la chica.
-Pero en este reciento solo atendemos a los pokémon, no a personas.
-Por favor, ayúdame. La chica seguía suplicando. -Allá afuera hay una tormenta, no puedo llevarlo a otro lugar y además, ya estamos lejos de casa.
-Se ve que está herido –comentó Joy mientras se acercaba al muchacho. La Enfermera movió su cabeza. –Bueno. Te aviso que el recinto está lleno por este fuerte temporal y muchos entrenadores han llegado a buscar refugio, por lo que queda una habitación.
-¡No importa! –contestó Leaf. -Solo ayúdame, ¿sí?
-Está bien, te ayudaré a curar sus heridas –contestó Joy dando un suspiro. –Chansey, trae una camilla aquí por favor. Su fiel asistente obedeció y llegó de inmediato con lo pedido. La misma criatura rosa se encargó de poner a Red en la camilla y de trasladarlo a la única habitación disponible del recinto. Ya en ese lugar, la enfermera se encargó de revisar al chico. Le quitó las prendas de ropa y se dio cuenta de las múltiples heridas del oriundo de Pueblo Paleta: una en el costado derecho del abdomen. La Enfermera se encargó de limpiar la zona y luego venderla. Tenía unas cuantas heridas en sus antebrazos, las que también fueron atendidas. Sus extremidades inferiores no se veían tan afectadas, solo presentaba unas cuantas contusiones por haber recibido el golpe de la bicicleta. Su hombro derecho se veía afectado, inflamado, así que la Enfermera Joy aplicó hielo en la zona para bajar la hinchazón. –Se ve que tiene una distensión –comentó Joy mientras vendaba el hombro del chico. –Lo importante es que no mueva el hombro.
Mientras tanto, Leaf se encargaba de buscar ropa para Red en la mochila de este. Estaba un poco nerviosa, el muchacho estaba semidesnudo en la habitación. Era tentador voltearse a mirar, pero se contuvo y no lo hizo. –Aquí está la ropa de Red –dijo Leaf con la cabeza gacha mientras le daba las prendas a la Enfermera Joy. La mujer de cabello rosa las recibió y Leaf se volteó de inmediato con un leve sonrojo en su rostro.
-Ya he terminado –dijo Joy. –Lo importante es que sus heridas fueron curadas, que se está tratando la lesión de su hombro y además, ya tiene ropa seca, así no pescará un resfriado.
-Gracias por tu ayuda –dijo leaf con una sonrisa haciendo una reverencia.
-No es nada –contestó Joy. –Eso sí, yo tengo que atender el Centro Pokémon, así que tú te encargarás de seguir aplicando hielo en su hombro. La Enfermera miró por la ventana de la habitación. –Ya se está oscureciendo. Como hoy tuvo el accidente es conveniente que se le aplique hielo cada tres horas. Puedes ir a sacarlos de los frigobares del pasillo, siempre tenemos hielo.
-Gracias, pero eso no será necesario –dijo Leaf. –Dewgong me ayudará a obtener hielo –agregó enseñando su pokeball y liberando a su compañero.
-Muy bien –dijo Joy asintiendo con la cabeza. –Si tienes algún inconveniente no dudes en avisarme.
Te lo agradezco nuevamente –respondió Leaf mientras tomaba las manos de Joy.
-Bueno, qué estés bien, nos vemos. La Enfermera se retiró del cuarto haciendo una seña con su mano y guiñando un ojo a Leaf.
La chica solo parpadeó rápidamente un poco sorprendida. Apenas la Enfermera abandonó el lugar, la chica tomó su bolso y se fue al baño más cercano a quitarse la ropa húmeda por la lluvia. Es que le daba pena cambiarse en la habitación con Red ahí, dormido.
Luego de eso volvió al cuarto. Ahora se encontraba a solas con Red. Algo que siempre había deseado, pero no de esa forma. Bueno, aunque inconsciente o no, sus palabras no serían escuchadas, ya que él no tomaba en cuenta lo que ella le quería decir. Sí, Leaf siempre terminaba haciendo un monologo, pero aun así lo quería y buscaría la forma de sacarlo de esa indiferencia. Pero antes de hacer esas cosas tenía que ver en qué lugar iba a dormir esa noche. Había una cama y Red estaba en ella. -¿No seré muy atrevida si me meto en la cama mientras él está ahí? Ni si quiera sabe en dónde está –pensó. La chica tragó saliva y se armó de valor y en un rápido impulso se metió en el lecho, pero se quedó de espaldas a Red y casi en la orilla de la cama, lejos de él.
¡NOS LEEMOS EN LA PRÓXIMA ENTREGA!
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