Capítulo 1:

"Donde comienza mi predicamento"

Hola.

Me llamo Selene Tsukino. (Me dicen Len de cariño, mi familia y amigos),

Aunque a veces me llaman boba, irresponsable, floja, (pero eso es harina de otro costal)

Tengo 16 años. (Los acabo de cumplir ayer)

Mis amigas, amigos y mi novio me tenían preparada una fiesta sorpresa en un lugar que frecuentamos. Un bonito local llamado Crown, con videojuegos, mesas para tomar bebidas y comer bocadillos y apartados de karaoke.

Tenían todo muy bien organizado, lo admito, me sorprendieron gratamente.

El problema comenzó cuando empezaron los tirones y las pullas habituales.

Cuando iba redonda a soplar las velas de mi pastel, todos comenzaron a decirme que debía pedir:

Que si debía pedir responsabilidad, que si debía pedir mejores notas o mejor cerebro… Despertar más temprano… yo sé que me quieren mucho, pero a veces son tan pesados que se pasan ¬¬º

Mis amigas competían por quién decía la cosa más ingeniosa…

El juego ya me tenía medio molesta. La verdad, me encantan los dulces y sólo quería hincarle el diente al sabroso pastel de chocolate que me traía mi amiga Lita.

Hasta Mina salió con una de sus frases brillantes: "Pide que te crezcan los pechos"

Tenía los ojos cerrados, iba a soplar. Pero no se detenían. Me estaba poniendo de un humor de perros. Así que desee al tuntún…

"OJALÁ FUERA CHICO, ASÍ DEJARÍAN DE MOLESTARME"

Y sin querer queriendo, apagué las velas. Tal cual. Cuando ya lo había hecho. Me dije: "no importa" Esas cosas no son reales.

Cuando abrí los ojos todos reían y me preguntaban cuál fue mi deseo.

No iba a decirlo obviamente, o sí, tal vez, pero en ese momento vi a una chica extraña en el apartado, tenía una cara de sorpresa y espanto tremendos, como si hubiera podido leer mi mente, pero como es imposible, me dije que sólo se había equivocado de privado y estaba muy avergonzada y deseosa de volver a cantar "Caramell danssen" con su amiguitas.

Era una chica linda. Ojos azul piedra, cabello largo y negro azulado recogido en una coleta sujeta con estrellitas doradas. Tenía un aparato raro en la mano, que de lejos me pareció un micrófono.

Me miró fijo unos segundos. Con sus ojazos asustados como platos y luego desapareció.

La fiesta siguió su curso. Mi "adorable novio" me regaló un libro de estudios, qué apropiado.

Las chicas diferentes artículos de maquillaje, dijes, cosas para el cabello, ropa, hasta lencería salió al baile, haciéndome poner colorada…

Por la noche llegué medio pasadita a trago a mi casa.

Nos habíamos tomado algunas cervezas, (total, ya teníamos más de 16 todas, já…) así que cuando Darien me dejó en la puerta, sólo deseaba echarme a dormir la mona, total, mis padres ya dormían.

Me había felicitado al desayuno, muy amorosos ellos, todos los años me cantaban las mañanitas con mi hermanito y me entregaban sus regalos.

Caí como una piedra. Me dolía la cabeza y me sentía muy raro. O era primera vez que tomaba. ¡Rayos! La habitación daba vueltas. La boca me sabía asqueroso. Finalmente… me dormí.

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

A la mañana siguiente, aún tenía mi buena "Mona". No había sentido el despertador (o lo apagué dormida) Y como resultado estaba atrasadísima para irme al colegio.

Desde el primer piso me llegaba el aroma del café y los huevos del desayuno, que automáticamente me revolvieron el estómago.

-¡LUN! ¡A desayunar! ¡Vas a llegar tarde!

¿Lun? Qué raro mi madre siempre me dice "Len"… Medio pensé.

Tal vez sólo estaba distraída ( o yo escuché mal). Como pude (a gatas) me fui hasta el baño.

Vomité con las dos manos en el borde del inodoro.

Me enjuagué la boca, agachada en el lavamanos, y decidí que sólo optaría por mi plan habitual… Salir corriendo con mi tostada y mi maletín.

Volví al cuarto y me caí tratando de meter la pierna en la falda.

(Otro día, otro chichón)

Cuando logré meter las dos piernas y trato de subir el cierre escuché el peor sonido del Universo…

RIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIPPPPPPPPP…. Mi hermosa falda de marinerita se rajó de arriba abajo.

¿¡Qué demonios!? ¿Tanto comí ayer? Me toqué la panza. No se sentí hinchada, de hecho estaba más dura que de costumbre.

Jejejeje. Los deportes me están convirtiendo en una diosa, me dije.

Busqué entre el desorden algo que ponerme. Lo único que no olía a rayos era el buzo de deportes. Me lo incrusté como pude, notando que me quedaba más apretado que top de porrista.

(definitivamente engordé, me dije, habrá que hacer dieta)

Salí corriendo sin casi mirar a nadie, apenas sentí el beso de mi madre que me miró extrañada y me despedí de todos con un "Adiós" de la mano generalizado.

En el autobús, las chicas me miraban medio raro. De hecho muchas se rieron, pero algunas se sonrojaron.

El mundo está cada día más loco, me dije, rumiando mi tostada.

Iba entrando a "revienta caballos" por el portón cuando…

-¡TSUKINO! El inspector general, el Señor Yamada, no es del tipo que le gusten las improvisaciones.

-¿Qué significa esto?

-Lo siento, señor Yamada, me disculpé. Mi voz sonaba extraña y más ronca de lo habitual. (Nunca más bebo una cerveza, me dije) –Mi uniforme se rompió, por eso vine con la ropa de deporte, mañana regularizaré la situación, agregué con la cabeza gacha.

-¡Eso sería perdonable, Tsukino, pero Ud. Ha hecho una burla del uniforme, viniendo con ese tan pequeño, con esa pinta parece un payaso! ¡Castigado a la Dirección!

Mejor no respondí nada, para evitar que se enfadara más, y me fui de trote a la sala de Detención. ¡Mis padres iban a estar tan contentos!

De reojo miré mis pantorrillas al aire.

¡No puede ser! ¡O había cogido el buzo de mi hermanito o había crecido al menos 15 centímetros!

Las mangas también me estaban cortas. Con razón todo el mundo me miraba raro.

Me saqué la chaqueta (ponía Tsukino, pero la talla estaba mal, entonces) y la amarré en la cintura para disimular un poco.

¿Sería una broma de las chicas?

Me sobresalté al ver que mi pecho había amanecido planísimo.

(¡Nunca más duermo de estómago!. Me prometí)

De pronto, me vinieron unas ganas atroces de ir al baño. Recordé que no iba del día anterior, las cervezas, y me dieron más ganas todavía, (menos mal que me quedaba de camino).

Entré al baño de chicas a las carreras, y vi a un par de ellas que conversaban y se reían frente al espejo, pero al verme se quedaron mudas, me miraban con ojos abiertos como platos y sin pestañear.

No tenía tiempo para sandeces, así que no me preocupé si mi pintoresco aspecto les provocaba algún tipo de ataque y me metí de rondón en un cubículo para aliviar mi atestada vejiga.

-¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHH!

-¿Qué demonios es esto?

No podía creer lo que veían mis ojos.

Estaab tan asustada que casi me orino encima.

Esto era "algo más" que una broma de las chicas.

Continuará ;)