De las cenizas volvió el fénix.
Todo era oscuro, frío, doloroso. Hacía ya algo de tiempo desde que había abandonado la habitación blanca y cálida. Había abandonado su luz y calor… No sabía porque había vuelto nuevamente, lo único de lo que era consciente era de que Fénix así lo quería.
Con sumo cuidado retiró la tierra que cubría su lecho y abrió la tapa de su ataúd, fuera era de noche. Hacía frío y la luna se encontraba llena en el cielo surcado por miles de estrellas. Se levantó, vestida con las ropas del fénix y comenzó a caminar.
Se detuvo frente a los grandes rejones de la mansión Xavier para mutantes y una sonrisa macabra se formó en su rostro. Su mirada, sin pupila y totalmente rojiza exhumaba fuego. Su cuerpo, ligeramente ladeado ya no vestía sus ropas verdes de Fénix, no, ahora eran rojas; al igual que la llamarada que eran sus cabellos carmesí…
Jean Grey había vuelto, el Fénix había renacido nuevamente…
