Una noche en la Región de Alola, Isla Melemele (25 años antes de que Takumi se vuelva entrenador)
Casi toda la población de Melemele y de otras islas se encontraban reunida en la casa del Profesor Kukui, sólo para despedir a una sola persona.
- ¡Permítanme hacer el brindis! – pidió el mismo profesor, ninguno se opuso por lo cual prosiguió. –Antes que nada, gracias por ser parte de nuestras vidas, gracias por hacerlas más animadas y divertidas. – dijo con una gran sonrisa. – Sin ti, no hubiéramos tenido el valor de crear nuestra propia Liga Pokémon. Incluso me atrevo a decir que sin ti no hubiésemos podido comprender a los Ultraentes, en vez de ser enemigos logramos hacernos sus amigos. – dijo Kukui con total orgullo, como si hablase de un hijo en vez de un amigo. – Siempre serás nuestro gran amigo, hasta siempre Ash Ketchum, esto que no es un adiós sino un hasta luego. –
Una vez terminó la gente comenzó a aplaudir y a derramar lágrimas, no tantas como el nombrado.
- Tienes que verte Ash, estás llorando, jajaja. – dijo descaradamente Kiawe, aún cuando también estaba derramando cascadas de lágrimas.
- No estoy llorando, solo me sudan los ojos. – le respondió mientras trataba de detener sus lágrimas.
- Primero Lillie y ahora tu Ash, Alola ya no será igual sin ustedes. – dijo Mallow mientras se sonaba la nariz.
- Como dijo el profesor Kukui, esto no es un adiós, es un hasta pronto. – dijo Chris entre con mocos y lágrimas.
Togedemaru se encontraba sobre Pikachu, restregándose en él y empapándolo de lágrimas.
- ¿Alguien vio a Lana? – preguntó Ash, preocupado de no ver a su amiga, había visto a la madre y sus hermanitas, pero a ella no.
- Eso es raro, no se lo perdería por nada del mundo. – dijo Mallow, igual de preocupada.
- Quizás este muy triste como para venir. – dijo Kiawe.
- Pobre Lana. – dijo Chris.
Ash estuvo a punto de decir algo, pero fue interrumpido por el sonido de una explosión, algo había caído en la costa. Por el cual todos salieron a ver qué había ocurrido.
Ash salió y se encontró con Tapu Koko.
- ¿Viniste por una última pelea? – preguntó con una sonrisa desafiante.
Tapu Koko se le quedó mirando a los ojos, hasta que dio un salto hacia atrás y se puso en posición de combate.
Pikachu, quien escuchó todo, se puso frente a Ash con su posición de combate característico.
- ¡Cola Férrea! –
Pikachu dio un salto con su cola envuelta de una coraza de hierro y Tapu Koko fue a embestirlo con su cuerpo envuelto en rayos.
Esa misma noche, Ash había peleado con el guardián de la Isla Melemele junto a su fiel compañero de toda la vida Pikachu.
Ahora mismo se encontraba en su habitación acostado mirando el techo, mañana a la mañana partiría a Kanto en un vuelo. Sentía que algo le faltaba, pensando en Lana, pensando que mañana iría a despedirle por su partida.
- ¿Por qué no habrás venido? – dijo en voz baja, casi como un susurro.
- Porque no quería que nadie supiera lo que voy a hacer. –
Esto hizo que se levantara rápidamente para terminar viendo a Lana parada frente a él, se sorprendió aún más al ver los que llevaba puesto, un babydoll celeste, resaltando muy bien sus pechos y caderas.
- Lamento que sean pequeñas. – dijo Lana mientras se cubría los pechos con vergüenza.
- ¡No es así! – exclamó alzando la voz, instintivamente se tapó la boca. Lo que menos quería era levantar a Kukui y a su esposa. – Eres perfecta tal y como eres. – dijo Ash con un notable sonrojo.
- Gracias. – dijo casi inaudiblemente. – Ash, se que te irás mañana temprano por lo cual capaz no nos volvamos a ver. Por el cual quiero darte algo que hará que nunca me olvides. –
Lana se desató su prenda y la dejó caer, mostrando su cuerpo como vino al mundo.
- Eres hermosa. – dijo Ash con un furioso sonrojo.
- Esta noche seré sólo tuya. – dijo con una sonrisa con pequeñas lágrimas fluyendo por sus mejillas.
- "Sólo mía". – repitió Ash, sin ningún aviso la tomó por los hombros y la tiró a la cama.
- … - Lana solamente cerró sus ojos y esperó lo siguiente.
Ash la vio y la besó, sorprendiéndola, el beso fue simple y rápido, pero ella pudo sentir mucho afecto en él.
- No se que hacer. – dijo Ash, sin duda hasta hora nunca se había interesado en las chicas, mucho menos en el sexo por el cual no tenia ni la menor idea de que hacer.
- Y tampoco, pero según leí en un libro, uno se tiene que dejar llevar por sus instintos. – dijo Lana un poco nerviosa.
- "Dejarme llevar por mis instintos". – repitió inconscientemente, algo dentro de él, un interruptor, se había encendido.
Instintivamente tomó sus pechos y comenzó a masajeárselos y a chupárselos, esto provocó un jadeo en ella. Se la asó haciéndoselo durante diez minutos hasta que se cansó y decidió alejarse para descansar.
Se separó y se dentó reposando su espalda contra la pared, Lana se sorprendió que dejara de jugar con ella por el cual lo miró, para terminar, notando un bulto en su bóxer, por alguna razón sintió que debía "hacerse cargo de él".
Se acercó y comenzó a frotarlo, sorprendiendo a Ash, quien quiso detenerla, pero la sensación de sentir su bulto siendo frotado hiso que se rindiera. Cuando notó que Ash le gustaba lo que hacía decidió quitarle su bóxer, al removérselo casi pegó un grito al ver al monstruo levantarse frente a ella, era tan grande como un brazo, exactamente 30 cm de largo, y no tenía ningún problema para mantenerse levantado.
Sin decir nada, Lana decidió lamérsela.
- ¡¿Qué haces Lana?! No me he bañado desde ayer. – dijo Ash con jadeos y aguantando no gemir.
- Algo me dice que, si no lo hago, podría arrepentirme luego. – le respondió sin quitar su mirada de su miembro.
Un gemido se le escapó a Ash, para luego soltar una carga sobre la cara de Lana.
- ¿Qué es esto? – preguntó Lana mientras tomaba con sus manos un poco del líquido pegajoso, para luego estirarlo con sus manos. – jeje es divertido. –
- No tengo idea, me sentí tan bien que eso, sólo salió. – dijo Ash con un sonrojo muy notable. - ¿Está enojada? –
- Si te salió porque te hice sentir bien, entonces estoy feliz – dijo Lana con una sonrisa.
- ¡Lana! – exclamó antes de abrazarla y besarla.
A acercarla para besarla, su miembro tocó accidentalmente el vientre de Lana, al hacerlo ambos sintieron un pequeño tirón en sus espaldas, un escalofrío que les indicaba algo.
Como si la naturaleza les dijera que hacer, Lana se recostó en la cama y abrió las piernas permitiéndole a Ash verle su precioso lugar.
Ash se arrodilló frente a su "entrada" para luego acercar su miembro a ella, lo introdujo suave y lentamente, provocando que un gran gemido se le escape a Lana.
- ¿Estás bien? – le preguntó al notar como salía un poquito de sangre de su entrepierna.
-Sí, se siente muy bien. Nunca sentí nada parecido. – respondió con una sonrisa sincera.
Al escuchar eso se puso tan feliz que arremetió con más fuerza y velocidad, como si su Pikachu le embistiera con Ataque rápido, al hacerlo Lana no pudo contenerse más y comenzó a gemir demasiado alto.
- Esta vez siento que algo va a salir de mí. – advirtió al sentir como su respiración se aceleraba, sus pezones se endurecían, y su cuerpo se cubría de una fina capa de transpiración.
Al escucharla su cuerpo tomó una decisión en su lugar, ir aún más rápido, sus movimientos se volvieron tan rápido que pasó de ser Ataque rápido a ser Velocidad extrema. Esto provocó que cada nervio en el cuerpo de Lana sintiera fluir una descarga eléctrica, desde los nervios de su clítoris hasta su médula espinal.
- ¡Aquí viene! – alertó Ash, sin recibir ninguna respuesta departe de Lana, quien estaba tan sumergida en el placer que no parecía estar atenta a nada.
Embistió una última vez antes de soltar una enorme carga dentro de ella, quien sintió un enorme rayo en todo su sistema nervioso.
Ash quedó encima de Lana, ambos quedaron exhaustos y dormidos.
A la mañana, en el aeropuerto de la Isla Melemele
Ash Ketchum se encontraba apunto de irse en su vuelo directo a Kanto. Antes de irse se encontraba con sus amigos despidiéndole, pero se encontraba un poco triste porque Lana no había venido.
- "Última llamada, el vuelo h-71 del Aerodactyl hacia Kanto está por despegar". – dijo una voz femenina, avisando que el vuelo de nuestro protagonista está a punto de irse.
- Supongo que este es el adiós, chicos. – dijo Ash con una sonrisa.
- No es un adiós Ash, es un hasta pronto. – dijo Kukui.
-¡Ash! –
Estando a punto de irse, escuchó la voz de Lana, volteándose y recibiendo un abrazo de parte de ella.
- Perdón por llegar tarde, pero alguien me dejó con problemas para caminar. – dijo en un susurro al oído de Ash, sonrojándolo en el acto. – Regresa pronto, ¿Sí? – dijo antes de darle un beso en la mejilla, provocando que todo el mundo se sonrojara, exceptuando a Mallow, quien se puso celosa.
- ¡Por supuesto! –
- Creo que es obvio por qué llegó tarde. - dijo Burnet con un susurro a su esposo.
- Y vaya que lo sabemos, no saben como esconder gemidos. - le respondió de igual manera, de un segundo a otro ambos comenzaron a reír, recordando los enormes gritos y gemidos de la noche pasada.
Dentro del avión a Kanto
Ash se encontraba leyendo un libro sobre estrategias de batalla pokémon que le había regalado el profesor Kukui mientras comía unas galletas que le preparó Mallow.
- Pika pika pi kaka pikapi "¿Cuánto falta para que volvamos, Ash?" – preguntó Pikachu.
- Supuestamente seis horas. – le respondió con una sonrisa.
El grito de una mujer resonó en todo el avión, alertando a nuestro joven protagonista.
- ¿Qué sucede? – se preguntó para luego levantarse y buscar a quien gritó, divisando una multitud de gente que se acercó, todo viendo por la ventanilla de la mujer, luego los demás pasajeros comenzaron a ver por sus ventanillas junto con otros que se acercaron para ver de ese lado.
¡Un misil se acercaba a ellos!
- ¡¿Qué demonios?! –
- ¡Milotic, protección! – ordenó una rubia esbelta con un flequillo cubriéndole el ojo izquierdo, vestida con una blusa celeste y un pantalón largo negro.
A unos segundos de la orden de la rubia el avión voló en pedazos, cayendo en el océano.
To be continued…
