Título: Pesadilla
Fandom: Donten ni Warau
Género: Angst
Sinopsis: Arrugó, sin darse cuenta, uno de los pergaminos de la mesa mientras sus ojos se tornaban vidriosos, las lágrimas amenazaban con presentarse. Se sentía vacío, marchito.
Disclaimer: Donten ni Warau, Donten ni Warau Gaiden son propiedad de Karakara Kemuri. El uso de sus personajes es para el exclusivo entretenimiento de escritor y lector.
Advertencias: Faltas de ortografía, errores gramaticales, OoC, spoilers de Donten ni Warau Gaiden.
Comentarios: Una vez más, un pequeño drabble.
Pesadilla
Sentado, pasando sus ojos detenidamente por los papeles, Hirari se desesperaba poco a poco, encontrando nada a pesar de haber leído tanto. Los borrosos kanji —debido a su cansancio— le recordaban que no había podido dormir apropiadamente, y lo insoportable que podía ser cuando eso sucedía. Es por ello que no quería que nadie le molestara. Sí, se había sentido un poco mal al haberle gritado a sus conocidos, pero cada segundo era valioso como para ser desperdiciado. Se había encerrado y no le importaba lo que otros llegasen a decir sobre él y su cordura. Sólo quedaron piezas de lo que esta fue alguna vez cuando ella se marchó.
¿Por qué nadie le recordaba?
Sus ojos se sentían pesados y necesitaba recordarse constantemente que estar así era mejor a estar dormido. Intentaba dormir —sentía que, de lo contrario, ella le regañaría—, sólo para despertarse y liberarse de una pesadilla y, con ello, darse cuenta de que estaba viviendo otra. Retomaba entonces su empresa, buscando incesantemente entre los pergaminos algún indicio que pudiese ayudarle a encontrarla, a traerle de vuelta.
—Botan… —el nombre salió, su voz se quebró—. ¿Dónde estás?
Arrugó, sin darse cuenta, uno de los pergaminos de la mesa mientras sus ojos se tornaban vidriosos, las lágrimas amenazaban con presentarse. Se sentía vacío, marchito. Sentía cómo su vida era drenada poco a poco mientras esperaba encontrar las respuestas a todas sus interrogantes.
Hirari lo sabía, estaba siendo egoísta, pero no pararía hasta encontrar a Botan y exigirle los porqués de su repentina desaparición. Y si ya no veía amor para él en esos ojos violetas, él entendería y retrocedería; si lo había y ella aún así quería marcharse, él se iría con ella. Ella se negaría una vez más, querría que él siguiera viviendo pero, si tal era el caso, prefería haber tenido una existencia corta y estar al lado de Botan que en una eterna pesadilla sin ella.
FIN.
