LAGRIMAS DE HIELO SOBRE UN ROSTRO PECOSO
Invierno de 1918... Solo faltan diez minutos y otro año que se va y heme aquí, mientras los demás la pasan felizmente con sus familias, yo... solo finjo algo que no siento.
Mi mente vuelve a aquella primavera de mayo, en el zoológico Blue River de Londres, cuando comencé a hablar contigo. Tenía la sensación de conocerte desde siempre. Eras muy diferente a los demás, desde que te conocí advertí esa característica en ti. Pero después, aquel día, entendí que sí eras diferente, pero también de cómo te imaginaba yo.
Eras capaz de defender nuestro amor, de leer en mis ojos todo el cariño que sentía por ti.
Tal vez nuestra historia era equivocada y no ha sido capaz de soportar tanto, sin embargo yo pensaba que era una de las cosas más sólidas de mi vida.
Todo había tenido comienzo perfectamente y yo me sentía la persona más feliz de la tierra.
Hemos estado juntos varios meses. En este tiempo he reído, he aprendido a amar la vida y sobre todo a ti.
Aquel día que me besaste... ese simple y esporádico roce de nuestros labios causó mucho efecto en mí... desgraciadamente ingenua a eso, te respondí dándote una bofetada en tu rostro. Y tú con tu característica arrogancia, respondiste de igual manera, en ese momento te dije que te odiada... pero ¿Cómo voy a odiar a la persona que más amo en el mundo? Al que me enseñó que no siempre hay que vivir a la sombra de un pasado, al que me dijo aquella noche cuando ingenuos caímos en la trampa de Elisa que fuera fuerte, que pase lo que pase sonriera... ja... Después de esa maldita noche ya nada entre nosotros fue igual, te alejaste de mí, creyendo que con tu partida me dabas la salvación a una injusticia... si vieras que a mí no me importaba si fuera o no repudiada por mi familia, lo único que importaba eras tú... simplemente Tú. Pero a pesar de tu fría y corta despedida aquella noche de Londres, sirvió para que cumplieras tu sueño.
Tiempo después nos reencontramos, sentía cuando estrechaba tus manos nada ni nadie nos separaría... pero las circunstancias y el honor de cumplir con tu deber, dijimos adiós... Adiós en aquella fría noche de invierno. No sé si cuando caí enferma en aquella plataforma de las lágrimas era por la helada que se estrujaba en mi cuerpo, o por la friadal y soledad que cubría mi alma. Aquella noche grité tu nombre, queriendo despedirme de ti, pero es imposible si el viento lo decía restregándolo en mi rostro.
He tratado una y mil veces componer lo que queda de mí, siento que he defraudado a mis amigos por no poder complacerlos, y me duele... Me duele en el alma tener que fingir que todo está bien.
Te he amado con todo mi corazón y aprecio muchísimo saber que te hice feliz. Y ahora... ¿que ha quedado? sonrisas que se van, frases no dichas... aquel beso que todavía quema sobre mis labios y lágrimas de hielo que corren sobre mi rostro por miedo a perder esos recuerdos...
Una vez alguien dijo: " el tiempo cura las heridas más profundas" pero... ¿el tiempo es capaz de recomponer el corazón que tú has dividido en dos? ¿Podrán mis ojos dejar de llorar, mi mente dejar de pensarte?
Sí, la vida es realmente extraña a veces.
Tu quisiste que te prometiera que fuera feliz, pero... ¿Acaso tú lo eres, tu puedes hacer de cuenta que nuestro amor ha sido solo un mal sueño?
Yo no, porque los sueños antes o después se olvidan, pero olvidarte a ti es difícil. Es imposible borrar tu nombre de las paredes de mi corazón. Igualmente te agradezco por haberme ilusionado afectuosamente y por haberme regalado los momentos más felices y tristes de mi adolescencia. ..
Ahora solo puedo desearte toda la felicidad de este mundo...
Recuerda que mi amor por ti no terminará jamás, hará siempre parte de mí...
FELIZ AÑO NUEVO MI AMOR... FELIZ AÑO NUEVO TERRUCE GREUM GRANDCHESTER.
Candice White Andley
