Azul era el color con el que asemejaba el infinito.
Sea por el cielo que se extiende sobre todo ser viviente a una altura imposible o el océano que se expande más allá del horizonte, confundiendo los sentidos y haciendo creer que limita más allá de lo racionalmente posible. Conceptos terrenales que lo atraían a la idea de lo físicamente constante pero no de lo eternamente continuo.
Nociones que nunca en realidad se llegó a cuestionar y aceptaba sin reparo, pero que al conocerle a él cobraron un sentido e importancia que no permitirían volver a la apatía.
Ojos azul profundo que le evocaban más lejos de la orilla visible del mar, más alto que la bóveda celeste, superando con creces lo visible de la superficie de la Tierra y el misterioso oscuro del espacio.
La tonalidad que traicionaba al portador. Matiz que lucía orgullosa el mundo interior, actitudes y deseos que preferían mantenerse ocultos detrás de esas orbes. Soledad, tristeza y miedo no eran permitidas aflorar, disfrazados con una confianza absoluta y una naturaleza dura dispuestas a servirle de apoyo a quien lo necesite.
Ahí se encontraba el otro concepto más allá del tiempo que faltaba y abarcaba un plano existencial. La personalidad de él no captaba todo su mundo interior, su lado más vulnerable, sus miedos que parecían extenderse aún más lejos de todo lo enfrentado, luchado y perdido, imposibles de contener por algún lenguaje y solo presenciable a través de una mirada.
Ni siquiera por esa idea que busca parecerse a lo eterno servía para describirlo a él, era mucho más que solo ese lado oculto. Sobre este se encontraba una tela tejida de nobles deseos, que se dejaba ver sin disimulo. Más dedicación y valentía de lo que sea posible concebir. Pero sobre todo, compuesta del mismo material de su alma, aquella que resplandecía brillante e imperecedera de lo que se llamaba amor.
Y era ahí donde el tiempo y espacio realmente perdían importancia. El amor que él era capaz de sentir iba más allá de todo lo que existió y existirá.
Amor que era autor de su mayor miedo.
"Temo vivir más que ellos."
Amor responsable de su mayor deseo.
"Quiero que ellos vivan de la forma más feliz que puedan."
Amor que significaba sacrificarse sin miedo, dedicando su existencia a sus seres queridos. Ni siquiera cuestionar la situación para comprender las consecuencias.
Él era solo un niño ante sus ojos. Un niño que se vio obligado a tomar responsabilidades impropias para tan joven edad, que solo reía al escuchar ese pensamiento comentando sereno que aceptaba gustoso cumplir el rol asignado.
Sin embargo, a pesar de conocer su verdadera postura frente a eso, de llegar a conocer su lado vulnerable un poco mejor que los demás, no hizo menos doloroso cuando ese azul profundo se fue opacando poco a poco hasta llegar a un color apagado y sin vida, encontrando su final como el joven esperaba.
Salvando a sus seres queridos con una sonrisa en su rostro. Feliz de tener el honor de entregar todo de sí para protegerlos.
Lágrimas y preguntas fue lo que le siguieron a aquel trágico día.
Absurdo como él era quien menos sufría.
¿Cómo era posible que sentimientos tan nobles y puros lo llevarán a tan trágico desenlace? ¿Cómo era posible que a pesar de tantos miedos sea posible una valentía tan vigorosa, tantos pensamientos e ideas contenidas en serenidad, fragilidad en tanta fuerza, tanto caos en tranquilidad?
Conceptos que no parecían obtener respuestas en el mundo real, sin tener palabras ni ideas que puedan siquiera contener todas sus preguntas que no paraban de intrigarle.
Y ahí fue donde lo comprendió.
Leonardo era el infinito.
Hola!
Gracias si alguien alcanzo a leer hasta aquí.
Esta fue una historia medio experimental, está hecha con lo idea que el lector elija el personaje que habla sobre Leonardo.
Si tienen alguna crítica o sugerencia no duden en dejarla.
Que tengan buen dia!
