Ninguno de los personajes de Digimon los cree yo, todo pertenece a Toei Animation
Recomendación músical: Me inspire escribiendo este capítulo con Just a Girl (Miley Cyrus) y Stuttering (Fefe Dobson) :).
Cuando resguardas esperanzas en algo que nunca fue lo que pensaste, cuando entregas todo de ti para luego ser tirado a la basura, ahí es cuando sientes que con un corazón roto no puedes seguir adelante. Pero son pocos los que se quedan para recoger los pedazos.
Así exactamente se sentía Mimi Tachikawa, destrozada. Reía amargamente recordando lo ilusa que fue, porque ella se enamoraba con simples palabras, que solo eran eso: palabras, una frase linda para esconder las mentiras. Tonta, le decían eso, y admitió que lo era. Vacía, también frecuentaban llamarla vacía, y ahora era cierto, porque lo que sentía dentro de ella era un vacío que no lograría llenar fácilmente.
Pero no podía parar de pensar: ¿Por qué? ¿Por qué de todas, ella tenía que ser la que cayera así?
Mimi Arrives
2 meses antes
—Vamos Tai, ¿cuándo será el día que llegues a tiempo? — gritaba Kari por teléfono
—Ya voy llegando, ¡dame 10 minutos por el amor de Dios! — y colgué
Así era mi controladora hermana, histérica, recordándome cada segundo de mi existencia lo tarde que llegaba a eventos, encuentros, lugares, en este caso el aeropuerto. Mimi llegaba hoy de Estados Unidos, siempre teníamos que ir a recibir a la "princesita", a esa cabeza hueca.
Corrí con todas mis fuerzas por todo el aeropuerto hasta que divise a mis amigos, joder estaban todos, y yo como siempre tarde.
—Maldición Yagami, ¡un minuto más y ganaba 10 dólares! — reclamó Matt.
—Me los debes Ishida— repuso Yolei
— ¿Ahora apuestan mis horas de llegada? Nada que agradecerles— dije indignado mientras recobrara el aliento.
—Siempre ha sido divertido apostar por ti Tai— replicó sonriente Sora
Fije mi mirada en ella, Sora. Había captado su atención desde el Digimundo, su forma peculiar de ser, interesada en el fútbol y su preocupación maternal por cada uno de ellos. Estuvo detrás de ella por casi tres años hasta que accedió en ser su novia. Lo que duró hasta hace un mes, casi dos años de relación y ella decidió que "ya no era lo mismo". Decidió por ella y supuso por él, pues la seguía queriendo como el primer día, todo le parecía extraño, de un día para otro ese cambio pero el acepto seguir siendo amigos por el bien de ellos y de todo el grupo. Aún así no estaba satisfecho con su vaga explicación del porque todo acabo y obviamente eso afectaba su accidentada amistad.
Nerviosa, eso podría describir una de las emociones que sentía Mimi al estar tan cerca de ver otra vez a sus amigos, pero en especial a él. Lo que ella llamaba "el amor de su vida", su novio, amigo de media vida, Matt Ishida.
Vale, ella vivía en Estados Unidos y él en Japón, pero eso no impidió construir una relación que ella llamaría hasta esos días "indestructible". Llevaban 3 años, era una de las prioridades más importantes en su vida.
Y ahora ella regresaba donde siempre había pertenecido: Japón. Tenía 3 meses sin verlo pero parecían años, su corazón no dudo en acelerarse y prácticamente causarle una arritmia cuando cruzo la puerta del avión para entrar al aeropuerto donde seguro él estaría esperándola con todos sus amigos. Para ella, Matt Ishida era el hombre perfecto.
Mimi bajo del avión con ansiedad pero aún así a paso lento, maldecía los tacones que se había puesto. Y es que empezaba a pensar que tal vez se había arreglado demasiado o muy poco, un vestido veraniego, bufanda, sus stilettos y el cabello recogido en un topknot suelto. Había dejado de teñirse el cabello de rosa hacía unos pocos meses por consejo de Matt, realmente nunca pensó que el notara ese tipo de cosas.
Amaba armar outfits para todo y consideraba que tenía buen gusto, pero ahora traspasando las puertas para encontrarse con sus amigos se sentía nerviosa e insegura.
Miro a todos lados hasta que encontró un grupo de personas paradas cerca de un café, camino un poco hacía estos y noto que eran ellos. Se sorprendió en verlos a todos: Izzy, Joe, Sora, Kari, TK, Yolei, Davis, Ken, Tai y Matt. Enseguida se le dibujo una sonrisa en el rostro y quiso correr hacia ellos, pero una vez más maldiciendo su calzado prefirió caminar y ahorrarse besar el piso.
— ¿Aquella es Mimi? — casi gritó sorprendido Davis.
Todos giraron su atención a la figura que había llegado a ellos con dos maletas tomadas de las manos, las dejo en el suelo y los miró dudosa.
—Chicos, saluden que no muerdo— bromeo la castaña.
Enseguida se vio en los brazos de Davis y Yolei, abrazándola hasta casi asfixiarla y diciendo cosas inentendibles. Cuando logro soltarse del agarre les sonrió a los dos, procedió a saludar a todos hasta llegar a Matt, pero hubo algo distinto en su abrazo. Fue corto, seco e impersonal, como si la estuviera conociendo, tal vez deliraba, seguramente eso pasaba.
—Me sorprendió verlos a todos aquí, excepto Cody, supongo que no pudo saltarse la escuela— interrogo ella.
—Que más hubiese querido él, manda sus saludos y disculpas— repuso TK —Siento que son años sin verte Mimi, estas distinta—
—Si con distinta te refieres a más vanidosa estoy completamente de acuerdo— intervino Tai.
— ¡TAICHI! — grito su hermana seguido de un pellizco en el brazo.
Todos giraron a verlo con miradas asesinas, hasta que la aludida exploto en una carcajada.
—Puedo decir lo mismo Yagami, distinto, ya no eres un niñato grosero y altanero— se defendió Mimi causando una mueca en la cara del moreno —pero no mucho, la delicadeza en ti siempre ha brillado por su ausencia—
—Sí, pero en ti siempre quedara esa princesita caprichosa. ¿O no Tachikawa? — esta vez él la miro con intensidad.
—Siempre, pero no mal recuerdo que tuviste que ser mi súbdito—sonrió triunfante, y es que aunque intentara no dejarse llevar de buenas a primeras Taichi Yagami sabía que decir para hacerlo.
Todos podían observar las peleas infantiles de Tai y Mimi con humor, siempre era lo mismo.
—Ya, ya, suficiente. ¿Por qué no vamos a mi departamento a celebrar tu llegada? Luego te ayudo a llevar tus cosas — sugirió Matt
—Excelente idea— repuso Sora con una sonrisa.
Todos asintieron con la cabeza, se disponían a marcharse del aeropuerto cuando Matt se adelanto en salir seguido de Izzy y Sora. Para luego todos imitarlos, suspiró y se agacho para agarrar su equipaje cuando Tai la detuvo.
—Yo los llevo princesita— la fastidio él, pero para ella no paso desapercibido su acto de "caballerosidad". Le pasaba algo, o quería algo.
— ¿Y a que se debe tu generosidad Yagami? — provocó ella
—Siempre lo he sido, solo que tu nunca lo has notado— empezó a caminar él hacia la salida seguido de una confundida castaña
—Imposible, dime qué quieres—
— ¿De qué? —pregunto inocente
— ¿Esto lo pagare después cierto? —
—Tal vez sí, tal vez no— sonriendo de lado mientras montaba el equipaje en su maletero —Vamos, sube al auto—
—Pero... ¿Y los demás? — él solo se dedico a reír por debajo, observo su alrededor: no había nadie.
Subió al auto a regañadientes, ¿qué coño pasaba? La habían dejado sola con su compañero de riñas para que se burlase de ella todo el camino a el departamento de Matt. Además se supone que Matt era SU NOVIO, ¿por qué deja que él la lleve?
Pero mientras ella tiene su cabeza en sus pensamientos neuróticos el mundo seguía su curso, o mejor, Tai manejaba a la "fiesta". El silencio de su normalmente parlanchina amiga le incomodaba, iba refunfuñando desde que noto que todos se habían marchado.
—Te has molestado— afirmo él
—Por supuesto que no—
— ¡Ahí esta! ¡Te enojaste porque me dejaron a cargo llevarte! Pero qué poca confianza me tienes— se hizo el sufrido
—Por favor Yagami— intento no reírse ella—Solo que me pregunto porque Matt no me llevo, ¿dejo esa tarea a su subordinado acaso? — provoco una vez más
—No soy el subordinado de Ishida, solo le hago un favor— haciendo una mueca en el rostro, cuando vio que Mimi iba a abrir la boca la interrumpió— el auto de su padre iba lo suficiente lleno con todos los demás—
—Muy claro—
Silencio otra vez. Tai suspiró, ¿acaso con el pasar de los años Mimi Tachikawa se había quedado sin su cualidad de hablar hasta por los codos? Odiaba empezar conversaciones, era pésimo para hacer las preguntas correctas, además de un intrépido por excelencia.
— ¿Cómo te va en Estados Unidos? — Ella lo miro confundida —me refiero a estos últimos tiempos, no sé mucho de ti estando allá—
—Bien, el instituto de cocina es muy bueno y me he adaptado a la vida americana—
— ¿Y tus padres? Imagino que se adaptaron igual de bien que tu— preguntaba distraídamente
La mirada de Mimi se ensombreció y callo por unos minutos. Minutos que fueron más que suficientes para que Tai se diera cuenta que no era una pregunta que debía hacer. ¿Ven? Ahí estaba el cagandolas, otra vez.
—Ellos están bien— respondió simplemente.
—Ya veo— Obviamente ella le mentía, y si pensó que era tan distraído como para no darse cuenta pues se equivoco. Algo que había aprendido en estos últimos años era ser más receptivo, cosa que le costó tiempo. Busco otras preguntas, pero al parecer se había quedado seco de ideas. La voz suave de su amiga lo hizo salirse de sus pensamientos.
— ¿Cómo va todo con Sora? Me entere que tenían ya tiempo saliendo— esta vez fue ella quien no acertó.
La pregunta le cayó por sorpresa al moreno, no creía que la castaña estuviese tan desinformada de su actual condición, pero su orgullo no iba a permitir que se enterara por él, no ahora. Así que la imito, mintió.
—Bien— gruño él.
Había escuchado de que habían empezado a salir, no se sorprendió por él, si no por su amiga pelirroja. Siempre pensó que estaba interesada en Matt, lo que internamente la hacía sentir insegura, pero cuando supo de su noviazgo con Tai fue un alivio. Pero al parecer las cosas no andaban "bien" como decía.
Habían llegado al departamento del rubio sin siquiera darse cuenta, Tai aparco rápidamente y salió del auto seguido por Mimi. Esta última estuvo a punto de regresar a buscar el equipaje pero recapacito, luego iría por él. Subieron al ascensor, piso 14. Caminaron por un largo y estrecho pasillo hasta llegar a la puerta B145.
Llamaron a la puerta, no pasaron ni 5 segundos cuando una sonriente Sora les abría la puerta y ellos entraron.
—¡Ya me estaba preocupando de que se hubiesen matado por el camino! — Dijo Kari —se tardaron más de lo que pensamos—
—Casi nos matamos— giro Tai a ver a Mimi mientras le guiñaba un ojo.
En ese momento entro Matt seguido de TK y Davis con algunas sodas y comida.
—Ya era hora de que llegaran — intervino Matt acercándose a Mimi, y por primera vez desde que ella llego coloco su brazo sobre los hombros de ella.
Se sentaron alrededor de una mesa llena de comida, postres y sodas mientras charlaban muy emocionados y alegres. Escuchaban las historias que tenía Mimi para contar de su vida en USA, en especial sus primeros días en el instituto de cocina, poniéndose al día con todo lo que había pasado desde su última visita a Odaiba.
Sora había empezado a estudiar comunicación social pero lo que verdaderamente quería hacer era ayudar a su madre con la floristería, siempre fue muy conservadora.
Joe ya iba bastante adelantado estudiando Medicina, le apasionaba esa carrera aunque le quitaba bastante tiempo, extrañamente se encontraba allí esa tarde, solo por ser un día especial.
Izzy estudiaba ingeniería informática, pero también tenía un pequeño centro de reparaciones para computadoras en su casa. Aún vivía con sus padres así que los ayudaba con los gastos.
Matt había estado en varias partes, entrando en cursos, hasta que entro a estudiar letras. Pero seguía con su banda, la verdadera vocación del rubio era la música y había decidido mudarse a un departamento para tener mayor independencia.
Tai empezó a estudiar derechos internacionales, algo que sorprendió a la castaña debido a la falta de interés del moreno por todo lo que tuviera que ver con estudiar. Y también pertenecía al equipo de fútbol de la universidad donde era muy bueno.
Mientras que TK, Kari, Yolei y Davis terminaban la secundaria.
Llevaban una tarde bastante amena y agradable, pero Mimi sentía que había tensión en el ambiente, ¿acaso se estaba volviendo loca?
Notaba que Sora y Tai evitaban involucrarse en una conversación donde estuviera el otro, y cuando sucedía todos se tensaban y siempre Matt intervenía para disipar la situación. Se había perdido uno o dos capítulos de la vida de sus amigos y que pensaba recuperar.
Por otra parte se sentía tan feliz de estar con ellos, como los viejos tiempos. Cuando aún no se había decidido mudarse, pero sentía más regocijo cuando Matt la miraba, le sonreía, pasaba su brazo por sus hombros o simplemente tomaba su mano.
Aprovecho un momento cuando Sora se quedo sola con ella en la mesa mientras los demás corrían de aquí para allá, veían TV o simplemente estaban distraídos para aclarar sus dudas.
—Veo que hay cosas que han cambiado bastante últimamente— se dirigió sutilmente a su amiga— ¿Cómo van las cosas con Tai? — Sora le dio la misma mirada de confusión que había tenido Tai cuando iban en el auto.
—Mimi, Tai y yo no estamos juntos desde hace un mes— expresó la pelirroja —pensé que lo sabías—
La portadora del emblema de la pureza pensó unos minutos. Iba a hablar con él.
—No, Matt no lo menciono. ¿Cómo lo tomo él? — quiso saber, de verdad.
—Ya sabes cómo es de obstinado pero ha cambiado, trata de no involucrarse mucho en conversaciones conmigo aunque yo intente lo contrario— suspiro resignada Sora —Yo le quiero, es mi amigo. Pero él no logra volver a como fuimos antes—
Y la verdad es que nunca hubo un antes pensó Mimi, para ninguno era desconocido lo que sentía Tai. Solo para la pelirroja obviamente. Se limito a sonreír y dar un trago a su soda cuando noto que Matt se acercaba a ellas.
—Es hora que te lleve a tu casa Meems— puntualizo el mientras acariciaba su brazo, cosa que le dio escalofríos— Baja con Tai, él te ayudara con tu equipaje, yo enseguida los alcanzo. — Mimi asintió silenciosamente y camino a despedirse de sus amigos.
Davis y Yolei fueron muy efusivos como siempre, mientras que Izzy y Joe se despidieron tímidamente, habían cosas que no cambiaban a través del tiempo.
—Lástima que ya te vayas, debemos salir, algo así como un día de chicas— sugirió Kari luego de abrazarla.
—¡Claro! Este fin de semana sería ideal— la idea de verdad le emocionaba, pues un día de chicas solo significaba una cosa: compras.
—Nos veremos entonces— dijo sonriente la duela del emblema de la luz. Se despidió de TK e inmediatamente se dirigió hacia Tai, que curiosamente ya estaba en el marco de la puerta esperándola.
—Después de usted, su majestad— enfatizo lo último bromeando.
—Gracias joven súbdito— no pudo evitar dejar escapar una risita, al igual que él.
No hablaron más de camino a su auto, cuando él sacó la segunda maleta y la coloco de su lado Mimi lo miraba directamente a los ojos, cosa que perturbo al de ojos castaños sin razón aparente.
— ¿Qué? — dijo mirándola —puedes decir gracias, sin ningún compromiso—
— ¿Por qué no me lo dijiste Yagami? — interrogo. Tai sabía que desde que hablo con Sora quería hacerle esa pregunta, pues lo taladraba con la mirada cada vez que podía.
—Por la misma razón que mentiste sobre mi pregunta temprano— se excuso él.
—Eso es personal, no te incumbe— se defendió la ojimiel.
—Pues esto también es personal y no te incumbe—
—Empezó a hacerlo desde que afecta al grupo— comenzó a reñir ella.
—Yo lo veo muy bien, no afecta en nada a nadie— cruzándose de brazos.
—Eres un insufrible, ¿lo sabías? — se rindió ella, tampoco quería una discusión con el dueño del valor. Suspiro y pego su espalda al auto, cosa que imito él.
—Me lo han dicho muchas veces, siempre mujeres— bromeó, porque así el eludía las cosas. Ella volteo a verlo y sintió un hilo de confianza.
—Es difícil tratar de entender t "complicada" mente Taichi— se sincero, el giro su mirada y se encontró con los ojos mieles de la castaña, por un momento vio en ellos preocupación, entendimiento y algo más que no supo descifrar. Quitando que era la primera vez que lo llamaba por su nombre de pila desde que llegó.
Tomo aire para empezar a decirle sus verdaderas razones cuando enseguida Matt llego hasta ellos.
—Me temía que ya hubiesen empezado a pelear, pero veo que las cosas van cambiando— dijo un sonriente rubio — ¿nos vamos ya Meems? — dirigiéndose a su actual novia.
—Sí — respondió vagamente ella entregándole las maletas para que las colocara en su auto.
Miro a Tai una vez más, él estaba decidido a decírselo, solo si Matt no hubiese llegado en ese instante. Suspiró.
—Nos vemos Taichi— cuando se dispuso a irse se detuvo al escuchar algo parecido a un gruñido por parte del moreno y se giro nuevamente hacia él.
—Estoy dispuesto a hablar de esto, solo si tú estas dispuesta a hablar de lo que te paso en el auto temprano— soltó él. Mimi se detuvo a pensarlo solo unos segundos.
—No te olvidas fácil. Está bien, me parece justo—
—Dije que tal vez pagarías por mi caballerosidad, tómalo como si te estuviese pasando factura— sonrió.
—Sí, cosas así no son de gratis— sonrió ella —te llamo para que vayas a mi departamento— con un movimiento de mano volvió a su camino y subió al auto de Matt.
Corrección: al auto del papá de Matt. No había cambiado, solo unos ajustes en el sonido. El ya estaba esperándola hacía unos minutos.
—¿Llevándote mejor con tu archienemigo? —bromeo tocándole el hombro.
—Algo así— río ella mientras él empezó a conducir hacía su casa. Pero también habían cosas en la nueva actitud de Matt que la intrigaban, empezando porque había buscado todas las maneras de eludir que ella le besara en público, el nunca fue extrovertido pero nunca le había molestado mostrarse cariñoso con ella y menos en frente de sus amigos. Tal vez estaba alucinando, se aseguro que solo era el cansancio que la tenía pensando demasiado hasta que sus palabras interrumpieron en su cabeza.
—Haz estado muy callada, ¿sucede algo? — pregunto el rubio algo preocupado
—Para nada, solo cansada, el viaje es agotador pero satisfactorio— le regalo una de sus mejores sonrisas a esa persona que quería tanto.
El resto del camino fue silencioso, casi igual que cuando viajo con Tai, tal vez ella se había quedado sin temas de que hablar.
Pero por el otro lado Matt tenía un lío en la cabeza, se maldecía a sí mismo y en tiempos se odiaba por lo que tenía que hacer, pero él no podía posponer algo que tarde o temprano sucedería.
Llegaron al departamento de Mimi, el llevo su equipaje y lo coloco en el salón, se sentó en el sillón y paso sus manos revolviendo su cabello, realmente no sabía cómo decirlo pero en ese momento lo iba a averiguar.
— ¿Te sientes mal? Puedo preparar té— sugirió la castaña colocando su mano en el hombro de Matt
—No, no es eso— levanto su vista y la clavo en la ojimiel —Mimi, necesito hablar contigo, ¿puedes sentarte? — palpando el sitio junto a él, ella obedeció. Pero su mente estaba como paralizada, he ahí la frase que nunca era buena.
—Verás, realmente… no sé cómo decirte esto— con cada palabra empezaba a tartamudear. ¿El tartamudeando? Nunca.
— ¿Qué sucede Matt? Sabes que no me gusta el misterio— frunciendo el ceño
—Yo… creo que no… no podemos seguir con esto— soltó al fin él y fue como si un balde de agua helada cayera sobre ella.
—… ¿qué? — fue lo único que salió de su boca
—Yo… no siento lo mismo. Realmente nunca fue lo mismo y tú lo sabes—
—Sí, pero esperaba que con el tiempo eso cambiara— tenía un nudo en la garganta que casi no la dejaba hablar pero no lloraría, no ahora.
—Pero no lo hizo… lo siento, lo siento mucho Meems— lentamente tomando una de sus manos entre las de él, pero luego de unos segundos ella deslizo su mano fuera de su toque—espero que puedas perdonar que te haya mentido todo este tiempo— Ya el cuerpo de la castaña se había desconectado de su cerebro y no parecía mover ni un músculo.
—Ya no somos pareja, pero quiero tratar de al menos ser tu amigo— fijo su mirada en ella, esperando que gritara, llorara, le pegara o lo corriera, pero nada de lo que pensó lo preparo para el cambio de ella.
—Yo… no puedo responder eso ahora. Lo pensaré pero no prometo nada— empezaba a reaccionar y noto que los ojos empezaban a empañarle la mirada, los cerro un momento y trago con fuerza —y yo no soy quién para perdonar nada, yo me mantuve engañada esperando que tu sintieras lo mismo. Solo espero que no hicieras esto porque hay alguien más en esto, ahora si eres tan amable quiero estar sola, sabes donde es la salida—
—Pero… Meems, no…no quiero irme así—
—Sola. Yamato, quiero estar sola. Tú entiendes lo que hablo, es mi única petición. Vete— firme, fría, tan distinta a la emocional castaña que conocía él.
No le quedo más que levantarse del sofá y caminar hacia la salida, cumpliendo lo que ella quería, dejándola con su equipaje sin desempacar, pensamientos carcomiendo su cerebro y prácticamente expuesto un corazón roto.
There's a whole lot of things that I will forgive
But I just can't take a liar
I was by your side 'til the very end
'til you pushed me in the fire
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