¿Cuantos años tenía 300? era tan viejo y joven a la vez, era uno de los más poderosos, o si no el mas de todos los lores, gracias a la sangre pura que corría por sus venas, pero aún así, era tan inexperto, en ciertas formas, no entendía la existencia misma de los humanos, seres tan inferiores una plaga que destruía su propio entorno.
Nunca comprendió, por que su padre se enamoró de una, es cierto no negaría que esa humana fue muy hermosa, pero para él, no tenía comparación la belleza de su madre. Irasue emanaba sensualidad y poder, pero esa humana era fragilidad, casi rayando a lo infantil y, aun así, el gran general Inu no Taisho arrojo todo por la ventana y se involucró con ella, engendrando a ese hibrido.
No pertenecía a ningún lado, no era un demonio ni tampoco un humano, despreciado por todos, lo único que evitaba que lo matara, era la promesa que le había hecho a su antes de morir, pero eso no significaba que se preocupara por él. Y sucedió un día, la vergüenza de su familia llamado Inuyasha, se dejó sellar por una sacerdotisa y 50 años pasaron para que su medio hermano fuera liberado de ese sello, pudo ver el cambio, Inuyasha empezó a luchar no solo por sobrevivir sin no para proteger a esa extraña mujer,
Y el gran Sesshomaru la odio, porque ella logro sacar la espada de la tumba de su padre, la odio porque no le importaba que el fuera un hanyō, la odio un poco más, cada vez que ella se interponía entre él y su medio hermano, sin importarle su seguridad.
La maldijo una y otra vez, porque ella lo hiso cambiar, tomando bajo su protección a esa pequeña niña, que él amaba como una hija, por que al principio Rin le recordaba tanto a esa extraña miko, no pudo dejarla en el bosque y tubo la necesidad de salvarla y mantenerla cerca de él.
La aborreció completamente, una noche de luna nueva, donde solo se encontraban ella y su medio hermano, se había vuelto una necesidad permanecer cerca de ella esas noches, sabiendo que Inuyasha sería incapaz de defenderla, escuchando decirle a ese hanyō, que a ella le gustaba como hibrido, que no quería que él se convirtiera en demonio oh en humano. Esa mujer estaba loca, quien sería capaz de soportar la vergüenza de llevar la marca de un ser como el y más uno sin tierras, sin nada que ofrecerle.
Muchas veces la vio llorar apartada del grupo, cuando su medio hermano se encontraba con esa aberración de barro. Sesshomaru estaba más que seguro que Inuyasha estaba mal de la cabeza, como podía preferirla en lugar de la humana extraña, que no se daba cuenta que ella daría su vida por él, en cambio la miko de barro reclamaba su alma al infierno, y en varias ocasiones se avergonzaba de que le la tocara.
Mientras que la miko extraña, no le importaba que la miraran mal por estar a su lado. Sesshomaru trataba de encontrar las similitudes de las dos, pero no, no se parecían en nada, la miko de barro tenía la mirada incluso más fría que la de el, unos ojos castaños impenetrables, mientras que los ojos de Kagome eran ventanas de un azul profundo, que expresaban su estado de ánimo, la piel de la primera era tan pálida que parecía kal, la de la colegiala era blanca, lechosa, sonrosada, su cabello era un constante explosión negro azulada, y la de su antepasada era tan liso azabache tan aburrido tan monótono, la miko de barro no reía, ni lloraba, mientras que esta humana podía lastimar sus oídos ante sus carcajadas y su llanto era profundo.
No nunca encontraría ese parecido que comentaban, Inuyasha no se daba cuenta que estaba dejando escapar su felicidad. Sesshomaru la odiaba porque sin que ella se lo propusiera, la deseaba, deseaba las atenciones que ella le daba a su hermano, odiaba que ella hiciera que él, el gran Sesshomaru la deseara, como nunca deseo a una mujer, pero su orgullo era fuerte y él no se iba a rebajar a cometer los errores de su padre, al involucrarse con una humana.
Las demonias eran expertas en la seducción y el placer, así que lo más seguro era que si la tomaba se aburriría y por fin podría sacársela de la mente. No podía matar a su medio hermano, pero de esta forma dañaría a Inuyasha, por no poder proteger a la mujer que amaba.
¿ Por qué Sesshomaru tendría que detenerse? a él lo único que le importaba era sacarla de su mente y quizás así seguir en su plan de levantar su imperio y unificar todo Japón a su mando.
Naraku ya hace más de 1 año que había dejado este mundo y era tiempo de que el tomar las riendas de sus tierras y los asuntos políticos, escoger esposa y engendrar un heredero fuerte, digno de llamar hijo.
