Nota: Nada de esto me pertenece, Fullmetal Alchemist es creación de Hiromu Arakawa.

Advertencias: Este Fic contiene yaoi y lemon, lectores que no le gusten esto ya están advertidos.

Nota de autora: Hola, muy buenos días o tardes o noches :3 Espero que les guste mi nuevo fic, cualquier duda lo pueden dejar en un comentario y si les gusto también ;) Bueno, lean y espero que les sea de mucho agrado n.n


Intentare publicar los demás capítulos, porque tiene muchos o.o aunque todavía me falta terminar de escribir el final, cuando pueda, pero lo más seguro es que sea menos de una semana, bueno ya los dejo de molestar :3

Miró el lugar, la habitación era un desorden, ropa tiradas por todos lados, la cama sin armar de hace ya varios días, papeles desparramados desde el escritorio hasta el piso. ¿Cómo había terminado todo así? Se pregunto Edward Elric mirando el lugar de brazos cruzados. Claro… ayer paso lo peor…

Había ido Winry a verlo, enojada porque hacia ya dos meses que no sabía nada de el y claro, desde que Alphonse se había ido a Xing a ver a su prometida era obvio que el estuviera en Cetral, claro esta que estaba trabajando, desde que su hermano había recuperado el cuerpo se había dado unas vacaciones para poder ayudarlo, tristemente Edward aun llevaba su brazo y su pierna de acero, pero no le importaba. Lo malo que si le importo y mucho fue que había recibido una fuerte golpiza cuando recibió a su querida amiga, quien había hecho aquel escándalo en la habitación… ni siquiera era su habitación, alquilaba y ahora era un total desorden.

Edward se sentó en la cama mirando el lugar, seguramente lo echarían, no por el lío, si no por los gritos de su amiga, quien a las 3 de la mañana había empezado con su escena de enojos. ¿Dónde se quedaría si pasara eso? Este era el lugar más económico que encontró, no era que no tuviera suficiente dinero, ganaba muy bien de alquimista, pero

en ese momento estaba muy corto, se había ido a Xing a ver a Alphonse y luego Ling lo había acompañado a Central, este ya era emperador, pero aun así le gustaba viajar y gastar el dinero de Edward en comida, por esos dos motivos ahora si lo echaban dormiría en la calle.

-¿Y Mustang? –Se pregunto Edward recordando al coronel, bueno tenía un mejor puesto ahora, pero el siempre le diría "coronel" para molestarlo, aunque estuviera muy en lo alto, casi por ser führer se podría decir. –Nunca… ese bastardo solo me usaría para…

La cara de Edward se puso roja, desde ya hacia bastante Edward se había acostado con el, a cambio de información sobre la piedra filosofal, luego que había encontrado el cuerpo de Alphonse el chico pensó que ya no tendría que acostarse con este, pero igualmente lo hizo, era como costumbre, o eso pensaba Edward de parte del Coronel, ya que el rubio sentía atracción desde hacia un tiempo por el hombre, pero sabía que Mustang solo sentía ganas de tener sexo, sexo y usarlo a su antojo.

-Maldito bastardo… -Dijo Edward recordando su primera vez.

Flash back:

-Bastar… digo coronel. –Se corrigió Edward al ver la mirada asesina de Mustang. –Aquí le traigo el reporte de la misión. ¿Tiene algo para mí? –Pregunto Edward sabiendo que hablaba de la piedra.

-Claro. –Dijo Roy acercándose al oído de Edward. –Ven a mi casa a las 10 y te lo daré.

-¿A su casa? No se ni donde vive, démelo acá y ya. –Hablo Edward con una vena en la frente.

-Si el führer se llega a enterar de esto estaré en problemas, ya es bastante con que me hayan separado de mis hombres por decir que era un homúnculus. –Susurro Roy nuevamente al oído y dicho eso escribió algo en un papel. –Es mi dirección, memorízala y rompe el papel.

Dicho eso Edward se fue diciendo palabrotas de la oficina de Mustang, no le agradaba estar ni un segundo con el, era arrogante, idiota y un bastardo, lo ultimo que quería era ir a su casa, pero no le quedaba otra.

-Va-valla… -Dijo Edward ya a las 10 de la noche frente a una casa, tenía dos pisos un pequeño parque delantero con reja y una cochera, se notaba que Mustang ganaba bastante bien. Toco a la puerta.

Roy Mustang apareció luego de unos segundos, llevaba una camisa blanca y unos pantalones de entre casa negros, estaba levemente despeinado. Este le hizo señas para pasar.

Si la casa de afuera era hermosa, por dentro era 10 veces más, ya por su gran biblioteca que tenía en el salón o por su gran tamaño del lugar o por su chimenea o sus hermosos cuadros o todo… Edward estaba boquiabierto, mirando todo, era un gran lugar, aunque algo solitario parecía.

-Bien, ya vine, déme lo que me iba a dar. –Dijo Edward mirándolo a Roy para disimular su admiración por el lugar.

-¿La información? ¿Acaso quieres que te la de gratis? –Pregunto el coronel mientras reía. –Claro que no, Acero.

-¿Qué? ¡Usted no me ha dicho nada de que me iba a costar algo! Ag… ¿Qué quiere? ¿Dinero, otra misión, mujeres? ¿Qué quiere? –Pregunto Edward impaciente, ya tendría que haber sabido que algo así habría.

-A ti. –Hablo Roy sonriendo y tomo una copa que estaba sobre una mesita de mesa y bebió un sorbo, por el color seguramente era vino.

-¿¡Qué!? –Pregunto Edward sabiendo que había escuchado mal.

-¿Acaso eres sordo Acero? Te quiero a ti, a cambio de la información tú me darás tu cuerpo. Si no quieres te lo pierdes… tu eliges… -Mustang sonrío al ver la expresión del chico, asustada y confusa.

-¿Lo que esta tomando le hizo mal? ¿Acaso escucha lo que esta preguntando? ¡Eres Envy! ¿Verdad? –Pregunto Edward esperanzado, prefería pelear con mil homúnculus que acostarse con Mustang, pero Envy lo hubiese violado si quería. ¿Acaso se había vuelto loco? ¡El, que era tan conocido por las mujeres, que salía con todas, que era tan mujeriego!

-Acero, no quiero perder tiempo. ¿Quieres o no? –Pregunto Mustang perdiendo la paciencia. –Piensa en tu hermano…

Edward apretó sus puños, quería encájale una piña, pero eso empeoraría todo, además… si necesitaba la información, capaz podía desmayarlo y… No, Mustang no era tan idiota para escribirlo en un papel o algo, seguro que ya se había memorizado todo. No le quedaba otra… ¿O si?

-A-Acepto… -Dijo Edward tartamudeando y su cuerpo empezó a temblar, sería su primera vez y con un hombre… -¡Pero si llega a ser mala la información te romperé la cara que quedara tan deformada que nadie querrá salir contigo nunca más!

-Tranquilo, es muy buena la información. –Hablo Roy acercándose al pequeño. –Nunca has besado a nadie. ¿No? ¿Y obvio tampoco haberlo hecho, verdad? –Pregunto acercando la cara de Edward a la de el, este asintió y cerro sus ojos. –Entonces seré suave…

Y desde ese día Edward había perdido su virginidad, acostándose con el hombre cuando necesitaba pedirle algo y así cada vez más gustándole.

Fin Flash Back:

Edward bostezo, se encontraba ahora en el cuartel medio adormilado ya que no había podido pegar un ojo en toda la noche y ahora esperaba ver a Riza para que le digiera que tenía que hacer.

-Hola Ed. –Saludo Jean Havoc entrando en la recepción del cuartel. –Que cara que tienes…

-No pude pegar un ojo anoche. –Dijo Edward mirando su reloj de alquimista estatal. –Y Hawkeye esta tardando mucho…

-¿Has salido? ¿O estabas con una chica…? –Pregunto Jean haciendo ojitos, Edward río por la expresión graciosa de su compañero.

De repente la puerta principal que daba a la oficina se abrió mientras salían Riza Hawkeye y Roy Mustang, quienes iban directo hacia Edward, Roy al ver como Edward reía con Havoc sintió un aura asesina que salía de el.

-Acero, Havoc. –Saludo Mustang formalmente. –Acero, no tengo misiones hoy, vuelve mañana capaz haya algo.

-¿Qué? –El alma de Edward se le cayo a los pies, ahora si que estaba mal, ni sabía cuando podría comer si esto llegaba a peores, muchas veces había misiones luego de una semana.

-Valla, si que estabas animado por hacer misiones. ¿Quién lo diría? –Dijo Mustang divertidamente.

-Coronel, no se distraiga. Tiene trabajo. –Dijo Riza tocando el arma. –Vamos. Havoc, Elric, buen día.

-Vamos, ya queda poco… -Dijo Roy de mala manera.

-Si, pero luego se junta y luego no hace nada y estamos horas y horas por su culpa todos acá. Vamos. –Dijo seriamente la mujer ahora sacando el arma y así los dos se marcharon.

-Si que da miedo Hawkeye… -Dijo Edward dándose la vuelta para irse.

-Ni que lo digas. –Dijo Jean riendo. –Bueno me iré a mi trabajo, luego me cuentas bien el porque no dormiste, nos vemos.

Edward ya estaba en la posada, en su habitación, ya había limpiado todo el desorden y por suerte el inquilino no había venido a hablarle, capaz no había escuchado nada, eso esperaba… pero en ese momento tocaron la puerta y el alquimista de Acero al recibir a la persona supo que ya sabía su final.

-Señor… -Estaba por hablar Edward, pero el hombre frente a el, un joven de cabellos negros y ojos celestes lo interrumpió, este era el inquilino.

-Edward, me han dicho que ayer hubo mucho ruido y que provenía de aquí, además que fue en un horario que no se podía y por lo que veo hay unas cuantas cosas rotas… -Dijo mirando la pared que estaba rajada, Winry había arrogado una herramienta de trabajo en dirección a Edward, pero el la había esquivado y se había roto la pared. –Cuando empezaste a vivir aquí te había dicho que no quería desorden ni ruidos y mucho que menos algo roto y has incumplido todo. Lo siento, pero debes irte.

-Señor, lo siento, no volverá a pasar, en este momento no tengo otro lugar donde irme, además no fue mi culpa… -Estaba diciendo Edward desesperado, quedaría en la calle.

-Si invitas gente aquí eres tú el responsable, lo siento… pero, hay una forma que pueda perdonarte de todo esto… -Dijo el joven dando una sonrisa, era lindo, un poco más alto que Edward y de cabellos largos y divididos a la mitad que le llegaban a los hombros.

-¿Forma? ¿Cuál? –Pregunto Edward, cualquier cosa la haría.

-Acuéstate conmigo. –Dijo el hombre tranquilamente, menos eso.

-¿¡Qué!? –Pregunto Edward y un dejabu le vino a la mente, esto ya le había pasado… No podía, no quería, pero… ¿Qué podía hacer? ¿Quedarse sin donde dormir? Pero… ¿Qué era el? ¿Un prostituto? ¡No! ¡Para nada! –Yo…

Edward estaba por negarse, pero la puerta de la habitación se abrió de un golpe dejando ver a un joven de uniforme militar, este miraba el piso, su flequillo negro tapaba la mirada del hombre, pero cuando levanto la mirada pudo notarse que estaba sería y molesta.

-C-Coronel… -Tartamudeo Edward sorprendido.

-El alquimista de Acero no tiene porque vender su cuerpo y menos por… -Dijo mirando el lugar asqueadamente. –Una habitación tan vulgar. Acero vendrás conmigo, recoge todo y no hagas preguntas.

Edward asintió, le daba miedo la mirada del coronel, nunca lo había visto tan molesto, parecía retenerse a no golpear al inquilino o quemarlo… De suerte tenía pocas cosas para juntar, no quería quedarse allí más tiempo, sentía dos auras malignas de los dos hombres.

-Ya. –Dijo Edward que llevaba una maleta consigo.

-Nos vamos. –Dijo Roy dándose la vuelta y caminando hacia la salida, seguro de que Edward lo seguiría.

-Yo… gracias por todo Mils, lo que me ofreció antes igualmente iba a rechazarlo. –Hablo Edward saliendo.

-Algún día volverás. -Dijo Mils acorralando a Edward a la pared, muy seguro que Roy ya estaba afuera. –Todos lo hacen… Y verás que no te arrepentirás…

-Claro que se arrepentirá y nunca se acercara a ti. –Dijo Roy Mustang viendo como el joven estaba acorralando a su Edward, su propiedad y empujando al hombre tomo a Edward del brazo y lo alejo. –Dije que nos íbamos Acero. Tú… -Dijo mirando a Mils. –Si te acercas a mi subordinado te quemare hasta que solo quede tu ceniza, es menor de edad, además que es un hombre y es del ejercito, tu eliges tu destino…

Roy que todavía sostenía a Edward de la muñeca se lo llevo arrastrando hacia fuera, donde le pidió que subiese a su auto, ya adentro el alquimista de fuego empezó a conducir a gran velocidad, todavía enojado.

-¡Más despacio Mustang, nos mataras! –Grito Edward aferrándose del asiento. –Por cierto… ¿Dónde vamos?

-¡Tú! ¿¡Acaso estas loco!? ¿¡Como vas a querer acostarte con ese idiota!? –Pregunto y grito Roy manejando aun más rápido, estaba hecho una furia.

-¿¡Te piensas que podía acostarme con el!? ¡No soy tú! ¡No me acuesto con cualquiera! –Grito Edward sabiendo que era cierto, desde que su primera vez había sido con Roy nunca más se había acostado con nadie, el sabía que podía hacer lo que quisiera, Mustang no era su novio ni nada de eso, pero algo en su corazón se lo impedía.

-¡Si no hubiera estado yo ahí te hubieras acostado! ¡No soy un idiota! ¡Además yo tampoco me acuesto con cualquiera! –Grito Roy que decía la verdad, desde que se había acostado con Edward esa noche, el nunca más había salido con una mujer y menos llevarla a la cama, el sabía que era raro en el eso, pero Edward lo había cambiado mucho, le había hecho ver la vida de otra manera y eso le hacia feliz.

-Por cierto… ¿Dónde vamos? –Pregunto Edward al ver que camino tomaba el morocho, no creía que fueran a…

-A mi casa. –Respondió Roy dando un brusco giro hacia la derecha, manejaba bien, pero cuando estaba así era el peor o mejor dicho era una bestia.

-¿¡A tu casa!? ¿¡Y se puede saber para qué!? –Pregunto Edward con la boca abierta.

-¿Cómo para qué? Para que vivas ahí. ¿Para que va a hacer? Escuche que te iban a echar y también se que no tenías dinero, me tome el permiso de preguntar cuanto tenías en tu cuenta, me pareció raro que quisieras hacer alguna misión y estaba en lo correcto, por eso, no te preocupes por donde dormir y es una orden, vivirás conmigo. –Explico y ordeno Roy ya estacionando el coche en el estacionamiento de su casa.

-Pero… -Edward no quería salir del coche, no le gustaba la idea de vivir con Mustang, seguramente tendría que complacerlo todos los días ya sabiendo con que… seguro esa sería su paga…

Roy no dejo que Edward terminara de decir lo que iba a decir porque rápidamente se había acercado al pequeño y le había dado un beso en sus labios, esos labios que desesperaban al morocho, que le hacían enloquecer y darse por vencido ante sus pies.

-Vamos, te dije que es una orden, no quiero quejas Acero. –Dijo Roy saliendo del auto y sonriéndole, esto iba a ser duro, pensó Edward.

Ya dentro de la casa Roy fue a su habitación y se quito el uniforme para dejarse una camisa blanca y ponerse unos pantalones de tela negros, mientras que Edward esperaba alguna señal de Roy para ver que hacer, cuando bajo a la planta baja tomo a Edward de la cintura y lo beso, solo un pequeño beso dulce y corto.

-Deja las cosas en mi habitación, obviamente dormirás conmigo. –Dijo Roy dándole una pequeña sonrisa.

-¿¡Qué!? ¿Te faltan algunos jugadores o que? –Pregunto Edward aferrándose a su maleta, quería salir corriendo, alejarse, pero era el único lugar que le quedaba, no quería ir a Resembool con Winry, además allí estaba su padre y aunque ahora el se llevara un poco mejor no quería verlo, no tenía opción.


Nota de autora: Bueno, espero que les haya gustado, próximamente el capitulo 2, nos vemos :D