Disclaimer: Los personajes no son míos . Son de la fantástica J.K Rowling .
Como perros y gatos
….. Inicios de 5to...
─ Cuidado - escuche que me dijo Ginny, pero cuando me quise dar cuenta ya era demasiado tarde.
Había chocado contra algo, alguien, un cuerpo. Corrijo, el cuerpo .
Alce la mirada para toparme con unos ojos mercurio que ya tiempo atrás me mareaban y hacían sentir un mar de emociones que no he logrado descifrar aún.
─ Pero miren a quien tenemos aquí - siseó con una pizca de diversión y malicia. Detrás suyo sus gorilas Grabble y Goyle mantenían la misma mueca desdeñosa, aunque claro, nunca se les vería ni la mitad de bien de lo que se le veía a Malfoy.
─ Herms vámonos - pidió la pelirroja anticipando el insulto del rubio.
─ La sangre sucia, ratón de biblioteca y la traidora de sangre mini-comadreja, vaya, vaya - dijo con falso interés y mis puños se tensaron.
─ Cuida tus palabras Malfoy - advertí con la mandíbula tensa. Me comenzaba a hartar de sus constantes insultos.
─ Mira como tiemblo Granger - blandió sus brazos en forma exagerada mientras sus gorilas reían de su broma. A mi lado vi a mi amiga rodar los ojos con exasperación.
─ Vuelves a llamar a Ginny mini-comadreja y date por muerto - le advertí dándole la espalda ignorándolo deliberadamente, sabía que eso le molestaría. Sentí como una fría mano jalaba de mi muñeca haciéndome voltear bruscamente para encontrarme su rostro de delicadas facciones a pocos centímetros de mí.
Y ahí estaba otra vez . Aquel repiqueteo violento de mi corazón que luchaba por permanecer en mi pecho. Parecía que se saldría o dejaría de bombear sangre de un momento a otro. Y todo por el roce de su piel contra la mía. Todo por su cercanía.
─ Quiero ver que lo intentes - susurro amenazante. Pero fue lo que menos me importo en aquel momento. Su dulce aroma a menta invadió mis fosas nasales dificultándome más, si es que era posible, el trabajo de respirar con normalidad.
─ Vámonos Hermione - insistió la menor de los Wesley cuando vio que yo no articulaba palabra y me había quedado mirando como tonta los orbes mercurio del Slytherin que tenía enfrente.
Sin más me solté de su agarre y me aleje a paso rápido de allí. Algo andaba mal en mí.
…Finales de 6to…..
Sabía que había sido una idea estúpida, prácticamente suicida, considerando como se encontraba la situación en Hogwarts y el resto del Mundo Mágico. Pero la tentación de ir a leer un buen libro para distraer un poco mi mente de todos aquellos pensamientos que me envolvían, era demasiado tentadora.
Y aquí estoy, fuera de la hora preestablecida, en una biblioteca con la tenue luz de una lámpara que iluminaba mis páginas, expuesta a cualquier mortífago.
Y me llamaban la bruja más inteligente de mi generación. Si, claro.
Desde la muerte de Dumbledore, prácticamente todos los Slytherin se habían dado a conocer como mortífagos. Y aunque tuvieran mi misma edad o menos, había que andarse con cuidado. Sabían muchos más hechizos que yo, sin contar las maldiciones imperdonables.
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Con este solo pensamiento me recorrió un escalofrío. Recordaba noche tras noche aquel día...el cielo estaba oscuro, se suponía que Harry estaba con Dumbledore en alguna misión probablemente suicida y todo el ambiente dentro del castillo se encontraba tenso, como a la espera de que algo sucediese. Me encontraba camino a la biblioteca, cuando oí voces a tan solo unos pasos de mi, por lo que decidí esconderme . Mi sorpresa fue el ver a un rubio con porte elegante caminar por los pasillos demandándolos suyos mientras guiaba a cientos de enmascarados, mortífagos, hasta una Torre.
Todo mi cuerpo se estremeció viendo venir lo que pasaría. Pude haber salido, en plan suicida, a tratar de defender a los míos, aunque claro, una hija de muggles contra cientos de sangre puras conocedores de maldiciones imperdonables, era escalofriante de tan sólo pensarlo. Pero me quede detrás de la armadura, observando como poco a poco los mortífagos desaparecían dejando aparentemente solo a Malfoy, quien se dejó caer pesadamente por la pared, hasta quedar sentado en el frío piso , tallándose los ojos con las palmas de sus manos para luego jalar sus cabellos en señal de desesperación.
Detrás de la armadura yo lo observaba, sin perder detalle, sintiéndome estúpida por quedarme escondida como una cobarde, observando fascinada cada gesto de un mortífago, de uno en potencia.
Unos pasos detrás mío me pusieron alerta y cerré los ojos rogando a Merlín que no fuera descubierta, luego de un tiempo en el que no oí más, abrí los ojos para encontrarme con un chico de cuarto de Slytherin que se quedaba mirando fijamente al rubio que se encontraba tirado en el piso.
Al parecer el rubio también lo noto porque enfoco su mirada en el chico moreno y enseguida su rostro, desfigurado por un sentimiento que me vi incapaz de reconocer, se volvió a transformar en aquella mueca de desdén y frialdad que siempre portaba cuando se daba sus aires por el castillo.
Vi como el chico retrocedió unos pasos y Malfoy se levantó apuntándolo con la varita. Temblé de miedo, por aquel chico, que sin palabras había causado su sentencia. Y con horror vi como el rubio alzaba la varita y pronunciaba una simple palabra, con tanto sentimiento acumulado que mis rodillas temblaron con el solo eco de su voz.
─ Crucio
Aquello fue la desencadenante para que el chico comenzara a retorcerse por el suelo gritando de dolor. Incapaz de poder si quiera cerrar los ojos, me fije en los orbes mercurios del rubio heredero de la dinastía Malfoy, que en esos momentos miraba con miedo la escena. Tras unos segundos más, arrojo su varita al suelo rompiendo el hechizo y dejando caer al moreno al suelo, algo inconsciente. No había sido lo suficientemente fuerte como para dejarle alguna secuela más fuerte que unos días en la enfermería.
Pero al ver al rubio tan decaído cerrando los ojos con fuerza mientras respiraba entrecortadamente, para luego derramar gruesas lagrimas que rodaron por sus mejillas , silenciosas y saladas, supe que a quien le quedarían secuelas de aquella acción, sería al rubio y no al otro slytherin.
Y detrás de la armadura, lo acompañe en su silencioso llanto.
Era un estúpida por sentirme mal por él, por haberme quedado escondida, por querer consolarlo. Y pude asegurar algo que hace unos meses me había planteado, ya había algo malo conmigo.
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Un ruido detrás mío rompió el hilo de mis pensamientos y trague saliva pesadamente. Si había alguien más en la biblioteca, estaba probablemente muerta .
Con deliberada lentitud, aferrándome a mi varita como si la vida se me fuera en ello, y en esos momentos hacía me parecía, me voltee y cerré los ojos, en gesto muy cobarde, impropio de una Gryffindor y susurré
─ Petrificus Totalus
No oí ningún golpe ni nada y aún sentía mis piernas reposar en el frío piso, así que abrí mis ojos encontrándome con unos ojos mercurios que me miraban con cierto temor. Y fruncí el ceño.
Pude haber reaccionado de muchas maneras, gritar, temer por mi vida o preguntarme qué demonios hacía él aquí, pero sólo me quede paralizada ahí, totalmente confundida.
¿Por qué habría de temerme a mí, hija de muggles, sangre sucia, como él decía? Tenía todas las de ganar, estaba sola, desprotegida en la biblioteca, nadie me extrañaría lo suficiente como para buscarme
─ ¿Pretendías acabar con un mortífago así? - siseó con malicia y sentí un escalofrío recorrer mi espina dorsal y como mi garganta se secaba de repente. Era imposible que haya anhelado tanto su voz como para deleitarme oyendo sus frías palabras.
Me sentí pequeña e indefensa dándome cuenta de mi error, me había relajado, no mucho, pero si lo suficiente como para que el pudiese armar un movimiento y desarmarme en menos de un segundo, más no lo hizo.
─ ¿Qué esperas? - pregunte y el alzó una ceja sin entender - tienes todas las de ganar, estamos solos, en una biblioteca, de noche, todos duermen, y los que no, no me van a extrañar mucho - exprese mis pensamientos y espere su respuesta, una que no tardó en llegar con un resoplido de por medio
─ No vine hasta acá para perder mi tiempo contigo, te doy ventaja, adelántate, ve con tus amiguitos, San Potter y la comadreja, delátame, anda, tienes todas las de ganar - repitió mientras daba un paso hacia mí y yo temblé. No por miedo porque podía ver claramente la punta de su varita escondida tras su capa, sino por su cercanía que me aturdía de sobremanera.
─ No es un asunto de perder o ganar - logré decir y una mueca burlesca se instaló en su rostro.
─ Aplica lo mismo en mi caso Granger, y si así lo fuera, yo ya perdí hace mucho tiempo - se limitó a decir mientras inhalaba aire muy cerca de mí.
Todos mis sentidos estaban bloqueados, sólo podía escuchar el repiqueteo furioso de mi corazón y sentir como mis manos temblaban sin poder controlarlas. Debería habituarme a su cercanía, a que no pasara esto, a no desear de él, algo que ni yo misma sabía que era. Pero se me dificultaba , si cada vez que estaba cerca mío , su aroma menta y su calor varonil sobresalían aturdiéndome y dificultándome la tarea de pensar fríamente.
No tuve ni tiempo de analizar sus palabras cuando ya había desparecido. Y yo sólo me quede allí, parada en medio de la biblioteca viendo a la nada. No me preocupe ni por el horario, ni por ninguna otra cosa y sólo me deje resbalar hasta el piso tratando de calmar mis latidos. Y maldiciendo a todo lo referente a Draco Malfoy. Y maldiciéndome a mí misma, por tener esa gran cantidad de sentimientos confusos por un mortífago como él.
….. Búsqueda de los Horrocruxes…..
Allí estaba. Buscando los Horrocruxes en el que muy seguramente sea un plan suicida, ir al ministerio. Vale, quizá haya sido mi culpa aquella idea, pero ya no podía echarme para atrás. Ya todo estaba listo. Ahora me encaminaba junto a Dolores Umbridge a firmar la sentencia de muerte de una pobre bruja que no se imaginaría ni en sus más locos sueños que quien estuviera juzgándola en ese juicio estaba en sus mismas condiciones. Hija de muggles, sangre sucia.
─ Oh - musitó muy bajito mi acompañante - querida sigue tu camino, ya te alcanzo, tengo unas cosas que hacer - dijo nuestra antigua profesora de DCAO bajándose en el piso de "Cuidado de Criaturas Mágicas" .
Yo me limité a fruncir el ceño tratando de que las pocas personas que quedaban allí no notaran mi nerviosismo. No sabía a donde ir. ¿A qué se refería Dolores con seguir mi camino? ¿irme a casa y olvidarme alguna vez de que fui la mejor amiga de Harry Potter, la única esperanza del mundo mágico? . Porque mi parte cobarde lo deseaba.
Antes de darme cuenta, me encontraba a solas en el ascensor y suspire. Al menos ya podría relajar un poco, sólo un poco, mi expresión.
Las puertas del ascensor volvieron a abrirse dando paso a un rubio alto con porte aristocrático y sentí como mi respiración se volvía irregular y mi corazón bombeaba con rapidez alarmante y un sudor frío recorrer mi espalda.
Eso sólo me pasaba a mí. Allí frente a mí se encontraba el causante de mis desvelos y pesadillas. Aquel chico que había invadido mis pensamientos desde finales de 4to, sin que pudiera evitarlo.
En cambio él se encontraba ahí, indiferente a que frente a él se encontraba una hija de muggles, sangre sucia, ratón de biblioteca, amiga de San Potter y la comadreja. Ajeno a que la respiración de la raquítica mujer en la que se había convertido Hermione, se volvía errada y sus mejillas se tornaban rosadas.
No saludo, no dijo nada. Sólo se limitó a esperar con tortuosa calma a que el ascensor llegara a su piso, pero parecía que eso no sucedería dentro de un largo tiempo y Hermione se empezó a preguntar cuántos pisos podría tener el Ministerio.
Mientras los segundos pasaban con mayor lentitud, la castaña se dedicó a observar, a detallar, a atesorar cada gesto y detalle del rubio.
No lo había vuelto a ver desde aquella vez en la biblioteca y todo lo que resto de su sexto año y vacaciones. ¿Para qué negarlo? todavía había estado soñando con ese encuentro. Recordaba sus palabras, su aliento, su cercanía. Anhelaba volver a oler aquella fragancia varonil que desprendía el rubio únicamente cuando estaban lo suficientemente cerca como para que sus respiraciones mezclaran, extrañaba perderse en el mercurio, deseaba derretirse bajo sus brazos. Suspiro sacudiendo esos pensamientos de su cabeza.
Debía mantenerse fría para el papel que pronto tendría que aparentar frente a Dolores Umbridge. Vio de reojo como una sonrisa sádica y cargada de amargura cruzaba por instante las facciones del rubio, más no le tomo atención.
Extrañaba su presencia, hasta podía decirse que sus infantiles peleas, que no llegaban a más que amenazas inconclusas y roces improvistos.
Extrañaba como se repelían pero a la vez se atraían. Lo extrañaba a él, a un mortífago en potencia, al heredero de la dinastía Malfoy, a aquel rubio arrogante y pretencioso que se encontraba ajeno a cualquiera de sus pensamientos en ese momento.
─ ¿Voy a tener que pasar una hora viendo como el ascensor sube y baja hasta que digas algo? - siseó con burla interrumpiendo el hilo de mis pensamientos y me sobresalte frunciendo el ceño confundida.
Ese no parecía ser el tono que debería usar un chico de su edad, con una mujer adulta. Me plantee un momento si eso era normal en personas de tal calibre de apellido, pero me di cuenta que su sonrisa arrogante seguía allí, tan perfecta y molesta como siempre . Y temí haber sido descubierta.
Me di una mirada rápida a mi atuendo, manos y cabello, necesitaba asegurarme de que seguía siendo aquella mujer en la que me había convertido y no la Hermione Granger, aquella Hermione que si se viera descubierta estaría firmando su sentencia de muerte.
─ No te preocupes tu apariencia sigue intacta - dijo con fingida indiferencia el rubio y la castaña suspiro segura de que había sido descubierta.
─ Malfoy ¿c-como me..? - tartamudee incapaz de formar la pregunta coherentemente
─ ¿Cómo te descubrí? - pregunto y luego se encogió de hombros - no sé, sólo lo supe. Además que tuve un desagradable encuentro con tu comadreja en la oficina del jefe, tratando de deshacer el encantamiento de lluvia, realmente no sabe guardar apariencias - hizo una mueca de fastidio
─ ¿Q-que hizo Ron? - logré preguntar y me sentí estúpida al hacerlo. Me encontraba descubierta frente a un mortífago, que había ya tenido una oportunidad de acabar conmigo, esta vez podría aprovecharla, estaba en más ventaja aún . Era un ascensor, un lugar cerrado en donde yo no tenía ninguna escapatoria.
─ La comadreja me lanzó un Petrificus Totalus, no sé qué tienen ustedes los leones, pero si creen que con ese elemental hechizo podrían con los mortífagos, van mal - se burló y antes de que yo pudiese replicar algo el ascensor volvió a abrirse , entrando en él Dolores Umbridge que me miro frunciendo el ceño
─ Querida ¿porque no te adelantaste? - pregunto y yo trague saliva disimuladamente. Me encontraba entre la espada y la .. serpiente , literalmente.
O ser descubierta como estafadora o que Malfoy me delate. No tenía escapatoria.
─ Dolores - saludo amablemente el rubio llamando la atención de la regordeta mujer que sonrío
─ Oh querido , tiempo sin verte por los alrededores ¿a qué se debe tal honor? - pregunto con falso tono de cariño que me hizo fruncir el ceño.
─ Oh Dolores , asuntos de mis padres , veras.. planean un pequeño viaje, pero cuando las cosas estén un poco más calmadas - al ver que Dolores iba a replicar algo , se apresuró a agregar - y como mi padre está en una .. misión , me mando a mí por unos papeles - dijo sonriendo con tal porte que sentí que mi estómago se revolvía.
Verlo tratar así al resto de la gente, de su gente, me recordaba que estaba fuera de lugar que tratase de ver señales donde no eran. Me torturaba y dolía. Veía su mundo como algo a lo que nunca podría tener acceso. Sólo quedaba mirar desde lejos.
Y en silencio, cuando me acostaba, lo veía tan elegante como siempre, de mano de otra mujer, cualquiera menos yo. Cualquiera que sea pura y digna de él.
Quise decir tantas cosas, pude haber sonreído como idiota viendo señales donde no eran, pude sonrojarme, pude hacer muchas cosas que no hice. Sólo me limite a ver como él se despedía, sin dejar su porte aristocrático y salía del ascensor dejándome de nuevo sola, con aquella sensación de vacío.
…... Mansión Malfoy…..
Una semana había pasado desde que habíamos sido llevados hasta la Mansión Malfoy. Recuerdo el escalofrío que me recorrió al enterarme que seríamos llevados hasta dicho lugar. Me entró un gran temor de sólo imaginarme dentro de esas paredes frías y escalofriantes y a su vez de volver a ver las orbes de mercurio, frías y distantes de cierto rubio slytherin.
Una fina lagrima se resbalo por mi mejilla al llegar dentro de la Mansión. Se suponía que estábamos aturdidos y no despiertos. Pero yo me había salvado de aquel hechizo, gracias al espejo que cargaba en mi bolsa. Y ahora escuchaba como los señores Malfoy hablaban con su hijo.
Escuchaba las crudas palabras de sus familiares, escuchaba como lo torturaban. Si abriera los ojos podría incluso ser espectadora de ella, pero sabía que aquello sería más de lo que podría soportar.
Escuchaba como Lucuis Malfoy le pedía, sin reparo alguno, a su hijo, que se encargara de limpiar la escoria de las mazmorras. Escuchaba la siseante voz de Draco, ya no cargada de odio y malicia como en el colegio, sino dolida y cansada, diciendo que no lo haría.
No basto más que un "Crucio" para saber lo que sufría en ese momento el rubio y yo trague saliva tratando de controlar las traicioneras lágrimas que se resbalan por mis mejillas. Juraría estar sintiendo un dolor parecido al del rubio en aquel momento. Siempre supe que su relación con sus padres no era la mejor, pero de allí a torturarlo, había un trecho, uno grande.
Para suerte del rubio, los carroñeros anunciaron su presencia, haciendo que el señor Malfoy olvidara momentáneamente a su hijo, que ya yo con los ojos abiertos, al igual que mis amigos, pude ver que se tambaleaba tratando de recuperar el equilibro.
Mis rodillas temblaron cuando lo vi acercarse a donde nosotros a "reconocernos". Había captado en su mirada, la primera vez que nuestras miradas conectaron, el reconocimiento. No sabía porque fingía no saber quiénes éramos. No sabía si lo hacía por enojo con sus padres o cual era el verdadero motivo, sólo sé que sentía unas enormes ganas de tirarme a sus brazos y pedir clemencia, no por mí. Por mis amigos. Yo podría irme al mismísimo infierno si allí estaba él. Pero... no le deseaba lo mismo a mis amigos.
Temblé de miedo cuando Bellatrix se acercó a mi relamiéndose los labios disfrutando tener una presa a la cual torturar, temblé porque esa presa en esos momentos era yo.
Vi a lo lejos como el rubio regresaba de haber dejado a mis dos amigos en las mazmorras y luego no sentí más nada por unos segundos hasta que comencé a sentir mi cuerpo hormiguear con tal intensidad que sentía miles de cuchillos clavarse en mi espalda y grité , gemí , jadee , llore y pedí clemencia arrastrándome en el piso.
Dolía como cien infiernos, y recordé que en ese mismo lugar Draco había recibido el mismo "Crucio", pero su reacción no había sido ni la mitad de la mía y me pregunte si eso sucedía con frecuencia.
─ Tía creo que deberías hablar con el duende, yo me encargo de que no escape - dijo refiriéndose a mí con una mueca de asco que hizo que mi corazón se encogiera.
La bruja asintió acercándose al duende que en aquellos momentos miraba la espalda de Gryffindor con sumo interés.
Observé como el rubio se acercaba a mi y en cuestión de segundos sentí su respiración chocando en mi oreja y temblé, esta vez no de miedo, sino de placer. Cada vez que sentía su cercanía me llenaba de sensaciones totalmente nuevas e incómodas para mi.
¿Por qué tenía que sentirse tan condenadamente bien cuando me tocaba? ¿Por qué no podía sentir asco?
─ Mentaliza tu mejor recuerdo, el mejor de todos, sólo eso - susurró sin su habitual tono siseante y luego se alejó de mi aparentando no haberse acercado de aquella manera tan desconcertante a mí.
Luego de recuperarme del asombro fruncí el ceño . ¿A qué se refería con aquello?
No tuve mucho tiempo de darle vueltas a aquello cuando sentí de nuevo como miles de cuchillos se clavaban en mi espalda y entonces me topé con sus orbes mercurios que me miraban asustado. Me vi por un instante reflejada en sus ojos y fue lo suficiente como para recordar lo que me había dicho. Y así lo hice. Sin saber porque, confíe, confíe ciegamente en él, porque en aquel momento mi vida dependía de un simple detalle como aquel.
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─ ¿Te podrías quitar de mi camino inmunda sangre..- comenzó a decir la siseante voz cargada de malicia del rubio, más al darme vuelta y verme en aquel estado se detuvo y frunció el ceño - ¿se puede saber porque obstruyes el camino llorando? - pregunto con mayor sutileza que antes y yo sonreí tristemente . De alguna manera, aquello había sonado como una pregunta humana, sería mucho soñar decir que sonó preocupado, porque ni en mis más locas fantasías sería así. Al menos no era un insulto, ni un comentario prejuicioso, y aquello ya era mucho viniendo de él.
─ No creo que te importe - dije entre sollozos bajos. Aún cargaba mi vestido y mis tortuosos tacones, más no me interesaba en lo más mínimo. Además todos ya estaban en su cama durmiendo, soñando con lo lindo que había sido ese baile, bueno todos excepto yo y al parecer Malfoy.
─ Crees bien, sabelotodo, pero obstruyes el paso - se limitó a decir mientras subía las escaleras y yo suspire sabiendo que la tristeza me hacía hacer o decir cosas de las que luego me arrepentiría , de eso no cabía duda.
─ Fue.. culpa de Ron - susurre y al ver como el hurón detenía su andar, más no decía nada, sonreí un poco. Al menos podría desahogarme un poco. - Hoy.. se suponía que debía ser un día perfecto con Viktor y .. - me vi interrumpida por él
─ ¿Viktor? - pregunto y yo rodé los ojos.
─ Krum, el búlgaro, mi cita para el baile - aclaré y pude jurar que estaba rodando los ojos
─ A si, el troglodita ese con el que llegaste al baile - dijo con indiferencia apoyándose en la pared contraria de la que yo me encontraba. Hice una mueca ignorando su insultante comentario, si me ponía a discutir de ello, terminaría en una pelea.
─ Pero.. Ron se puso a decirme que era una traidora, que Viktor sólo quería que le diera información sobre el huevo y ... me dolió , se supone que somos amigos, debería querer lo mejor para mí - dije
─ Por increíble que suene, y créeme que me cuesta decirlo, la comadreja lleva un punto a su favor, ¿cómo estás tan segura de que el troglodita es lo mejor para ti? - pregunto ladeando sus labios en una perfecta y torcida sonrisa que me hizo apartar la mirada de su rostro. Esos pensamientos eran impropios en mí.
─ Viktor es dulce, un poco atolondrado, algo despistado, guapo, tiene buenos modales, un poco bruto, no baila muy bien - una carcajada me interrumpió y yo miré con el ceño fruncido al rubio Slytherin que tenía frente a mí y me plantee si me encontraba en todos mis cabales al verme mirando fijamente sus blancos dientes mientras pensaba que era una sonrisa hermosa.
─ Granger ¿te das cuenta de que los 7 adjetivos que le has puesto al troglodita, sólo 3 han sido buenos? - se burló y yo baje la mirada sonrojada dándome cuenta de ello. - Veras Granger , no sé qué creas tú, pero en mi mundo, si te gusta alguien es porque le encuentras más cualidades que defectos - me planteó con clara intención de seguir burlándose de mí y yo gruñí
─ Malfoy... mejor olvida que te conté algo - dije entre dientes y el rodó los ojos
─ Yo sólo decía - dijo con falso tono inocente encogiéndose de hombros volviendo a retomar su camino a lo largo de las escaleras, pero al ver como yo no me moví ni un ápice resoplo mientras se acercaba a mí, un poco, pero lo suficiente como para ponerme nerviosa.
Abrí la boca tratando de preguntarle qué hacía, por qué se acercaba tanto, pero las palabras se aglomeraron en mi boca sin poder aclararlas bien y sonó como un estúpido balbuceo que hizo sonreír al rubio ya a unos escasos centímetros de mí.
─ ¿Otra cosa que debería saber Granger? - siseó mi apellido con un tono que hizo que mi piel se pusiera de gallina mientras en mi cabeza un torbellino de pensamientos me aturdían.
¿Qué estaba pasando? ¿Por qué sentía ese extraño hormigueo en mis manos? ¿Por qué esa sensación tan extraña en la boca de mi estómago?
─ ¿Que debas saber?, no lo creo Malfoy - dije y el alzó una ceja divertido
─ O más bien dicho, ¿alguna otra cosa que no me quieras decir? - pregunto y yo bufé . Había dado justo en el clavo.
─ Te burlaras de mi - dije y el rodó los ojos
─ Como si no lo hiciera siempre - dijo . Touche . Fruncí el ceño algo disgustada ante su acotación, pero lo deje pasar.
─ B-bueno.. yo , .. yo esperaba que Krum.. - comencé a tartamudear como estúpida mandando todo mi valor Gryffindor de paseo al lago junto con el Calamar Gigante y el rubio resoplo por lo bajo.
─ ¿Querías que te besara? - al ver mi cara de estupefacción rodó los ojos - vi tu patético espectáculo al despedirte del troglodita - al ver que yo le iba a reclamar se adelantó - y no los estaba espiando si es lo que insinúas porque no perdería mi tiempo en ti y menos en el troglodita con más músculos que cerebro
Ignore aquella pequeña, pero no por eso inadvertida, punzada que cruzo mi pecho y hable con todo el poco orgullo que me quedaba y no había sido pisoteado por el rubio.
─ Nunca pensé que me espiabas, sólo te iba a decir que no lo llamaras troglodita - dije y la mueca que hizo fue de total incredulidad para luego largarse a reír. Gruñí mientras decidía tomar camino hacia la Sala Común que para mí desgracia se encontraba del otro lado del castillo. Pero no podría soportar un minuto más de burla.
─ Oye Granger, vale, no te entiendo, ¿luego de ser tan.. troglodita lo sigues defendiendo?, tienes que ser muy buena o .. muy tonta - murmuró y luego enfoco su mirada en mi rostro tan fijamente que hizo que mis rodillas temblaran un segundo y mi respiración se volviera irregular.
─ E.. Malfoy, deja de mirarme así, me estás poniendo nerviosa - susurré y él sonrío acercándose más a mí. Acortando distancias. Y sin verlo venir, sin prevención alguna me había acorralado contra la pared y había aprisionado mis labios con los suyos.
Abrí los ojos como platos pero la imagen del cabello rubio platinado frente a mí, con sus orbes mercurio completamente escondidas tras sus parpados, fueron una invitación a que cerrara los ojos y disfrutara el momento.
No me puse a pensar en que ese era mi primer beso, ni en que era con una serpiente, más conciso, con .. Malfoy. Sólo me deje llevar.
No fue un beso de película, no duro más de unos segundos, sólo fue un toque superficial de labios pero lo suficiente como para que mis mejillas se tornaran rojo vino tinto.
El rubio sonrío burlonamente y se alejó de mi camino a las mazmorras. Unos pasos lejos de mi grito sobre su hombro
─ Ya tienes que decirle a tus bobos amigos cuando pregunten que se sintió, sólo obvia el detalle que no fue de Krum
Y así me dejo, plantada en medio de las escaleras que daban a los distintos salones, con los labios entre abiertos, los ojos abiertos como platos y reproduciendo aquel momento una y otra vez.
Sin darme cuenta mis pasos me habían llevado frente al retrato de la Dama Gorda, quien al verme tan absorta en mis pensamientos, ni contraseña me pidió.
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Para mi alivio había funcionado. No sabía cómo ni por qué, pero había funcionado. Sin embargo fingí dolor, algo me decía que debía fingir dolor, fingí estar muriendo de dolor al ver los ojos mercurio del rubio que ya habían remplazado el miedo por el alivio y algo de diversión.
Por un instante me plantee que se divertía de verme sufrir, pero luego me acordé de que gracias a él en aquellos momentos no sentía nada y simplemente me deje hacer. Chillé, grité y me retorcí, rememorando aquel día.
Oí algo parecido a "Desmaius" y luego no sentí nada. Simplemente dormí, extrañamente cómoda para estar encerrada en uno de los lugares más escalofriantes que haya pisado nunca. Y me compadecí nuevamente del rubio Slytherin. Al fin de cuentas tenía que vivir aquí todos los días, caminando por los fríos y oscuros pasillos de esta Mansión llena de malos recuerdos.
Luego de horas o quizá minutos, fui consiente de como Harry y Ron me sacaban de aquel frío lugar. Sólo pude ver por última vez el rostro aparentemente sereno de Malfoy para luego aparecer en la casa de campo de Bill y Fleur.
Y aún hoy, una semana después, luego de haber salido de la que probablemente pudo ser una misión suicida, luego de haber obtenido un nuevo Horrocrux, luego de haber entrado ilegalmente a la caja de Gringotts de Bellatrix Lestrange, mortífaga en potencia, sigo pensando en él.
¿Es que acaso era imposible sacármelo de la mente?
…... Invasión en Hogwarts …
─ Hermione, es una mala idea - me dijo Ron pero yo bufé.
─ A ver si me entiendes Ron, no me importa si es o no mala idea, simplemente lo haré, les guste o no - añadí viendo de reojo a Harry, que parecía no prestar mucha atención a nuestra discusión.
─ Siempre en las películas cuando se separan, mueren - dijo y yo puse los ojos al cielo.
Sabía que haber introducido a sus amigos en el mundo muggle de la cinematografía había sido una mala idea.
─ Ron ésta no es una película, es la vida real - le recordé y él iba a protestar pero la voz de nuestro amigo azabache nos interrumpió
─ Chicos, voy a.. ayudar a Remus - dijo y salió corriendo en dirección a donde nuestro antiguo profesor de DCAO peleaba con Lestrange, más una pelirroja escondiéndose detrás de un muro, muy cerca de allí fue lo que llamo mi atención y quizá también la de Harry.
Me contuve de gritarle que no era tiempo para eso, ¿pero quién era yo para prohibirle ayudar a Ginny cuando yo necesitaba, me urgía muy estúpidamente , volver a ver una cierta cabellera rubio y ojos mercurio?
─ Ron, por favor - le pedí viendo que aquello no daba para más. Hace pocos segundos habían entrado a Hogwarts el restos de los Mortífagos que se habían mantenido al margen de la situación y nos veíamos en desventaja , separados podríamos ganar terreno. ¿Y por qué negarlo? quizá tuviera la suerte, o mala suerte, como se quiera ver, de toparme con Malfoy.
Sabía que estaba mal estar pensando en él en momentos como aquellos, pero no podía evitarlo. Y lo más frustrante era que no sabía por qué.
¿Por qué no podía sacarlo de mi mente? ¿Por qué me importaba verle? ¿Por qué?
─ Hermione si... si te pasa algo , yo ... - dijo mientras se acercaba mucho a mi, aturdiéndome por completo. ¿Qué era esa repentina cercanía? ¿Cómo habíamos llegado a esa situación?
Recordé como día tras día lloraba por el pelirrojo, recordé sus desplantes, su noviazgo con Lavender, sus malos tratos, y me vi comparando sus facciones con las de cierto Slytherin. Sacudí mi cabeza alejando aquellos pensamientos mientras me enfocaba en el pelirrojo que se encontraba a escasos centímetros de mí.
En cualquier otro momento estaría feliz de estar en aquella situación, pero no... ya no.
Mucho había pasado a lo largo de este año, y gradualmente en años anteriores, que impedían sentirme de esa manera por el pelirrojo...no más.
Cuando dio un paso más adelante acortando distancias oí un bufido a espaldas de Ron y lo aparte, sin sutileza, para encontrarme cara a cara con el Mortífago que había estado invadiendo mis pensamientos y sueños desde hace mucho.
─ Muy conmovedor la escena, de verdad, pero... ¿no te podrías buscar algo mejor sangre sucia? - me preguntó alzando una ceja incrédulo y yo parpadee confundida.
Irreal , eso era . En medio de una guerra, a pocos metros de un gran grupo de mortífagos que ganaban terreno con los aurores, con Malfoy enfrente mío, sin ni siquiera alzar su varita. Sólo parado en medio del pasillo, con su porte aristocrático y regio. Y una expresión difícil de descifrar.
Preguntándome sobre mi vida personal. Aquello no era la situación que me imaginaba. Me imaginaba unos cuantos crucios o quizá encantamientos menores , pero esto.. esto no.
Enfoque mi mirada en sus orbes mercurio ignorando la mirada iracunda del pelirrojo y sentí un escalofrío por toda mi espalda.
Maldije aquella sensación, maldije el repiquetear violento de mi corazón, maldije el temblor de mis piernas, maldije a todo lo referente al rubio y lo que me hacía sentir.
─ Soy mil veces mejor que tú - habló con rudeza el pelirrojo y yo me contuve de bufar.
Aquel no era lugar para discutir aquello. ¿Acaso soy la única que lo nota?
─ Si claro, lo que digas Weasel - habló con burla el Slytherin y vi como un rayo verde pasaba a escasos centímetros de su brazo y contuve una exclamación al ver a Ron con la varita en alto y la mandíbula fuertemente apretada.
─ Ronald, vete, yo me encargo - le dije y el me miro con dureza para luego asentir y desaparecer de allí no sin antes volver a lanzar otro hechizo, que esta vez si tomo desprevenido al rubio logrando rozarle el brazo, rasgando parte de su camisa, dejando al descubierto la Marca Tenebrosa.
Cerré los ojos sacudiendo de mi cabeza aquella imagen. Muchas veces me había preguntado si el rubio traía la marca o no. Pero verla con mis propios ojos, era ... muy distinto.
El rubio se percató de mi expresión porque tapo su brazo y luego bufo alejándose de mí. Yo fruncí el ceño.
─ Malfoy ¿que.. - me vería tonta preguntándole porque no me mataba cuando tenía la oportunidad , pero necesitaba saciar mis dudas - porque no me .. digo... estoy sola y .. - empecé a tartamudear y el rubio rodó los ojos
─ No pierdo el tiempo con sangre sucias - siseó y yo bufé
─ Malfoy, estamos en guerra, tienes todas las de ganar, estoy rodeada prácticamente de Mortífagos, ¿porque simplemente no acabas con esto y ya? - le pregunte más segura de mí y el suspiro con un deje de.. melancolía que me hizo fruncir el ceño.
De un segundo a otro, parecía que hubiesen recaído 20 años más en la espalda del rubio, de los que debería tener. Parecía más angustiado y más indefenso de lo que jamás lo había visto.
─ Sólo... sólo ve con tu amiguito San Potter y tu novio la Comadreja y déjame en paz - dijo retomando su camino y yo apreté mis manos convirtiéndolas en puños mientras me mordía la lengua.
Estúpido , estúpido y ciego Malfoy.
¿Es que no te das cuenta de como me duele verte así? ¿no te das cuenta de que no he alzado mi varita ni un sólo segundo? ¿no te das cuenta que el único que me importa en estos momentos eres tú?
─ Me enloqueces - grité llamando su atención, puesto que vi como su espalda se tensaba y daba la vuelta lentamente girando sobre su eje - no te entiendo, un día me lanzas maldiciones por los ojos, otros... me ignoras, luego en el Ministerio ¿qué demonios fue eso Malfoy? ¿por qué no nos delataste? ¿qué demonios pasa? ¿por qué me ayudaste en tu casa? ¿por qué Malfoy? ¿por qué juegas conmigo dejándome más confundida de lo que nunca podría estar? - pregunte y luego me mordí la lengua. Había hablado y jugado más cartas de las que debía. Pero ya estaba hecho, no me podía retractar.
─ Tu también me enloqueces Granger - siseó con burla y yo gruñí y contuve un chillido de frustración. Aquella no era la respuesta que buscaba. Ni siquiera sabía que quería decir con eso.
No tuve tiempo de pensar más porque de repente vi como el rubio abría los ojos como platos y corría hacia mí gritando
─ !Cuidado!
Sentí como me empujaba y luego oí un estridente ruido proveniente de miles de piedras que caían del techo de donde me encontraba, mientras se iba desmoronando lentamente.
Desvíe mi mirada hacia la del rubio que se encontraba encima mío, mirándome con tanta intensidad que mis rodillas hubieran flaqueado de haber estado de pie. Por increíble que pareciera, su peso sobre el mío no me molestaba en lo absoluto . Me daba una sensación de increíble protección que me asustaba.
─ ¿Qué .. que fue eso? - pregunte luego de reponerme del shock
─ El techo se cayó - dijo y yo suspire.
─ Ya lo sé señor evidente, me refiero a ¿por qué me salvaste? - pregunte y vi en su semblante como buscaba una rápida, y lo más probable, evasiva respuesta.
─ No lo se - se limitó a decir mientras se levantaba con cuidado de encima mío. Ignore aquella sensación de vacío y miré con recelo la mano que me tendía. - No muerdo - agregó con aparente diversión y me encontré a mí misma sonriendo ligeramente. Enseguida borre mi estúpida sonrisa y acepté su mano mientras me ayudaba a levantar.
No me di cuenta que habíamos terminado a escasos centímetros hasta que su olor a menta llego de lleno a mi aturdiendo todos mis sentidos como solía pasar cada vez que me encontraba cerca de él.
Cerré los ojos aspirando aquel aroma que me enloquecía y sentí como sus largos dedos recorrían mi mejilla para luego agarrar un mechón de cabello y colocármelo tras la oreja.
Traté de no hacer tan evidente mi respiración errada y el escalofrío de mi espalda, pero se me dificultaba cada vez más sintiendo como la respiración del rubio llegaba a toda mi cara. Pausada y normal. No como la mía que en aquellos momentos parecía irse de segundos y regresar más frenética de lo normal.
─ ¿Cómo no vas a saber porque me salvaste en vez de terminar conmigo? - pregunté y el suspiró cansado
─ Eres muy preguntona Granger, limítate a agradecerme - dijo y yo sentí toda mi sangre subir a mis mejillas.
─ G-gracias Malfoy - susurre y el asintió con una ligera sonrisa, una que no le había visto nunca, una sincera, una para mí y sentí algo revolverse en mi estómago.
─ Ahora ve a salvar el mundo mágico - dijo con burla y yo fruncí el ceño y antes de que pudiera reprocharle algo, aunque sabía que no era el momento ni estaba en condiciones de hacerlo, vi como sacaba su varita y murmuraba un "Desmaius".
Voltee a ver a mi izquierda encontrándome a un Mortífago que reconocí como uno de los Carrow y miré de soslayo a Malfoy preguntándole con la mirada que había sido eso pero él se encogió de hombros y me indico con la mano que siguiera mi camino.
Suspire y me dirigí a un grupo de Gryffindors entre los cuales reconocí a Seamus , Lavender y a George Wesley que luchaban en clara desventaja con 5 mortífagos.
Antes de lanzarle un "Desmaius" a uno de ellos , miré de reojo a un rubio que en aquellos momentos se encontraba blandiendo su varita con especial aburrimiento , luchando con un Ravenclaw.
Suspire sin saber que pensar.
… Final de la Guerra …
Miles de preguntas invadían mi mente, y sabía que no era la única. Todos los rostros de brujas y magos que en aquellos momentos se encontraban en el Gran Comedor rodeando a cuerpos inertes que yacían en el suelo como héroes, que dieron su vida por nosotros, todos y cada uno de esos magos que seguían con vida mantenían una expresión de duda, pánico y a la vez jubilo en su rostro.
Oí el sollozo de Molly Weasley y me encogí en mi lugar. Había decidido sentarme en el suelo viendo el cadáver de Nymphadora... Tonks , me corregí mentalmente con una pequeña sonrisa nostálgica recordando como la metamórfaga detestaba que la llamaran por su nombre completo.
Molly en un gesto de compasión había decidido juntarlos de la mano , para que pareciera una pareja que murió feliz en medio de la Guerra.
Cuando todos sabíamos que no era así. Remus había muerto defendiendo a Fred que en aquellos momentos tenía todas las de perder contra Lestrange , y la angustia que debió de pasar pensando que dejaría sola a su esposa con su hijo.
Tonks había muerto salvando a la menor de los Wesley de la maldición imperdonable de Bellatrix. Para mi desgracia pude verlo, estuve allí , vi como la maldición pasaba frente las narices de la pelirroja para llegar a la metamórfaga que calló en el piso. Supuse que un mismo pensamiento se habrá cruzado por su mente, Teddy y Remus.
Una fina lágrima cayó por mis mejillas. Extrañaría a mi profesor favorito, extrañaría sus tabletas de chocolate, extrañaría aquella expresión de anhelo con la que miraba a Harry, extrañaría sus charlas, su inteligencia.. extrañaría el cabello de Tonks, extrañaría sus torpezas, extrañaría sus chistes y rabietas, extrañaría su talento de hacernos reír a Ginny y a mí.
Suspire y dirigí mi vista a un pelirrojo que yacía muerto al lado de la pareja. Podría pensar que sería George de no ser porque veía al gemelo llorar descontroladamente en el pecho de su padre, susurrando "Fred". No podría determinar cuánto tiempo llevaban así, quizá más de una hora, pero parecía que las lágrimas nunca acabarían.
Ron se encontraba abrazando a Ginny mientras lagrimas silenciosas recorrían las mejillas de ambos. Y los mayores mantenían la cabeza agachada pero podía jurar ver a Bill Weasley llorando a lagrima suelta. Al fin y al cabo el trato de hacer algo para ayudar y no pudo.
Solté un pequeño sollozo recordando los desplantes que les hice a los gemelos, los miles de castigos que se ganaban por mi culpa, las veces que los reñía por ser tan alegres. Extrañaría con todo mi ser a los gemelos, porque sabía que ya no sería lo mismo sin Fred. George no sería el mismo. Nada sería igual.
Luego de un tiempo decidí dejar de presenciar aquella horrible escena y me levante con sumo cuidado sin que nadie se percatara de mi ausencia y me escabullí hasta dejarme caer pesadamente en una de las grandes mesas de roble que habían sido movidas a los lados.
En la mesa no había nadie excepto un grupo de 4 chicas Ravenclaw que lloraban por el cuerpo inerte de una de sus amigas. Las demás mesas se encontraban igual de vacías o peor, pero hubo una que llamo mi atención. La mesa más vacía y quizá la más desolada. Una mesa con 3 integrantes rubios que miraban la escena con distintas expresiones.
El mayor con una expresión inescrutable, la mujer mordiéndose el labio mientras apretaba la mano del menor del cuadro, quien se encontraba mirando el techo, que en aquellos momentos ya había perdido su embrujo habitual dejando ver las verdaderas estrellas.
Desvíe mi mirada al oír unos pasos de tacones retumbando por toda la sala y pude ver como una mujer delgada con unas cuantas arrugas se acercaba con un bebe en sus brazos a ver a una pareja que yacía al lado de los Wesley. Lo siguiente que vi fue a la mujer derrumbándose en el suelo con un desgarrador llanto y ya no pude más. No podía seguir haciéndome la fuerte cuando no era así.
Yo debería ser la que estuviera allí, muerta. No tenía nadie quien llorase por mí . Mis padres se encontraban felizmente en otro país, sin acordarse de haber tenido una hija alguna vez. No sufrirían.
No Fred, no Collin, no los Lupins, no ellos.
Salí corriendo del Gran Comedor hasta llegar a la Torre de Astronomía y me deje caer en el suelo llorando a lágrima viva. Nadie entraría acá y podría quedarme cuanto tiempo se me diera la gana, ajena a que en el Gran Comedor un rubio mantenía una conversación con sus padres
─ Hijo - llamó Narcisa
─ ¿Qué? - murmuró bajito el rubio que se encontraba mirando la puerta del Gran Comedor , por la que hace pocos minutos una castaña había salido llorando.
─ Ve por ella - susurró y él la miró confundido
─ ¿De qué hablas madre? - pregunto
─ Te necesita - fue lo único que dijo soltando su mano para dejarle el camino libre al menor de los Malfoy. Y sin necesidad de más palabras el rubio salió corriendo a donde estaba seguro que se encontraba la castaña en aquel momento.
Estoy re-re-actualizando la historia.
Sé que parezco no salir de los únicos capítulos que tengo escritos….pero es que realmente se me han liado las cosas y no he tenido tiempo.
Esta es la única historia de todas las que he dejado sin actualizar desde hace mucho, que no quiero dejar.
Suene egocéntrico o no, siento que esta es una maravillosa historia y quiero continuarla.
Pero mientras espero la inspiración prefiero ir arreglando pequeños detalles y errores ortográficos.
Espero les haya gustado y ténganme paciencia por favor.
