Disclaimer: Harry Potter y the Flash no me pertenecen. Fanfiction hecho por y para fans. No plagio, no lucro.
Géneros: General/Romance.
Rating: PG-16.
Advertencias: Fem!Harry (Freesia – 'friːzɪə), un poco de OOC para Fem!Harry, canon!divergence, AR!Flash, EWE. Comprende la primera temporada de The Flash y solo los primeros capítulos.
Notas: leí un fanfic de este fandom en específico y me gustó mucho por lo cual decidí hacer el mío. Es un two-shot. Este es mi primer fem!Harry por lo cual estoy un poco emocionada. Críticas, opiniones son bien recibidas.
AVISO DEL AUTOR
Editado: 21/12/2017
Los dos capítulos de esta historia fueron editados, por lo cual puede haber más narrativa o haya cambiado algunas partes para así darle mayor linealidad a mi trabajo. Comentarios siempre serán bien recibidos. Esta historia está terminada y no tendrá más que dos capítulos (lo siento). Tampoco diré que «nunca» escribiré otra historia en este fandom, pero todo depende de mi musa. Gracias por leerme nuevamente :)
Dahlia
1
Central City era una ciudad muy parecida a Nueva York sin llegar a ser tan complicada y bulliciosa como esa. Por lo menos, eso es lo que pensaba Freesia al caminar por sus calles. Le recordaba un poco a Londres, eso sí, no tenía tantos turistas dando vueltas en las calles como el centro neuralgico de Inglaterra, pero tenía su propio encanto. Freesia podía apreciar el cambio de ambiente después de llevar una vida tan ajetreada en el Reino Unido, por lo cual no extrañaba en lo absoluto a la muchedumbre.
Freesia Potter es el último eslabón de la familia Potter, una adinerada familia de Inglaterra y heredera de su padrino, la antigua y noble familia de los Black, que tras abandonar este mundo no solo le dio su dinero, sino también su título de Lady.
Por lo menos, eso era lo que decían sus papeles en servicios internos y cualquier otro lugar muggle que buscara información de ella, porque la verdad es que si bien Freesia era todo lo de arriba, aún habían vacíos «legales» en dichas formas, vacíos que ningún muggle tenía el derecho de conocer. Como que, por ejemplo, ella nunca estudió en la Academia Howards*, ni tampoco vivió durante todo ese tiempo con su padrino al fallecer sus padres o que su vida era completamente normal para los muggles demasiado curiosos con los orígenes de la joven inglesa.
Freesia era mucho más que eso, ella era una bruja. La joven se enteró a la edad de 11 años que ella no era tan «normal» como sus queridísimos tíos querían hacerle creer; y si bien ella creció sin mucho amor, cosas, comidas y vida social, Freesia no se había convertido en la antítesis de todo lo que sus tíos tanto querían de ella: una delincuente sin ningún objetivo para la sociedad quien terminaría pidiendo limosnas en las calles y viviendo bajo un puente. Estaba hecha para grandes cosas, tal y como lo dijo Ollivander cuando compró su varita.
Eso y su papel en la guerra mágica que la llevó donde estaba ahora: en medio de Central City, sin sus amigos, sin su ahijado y tratando de mantener un bajo perfil.
Tras la batalla final de Hogwarts, su vida comenzó a ir de un espiral a otro, de ser alabada por ganar una guerra a ser criticada por sus pocas acciones en la reconstrucción (no que a ellos les importara que su núcleo mágico haya sufrido por su pelea con Voldemort y necesitaba reposo tras la batalla); o que no iba a seguir los pasos de su padre (como auror); o que no esperaba casarse pronto (con algún mago poderoso se le atravesara en el camino).
Expectativas. Freesia las odiaba con toda su alma.
Así que, tras muchas discusiones con Andrómeda y Kingsley, ella decidió que desaparecería del suelo británico por un tiempo, por lo menos hasta que las cosas se asentaran un poco y el mundo dejara de lanzarle su opinión en la cara cada vez que querían. Sus amigos no podrían viajar con ella debido a que sería muy sospechoso que de repente todas las personas las cuales ella quería y estimaba desaparecieran junto a ella, además todos querían seguir con su vida lo más normal posible y Freesia no era lo suficientemente egoísta como para pedirle a Ron y a Hermione que abandonaran todo nuevamente para irse con ella en un inesperado viaje que no tenía fecha de regreso. No, Ron tenía a su familia y Hermione estaba en la búsqueda de sus padres y, además, Freesia Potter sentía que este era un viaje de introspección solo para ella, para reencontrarse nuevamente consigo misma y mirar al futuro con nuevos ojos.
Ron y Hermione viajaron a Australia a buscar los padres de la última y Andrómeda dijo que lo mejor era ella se quedase en Inglaterra por lo menos un año antes de unirse a Freesia a su autoexilio por el tiempo que quedaba y así podría ver crecer a Teddy mejor y, por qué no, echarle una mano en su nueva vida.
Por otra parte, estaba el pequeño problema de qué demonios ella haría en otro país, no tenía los grados muggles adecuados para siquiera comenzar una carrera universitaria, eso fue claro, hasta que Andrómeda decidió que tendría que estudiar todo y pensar en una carrera que le gustara para poder inscribirla con las excelentes notas que se sacaría para así comenzar una nueva etapa en la universidad muggle.
Freesia se rio. Andrómeda, por otra parte, sonrió maquiavélicamente y ahora entendía por qué. Nunca en su vida, Freesia había tenido que memorizar y comprender tanta información en su cerebro y hasta sintió un nuevo respeto por Hermione y su increíble capacidad de lectura y comprensión.
Tras meses de tortura y exámenes libres, Freesia Potter ahora se encontraba caminando por las calles de Central City buscando un trabajo de medio tiempo para aparentar un cierto grado de normalidad universitaria.
SE BUSCA MESERA
PART-TIME
Bueno, eso fue rápido.
—Hazte de valor, Freesia, lo peor que te pueda pasar es que ya hayan contratado a alguien... O no te quieran contratar—se susurró para sí misma. La vida muggle, si bien la conocía, aún le era difícil acostumbrarse a esta. Después de vivir durante 7 años en un mundo completamente paralelo donde el café realmente se servía solo y todo podía ser arreglado por magia, era una nueva lucha diaria dejar de depender de su varita o la magia cuando estaba haciendo cosas tan mundanas como sacar la basura o cargar bolsas del supermercado. Eso, y sus instintos que todavía estaban a toda marcha por cada pequeña cosa que se moviera.
—¿Hola? —era una chica, morena, con el cabello medianamente ondulado, más alta que Freesia (incluso con tacos) y una sonrisa completamente despreocupada.
—H-Hola —respondió antes de sonreírle también. Era ahora o nunca —. Vi el cartel de que se busca una mesera... Yo entro a estudiar este trimestre en la universidad y me gustaría saber si aún está disponible el turno de medio tiempo —la mirada de la joven bruja vagó un momento de la chica que estaba delante de ella a la cafetería, que se notaba estaba medianamente ocupada con personas teniendo reuniones en algunos rincones, público más o menos joven en la parte superior, espacios abiertos, sillas altas, paredes lisas y con pocos cuadros.
Era el peor lugar para trabajar considerando que Freesia todavía tenía pavor a entrar en espacios abiertos y ser atacada de un momento para otro, pero este lugar no era Inglaterra, no estaban en una guerra mágica y Kingsley estaba constantemente haciendo redadas para capturar a los mortífagos errantes, Freesia creía firmemente que con este trabajo, si es que se lo daban, podría mejorar poco a poco en su fobia a personas desconocidas.
Nada podría salir mal.
—¡Claro! —respondió la mujer enfrente de ella con una sonrisa aún más amplia—, mi jefe estará contento de que encontró a otra persona para suplirme rápido. ¡Este es mi último día aquí! —le sonrió la extraña a Freesia.
—Qué suerte —contestaba más que por decir algo que porque realmente lo sintiera. Si bien la chica delante de ella no se veía mala persona, Freesia aún tenía problemas de confianza con desconocidos.
—Lo siento, no me presenté —su rostro denotaba claramente sus sentimientos de torpeza—. Iris West—le extendió la mano y Freesia en ese momento sintió cómo el tiempo se detenía unos segundos.
Solo es una amigable sacudida de manos. Nada más.
Amigable. Inocente. Despreocupada.
—Freesia Potter —agitó su mano con delicadeza y solo hizo el contacto lo suficientemente largo como para no ser catalogada como loca.
—¿Enserio? Qué coincidencia. Ambas tenemos nombres de flores —le sonrió una vez más antes de señalarle una mesa arrinconada y tranquila —. Espera aquí mientras busco a mi jefe.
Freesia vio marcharse a Iris durante unos segundos antes de estudiar el lugar una vez más. Era una cafetería tranquila, la gente aquí no tenía ninguna otra preocupación más que cumplir con sus trabajos, proyectos, la vida misma. Freesia suponía que así era como tenía que actuar ella: desinteresada.
Sí, la joven bruja podía hacer esto.
Barry caminó por las calles lo más humanamente rápido que podía, algunas veces se frustraba por tener que hacerlo considerando que era extremadamente veloz, pero supuso que tenía que seguir con su rutina lo más natural posible.
—Hay un caso en la av. 42, vete con Robbie, allá te espera Joe —le gritó su jefe desde la oficina al verlo aparecer.
—Eh... Está bien. Iré a buscar unas cosas e iré de inmediato.
—¡Apúrate, Allen, no te pago para que flojees!
Su día sería largo considerando que después tenía que ir a Star Labs para tener otra serie de pruebas.
Su día comenzó bien, se despertó a tiempo —ni muy temprano, ni muy tarde—, alcanzó a tomar su desayuno, pidió un café en la cafetería de siempre y salió caminando un poco más apurado ya que la fila volvía a estar larga producto de la cafeína matutina que todos los estadounidenses necesitan a primera hora de la mañana.
Sí, un día normal. Hasta que llegó la hora de almorzar con Cisco y Caitlin en el lugar de siempre, donde no lo esperaba Iris nunca más —quien ahora trabajaba de periodista—, sino una pequeña muchacha con la bandeja entre sus manos y una suave sonrisa en su rostro.
—Bienvenido. ¿Desea esperar o pedir de inmediato? —preguntó mientras limpiaba la mesa nuevamente más por costumbre que porque estuviera sucia, por lo menos así lo pensó él.
—Esperaré a mis amigos, estarán aquí de un momento a otro—contestaba. Ella sencillamente asintió antes de retirarse tan tranquila como había llegado. Sus pasos si bien eran lentos, no eran en lo absoluto titubeantes.
Su concentración voló por la ventana cuando un mensaje de Iris llegó a su celular y sonrió antes de responderle que no era su culpa que Eddie no recogiera la ropa sucia del suelo antes de llamar a Cisco para preguntarle dónde venían y si pedía por ellos.
Un día como cualquier otro.
Su rutina como Flash fue similar, un par de robos frustrados, salvar a personas de un incendio y se encontraba a las 11:24 pm en su casa como nunca.
Mañana sería otro día.
La universidad era entretenida, por lo menos eso es lo que Freesia pensaba.
—Hoy revisaremos el funcionamiento molecular. Presten atención que esto saldrá en el examen a final de semestre.
Habían pasado dos meses desde que llegó y Andy venía con Teddy a pasar tres días completos a fin de mes con ella. Su departamento era cómodo. Con tres dormitorios y tres baños, supuso que era mucho más de lo que algunas personas estaban acostumbradas, pero Andy no pisaría nada menos si decidía por algo más sencillo; y no es como si ella estuviera corta de dinero.
—Freesia, ¿te toca trabajar hoy hasta tarde otra vez? —Leo era un año más joven que ella y hasta ahora el único amigo que había hecho.
—Sí, lo siento. Me cambiaron el turno, no podré ir contigo a ver esa banda que tanto querías —le sonrió disculpándose —. Prometo que haré todo lo posible para liberar el viernes de la próxima semana, así no tendré que irme antes de la fiesta a la que quieres que vaya.
—Sí, sí, siempre dices lo mismo.
Las clases habían recién terminado, y si bien tenía un poco de tiempo para desperdiciar, prefería irse directo y esperar su turno en un lugar cerca de donde trabajaba. Freesia odiaba llegar tarde.
—Vamos, te invito a almorzar y de paso me cuentas cómo te fue con esa chica online de la cual tanto me hablabas.
—¡No me la recuerdes!
—Así que resultó ser un chico después de todo, ¿Eh?
—...
—¡Leo!
—¡Era un chico muy atractivo!
Si bien echaba de menos a Ron y Hermione, supuso que tener un amigo muggle no sería tan malo después de todo.
Para cuando le tocó trabajar, sus mesas volvieron a dividirse entre piso superior e inferior. Generalmente, Freesia escogía el piso superior porque la gente que iba allí quería trabajar en silencio y tranquilos por largas horas, así que ella se daría de vez en cuando unas vueltas pidiendo más órdenes o retirando platos. No es como si necesitara el dinero por atender las mesas, pero hoy al parecer, no fue su día de suerte.
Desde el momento que lo vio, Freesia supo que tenía que alejarse, había algo en él que simplemente no calzaba con su vida y lo supo a las dos semanas de trabajar aquí, el chico era demasiado rápido para ser humano. Ella no conocía de ninguna criatura que pudiera ser tan rápida para que siquiera se notara un cambio y, siendo honesta, no se hubiera dado cuenta si no tenía una exclusiva atención al detalle, como por ejemplo que se iba apenas pedía un plato y de vez en cuando siquiera alcanzaba a pedir antes de que un mensaje de texto llegara y tuviera que irse corriendo.
Su presencia también era engañosa. Había días en que era incapaz de decir que estaba allí, mientras que en otras ocasiones irradiaba una seguridad y presencia sorprendentes. Era por eso que decidió evitarlo, porque sabía que solo hacía falta un pequeño error de cálculo y se quedaría prendada en una aventura que no estaba segura podía vivir ahora.
Eso, y que esta ciudad parecía ser más movida de lo que espero. Había algo que llamaban metahumanos corriendo por la ciudad haciendo desmanes de vez en cuando. Y algo o alguien los detenían, estaba más que segura que ese tal Flash era el chico de la cafetería que hacía un trabajo algo ridículo tratando de ocultarlo... O tal vez era solo ella.
—¡Mesa 7, Freesia!
—Voy.
Ahora, no tenía por qué ponerse tan paranoica, por una vez no pasaría nada.
La próxima vez, tal vez le haría caso a sus instintos.
Barry se sentó en una de las mesas del segundo piso, cerca del ventanal mientras esperaba que Cisco y Caitlin nuevamente llegaran a almorzar, quería discutir unas cosas con ellos, algo importante que le carcomía la mente.
—¿Puedo ofrecerle algo mientras espera?
Por un segundo perdió el hilo de la realidad antes de mirar a la chica que le hablaba. Su suave sonrisa era agradable, no tan expresiva como la de Iris, pero era una que invitaba a hablar y escuchar.
Y luego la recordó, con su cabello tomado en una cola rebelde, con unos rizos algo desobedientes que se enredaban en sus cabellos pasado sus hombros, cabello oscuro, unos increíbles ojos verdes, era delgada y pequeña, ni siquiera alcanzaba sus hombros, pero seguía teniendo esa presencia fuerte, uno sabía que estaba allí no importaba cuánto tratara de no verla.
—No, gracias, eh...
—Freesia.
—Freesia. Soy Barry.
—Es mejor que llamarlo señor latte sin crema—le contestó antes de que pudiera evitarlo y se mordió el labio vergonzosa de lo que había dicho. Barry la miraba sorprendido antes de reírse levemente.
—Sí, supongo que sí.
Ella se fue de allí antes de que pasara algo más y asintió cordialmente en su retirada.
La noche llegó pronto con una ajetreada cafetería que atender. Joan, la otra chica con la cual trabajaba, ya se había ido al terminar de limpiar su zona y hacer la caja. Freesia solo tenía que retirar la basura y cerrar el local mientras que su jefe sacaba las cuentas del día en su oficina, enserio, lo había hecho otras veces por lo cual no creía que esta vez fuera distinto.
Vio a Iris, la chica que ya no trabajaba aquí, caminar por el local cerrado con un rostro de derrota y la dejó ser, su jefe le había dicho que Iris tendía a hacer eso cuando quería estar sola ya que su padre y novio eran muy sobreprotectores y no conocía otro lugar seguro para pensar sin ser bombardeada con preguntas, Freesia entendía perfectamente bien la situación por lo cual siquiera pensó en decirle que estaba aquí.
Recogió la basura y salió por la puerta trasera dejando la basura en el tarro más cercano y luego lo sintió. La aceleración de energía y su varita apareció en su mano sin siquiera pensarlo, se le hacía conocida, pero nunca la había sentido tan nítida. Se acercó a la puerta trasera tensa, esperando ver a un mago errante buscando venganza por su Lord asesinado, y luego lo percibió, el choque inminente que la llevó por lo menos diez metros más atrás con un cuerpo sobre ella, y se sintió de nuevo caer de la escoba a más de 300 metros otra vez.
—Querido Merlín—murmuró para ella, vagamente moviéndose, su cabeza dolía y ya sentía su magia trabajar en su cuerpo.
—O por Dios, ¡Lo siento tanto! —susurró un voz frenética sobre ella quien se movía rápidamente para darle espacio para respirar, cosa que agradecía, y luego vio a un tipo de rojo hablándole entrecortadamente y reconoció esos ojos y la forma de su boca.
Quiso reírse por su estupidez.
—Lo siento tanto, te llevaré a que te atiendan. Dios, creo que te rompí unas costillas. Maldición.
—Suerte Potter —masculló para sí misma antes de quejarse al ser levantada del suelo —. Alto ahí, señor latte con crema, tú puedes confiar en la gente con la cual trabajas, pero yo no.
Y luego se dio cuenta de lo que ella dijo.
Y él se dio cuenta de lo que ella dijo.
—Mierda.
*Academia Howard (Howard School) es una escuela de UK, ubicada en Kent donde solamente se aceptan niños. Omitamos ése hecho y que queda en Kent, por favor.
**Este trabajo está pensado para ser Two-shot.
Comentarios son amor. Gracias por leer.
