DISCLAIRMERS

Los personajes de PPG no me pertenecen.

Esta historia está hecha sin fines de lucro.

"La lectura es a la mente, lo que el ejercicio al cuerpo"

Joseph Addison.

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ESPÍRITUS DEL BOSQUE

I

El Misterioso Chico

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Era de día, el cielo poseía un hermoso tono azul claro, característico de él, aunque había una pequeña diferencia… no había nubes, lo que permitía contemplar con más facilidad aquella belleza. Era una lástima que aquel hermoso día coincidiera con uno de los peores días de la historia, o eso creía Bombón. Hoy ella y su padre se mudaban a una pequeña ciudad llamada Scofland, a su padre le ofrecieron un empleo al que no se pudo negar, según él. Se sentía deprimida, no quería dejar atrás a sus amigos, sus lugares favoritos, si quiera al apartamento, ¡sí! ese apartamento pequeño que ella tanto odiaba. Bueno, al fin y al cabo, esa después de todo era una de las razones por la que se mudaban; a su padre al tiempo que le ofrecieron el trabajo, le ofrecieron una casa a la que él no pudo resistirse, lo cual es raro, su padre no era para nada materialista, ¿quién sabe? Tal vez, detrás de todo eso haya una magnifica historia.

Bombón fue sacada de sus pensamientos al ver un gran letrero que decía: "Bienvenidos a la Ciudad de Scofland". Bombón se acomodó en el asiento, así podía observar con más facilidad lo que se encontraba afuera del taxi en donde se hallaban ella y su padre. Pudo ver la plaza, con sus bancos bien cuidados, la basura en su lugar, muy diferente a lo que ella acostumbraba. La ciudad parecía solitaria, tal vez porque era domingo o porque hubo una invasión alienígena y todos fueron secuestrados, todo puede pasar. En fin, la ciudad era muy bonita, aunque aburrido, limpio e insoportablemente tranquilo.

Bombón sintió pequeñas descargas eléctricas en su mano izquierda, la miro pero no parecía tener nada, sintió que la observaban e inconscientemente alzó su mirada encontrándose a pocos metros con un chico alto, pelirrojo y con unos singulares ojos color carmesí. En ese momento los dos se hallaban mirándose fijamente, lo extraño era que en circunstancias normales ella hubiera desviado la mirada, pero esta vez por alguna extraña razón su cuerpo no reaccionaba, ella sólo quería descifrar aquella mirada. Se quedaron así por varios segundos hasta que el taxi dio una curva y el misterioso chico desapareció. ¿Qué rayos fue eso? Se preguntaba una y otra vez.

El conductor fue reduciendo la velocidad del taxi hasta estacionarlo, el viaje había concluido. Bombón se bajó del auto con pesadez. Se quedó observando la casa que se encontraba frente a ella, parecía abandonada, las paredes estaban sucias y las ventanas llenas de polvo, a pesar de todo la casa le parecía pintoresca. Con un poco de ayuda sería un buen lugar para vivir, pero eso no cambiaba la realidad de las cosas, se encontraba en un lugar desconocido para ella.

Su padre la llamó sacándola de sus pensamientos, las maletas, se había olvidado. Bombón se dirigió hacia su padre, agarró su maleta y suspiro. Luego de bajar todo del taxi, el conductor se marchó. Sólo llevaban dos maletas la de Bombón y la de su padre, él había llevado a la casa todas las cosas dos días antes para no estar agobiados cuando llegaran. Entraron a la casa, ya adentro la parecía cuidada, a diferencia de su exterior que daba a entender todo lo contario. Era muy linda, Bombón sintió que había visto ese lugar antes, ¿pero en dónde?

—Y bien, ¿qué te parece? –su padre parecía muy feliz.

— Es linda… y acogedora –se limitó a contestar.

Su padre le mostró su cuarto, dejo su maleta y bajo corriendo las escaleras.

— ¡Ya vuelvo! –se escuchó.

Salió de la casa y se dirigió al lugar en donde vio la última vez al misterioso chico, no era tan lejos después de todo, aquella ciudad no era tan grande. No se lo podía sacar de la cabeza, no es que le gustara ni nada, solo era simple curiosidad, por qué la vio de esa manera, como… si le ocultara algo. Llegó al lugar en donde se suponía se debía encontrar al chico, pero se decepcionó al no encontrar a nadie. ¡Rayos! Debí correr más de prisa, pensó.

De nuevo sintió las pequeñas descargas eléctricas en su mano izquierda y una vez más no recibió explicación alguna, sintió una mano tocar su hombro. ¡El chico misterioso!, pensó. Pero al voltearse se encontró con una chica rubia de ojos azules, en su rostro se podía observar una sonrisa, parecía amable. ¿Quién era ella?

— ¡Hola!, eres nueva ¿cierto? –le preguntó sin dejar de sonreír.

—Sí, acabo de llegar a la ciudad.

— ¡Qué bien!, siempre es bueno recibir a gente nueva, ya sabes, esta ciudad no es muy famosa que se diga –tal vez la ciudad no sería tan mala después de todo, pensó Bombón— Me llamo Burbuja.

—Mi nombre es Bombón –dijo estrechando su mano con la de la chica.

Burbuja la vio un poco distraída, ¿Era su idea o estaba buscando a alguien?

— ¿Esperas a alguien? –le preguntó.

—Si, al chico misterioso –pensó, pero sólo se limitó a contestar un no.

Burbuja recibió una llamada y se despidió de Bombón. Bombón comenzó a caminar sin dirigirse a un lugar en específico, estaba aburrida y según lo que le dijo su padre, mañana comenzaban las clases, tal vez le tocaría estudiar con Burbuja, parecía de su edad, y eso era lo que Bombón quería creer, así no estaría tan desorientada mañana. Bombón pudo divisar a lo lejos un bosque, le daba la sensación de estar siendo observada desde lo profundo del mismo, realmente le causaba temor el simple hecho de tener que poner un pie dentro de él, gracias a Dios que ese no era su caso. Definitivamente no lo había visto cuando llegaron, si no, lo hubiese recordado, no se le olvidaría un lugar como ese, a nadie.

Decidió regresar a su casa. Cuando entró gritó un: ¡ya llegué! Al parecer su padre estaba arreglando sus cosas, lo que ella debería estar haciendo en ese momento. Subió las escaleras entró a su cuarto, pudo ver que su padre le había tendido la cama. No lo pensó dos veces, se lanzó en ella como si aquello fueran nubes mandadas del cielo, dio un leve suspiro. Realmente estaba cansada.

Bombón pensó en la chica, al toparse con ella sintió de nuevo las pequeñas descargas eléctricas en la misma mano. ¿Qué querrá decir aquello? ¿Brujería? Bueno, para ser franca no le sorprendería, esa ciudad era muy extraña. Ni hablar del bosque ¿Qué clase de animales vivirán en él? Sólo espero que no sean carnívoros, pensó. Comenzó a detallar el cuarto, o como debería decirle de ahora en adelante, su cuarto. Se encontraba vacío, lo que lo hacía ver más grande, las paredes eran de un color rosa pastel —su color favorito— tenía un pequeño balcón, un closet y junto a la cama había una mesita, sobre ella se encontraba una lámpara, le gustaba.

Decidió salir al balcón para tomar aire. Al salir le encantó lo que vio, un atardecer. A ella le encantaba admirar los atardeceres, el rosado que se mezclaba con el azul para hacer una combinación perfecta, hermoso. Definitivamente, ese era su nuevo lugar favorito. Se quedó un rato así contemplando el paisaje hasta que sintió que estaba siendo observada. Volteo su mirada y se encontró con un lobo ¿un lobo? ¿Qué rayos hacía un lobo en la ciudad? El lobo la miraba fijamente. ¡Qué bien! Ahora todos la miraban así, pensó. No dejaba de mirarla y en su cabeza no paraba de preguntarse, ¿qué hacía un lobo en plena calle? Era como si estuviese buscándola a ella, y aún más extraño era como si supiera quién era ella. Realmente los ojos eran el espejo del alma o estaba volviéndose loca y se estaba imaginando todo aquello, lo que la llevaba a la conclusión de que el chico misterioso no existía y ella debía ir urgente a un psicólogo. Cerró los ojos para ver si todo aquello acababa y efectivamente, al abrirlos el lobo había desaparecido. Estoy muy cansada, seguro todo esto de la mudanza hizo que comenzara a imaginarme cosa, pensó.

Decidió ir a descansar, cerró la puerta que daba hacia el balcón, se cambió de ropa y se dirigió a su cama. Que día más extraño, dijo para sí misma. Se quedó viendo el techo hasta que dejó que sus parpados cayeran poco a poco, dejándola profundamente dormida.

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El día era esplendido, parecía una ilusión. Era perfecto o lo más próximo a la perfección, pues, tal cosa no existía. Se podía apreciar un hermoso atardecer –su parte favorita del día—, pero éste era diferente, era más hermoso que cualquier otro. ¿Realmente era real o sólo era una mala jugada de su mente?, no lo sabía. Aunque lo intentara no lograba recordaba nada, lo único de lo que estaba consciente era que se hallaba en aquel lugar, aunque, ya ni de eso estaba segura.

Caminaba, caminaba y caminaba. Realmente le fascinaba aquel lugar. Sus hermosas flores, cuyo aroma perfumaba todo el lugar y cuyos colores lo adornaban; el césped, era de un hermoso verde, no como otros, éste era más vivo que cualquier otro que haya visto en toda su vida.

Se tropezó, no entendía cómo, ¿una piedra? Estaba segura que esa piedra no se encontraba ahí. Alzó la mirada y frente a ella se encontraba un lobo, el mismo que vio desde su balcón, aquel cuya mirada refleja valentía, agresividad, elegancia. Ahora que lo tenía al frente lo podía observar mejor, su pelo azul grisáceo, ojos grises. Era hermoso, pero al mismo tiempo aterrador, sentía que tarde o temprano sus feroces colmillos acabarían en su cuello y sus enormes garras acabarían enterradas en su piel.

¿Cuándo se había posado aquel peligroso lobo enfrente de ella? Además, estaba segura de que ella se encontraba sola en aquel lugar y si fuera lo contrario se hubiera percatado de que un lobo se acercaba a ella… o ¿no? Esto se estaba volviendo muy extraño.

—Hola, Bombón –se escuchó una voz masculina.

¿De dónde provenía? Los únicos en aquel lugar eran ella y el lobo.

—Hola, Bombón –repitió— soy yo, aquel que ha mantenido tu cerebro en constante movimiento, cuestionándote y haciéndote dudar de ti misma.

Bombón se quedó sin habla, era el lobo, era en él en quién había estado pensando, haciendo que ella misma se cuestionara. Pero de qué se trataba todo esto, todo era muy extraño, ¿un lobo que habla? Ahora sí estaba confundida. ¿Cómo sabía su nombre? Y aún más importante, ¡¿cómo sabía hablar?!

—Vamos, levántate.

Bombón se levantó y sacudió su vestido, ¿vestido? No se había dado cuenta de ello. ¡Genial! ahora estaba delirando, aunque, no significaba que no lo estuviera haciendo desde mucho antes.

—Tranquila –dijo en un tono amable, pero firme— no estás delirando, esto es muy real.

Trató de hablar, de hacerle miles de preguntas. ¿Quién era? ¿Cómo sabía su nombre? ¿Qué era ese lugar? ¡¿Cómo rayos hablaba?! Pero su boca no emitió ningún sonido, simplemente no podía.

El lobo la miro a los ojos, todo aquello parecía muy importante para él, a su parecer. El hecho de que ella estuviera ahí no era casualidad.

—El destino no se puede cambiar –dijo el lobo.

¿A qué se refería con eso?, pensó Bombón.

—Tienes que aceptarlo tal y como es –siguió diciendo.

Bombón no entendía, estaba confundida. ¿Qué quería decir con aceptar su destino?

—No juegues en su contra porque terminarás perdiendo y tarde o temprano acabarás junto a él, junto a tu inevitable futuro –dijo al tiempo en que se iba desvaneciendo.

No quería que se fuera, no entendía nada. Bombón tenía en su cabeza muchas preguntas, preguntas que tal vez él podía responder. Pero, su pasaje al mundo de lo desenredado y comprensible se estaba desvaneciendo, literalmente.

— ¡Espera! –gritó intentando parar todo aquello.

Todo se estaba oscureciendo, de repente aquel hermoso lugar se encontró envuelto en unas oscuras tinieblas, que todo lo apagaban a su paso. Bombón no se podía mover, estaba paralizada. Las tinieblas avanzaban sin ella poder hacer algo. ¿Qué estaba pasando? ¿Qué era todo aquello? La oscuridad llegó a sus pies. Trató de pedir ayuda, pero una vez más no pudo, traicionada por su propio cuerpo. La oscuridad la fue envolviendo poco a poco, ella logró escuchar "El destino no se puede cambiar". Hasta que la oscuridad la envolvió por completo.

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¿Qué tal les pareció? n.n

Esta es mi primera historia, aunque, en primer grado me mandaron a hacer una… en segundo también… En fin ustedes me entienden, así que se podría decir que soy una principiante.

Tengo que decir que me costó un poco el nombre, primero pensé en el que tiene: "Espíritus del Bosque", luego lo pensé y decidí ponerle: "La Cucaracha", pero luego lo pensé mejor y decidí ponerle: "Esto", al final lo pensé mucho mejor y decidí dejarlo como estaba u.u. Es difícil eso de los nombres. En fin les doy un consejo, no nombren su historia "La Cucaracha" si la historia no tiene nada que ver sobre eso.

¡Espero que les haya gustado! Es corto debido a que este es como una introducción a la historia, el comienzo de todo.

Si desean pueden dejar un comentario n.n (carita para ser cool).

¡Saludos y muchas gracias por leer!

IdeasBizarras