Volver a la vida normal después de haber muerto, haber sido ascendido a un plano superior de existencia y haber sido envidado de vuelta a la Tierra con el disco duro de memoria sin información, no era la situación más fácil para Daniel y más cuando todo el mundo se empeñaba en tratarlo con pies de plomo.

Daniel odiaba eso, pero sobretodo, lo odiaba cuando lo hacía alguien como Jack, su mejor amigo, su compañero, su… no Jack no había sido nada más, o al menos no lo había recordado todavía.

Desde el primer momento en el que se había encontrado con Jack en aquel planeta en el que había aparecido, a pesar de no tener ningún recuerdo de él, sabía que el coronel tenía algo especial, no estaba seguro de lo que era entonces, pero con el tiempo, al pasar los días, se fue dando cuenta que su relación con él había sido más grande de lo que podría haber pensado en un principio, aunque no tanto como su corazón le pedía al ir recuperando la memoria.

Sin embargo, Jack no le trataba igual y Daniel no sabía porque era. Tal vez el coronel no quería que recordara ciertas cosas y por eso no le hablaba de ellas o tal vez se sentía algo incómodo después de haberle perdido una vez. Daniel no lo sabía, pero él si que se sentía incómodo con Jack por su extraño comportamiento.

Quería decírselo, le gustaría hablar con él, pero no se atrevía, no quería hacerle sentir mal y por eso se había cayado, a su pesar no dijo nada y dejó que las cosas ocurrieran solas, que el tiempo colocara los recuerdos en su sitio y las relaciones donde debían estar. Para ello, se centró en su trabajo, en las nuevas tablillas que habían encontrado, en los cristales que habían traído del planeta de Jonas y este trabajaba con él.

Apenas conocía al nuevo integrando del SG-1, no porque no se acordara de él, si no porque nunca había llegado a conocerlo, con la excepción de haberse sacrificado por él. Pero no se lo reprochaba, simplemente lo había hecho porque había sentido que debía hacerlo. Al fin y al cabo Jonas también se había sacrificado por él, había estado a punto de morir cuando aquel Jaffa le disparó y Jonas se puso en medio. Estaban en paz.

Los dos compañeros se entendían bien, todo el mundo decía que eran exactamente iguales y Daniel estaba empezando a creérselo, le gustaba trabajar con él, pasaban casi todo el tiempo juntos y al menos de esa forma dejaba de pensar en Jack, en sus sentimientos por él, en lo que nunca le había dicho.

"La tablilla no dice nada nuevo." Jonas suspiró y se recostó en el asiento, frotándose los ojos cansados después de tantas horas de trabajo tan poco fructífero. "¡Qué pérdida de tiempo tan grande!"

Daniel dejó de mirar la pantalla del ordenador por un momento y se volvió hacia su amigo. "Deberías descansar un poco, llevas toda la tarde con eso." Jonas sonrió, le hacía gracia que le dijera eso, cuando él era el primero que podía pasar toda una noche encerrado en el despacho, investigando alguna inscripción que le pareciera importante.

"Supongo que tienes razón, pero esto es tan frustrante, siempre me parece que estamos un poco más cerca de encontrar la ciudad perdida y luego resulta que no." Jonas volvió a suspirar, bajo la atenta mirada de Daniel.

Se dio cuenta que los ojos de su compañero estaban clavados en él, pero no dijo nada, no le importaba, aunque más bien le gustaba que le hiciera caso, porque él mismo ya se había fijado en Daniel, pese a no habérselo dicho.

"¿Por qué nos vamos a cenar a algún sitio?" Jonas arqueó las cejas, ¿realmente Daniel le estaba pidiendo una cita? No iba a negar, que él había deseado decirle lo mismo a Daniel demasiadas veces, pero el miedo al rechazo y a que ya no se comportara igual con él, se lo había impedido. "Para aclarar las ideas, tal vez así nos venga algo nuevo a la cabeza."

Falsa alarma, pensó Jonas, ligeramente desilusionado porque la fantasía hubiera durado tan poco tiempo. Sin embargo, no le importó demasiado, ahora podía pasar todo el tiempo del mundo con Daniel, aunque sólo fuera cenando y hablando de trabajo.

"Tal vez tengas razón, no nos vendría mal cambiar un poco de aires." Jonas se levantó de la silla y rodeó la de Daniel que estaba sentado a su lado. Intentó pasar sin mirarle tan descaradamente como había hecho otras veces, pero le era difícil no fijarse en alguien que le gustaba tanto.

"¿Por qué no te vienes a mi casa?" El silencio se adueñó del despacho, mientras los dos se miraron. Jonas estaba confundido, cuando ya creía que Daniel sólo quería despejarse para luego seguir trabajando, ahora resultaba que le invitaba a su casa.

Daniel también se había dado cuenta de lo que había dicho, porque no había pensado cuando había hablado, no le había parecido tan raro decir aquello, al fin y al cabo sólo se trataba de pasar un rato con un buen amigo, que le trataba con total normalidad. No tenía porque ocurrir nada más, en el caso de que pudiera ocurrir algo.

Su cabeza estaba hecho un desastroso lío, no sólo sus recuerdos, sino también sus sentimientos, que no sabía cuales eran exactamente, ni como cuanto de grandes, ni por quien concretamente. Pero al fin y al cabo ya lo había dicho, la invitación había sido hecha y ahora sólo podía esperar para saber cual era la respuesta de Jonas.

"¿De verdad quieres que vaya a tu casa? Vaya, en mi planeta nos cuesta mucho dejar que los extraños entre en nuestra casa. La verdad es que es todo un placer para mi que me lo pidas." De no haber vuelto la cara en ese momento, Daniel hubiera visto como Jonas comenzaba a ruborizarse, pero por suerte, estaba demasiado ocupado escuchando lo que decía, como para fijarse en su expresión.

"¿Quién ha dicho que tu seas un extraño para mi?" Sin darse cuenta Daniel se mordió el labio antes de seguir hablando. Extraño no era una palabra que fuera a usar nunca con Jonas; se le ocurrían muchas definiciones posibles, pero extraño no entraba en su vocabulario sobre su amigo. "Somos amigos y aquí los amigos van a casa de sus amigos a pasar un rato juntos."

"¿Solos tu yo?" Jonas sonrió y desvió la mirada, mientras Daniel sintió que no podía apartar la mirada de esa sonrisa tan tierna que tan bien le hacía sentir siempre. "Quiero decir si…"

"Si, solos tu y yo." Le cortó Daniel. Se había dado cuenta de lo que su compañero quería decir y de lo que le costaba hacerlo, así que decidió ponerle las cosas fáciles, ya que la situación había tomado ese cariz.

"Bueno, supongo que estaría bien, al fin y al cabo trabajamos juntos." Jonas se volvió a acercar a la mesa, apoyando una mano sobre ella y volviéndose hacia Daniel. Nunca se le había dado bien eso de ligar, después de todo, su vida se había centrado siempre en los estudio y en el trabajo, por lo que no había tenido demasiado tiempo para las citas. Sin embargo, ahora todo parecía distinto con Daniel, mucho más fácil incluso, tanto como para atreverse a flirtear con él. "Podríamos conocernos mejor, hablar de nosotros."

Las miradas de ambos se juntaron en ese momento. Ambos sabían perfectamente de lo que estaba hablando el otro y todo aquello parecía haberse convertido en un juego de adivinar lo que quería la persona que tenían delante, aunque cuando por fin sus miradas se perdieron dentro de la del otro, los dos se dieron cuenta que querían lo mismo y el juego acababa de pasar al siguiente nivel.

La puerta se abrió de golpe en ese momento. "Chicos no creo que perder la vista entre tanto papel y artilugios de los antiguos sea lo más recomendable para el equipo." Jack dejó hablar, pues ninguno de los dos se había vuelto hacia él mientras hablaba. Pero no le hizo falta para saber lo que estaba ocurriendo allí, lo que había interrumpido él y lo que se arrepentía de haber tenido que ver.

Daniel se volvió de golpe al darse cuenta que ya no estaban solos. El momento se había roto, aunque la invitación seguía en pie y Jonas no se la había rechazado. Al volverse hacia Jack, Daniel no había perdido la misma sonrisa con la que estaba mirando un momento antes al otro.

"Jack, perdona no te había oído entrar. ¿Ocurre algo?" Desde donde estaba, junto a Daniel, pues todavía no se había movido de allí Jonas tragó saliva.

Había conseguido mantener en secreto sus sentimientos por Daniel durante el mes que había pasado desde el regreso de este; pero de la noche a la mañana, justo en el momento en que había comenzado a tontear con él y que además no había sido rechazado, tenía que haber entrado el coronel y verlo todo. De haber podido hubiera deseado que se le tragara la tierra.

"No, ya veo que estáis muy ocupados. Os dejaré solos." Jack remarcó tanto esa frase, que tanto Daniel como Jonas, pudieron sentirla como si se tratara de un cuchillo atravesándoles.

"No, no estamos ocupados, en realidad nos marchábamos ya." Daniel creyó ver que Jack cambiaba su expresión y que se relajaba, sin embargo, esa ilusión duró muy poco.

"Entonces si te apetece podemos ir a tomar algo, desde que has vuelto no hemos tenido tiempo para charlar, ya sabes, como en los viejos tiempos." Jack echaba tanto te menos los viejos tiempo, sobretodo cuando no estaba Jonas entre medio de ellos dos.

Daniel echó una mirada rápida a Jonas, que ahora tenía su mano puesta sobre la silla en la que seguía sentado Daniel, por no poder ponerla sobre su hombro, seguramente, eso hubiera sido demasiado violento para todos.

"Lo siento Jack, pero acababa de quedar con Jonas para que se venga a cenar a casa, todavía me siento un poco extraño allí y así podremos seguir estudiando todo lo que hemos encontrado." Jack volvió a ponerse serio, no sabía que la relación, que no sabía ni que existía un momento antes, fuera tan en serio como para que Daniel se lo llevara a casa.

"Ah, bueno pues entonces que os lo paséis bien y si se os hace tarde, siempre te puedes quedar a dormir con Daniel." De haber podido, Jack hubiera matado con la mirada a Jonas, que al verlo, dio un pequeño paso hacia atrás, no estando del todo seguro si realmente había visto esa amenaza en la mirada del coronel, ¿estaba marcando su territorio frente a él?

Antes de que Daniel pudiera decir nada más, Jack desapareció de la puerta, no quería escuchar ninguna explicación más por parte de Daniel y mucho menos que le diera detalles de lo que iban a hacer esa noche, pues no quería empezar a imaginarse lo que esos dos podrían hacer solos en casa de Daniel, después de la mirada que les había visto intercambiarse con él delante.

"Si quieres que dejemos lo de esta noche para otro día, por mi no hay problema." Jonas se separó de la silla de Daniel y se sentó sobre la mesa, mientras su compañero se levantaba.

"¿Dejarlo para otro día, por que?, ¿Lo dices por Jack? No te preocupes seguro que se le pasa pronto." "Y si no que hubiera dicho algo, que hubiera dicho que estaba celoso, podría haber demostrado de alguna forma que le importa que pueda estar con Jonas. Tal vez en realidad, no le importa lo suficiente."

"Daniel, ¿estás bien? Te has quedado tan callado." Daniel volvió a mirar a Jonas, cuando se dio cuenta que se había levantado y que lo tenía delante, apenas a unos centímetros de él, tan cerca que podía ver hasta lo más profundo de sus ojos y que el resto de la habitación desaparecía.

"Si, claro, no pasa nada." Daniel se decidió entonces, si Jack no había dicho nada, si no le había dicho que le había molestado verle con otro, era porque no en realidad le daba igual y Daniel ya no quería esperar más. Lo había intentado, se le había insinuado demasiadas veces pero nunca había conseguido atraer la atención de Jack. Ahora le había llegado el momento de apostar por quien si tenía toda su atención puesta en él. "Jack tiene razón, vamos a terminar muy tarde esta noche, ¿Por qué no te quedas directamente a dormir?"

Jonas dudó un momento sobre lo que decir, porque en realidad se había quedado sin palabras, eso ya no era la invitación de una cita, era mucho más, algo que Jonas no había visto venir. Por ello, las palabras se le habían atragantado y por mucho que hubiera intentado decir algo, le hubiera sido completamente imposible.

Entonces lo decidió, Daniel había dado el paso que él necesitaba para dar el suyo y ahora era su turno. Dio el paso que le faltaba para poder tocar a Daniel y moviendo sus manos con lentitud, las colocó sobre la cintura del otro. Esperó unos segundos, temía que Daniel se alejara de él por hacerlo, pero no se movió, sino que sonrió e hizo el mismo gesto, sólo que Daniel no se detuvo, acercó a Jonas todavía más hacia él y finalmente le besó.

No estaba seguro desde cuando tenía tantas ganas de probar sus labios, pero llevaba días observándole, fijándose en todo momento en sus movimientos, en su sonrisa dibujándose en su boca, en sus ojos cuando se emocionaba al estar seguro de haber encontrado algo, pero sobretodo en sus ojos cuando lo miraba, porque le había pillado mirándole igual que lo hacía él, le había pillado, pero no había dicho nada, no quería hacerle sentir mal o simplemente ridículo.

Pero ahora eso ya daba igual, porque estaba besándole, estaba tocándole, acariciándole tal y como había soñado durante días y semanas y Jonas no le había rechazado como había temido, sino que le devolvía el beso, suspiraba mientras se besaban y le tocaba, moviéndole hasta que la mesa le impidió seguir retrocediendo. Daniel se sentó sobre la mesa, sin separarse de Jonas, que se apretó todo lo que pudo contra él, mientras dejaban que sus manos y sus bocas terminaran de hacer el trabajo.

Así, cuando se volvió a abrir la puerta y Sam apareció allí, ninguno de los dos se dio cuenta, ninguno la vio quedarse paralizada durante un momento, sonrojarse como nunca le había pasado y por supuesto ninguno le vio asesinar con la mirada a Daniel, afortunadamente para ella, nadie sabía lo que llevaba sintiendo por Jonas desde hacía unos meses, sobretodo después de descubrir que, por el momento acababa de perder su oportunidad.