Kuroshitsuji no me pertenece, es propiedad absoluta de sus creadores.
Hola criaturitas nocturnas, ¡este es mi primer fic de esta serie! ¡Hoy les traigo una historia súper mega ultra plus rara! Creo que soy la primera en imaginar esto, si estoy en un error ¡avísenme! ¡Espero les guste tanto como a mí me gusta escribirla!
Sin más rodeos ¡Empecemos!
Capítulo 1:
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Para un demonio, los humanos no eran nada más que comida, un simple recipiente que contiene la mejor sustancia de vida. Su sabor depende de lo vivido por la persona, mientras más pura más dulce, y mientras más tóxica más salada. Todo a gusto del paladar de un demonio. Esas son las almas, que no tenían ningún otro fin en el mundo-según ellos- que terminar en el estómago de algún ser oscuro.
El problema venía en que hay ciertos humanos que practicaban el exorcismo, y ciertamente no hacía un muy lindo efecto en ellos los demonios; a veces hasta los pulverizaban, todo dependía de la fuerza espiritual del humano, aunque a veces los de arriba los ayudaban.
Hablando de problemas, el antes mencionado fue el que lo dejó en tal estado. Apenas y podía arrastrar sus pies, tratando de seguir con vida, aunque no tenía ninguna. Para un demonio como él, que había traído hasta la misma peste, aquello fue irreal –como todo-. Definitivamente debió haber algún ángel involucrado con aquel estúpido hombre que se hacía llamar la mano derecha de dios.
Ridículos humanos.
Decidió observar a su alrededor y saber si se encontraba en peligro. Notó que se mantenía en pie gracias a las paredes de un oscuro callejón, lleno de basura, que ahora era manchado por su sangre, podía ver la luz de las calles transitadas a un poco más de 10 pasos desde donde se encontraba. Su respiración estaba acelerada mientras agarraba a duras penas su abdomen ensangrentado por la enorme herida que poseía. Siguió arrastrándose gracias a la pared tratando de llegar a las iluminadas calles por el sol, seguramente algún humano imbécil lo veía y tratando de ayudarle él robaría su alma, así podría regenerarse aunque sea un poco para salir de ahí.
Para su enorme desgracia, chocó con un cubo de basura y rodó al suelo a tan solo 5 pasos del final del oscuro callejón. Soltó un quejido de dolor tras el golpe, maldiciendo a todos y a cada uno de los humanos y los ángeles. Le dolía mucho su herida, de hecho, estaba perdiendo el conocimiento. Todo le daba vueltas.
Un maullido
Aquel maullido hizo que apenas lograra levantar su mirada del suelo para fijarse en un hermoso felino blanco de ojos verdes con cascabel que lo observaba curioso sentado frente a él, podía decir que hasta le brillaban los ojos, pero tal vez se debía a que lo veía borroso todo y la luz del sol que entraba al callejón lo dejaba casi ciego.
–Niffe–La voz se oyó lejana, pero la sombra de la falda del vestido de alguna mujer que entraba al callejón le afirmó que se encontraba cerca. Escuchó como dio un grito ahogado de sorpresa.
Él sonrió angustiado. Se sentía tan débil que no podría devorar el alma de aquella joven que no lograba ver bien. Tal vez y era su fin. Sintió el calor de una caricia en sus cabellos más la misma voz de antes, pero no alcanzaba a identificar que decía. Ni siquiera tenía fuerza para mostrar lo sorprendido que se encontraba por el actuar de aquella intrépida joven. Todo se le fue oscureciendo poco a poco, perdía el conocimiento.
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…
La punzada de dolor logró hacerle abrir los ojos con desespero mientras se quejaba dándose cuenta que no se encontraba en el oscuro callejón de segundos atrás. Incorporándose con mucho dolor, apenas y logó sentarse recostado al cabezal de la cama King donde se hallaba con una camisa blanca, notó que se hallaba en una habitación. Extrañado recordó a un gato blanco de ojos verdes y la voz de una joven.
Levantó la camisa que portaba para observar su herida que ya se hallaba vendada. Seguramente aquella joven había salvado su vida. Aunque claro, no hacía falta ya que su sistema de recuperación es muy rápido –o no quería admitir que si no hubiera sido por ella se hubiera muerto-. Una vez la viera le agradecería de la mejor manera que sabía: Robaría su alma.
–Veo que ya has despertado–La dulce voz hizo que levantara su mirada pero se detuvo segundos antes al ver como el mismo felino del callejón se le acercaba ronroneando.
Después de prestarle atención al minino, levantó su mirada hacia la joven que se acercaba con una bandeja con comida. Entreabrió los labios algo sorprendido mientras la veía acomodar las cosas para que pudiera comer bien y sin problemas. Debía admitir que la joven –de seguramente 17- era linda. Sus lindos bucles rubios se ondeaban graciosamente con cada movimiento que hacía. Que hablar de sus profundos ojos azules y aquella blanca y tersa piel que a simple vista se vía que poseía.
–Debe de estar hambriento después de tres días sin despertar–Le sonrió dulcemente, sin ninguna mascara. Esperen… ¿Tres días? ¡¿Llevaba tres días dormidos?! Escuchó una pequeña risa proveniente de la joven que lo observaba divertido, tal tenía alguna mueca de molestia–No tiene que preocuparse–Ella dejó su comida en una bandeja y se la colocó en el regazó con cuidado.
Él observó la bandeja y la comida, podía ver su reflejo devolviéndole un joven de cabellos negros y ojos rojos, era su forma humana. No iba a comer, los demonios no comían eso y nunca lo harían.
– ¿Sucede algo?–Preguntó ella abriendo una de las gavetas de un mueble sacando algunas vendas, alcohol y toallas. Pero él no la observó ni respondió– ¿No es de su agrado?–Volvió a preguntar acercándose a él con los utensilios antes mencionados pero nuevamente él no respondió–Si no me respondes no sabré que sucede–Ella apartó la bandeja de él dejándola en una mesa de noche a su lado y se sentó en la cama abriéndole los botones de la camisa.
Él abrió sus ojos sorprendido mientras agarraba las muñecas de ella deteniendo así su acción para que lo observara confundido y después soltar una pequeña risa–Tranquilo, sola quiero ayudarte–
La observó fijamente fundiendo su mirada con la de ella, buscando segundas intenciones escondidas –como las de todas las mujeres que había conocido- pero no encontró nada, cosa que lo extrañó demasiado.
– ¿Quieres ayudarme?–Preguntó haciendo que la joven respingara en su sitio aun siendo agarrada por él al escuchar su voz.
–Si–Asintió sin dudas en su voz.
–Entonces…–Comenzó con su tono juguetón mientras se acercaba ella–conozco una mejor forma en la que me ayudarías–Debía robar su alma ahora.
Justo a unos centímetros de sus labios sintió como la joven le daba un pequeño y juguetón zape en la cabeza haciendo que retrocediera incrédulo. ¿Cuándo se había soltado de su agarre?–No deberías de pedir algo así, mucho menos en tu condición. –Ella agarró nuevamente los botones de la camisa de él y terminó su antigua tarea quitándole la ropa dejando al descubierto su pecho y su abdomen vendado–A parte, nunca lo haría con un extraño–Le sonrió con gracia mientras le quitaba las vendas dejando ver la herida que había sido cocida a la perfección.
Ella agarró una toalla, la empapó de alcohol y limpio la herida sintiendo como el joven herido se contraía seguramente por el ardor y el dolor que el alcohol provocaba. Una vez terminada esa acción volvió a vendarlo con nuevas vendas y le ayudó a colocarse la camisa.
–Me sorprendes–Admitió ella–A pesar de llevar tres días sin comer, has podido recuperarte muy rápido. ¿Seguro que no deseas comer?–Le preguntó amablemente con una sonrisa a lo que él negó.
– ¿Por qué me ayudas?–Preguntó confundido.
–La pregunta es–Ella agarró la bandeja y camino hacia la puerta– ¿Por qué no?–Le sonrió antes de marcharse dejándolo solo con aquel felino que se había acomodado en su regazo.
El observó al felino en su regazo que ronroneaba mientras se restregaba contra él. Lo acarició sintiendo su suave pelaje quedando casi hipnotizado con el acto, más a su mente volvía la joven rubia de ojos azules. Entrecerró el ceño extrañado del comportamiento de aquella humana que no había caído en su juego, cosa muy, pero MUY extraña.
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¿Qué les pareció? ¿Se imaginan quien es la joven? No es un OC como tal, aparece en la serie. ¡Déjenlo en sus comentarios!
