La verdad es que tengo que agradecer a los miles de fanfics que e tenido que leer en los últimos días porque si no esta idea no habría salido. Me e inspirado en un prompt de un fanfic que leí hace un par de días y espero que sea la mitad de gracioso. Aunque seguramente no lo sea.

...
¿No es copiar si es solo inspirado no? XDXDXD


Advertencía: MerlinxArthur Yaoi


Era una mañana preciosa y Merlin acababa de empezar su turno en la cafetería de su amiga Gwen. Los dos llevaban solo un par de semanas abiertos pero al parecer la fama de la pequeña tienda se había extendido de boca en boca así que de empezar con solo ellos dos habían tenido que contratar a un poco mas de personal.

Lancelot había sido el primero en ofrecerse para el trabajo y Merlin sabía que el convencer a Gwen para contratarlo había sido una muy buena idea porque los dos habían conectado inmediatamente y ya llevaban saliendo un par de días. Merlin nunca había estado más contento por su amiga.

Gwaine había venido después y aunque el hombre parecía un irresponsable tenia mano con los clientes, o mejor dicho clientAs así que Gwen lo había puesto de turno de tarde para estar sirviendo cuando las mujeres fueran llenando el local para tomar el café con sus amigas.

Percival había sido el último en llegar y su ingreso se había visto condicionado por dos cosas. La primera que era un gran amigo de Lanclot, la segunda que aunque sus manos parecían las de un gigante las cosas que cocinaba con ellas estaban deliciosas. Así que nada más probar uno de los postres que el gigante había echo Gwen le había mandado a llenar todo el mostrador con muestras de sus maravillosas tartas. Merlin aun se rechupaba los dedos al recordar una tarta de limón que había echo el día anterior, se había vendido en minutos.

Y él mismo, el gran Merlin, se encargaba de abrir el local por las mañanas y esperar a que llegara Gwen para así empezar a servir los primeros cafés del día que solían ir a parar a manos de ocupados empresarios amargados y secos, al menos la mitad de las veces. En otras ocasiones llegaba gente como Leon que además de alegrarle la vista a Merlin por la mañana siempre parecía venir con una sonrisa amable puesta en la cara.

Pero en otras...

Y justo hablando del rey de roma, allí va que entra por la puerta. Arthur Pendragon había ido por primera vez a la cafetería hacía ya dos días y siempre que llegaba interrumpía la pacifica mañana de Merlin.

El hombre llegaba con su traje y con el ceño fruncido gritando por el móvil y exigiendo su orden de café. Y casi siempre parecía tener un problema con este porque después de darle un trago lo miraba como si fuera el mismísimo demonio, al café, no a Merlin, porque no solo no bajaba la voz al entrar si no que el muy desagradecido no había nunca levantado la mirada hacía su barista. Y no es que Merlin quisiera que el otro le mirara, no, para nada. Y que fuera extremadamente atractivo tampoco importaba...bueno quizás un poco, pensó Merlin sonrojándose. Pero la razón era obvia, el pelo dorado que parecía tan suave y cuidado, los ojos azules tan intensos...aunque Merlin seguía sin haberlos visto dirigidos hacía él si que había echo un poco de investigación sobre el tal Arthur para descubrir, que claramente era portada de varias revistas, y que por supuesto que esos dos ojazos azules estaban en el centro de la maldita portada tentándolo. Maldito sensual Pendragon.

Pero por supuesto que sus ensoñaciones sobre el atractivo Arthur Pendragon se vieron interrumpidas por el mismo Arthur Pendragon cuando se puso a gritar como un desquiciado por el teléfono móvil sobre no se que papeles perdidos sobre a saber que empresa. Sin dirigirle una sola mirada también le gritó su orden cosa que Merlin cumplió regruñendo.

-Aquí está su Americano, son... -y antes de que pudiera si quiera decir el precio el idiota dejó en la mesa un billete de cinco tomó su café y se fue por la puerta aun gritándole al del otro lado de la linea telefónica.

Gwen por supuesto cuando volvió de atender una de las mesas le sonrió.

-Te ha dejado propina

-Y yo le voy a dejar un día el café en la cara

Al medio día durante su tiempo libre Merlin se encontró sentado con Gwaine en una de las mesas de la cafetería quejándose del sensual rubio que le molestaba durante sus amadas mañanas de trabajo. Gwaine por supuesto había empezado a tentarle con hacerle alguna que otra broma pesada pero Merlin intentaba mantener la compostura, no quería que Gwen perdiera clientes por su culpa.

-Pues haz algo más sutil, como escribir su nombre mal en la orden, o poner cosas como "soy batman"

-...Pensará que soy un idiota, y te sigo diciendo que lo dejes ya. Nunca te debería haber contado mi último disfraz de halloween

-Oh venga, pero si en las fotos estaban monisimo, señor Batman -La mirada agotada de Merlin consiguió que Gwaine lo dejara por ahora, pero en algún momento volvería a mencionarlo, solo para molestar un poco más a su amigo. Aunque tampoco es como si lo necesitara, a Merlin le sobrabas las cosas con las cuales tomarle el pelo, como por ejemplo su nombre, o sus orejas, o su torpeza, o su...bueno ya lo había dejado claro, pensó Gwaine aguantandose la risa -Vale, pero ahora en serio, si tanto te molesta pues no le atiendas

-No puedo hacer eso

-Pues échale por hacer ruido

-No está prohibido tener una pelea por el móvil

-Pues...me e quedado sin ideas "legales"

-Gwaine -sonriendo el otro camarero hizo como si se cosiera la boca antes de levantarse e irse a servir otros clientes. Merlin ahora solo dejó caer su cabeza contra la superficie fría de la mesa para pensar un poco. No sabía porque Arthur le molestaba tanto, había otros clientes que tenían cosas raras, como por ejemplo Cenred que cada vez que venia no le quitaba los ojos de encima a Merlin, incluso cuando se traía a su supuesta novia Morgause lo hacía. O esa joven chica Freya, que cada vez que terminaba con su café parecía sufrir algún tipo de trasformación de adorable gatito a pantera asesina, Merlin algún día pensaba en servirle algo que no tuviera cafeína, por su proprio bien. Pero allí estaba la cosa, había gente rara y había gente molesta, pero él se centraba en Arthur, dios esperaba no estar pasando por nada raro como una conexión espiritual o esas chorradas que su abuelo Kilgharrah soltaba. Volvía a oír hablar sobre destino, almas gemelas y monedas y se pegaba un tiro.

Finalmente Merlin levantó la cabeza de la mesa y decidido cogió sus cosas para irse. Mañana las cosas iban a cambiar.

Durante todo el turno el joven barista no pudo contener su nerviosismo, iba a hacer algo estúpido, iba a hacer algo muy estúpido pero lo estaba deseando. Estaba asustado, emocionado, nervioso, impaciente y Gwen ya le estaba mirando como si le faltara nada para llamar a una ambulancia, o al psiquiátrico para asegurarse de que no se les hubiera escapado ningún loco.

Pero por fin Arthur cruzó la puerta de la cafetería con el móvil en el oído y como siempre pidió su café americano de 3 euros para llevar a nombre de Arthur. Con calma Merlin siguió el procedimiento de siempre hasta que con el bolígrafo en una mano, y la copa en la otra escribió "Arfur" y le pasó la copa al cliente.

-Aquí está su Americano, son 3 euros -Arthur agarrando el móvil con el hombro se puso a rebuscar entre los bolsillos su cartera y dejó con fuerza las tres monedas en el mostrador antes de desaparecer con su copa en la mano sin ni si quiera echarle un vistazo. Merlin se quedó allí de piedra durante un segundo antes de empezar a sentir algo en su pecho, se sentía vacío, había esperado cualquier cosa menos ser ignorado completamente después de haber tenido el valor de hacer algo así.

Suspirando siguió trabajando, tal vez al día siguiente recibiría alguna reacción.

Otra vez se levantó con impaciencia y prácticamente salió corriendo hacía la cafetería y aunque sirvió de forma eficientes todos los cafés algunos de los clientes lo miraban algo preocupados de que le pasara algo grave en la cabeza. Pero Merlin no podía concentrarse en eso, el necesitaba una reacción de parte de Arthur y la iba a conseguir. Cuando llegó la hora Merlin volvió a decepcionarse porque Arthur seguía hablando por el teléfono sin hacerle ni caso. Ahora otra vez molesto más que travieso o nervioso preparó el café y en la copa escribió "Excalibur".

-Aquí tiene su caf... -los tres euros volvieron a aparecer en la mesa y en esta ocasión Arthur bebió de su copa antes de hacer una mueca y salir del local...otra vez sin decir ni mu.

Cuando se lo contó a Gwaine y a Lancelot aquella tarde los dos reaccionaron de formas distintas, mientras que Gwaine se echó a reír y no parar, Lancelot lo miró con un gesto de pena e inseguridad, como si no estuviera seguro de que tratar así a un cliente estuviera bien. Y por supuesto que el buen y honesto caballero Lancelot iba a pensarlo de esa forma, malditos corazones puros.

-Oh dios -dijo Gwaine entre risas y casi sin aire -no me puedo creer que hayas conseguido el par de huevos que necesitabas para hacer algo así

-Oye ¿estás insinuando algo Gwaine?

-Naaaah, siempre has molado Merls, es solo que a veces eres un poco soso -Lancelot aun con gesto inseguro interrumpió la conversación echándole una mirada algo reprobatoria a su compañero.

-Merlin está bien como está, eres tú que eres demasiado Gwaine

-...Vale, lo retiro, tú eres soso Lancy

Y viendo que con sus amigos no iba a llegar a ninguna parte Merlin simplemente siguió haciendo lo que había echo aquella mañana y la anterior.

Así la copa de Arthur vio pasar su nombre de "Arfur" a "Excalibur" a "BICdragon" a "Camelot" a "King Arthur" a "La espada en la piedra" a "El elegido" a directamente recibir dibujos bastante buenos de dragones, espadas y castillos, pero daba igual que intentara, Arthur parecía empeñado a ignorarlo.

Hasta que un día Merlin cansado ya de haber pasado dos semanas y media inventándose cualquier cosa para llamar la atención simplemente puso Arthur a secas y le pasó la copa.

-Son tres...

-¿Hoy no hay dibujo? -...Merlin el cual había estado mirando aburrido hacía la ventana de la tienda parpadeó un par de veces antes de girarse hacía Arthur el cual parecía estar hablando por teléfono un momento -no, no te lo decía a ti, estoy hablando con el barista...Si, el del rey Arturo, no...cierra la boca. Nos vemos luego en la oficina -y dicho eso Arthur, por primera vez desde que vino a la cafetería, apagó el móvil y miró hacía Merlin -estaba esperando ver que ibas a dibujar hoy

-Ah...yo, b-bueno, y-y-yo no sé...aaaah -Merlin empezó a notar como sus mejillas iban calentándose pero al menos se esforzó en controlar su mandíbula para no dejar la boca abierta como un idiota, aunque por la sonrisa que Arthur llevaba en la cara podía estar seguro que no lo estaba consiguiendo.

-Debo decir que al principio no sabía muy bien que estabas haciendo, pero al final estaba esperando ansioso a lo que se te ocurriera escribir

-Gritabas mucho por la mañana -dijo como tratando de darle una explicación por su comportamiento fuera de lo normal, a lo cual Arthur le respondió con una sonrisa divertida.

-Lo siento, suelo pasar por aquí de camino a la oficina y siempre suele haber malas noticias. Papeles extraviados, mi inútil secretario, mi padre pidiéndome que vaya directo a su oficina nada más llegar. Todo muy estresante pero tus comentarios -dijo mientras señalaba la copa -me alegraban bastante la mañana

-Ah...entonces, si no te importa -y dicho eso Merlin volvió a tomar la copa y el bolígrafo para añadir algo más además del nombre. Cuando terminó lo que Arthur pudo ver era "Que Arthur, rey de los gritones tenga un buen día en su reino de incompetentes" todo escrito muy junto pero con una buena letra.

-Gracias Merlin -y dicho eso Arthur dejó en la mesa un billete de cinco y un papel con escrito un numero de teléfono. Después de guiñarle el ojo tomó su copa y le dio un sorbo haciendo una mueca -arg, amargo

-Creía que hacías esa cara porque no te gustaba

-Hago está cara porque está amargo, y aunque me gusta, es muy amargo

Aquella misma tarde cuando Merlin se lo contó a los demás estos no parecían capaces de creérselo hasta que el mismísimo Arthur entró por la puerta y le indicó a Merlin con la mano si salía. Con una sonrisa muy amplia de las que hacían que la gente se preguntara si se había escapado de un asilo Merlin tomó su chaqueta para salir con su nuevo novio.

Al final ser un idiota valiente le había salido bien.