¡Hola! Este es el primer fic que escribo. La verdad estoy muy nerviosa por publicar este fic, pero me encantaría que lo leyeran y me dieran su opinión. Esta idea se me vino a la mente ya que me encantan los bebés y el naruhina, así que esa será la pareja principal (también aparecerán otras a lo largo que avance la historia). Sin más que decir, lean y opinen, por favor.

PD: Los personajes de esta historia no me pertenecen.

Mamá por primera vez

No… no puede ser… - se dijo para sí la morena en casi un susurro.

No… no… no… - se volvía a repetir, tratando de convencerse que lo que veía no era cierto.

En realidad ella no esperaba ese tipo de noticia, es decir, siempre se había desmayado por su estúpida timidez. Todos en su casa se habían acostumbrado a verla caer de un momento a otro, pero como su médico siempre decía "eres una chica un poco nerviosa… jaja… debes controlar tu respiración sino tendrás que aprender a vivir en el suelo… jaja…". No le cabía en su cabeza que ahora que pronto saldría de la enseñanza media, tendría un bebé.

No puedo creer que tendré un bebé - se decía mientras secaba sus lagrimas. A decir verdad comenzó a llorar desde que compró ese test de embarazo. "Necesito a Naruto" fue lo único que pudo pasar por su cabeza.

La chica salió de su habitación y miró el pasillo. Al parecer no había nadie en casa. Se calmó un poco. "Creo que nadie me ha escuchado" suspiró tranquila, pues con los nervios no había pensado que su familia podría escuchar sus sollozos. "Aunque no se hubieran inmutado" se dijo mentalmente para salir de su casa. Así es, su familia no la tomaba en cuenta: su padre no le dirigía la palabra a menos que fuera para regañarla o para recordarle que lo había decepcionado, su hermana nunca le escuchó gracias a que su padre se había encargado de formar una imagen muy equivocada de lo que Hinata era y su primo la había odiado por lo mismo, sin embargo este último tiempo y gracias a su amado logró hablar con Neji y arreglar sus problemas. Pero, Neji no era su familia directamente, era sólo su primo, lo quería como si fuera su hermano, mas él no era más que eso, su primo.

Espero que esté en casa… - Hinata repetía mientras corría por toda la calle.

Al fin llegué… - dijo al parar frente a un pequeño edificio. ¿Por qué tiene que vivir en el tercer piso? – Se decía mientras subía la escala lo más rápido que podía.

Al llegar al tercer piso y al estar frente a la puerta, pensó todo con más calma. ¿Cómo explicarle al despistado de su novio que pronto serían padres? En realidad no sabía que iba a empezar a hablar, pues lo difícil no sería decir "estoy embarazada", lo difícil sería decir "SEREMOS padres". Se suponía que ella y su novio se casarían como habían soñado, con una carrera y un trabajo estable, pero recién estaban en cuarto medio y ni siquiera pensaban en trabajar.

"Bueno aquí voy" – Pensó con decisión. Levantó su mano y golpeó la puerta.

¿Quién es? - Se escuchó desde el interior.

Naruto, soy yo… -

¿Hinata? ¿Qué haces aquí? – El chico dijo con sorpresa mientras abría la puerta.

Naruto… yo… -

¡Pero no te quedes ahí pasa! – Dijo muy emocionado el rubio. Siempre que Hinata lo visitaba lo llenaba de alegría. Ella lo era todo para él.

Hinata sólo atinó a mirar hacia el suelo. No lograba moverse, sus piernas no le respondían y sus brazos le pesaban más de lo que podía sostener.

¿Qué sucedió…? – Naruto le preguntó con preocupación. Él la conocía a la perfección, los dos años que habían estado juntos más los años que fueron amigos le ayudaron a aprender cada gesto, movimiento o palabra y el significado que conllevaba cada uno.

… -

¿Qué sucede…? - Volvía a preguntar, sólo que esta vez lo hizo con más fuerza. Tenía la impresión de que "su suegro" era el responsable del estado de su novia. En realidad siempre que Hinata llegaba a su casa sin aviso, su padre la había regañado o, en algunos casos, la había golpeado.

Naruto, yo… necesito hablar de un asunto muy importante… - Dijo aún no muy convencida de lo que tenía que decir.

Espero que no sea acerca de tu padre, si es eso yo mismo iré a tu casa y conocerá al demonio que llevo dentro… - Dijo muy enojado. El sólo recordar que Hinata llegó muchas veces muy dañada (psicológica y en algunos casos físicamente) y que no podía hacer nada porque su amada le rogaba que no hiciera alguna locura y siempre dando la escusa de que su padre los separaría si lo provocaba, hacía que le hirviera la sangre.

No sé si mi padre se relacione con lo que hablaremos - Hinata trató de escucharse más calmada, ya que si su novio seguía pensando que su padre le habría hecho daño, él era capaz de irse directo hacia su casa y golpear a cualquiera que se cruzara por su camino. "Trata de que no se altere, el muy tonto no se da cuenta de lo que hace cuando está furioso…". Recordó como el mejor amigo de Naruto le daba consejos acerca de su amado.

¿…? - Miraba a su novia con duda, mientras le agarraba la mano y la arrastraba hacia el interior de su departamento.

¿No quieres entrar? Aquí no lograremos hablar… los vecinos son muy chismosos - Dijo esto último en un susurro que hizo que Hinata mostrara una pequeña sonrisa. Naruto sabía cómo alegrar a su chica, a su pequeña princesa.

Sí… sí… entremos - Hinata por fin lograba mover sus piernas, al mismo tiempo que su novio besaba sus labios al pasar por el marco de la puerta.

Y bien, ¿qué es de lo que quieres hablarme? – Dijo sin rodeos el muchacho. A él le gustaba que le dijeran las cosas de frente e inmediatamente.

Naruto, sabes que no me he sentido muy bien este último tiempo ¿verdad? –

¡No me digas que te vas a morir! – Le gritaba y abrazaba a la vez, ya que estaban sentados en el sofá que se encontraba en el vestíbulo de su departamento.

¡¿Qué? – Respondía la chica con un nerviosismo que Naruto pudo notar. No, no… - Se calmó para seguir hablando. Lo que sucede es que tú… yo… - Se arrepintió en el último segundo, tendría que pensar muy bien las palabras.

Si no estás enferma, ¿qué te sucede?... El pasado mes has estado viviendo en el suelo… jajaja – Reía con nerviosismo. No le gustaba ver a su amada débil y con marcas de todas las caídas que había tenido. En el fondo, él estaba muy preocupado por lo acontecido, pero no quería bombardear a Hinata con todas las preguntas que siempre le hacían sus amigas acerca de su salud. Él sabía que ella le negaría toda información. Ella nunca gustó de preocupar a las personas, es por eso que jamás se dio cuenta de lo pasaba en su casa hasta que llegó a conocerla mejor y, por descuido de Sakura, escuchó la verdad. El padre de Hinata la odiaba porque su hija no cumplió con sus expectativas y lograba expresar todo el enojo que sentía, sin importarle los sentimientos de su princesa. Sin embargo, ese no es un motivo suficiente para odiar a una hija, debe haber un motivo mucho más importante. Siempre se repetía lo mismo cuando Hinata llegaba como hoy.

Sí… jajaja… Hoy me decidí a corroborar lo que sospechaba… - Miró a Naruto esperando que él leyera sus ojos y no tener que explicar la situación.

¿Qué quieres decir con eso? – Preguntó más intrigado.

… mmm… -

¿…? – El chico arqueó una ceja.

Desde ahora en adelante me pareceré mucho a Sakura e Ino y no sólo yo sino que también tú te parecerás a Sasuke y a Sai y los seis tendremos algo en común – Habló con la mayor seriedad y facilidad que pudo lograr.

Naruto la miró serio. No pronunció ninguna palabra durante unos minutos, Hinata pensaba que Naruto había tomado la noticia muy bien hasta que el chico decidió abrir la boca.

Sabes, no entendí lo último que dijiste – Decía mientras esbozaba una gran sonrisa de confusión.

Hinata muy sorprendida, sólo atinó a sonreír. Su rubio tenía una cabeza muy dura. Mientras tanto el muchacho veía como su novia le tomaba de las manos. Ella se dio cuenta que la mejor forma de hacer que el chico comprendiera la situación, era decir sólo una frase.

Seremos padres… - Por qué no dijo esto desde un principio. Se hubiera evitado todo el esfuerzo de más.

Naruto abrió sus ojos hasta más no poder. "Seremos padres". Nunca pensó que esa frase la escucharía a tan corta edad. Es cierto que es un cabeza dura, pero hasta él sabía el significado de ella. Hinata estaba embarazada y él era el responsable de su estado.

Naruto, ¿estás bien? – Preguntó con miedo de la respuesta. La verdad es que ella no pensaba que Naruto la dejaría sola, aun así no evitaba sentir miedo.

Hinata… yo… -

"No, por favor no me digas que me dejarás. No creo que lo hagas, pero…" – No terminó la frase dentro de su cabeza cuando sintió que los labios de su amado hacían contacto con los propios. Al principio se sorprendió, pero luego se dejó llevar. En ese beso, él trasmitió todo lo que sentía con la noticia: preocupación, miedo y felicidad… Felicidad, sí felicidad, el rubio desde pequeño soñaba con tener una familia propia, claro que no a la edad de 17 años, aunque eso no le interesaba mucho, tener una familia con Hinata no sabía cómo, pero lo hizo sentirse el hombre más feliz de la tierra.

Después de ese lindo beso, no se separaron de inmediato sino que el rubio acurrucó a la morena sobre sus piernas y se recostaron en el sofá sin decir nada. Pasaron las horas y con ellas se fueron las fuerzas de la chica, haciendo que esta cayera en un profundo sueño. Naruto miraba cada sección de su cuerpo. No había tenido el tiempo de observar cada curva, lo bien formada que estaban hasta que llegó a su vientre, aunque no estaba descubierto la blusa que usaba la chica era lo bastante ajustada para notarlo fácilmente. De pronto un pensamiento le vino a la mente, en ese vientre estaba creciendo el fruto del amor entre él y ella. Dos sensaciones le dominaban, felicidad y miedo.

Esas horas le habían ayudado a pensar mucho mejor las cosas. Pudo comprender lo que Hinata quería decir con que pronto se parecería a Sakura e Ino y él a Sasuke y Sai, pues Sakura e Ino también estaban embarazadas.

"Y pensar que yo interrogaba a Sasuke para saber si conocía de preservativos" – Rió para sí.

Sakura e Ino tenían alrededor de cinco meses. Eso era raro, ya que habían quedado embarazadas en el mismo momento, además de que las dos eran mejores amigas. En el liceo, los profesores y muchos de sus compañeros sabían de ello por lo que muchas veces las miraban mal y las trataban como si tuvieran alguna enfermedad contagiosa. A ellas no les importaba, ya que sus novios, Hinata y Naruto y, no hasta hace mucho, sus padres las apoyaban.

"Ojalá que no te traten igual que a las chicas" – El rubio se dijo con algo de melancolía. Ya había pensado en la reacción de su suegro. "Ufff… por lo menos estarás conmigo y no dejaré que te pase nada" – Terminó de decirse para luego quedarse dormido al lado de la que sería parte de su futura familia.