Hiromu Arakawa, la Vaca Sagrada, es dueña y señora de FullMetal Alchemist.
«El crimen mata a la inocencia para conseguir un premio y la inocencia lucha con todas sus fuerzas contra los intentos del crimen.» —Mαximilien Robespierre.
Bαlαs de sαlvα
I
Infαntilismos
El sonido de una limpia carcajada le llegó a través de los cristales de la ventana, seguido inmediatamente por el alegre ladrido de un can.
Riza Hawkeye reconoció aquella risa nada más oírla y soltó un largo suspiro. En el gran escritorio de madera caoba de su superior los papeles por revisar dormían pacíficamente en dos pulcras filas, y el general Roy Mustang brillaba por su ausencia en su lugar de trabajo. La joven teniente decidió entonces ir a buscarlo y, casi en respuesta, se oyó otro ladrido y una nueva carcajada.
Los pasillos que daban a los jardines del cuartel del Este se hallaban vacíos y silenciosos, naturalmente, dado el día en el que se encontraban. A Riza, sin embargo, aquella quietud le sabía a soledad por alguna razón que desconocía.
Lo encontró con las manos en la masa: acuclillado sobre el césped, Roy Mustang miraba a Black Hayate correr sin cansancio intentando sin éxito cazar a una mariposa amarilla.
Ella observó la escena en completo silencio. Cada vez que su pequeño can daba un salto especialmente elevado miraba al general con ansiedad y agitaba la cola, este reía y el perro ladraba, al parecer, orgulloso por su logro.
—Hayate, conmigo —llamó el general. El animal obedeció mansamente y se acercó meneando la cola—. Quien como tú, amigo mío. —Y volvió a reír.
Riza oyó aquella risada una vez más. Supo de inmediato que no era aquella risa falsa que en el pasado el general daba a manos llenas a quien quisiera oírlo. Era una risotada sincera.
Se sintió ligeramente sorprendida al percatarse de aquello. Hacía mucho tiempo que ella no oía esa risa genuina de los labios de su superior, tal vez desde antes del fallecimiento del general de brigada Hughes. Lo observó con más detenimiento. Él lucía una gran sonrisa en el rostro aniñado. Riza pensó que en aquellos momentos incluso aparentaba menos años de los que en realidad tenía.
«¿Es usted feliz, general?», se preguntó la mujer sin dejar de mirarlo.
—Amigo mío, te tengo una sincera envidia —dijo el general acariciando suavemente la cabeza del animal—. Tú no sabes nada, ¿verdad? No necesitas distraerte de nada, ¿cierto?
Black Hayate gimió y se acercó rápidamente al general, a quien dio un gran lengüetazo en la mejilla. El hombre fingió sorpresa y cayó de espaldas en el césped, riendo de nueva cuenta. Aquel gesto le recordó a un niño pequeño y feliz con su nuevo amigo.
—¡Basta, Hayate! ¡Si tu dueña nos viera ahora mismo nos fusila a los dos!
Riza, desde su rincón, sonrió. Comprendió en aquel momento que ciertos comportamientos de su superior eran, a su modo, justificados.
La causa, de nuevo, fue aquel espectro llamado Ishval. Ishval y todo lo que vino después. Aquella ingente masacre había cambiado para siempre la vida de ambos. Tanta culpa, tanto dolor y tanto asco hacían mella en los corazones de las personas, y estas luchaban a su modo para no caer en el abismo de la locura.
Su arma fue, sin duda, la rutina. Los papeleos sin fin y la vigilancia estrecha a su superior y a sus compañeros, Black Hayate en sus horas más tristes y Rebecca en las más animadas.
Las defensas de Roy Mustang era más superficiales al ojo de las demás personas: una ronda de tragos con sus amigos, una risa vacía, la compañía de alguna mujer… ¿Quién osaría a pensar que el veleidoso general abrazaba la compañía de un animal como algo valioso? Nadie, solo ella.
—¿Quién diría que un hombre como yo aspira a ser un perrito como tú, eh?
Él estaba lleno de fantasmas implacables, Riza lo sabía: aquellos eran sus mismos fantasmas.
—¿Qué se siente no saber, Hayate?
La procrastinación eterna, los pueriles enfrentamientos con Edward (que seguían aún cuando el muchacho ya no trabajaba bajo el mando del general), las escapadas esporádicas del trabajo y ese aire de perenne desenfado…
Eran un todo. Armas en una lucha constante por mantener la cordura.
Ella no pudo evitar sentir condescendencia hacia el general.
—Parece que tu ama se niega a dejar su escondite, Hayate —dijo el general y dirigió su mirada a la mujer—. ¿Viene a regañarme por no cumplir mis obligaciones, teniente?
—¿Desde cuándo…? —preguntó Riza, sorprendida y algo avergonzada por haber sido descubierta, apretando la carpeta que llevaba contra su pecho.
—Desde el primer momento, teniente. —Roy Mustang se levantó de un salto, se acomodó los pliegues del uniforme, y volvía a ser todo regio en un instante.
Black Hayate volvió a su labor de dar caza a la mariposa. De vez en cuando el animal daba ladridos y saltitos alrededor del pequeño insecto.
—Señor, le recuerdo hemos venido aquí para revisar todo el papeleo referente a la construcción de la escuela primaria en Ishval. —Riza carraspeó y le ofreció la carpeta a su superior—. La reunión con el consejo en tres días.
—Es domingo, teniente —suspiró Roy. En sus ojos oscuros había cierto brillo infantil—. A excepción de los guardias de turno y nosotros, no hay nadie aquí.
—General —objetó ella—, el objetivo era adelantar el trabajo, pero usted…
—Ya, ya —atajó Mustang—. Vamos, entonces. Pero déjeme decirle que su mascota es una compañía mucho más amena que el papel, la tinta y el tedio de trabajar un fin de semana.
—Tal vez con un café recién hecho le resulte más ameno, señor —propuso ella y él asintió en respuesta.
Mientras iban caminando juntos por los pasillos que se dirigían a las oficinas del general, Riza Hawkeye recordó la escena anterior y las carcajadas genuinas de Roy Mustang resonaron en su mente, y se preguntó cuándo las volvería a oír de nuevo.
«Es usted tan pueril, general —pensó la mujer sin dejar de seguirlo—. Si las cosas hubieran sido distintas, ¿sería de este modo su vida?»
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¿Se merece un review?
Bitácorα de Jαz: Siendo justos con en general, muchos –incluía su servidora- buscamos la forma de mantener a la cordura en paz. La que sea.
Balas de salva será una serie de historias cortas RoyAi narrada de distintas maneras, tiempos y puntos de vista. Cosas sencillas. Porque just I can't con esta OTP. No estoy segura de cuántos capítulos serán, pero espero que muchos.
¡Jajohecha pevê!
21 de Mayo de 2016, sábado.
