El mundo, está distribuido para que haya toda clase de personas, por lo que, por muy solo que te encuentres en algún momento de tu vida, nunca lo estarás. Lo más seguro, es que haya una persona que intentará entenderte, de una mejor o peor manera. Pero siempre, siempre, habrá una persona que te entienda a la perfección. Una persona, que aunque no te conozca, sepa exactamente lo que estás sintiendo, debido a que ha pasado por una situación similar a la tuya. Es una de las cosas buenas que tiene el mundo: por mucho que lo pienses, nunca estarás solo.

La gente, gracias a ese sentimiento de intentar sentirse protegida, comprendida, amada, respetada… Busca a una serie de personas que desarrollen esa acción: ¿Estar protegida? ¿Quién te puede proteger más que un padre o una madre?; ¿Sentirte comprendida? ¿Quién te comprende mejor que tus amigos o tu hermano?; ¿Sentirse amada? ¿Quién mejor que tu… persona especial?; ¿Sentirte respetada? ¿Quién mejor que tus abuelos?

Esos sentimientos, sólo pueden florecer en conjunto ¿a quién vamos a engañar? Es cierto que puedes protegerte a ti misma, que hay poca gente que te comprenda mejor que tú, puedes amarte a ti, y solo a ti, respetarte… Pero no es lo mismo que estos sentimientos se realicen por ti sola, que por terceras personas. He aquí la formación de los "grupos".

En los "grupos" nos podemos encontrar diferentes clases: está el grupo familiar y el grupo de los amigos.

La familia, es aquel grupo de personas, que siempre estarán ahí, por muy mal que vayan las cosas… Podemos encontrarnos a los abuelos… ¡Oh los abuelos! Son las personas que más nos consienten a nosotros, los nietos; podemos encontrarnos a nuestros compañeros de aventuras: los primos; a aquellos que siempre nos preguntan por el novio y el colegio: los tíos; a aquellos que siempre, aunque metas la pata hasta el fondo, te van a seguir cuidando: los padres; y dependiendo de la persona, puedes tener o no, la suerte de tener, no sólo un compañero de aventuras, que para eso ya están tus primos, sino que también un cómplice: un hermano.

Los amigos son aquellos que están contigo en los buenos y en los malos momentos. Son aquellos a los que, si por algún motivo, les tienes que llamar por teléfono a altas horas de la madrugada, no te ignoran y siguen durmiendo, sino que te contestan e intentan ayudar. Es aquel que se ríe contigo y es aquel que llora contigo. Un amigo es esa persona que sabe cuando te encuentras mal sin necesidad de preguntarte. Es aquel que se "auto invita" a tu casa, ni siquiera pregunta si puede ir, directamente aparece allí. Ese, es un amigo. Normalmente, en el propio grupo hay diferentes personas… Hay uno que le gusta mucho el deporte, otro que le apasiona la lectura, uno muy listo… Por eso, los grupos de amigos funcionan tan bien, porque unos se complementan con los otros. Tú te puedes encontrar grupos de amigos en el trabajo, en el instituto, en el colegio, en la universidad… Pero… ¿en un hospital? También los hay ¿no?

Hospital de San Mungo; viernes 19 de abril de 2013

Harry cierra la revista encima de la mesa plegable y resopla, la aparta con un poco de brusquedad y se estira en cama. Mira hacia el techo y vuelve a resoplar.

¿Qué te pasa ahora Harry? –dijo Sirius sin despegar su mirada del ordenador portátil.

Que me aburro, ¿qué mas va a pasar? Esto es un rollo… si por lo menos tuviera compañero de habitación… Pero no…

Harry, a Colin le dieron el alta ayer, deberías alegrarte… -dijo mientras levantaba la mirada del ordenador para clavársela en la de su ahijado.

Lo sé, y lo hago… pero es que aún así… ya me podían haber traído a alguien más… digo yo…

Sirius sonrió divertido mientras empezó a negar con la cabeza. Harry era así: impaciente, histérico y siempre tenía que hacer algo. Odiaba estarse quieto y por culpa de su enfermedad, esa habilidad de la movilidad le fue algo arrebatada. Sirius cerró el portátil y se levantó de una de las "cómoda" sillas que había en las habitaciones para los acompañantes de los internos.

¿Quieres que vayamos a ver a Dumbledore? –preguntó mientras se estiraba.

No, ahora está en rehabilitación… iré más tarde a verle… -dijo mientras empezaba a jugar con una pelotita anti estrés.

Entonces, voy a ir a…

¡Buenos días chicos! –gritó la señora Pomfrey mientras entraba en la habitación-. ¿Cómo estás Harry? –dijo sonriéndole cariñosamente.

Aburrido. –dijo en un bufido mientras lanzaba la pelota al aire y la cogía en el vuelo.

Bueno, creo que eso se puede arreglar… acaba de llegar tu nuevo compañero de habitación… Pasa querido, pasa… -dijo mientras se hacía a un lado para dejar pasar a un chico flacucho, de nariz respingona, grandes manos y ojos azules. –Este es Ron y ella –dijo mientras señalaba a una mujer regordeta, bajita y de pelo rojo.- Es su madre: Molly. Los trasladan desde el hospital de Gregorio Marañón.

¡Encantado! –gritó Harry emocionado. Sirius rió por la nariz al ver su entusiasmo.

Bueno, os dejo chicos… pasaré más tarde para ver como os encontráis. – y sin más que añadir se fue.

En la habitación se hizo un silencio. Ron, serio y pálido como si hubiera visto un fantasma se dirigió a su cama y empezó a deshacer la maleta. Molly, a su vez, se quitó el abrigo y lo metió en el armario. Harry miraba a Ron con suspicacia, intentando adivinar cuanto tiempo llevaba enfermo. Por la extrema palidez, las grandes ojeras y su inexistente sonrisa, prácticamente se podría decir que le acaban de dar la noticia, pero el estar calvo, sin ningún pelo en la cabeza daba que intuir que hacía tiempo que lo sabía, de hecho, seguro que ya había pasado algún ciclo de quimio, por el contrario, no tendría sentido que le afeitaran la cabeza tan rápido.

Soy Harry, encantado de conoceros. –dijo con una sonrisa.

El placer es mutuo Harry –dijo Molly con una sonrisita.

Y… ¿Por qué te trasladaron de hospital? –le preguntó Harry.

Porque mañana me van a operar y el cirujano que lleva la operación está aquí… -dijo sin parar de desdoblar las camisetas.

Ah… y ¿de qué te operan? –Ron, en ese momento, dejó de quitar las camisetas y clavó su mirado azul en la verde de Harry-. Me van a cortar una pierna, tengo ahí el tumor y la única forma de extirparlo es cortándola-. Harry no dijo nada, simplemente se le quedó mirando-. Adoro estos silencios… -dijo Ron con una mueca-. No sabes que decir ¿eh? No todos los días te llega una persona diciendo que te van a quitar una pierna ¿verdad? Las caras que ponéis son para…

Ronald, ya basta. –le regañó Molly.

No pasa nada Molly –dijo Harry encogiéndose de hombros y esbozando una sonrisa-. Mira… -dijo mientras se quitaba la sábana de encima de las piernas. Ron apartó la mirada automáticamente-. Lo gracioso es ver las caras cuando le enseñas a la gente que te falta una pierna… -dijo con burla. Sirius rió con ganas.

Yo… no sabía… -empezó.

¿Cómo ibas a saberlo? Anda, no es para tanto… me mantengo en pie perfectamente mira… -y acto seguido Harry se levantó de la cama mientras se agarraba a la mesita de noche buscando equilibrio. Cinco segundo después, ya estaba erguido completamente, sin apoyarse-. Eso sí, te cansas más rápido, pero te acostumbras… -comentó mientras se volvía a sentar-. ¿cuánto tiempo llevas con quimio? –dijo arriesgándose.

Un mes y medio… -respondió mientras se sentaba en frente de él, en su cama-. ¿Tú? –dijo mirando su cabeza rapada.

Vaya un novato… ¿Eh Sirius? –dijo mientras le sonreía.

Completamente… -dijo asintiendo con una sonrisa-. Por cierto, no me presenté… Soy Sirius… el padrino de Harry. Encantado de conoceros y… ron… ya verás cómo no pasa nada- dijo mientras le guiñaba un ojo. Ron le sonrió a modo de contestación.

Sirius, tú no eres importante… así que no hables… -dijo Harry a modo de broma mientras se giraba para mirar a Ron-. Llevo un año y medio.

¿Un… año y medio? –dijo Ron mientras abría la boca considerablemente.

Ajá… -dijo riendo por la cara de Ron-. Oye ¿qué te parece si te enseño esto? La planta está bastante bien…

Claro… ¿Mamá puedo…? –empezó a decir Ron.

Claro que sí Ron, ve con Harry mientras yo me quedo a desempacar la maleta…

Harry se puso de pie y Ron hizo amago de ir a ayudarlo pero Harry le rechazó rápidamente con la cabeza. Ron miró para Sirius a ver si ayudaba a su ahijado, pero él se había sumergido de nuevo en su ordenador. Harry empezó a saltar a la pata coja hasta llegar a la silla de ruedas que estaba al lado de la puerta. Se sentó en ella, colocó los pedales y comenzó a hacer girar las ruedan con sus manos para que comenzara a andar. Ron le quedó mirando unos segundos, pero empezó a seguirlo automáticamente.

¿Quieres que te empuje? –dijo mientras se situaba al lado de su silla.

Para nada, es más: odio que me ayuden. Ni se te ocurra volver a plantearlo -dijo serio.

El pequeño paseo por la plante transcurrió con normalidad y Harry le fue explicando a Ron quién vivía en cada habitación y que enfermedad tenía cada uno. La enfermedad más abundante era la que ellos compartían: cáncer.

Harry se dirigió a los ascensores y se metió en uno de ellos. Ron le siguió mientras fruncía el ceño.

Pero… ¿podemos ir a otras plantas diferentes a la nuestra? –dijo extrañado.

No, supuestamente no podemos… pero nunca te dicen nada… si te pillan fuera de tu planta te miran con cara de pena y te dicen "Bueno, de esta vez te la paso, pero que no vuelva a suceder" –dijo mientras ponía una voz aguda. Ron rió y ambos salieron del ascensor.

¿En qué planta estamos? –preguntó Ron.

No lo sé, la verdad… -dijo Harry mientras empujaba su silla-. Mira, allí hay unos asientos vamos a que te sientes e investigamos…

Los dos chicos se fueron a la pequeña sala con asientos y Ron, agradecido se sentó mientras suspiraba. Apenas habían andado, pero su pierna izquierda se cansaba con rapidez… su pierna izquierda… mañana ya no tendría pierna izquierda.

Creo que ya sé en que planta estamos… -dijo Harry en un susurro.

¿En cuál? –susurró él en el mismo tono.

Trastornos alimenticios –contestó una voz femenina que procedía de una chica (a la cual, le cubría el rostro un grueso libro titulado: Daniel Radcliffe y las reliquias de la muerte) sentada en frente de sus asientos.

¿Trastornos alimenticios? –preguntó Ron con una mueca.

Eso he dicho… -dijo mientras bajaba el libro. Una chica adolescente, delgada, extremadamente delgada, de pelo marrón, algo enmarañado, y grandes ojos café les mira con curiosidad-. ¿Vosotros no deberíais de estar en la quinta planta? –dijo mientras colocaba el marca páginas y cerraba el libro con suavidad, como su fuera un tesoro.

Tú los has dicho: deberíamos. –dijo Harry sonriendo-. Le estaba enseñando el hospital a este de aquí, que es nuevo. Por cierto, me llamo Har…

Harry Potter… lo sé-. Harry le miró con algo de miedo en los ojos, puesto que él no lo conocía de nada-. Conozco a Albus… me ha hablado un ciento de veces de ti: chico de ojos verdes, con cáncer, sin pierna izquierda, silla de ruedas y una cicatriz en la frente… Dudo que haya muchos como tú… -dijo sonriendo.

¿Conoces a Albus? –dijo Harry sonriendo. Fuera quien fuera esa chica, si a Albus le caía bien, a él también le caería.

¿Quién es Albus? –preguntó Ron.

Claro que lo conozco… -dijo la chica ignorando por completo al compañero de Harry-. Es un gran hombre… muy sabio… soy Hermione, Hermione Granger… y… ¿Tú eres? –dijo mientras miraba a Ron frunciendo el ceño.

Ron Weasley.

Encantada de conoceros chicos… -dijo Hermione con una sonrisa.

Hermione… es la hora de la comida… -dijo una enfermera mientras se acercaba a ella. Hermione puso cara de pánico y empezó a respirar irregularmente.

Pero… es que… ¿ya? –dijo con miedo-

Sí. Tienes cinco minutos para despedirte. A las dos y media te quiero en el comedor.- Hermione asintió y tragó saliva duramente. Harry y Ron se le quedaron mirando hasta que Harry cortó el silencio.

Hermione… ¿te animas a una fiesta esta noche? –dijo Harry animado.

¿Una fiesta? –preguntaron Ron y Hermione a la vez. Uno con la sorpresa escrita en sus ojos, la otra con curiosidad.

Sí, tú fiesta.- dijo mirando a Ron-. La fiesta de despedida de tu pierna.

¿Despedida de tu…? Oh… -dijo Hermione mientras bajaba la mirada al comprender.

No sabía que iba a haber una fiesta… -dijo Ron mientras rodaba los ojos.

Pues claro que la habrá…

Hermione, al comedor ¡ya! –gritó la enfermera. Hermione se levantó del sillón rápidamente.

A las doce y media en la habitación 216 de la quinta planta… -susurró Harry-, ¡Hasta mañana Hermione! –dijo mientras agitaba su mano en el aire.

Hasta… mañana chicos… -dijo Hermione sonriendo.

Hasta mañana… -dijo Ron con una sonrisa.

La tarde pasó entre risas por parte de ambos chicos. A las seis y media Harry se tuvo que marchar para ir a rehabilitación por culpa de la pierna, debido a que le habían operado hace cinco meses. Una vez allí, se sentó en la camilla, ató la goma elástica al lado izquierdo y empezó a subirlo y a bajarlo lentamente.

¿Qué tal vas Harry? –dijo una voz gastada.

¡Albus! ¿No tenías rehabilitación por la mañana? –dijo Harry mientras se apoyaba en sus hombros para ver mejor al anciano de barba y pelo blanco.

No, al final me cambiaron para las seis de la tarde… haremos rehabilitación juntos –dijo mientras reía.

Sí, yo con mi pierna y tú con las cervicales… ¿cómo te van, por cierto?

Mejor, mucho mejor… -dijo mientras comenzaba a pasar los dedos por una pared llena de escalinatas pequeñita.

¿Sabes qué? Tengo nuevo compañero de habitación. –dijo Harry sonriendo.

¿Ah sí? –preguntó mientras se colocaba las viejas gafas- ¿Cáncer?

Sí… el mismo que el mío… mañana le operan de la pierna… -dijo con una pequeña mueca-. Y también conocí a Hermione… nunca me había hablado de ella…

Oh… la joven e inteligente Hermione Granger… es una gran chica… -dijo mientras fruncía el ceño-. ¿De verdad que nunca te he hablado de ella? –Harry niega con la cabeza y Albus frunce aún más el ceño-. Vaya mi cabeza… -dijo mientras negaba con una leve sonrisa-. Debes de estar muy contento, entonces… conociste a dos personas nuevas hoy.

Sí… bueno, debería… pero no sé…

¿qué pasa Harry?

Es que… al final va a pasar lo de siempre: a Ron le darán el alta, Hermione también se irá porque se recuperará de lo que quiera que tenga… y yo… seguiré aquí metido. Enfermo. –dijo con mala cara.

No tiene porque pasar eso Harry…

Sí, va a pasar y tú lo sabes. No sería la primera vez y mucho menos va a ser la última.

Pues para eso… es mejor que mantengas una relación firme. No te digo que te hagas sólo tu amigos… haz un grupo Harry.

¿Un grupo? –preguntó mientras paraba de hacer los ejercicios y se dedicaba a atender a Albus.

Un grupo, eso he dicho… cuando era más pequeño, en la escuela, teníamos un grupo, en el que estábamos siete persona… cada uno tenía una característica diferente: uno era el líder, otro era el segundo líder, que sería líder si no hubiese un líder, uno era el listo, otro el guapo, uno el imprescindible, el deportista y la chica-. Dijo mientras sonreía-. Éramos diferentes, pero juntos, nos complementábamos unos a los otros.

Un grupo… -dijo Harry en un susurro.

Eso, te garantiza el estar unidos, puesto que, aunque a alguno de vosotros os den el alta, os visitaréis mutuamente… porque un grupo de amigos, siempre, siempre, permanece unido.

Bueno, aquí estoy yo con mis alocadas ideas… un nuevo fanfic después de meses y meses sin escribir… Espero que os guste y sea de vuestro agrado. Es una historia larga… de hecho, va a ser bastante larga y os aviso: la historia no es exactamente feliz; me explico: sí, habrá momentos felices y divertidos, pero tened en cuenta que es una historia basada en un hospital y las cosas no son de color de rosa.