Batman se dio la vuelta y se dispuso a irse.
Selina no sabía qué hacer, como decirle a él que no podía solo alejarse, dejarla sola, que no era su deber sacrificarse por las ingratas personas de Gótica.
Le entraron ganas de tomarlo por el brazo y gritarle, suplicarle que no se fuera, que no le arrebatara la única oportunidad de amar que tenía en años.
Porque sí, al parecer su corazón no había entendido la idea general de no enamorarse, y había terminado por quererlo.
Aún se preguntaba como había ocurrido, sin poder asimilarlo. Y entonces recordaba el momento en que lo vio, con su bastón y barba desaliñada, y no pudo evitar pensar que a pesar de llevarle muchos años y tener una apariencia descuidada, mantenía una actitud de irresistible Playboy que le hizo temblar las piernas.
Y también rememoraba el momento en que lo traicionó y tuvo que ver como Bane se encargaba de romper todos y cada uno de sus huesos y descubría la identidad de Batman, el oscuro justiciero, como Bruce Wayne, el coqueto millonario que quedó en bancarrota.
Dios era testigo de como había intentado dejar de sentir Eso por Bruce, más aún cuando vio las miradas que compartía luego de su regreso con Matilda, Mafalda, Miranda... como fuera.
Y ahora, ahí estaba, sin tener idea de como expresar lo que pensaba , lo que sentía...aún a sabiendas de que quizá fuera la última vez que lo vería.
Entonces ocurrió. Reunió valor, tomó su brazo y, sin dudar un segundo más, lo besó.
Porque dicen que un beso dice mas que mil palabras, y lo suyo no era un adiós, sino un《Hasta Luego».
