El muchacho de cabello pelirrojo, iba cubriéndose la cara del intenso frió con su bufanda color carmín, paso la calle principal, y siguió adelante hasta una pequeña callejuela que llevaba al barrio más olvidado de todos, un lugar poco común para los visitantes a menos de que se buscara un entretenimiento nocturno muy económico.
Camino por otros 10 minutos, hasta que cruzo enfrente de una vieja panadería que actualmente tenía en la puerta un letrero de cerrado, dio la vuelta en un callejón que lo llevo a espaldas del local.
Encendió un cigarro, estaba harto del frió y el lugar no era exactamente acogedor. Volteo instintivamente creyendo escuchar un ruido a sus espaldas, no vio nada, pero tenía los nervios de puntas, era el peor lugar para estar.
- ¿Quieres morir? – dijo una fría voz a su espalda – no te muevas – sintió una varita clavándosele en la espalda – un paso en falso… - una mano se coloco en su rostro y tiro al suelo el cigarro – deja de fumar, o yo misma te mato – sintió el momento en que su atacante bajaba su arma, y volteo, incrédulo de lo que veía
- Helmans – dijo con ironía el pelirrojo, jugando con su varita
- Pagaras caro – le respondió apuntándole con la varita en el rostro
- ¿Vas a matarme?
- No me retes Ronald
- Vamos Helmans, no me apuntes esa cosa si no tienes las agallas – su atacante clavo en su cuello la varita, sentía el dolor, pero aun así sonreía con autosuficiencia – veo que no las tienes
- Mal nacido – dijo ella furiosa
Tomo la mano de ella, y quito la varita de su cuello, sonrió burlándose aun de ella, y la tomo del cuello y la beso. Había olvidado cuan dulces eran los labios, y cuan suave era su cabello, enredo sus dedos en su melena castaña rizada. Ella lo correspondió abrazándolo fuerte, cuanto extrañaba sentir su cuerpo cerca del de ella.
- Mione – susurro él a su oído – yo….
- No digas nada – dijo ella poniendo su mano en su boca para callarlo – trajiste lo que te pedí
- Ten – dijo sacando un paquete y aventándoselo – no se para que necesitas esta basura, aun no se porque la consumes
- Ron… no empieces de nuevo
- Tu eres mejor que todo esto – dijo señalando al mugroso callejón donde se encontraban
- Ron… sabes bien…
- ¡Ya basta! – dijo el con algo de sarcasmo en su voz – solo viniste por eso, así que vete
- Nos volveremos a ver – dijo la castaña, tratándose de acercar para despedirse de él, pero él la aparto
- No lo creo Helmans, búscate otro que te traiga tu basura, yo ya estoy harto…
La castaña lo miro a los ojos, odiaba ese maldito apodo, pero sin decir una sola palabra más se alejo del callejón, dejándolo solo. Encendió otro cigarrillo y desapareció del callejón.
Ron, había caminado toda la noche, decidió detenerse a comprar un par de cervezas de mantequilla, y visitar a un viejo amigo, entro por la chimenea del departamento de su amigo, este se encontraba preparando el desayuno, y al verlo sirvió un plato extra y lo puso en la mesa de la sala donde se había sentado Ron a beber su cerveza sin decir una sola palabra.
- ¿la viste? – le dijo su amigo
- ¿Qué? – respondió Ron asustado
- Tienes esa cara de haberla visto
- No se de que hablas
- Claro que lo sabes, ni siquiera hace falta que te diga su nombre para que sepas a quien me refiero – dijo mirándolo inquisitivamente - ¿Acaso me equivoco?
- Hace meses que no la veo
- Yo diría que horas
- Sabes mejor que nadie que ella no puede venir aquí, no somos los únicos que la buscan
- Ron soy tu mejor amigo, no me mientas, ¿La viste?
- Para que me preguntas, si ya conoces la respuesta
- Ron….
- No me sermones Harry, hoy no – dijo recostándose en el sillón, y cubriéndose la cara con la almohada
- ¿Cómo esta?
- Tan hermosa como siempre – dijo apenas susurrando – Aun luchando por causas perdidas, ¿Tu como crees que esta?
- ¿Estuviste con ella?
- Harry ¿Con quien me confundes? – dijo irritado aventándola almohada a la pared cerca de su amigo
- Lo siento solo…. – pensó un momento - ¿La besaste?
- No se ni por que vine – no podía engañarlo, no a su amigo, se levanto molesto quería salir de ahí se dirigió a la puerta
- Se lo difícil que es, pero ahora estas con Lavender…
- ¿Lavender? – susurro – teniéndola a ella cerca…. – salio de la habitación dejando solo al muchacho de cabello azabache
Harry se quedo observando su desayuno, aunque su mente se encontraba a kilómetros de distancia, parecía que la calma que había gozado estos últimos días seguro se evaporaría como todo lo demás en su vida.
Aunque para ese mismo día en la tarde su animo se recobro un poco, al llegarle una carta con letra algo ilegible que imaginaba había sido escrita por su amigo dictada por su madre.
Harry:
No olvides que esta tarde estas invitado a comer en la madriguera. Mi mamá te manda saludos, y espera que no faltes.
Ron
Harry sonrió, la señora Weasley siempre había sido como una madre para él, y sabía que la preocupaba más que nada en estos días, y podía jurar que tenía que ver con el próximo aniversario luctuoso de su madre, Lily. Seguro la señora Weasley ya había alertado a Ron para que empezara a planear su semana para mantenerlo entretenido como todos los años, pero Harry y Ron se conocían demasiado para siquiera intentarlo, así que fingían ante la madre del pelirrojo, y Ron le daba todo el espacio que su amigo necesitara.
Pero por el momento tendría que ir a la madriguera, a una de esas reuniones imposibles de evitar, aunque sentía un poco de curiosidad, tal vez si la oportunidad era buena, trataría de sacarle una confesión a su amigo de los eventos del día de ayer.
- Mamá saldremos a casa de Pansy – dijo sonriente la pelirroja entrando a la cocina, ahí de pie junto a la estufa estaba un muchacho de ojos verdes
- Buenas tardes Ginevra
- Harry – respondió molesta
- ¿Querida, donde esta ese novio tuyo? – dijo la señora Weasley que acababa de entrar a la cocina, sin darse cuenta del ambiente tenso que esta tenía
- Me espera afuera
- Ginny, dile que pase
- Es que no quiere
- No la presione señora Weasley – interrumpió el muchacho de ojos verdes – ya sabe como son estos muchachos de ahora
- Harry – rió la señora Weasley y se acerco a él – mi niño pero si tu eres de su misma edad, tu también deberías de buscarte a una muchacha bonita ¿Sabes?
- Lo siento señora Weasley, pero aquella que robo mi corazón ya tiene a alguien más – Ginny lo miro con desprecio cosa que no le paso desapercibida y miro con cariño a Moly – prométame mi señora adorada que si alguna vez Arthur la deja, no dudara en corresponderme
- Harry – rió la señora Weasley - siempre tan bromista, bueno Ginny vete con cuidado
La pelirroja salió de la cocina, aun echando chispas por los comentarios del que alguna vez fuera algo más que su amigo. Se detuvo a un lado del perchero mientras agarraba su bufanda, era irónico usar justo esta cuando iba a salir con Draco.
- Veo que aun la tienes – dijo una suave voz a su espalda
- Harry – la tomo tan de sorpresa que tiro la bonita bufanda color azul con morado, él la recogió y se la dio
- Siempre pensé que te quedaba muy bien – la ayudo a ponérsela
- Harry sabes que esto no esta bien…
- ¿Te la puse chueca acaso? – dijo con una sincera mirada confundida, como odiaba ella que hiciera eso, como podía mentir incluso con su mirada
- No seas tonto – respondió malhumorada, se acerco al espejo y volvió a acomodar la bufanda, aunque él se la había acomodado justo de la manera que ella siempre la usaba y mejor le quedaba, no estaba dispuesta a que Harry James Potter guiara su vida como le complacía, no más.
- Si seguro te queda mejor así – dijo él viéndola con una sonrisa
- ¡Ah! - grito ella de coraje, y se quito la bufanda, "maldita bufanda" pensaba, "porque tenía que escoger esta justo hoy, que este se aparece en mi casa", salio por la puerta principal cerrándola de un portazo
- ¿La hiciste enojar? – dijo una voz burlona a su espalda
- Si
- Harry, serás mi mejor amigo, pero no voy a dejar que sigas tratando así a mi hermanita
- ¿Prefieres dejarla salir con Draco?
- Mínimo el desgraciado la hace feliz – respondió suspirando, pero al ver la cara triste de su amigo lamento haberlo dicho
El lunes por la mañana, el muchacho de cabello azabache, caminaba hacia uno de los edificios más grandes y viejos de la ciudad, acostumbrado como estaba al lugar, entraba ya sin notar la vieja y enorme puerta de madera por donde fácilmente cabía una carreta. El portero, lo saludo, siempre atento a la entrada de todos, Harry paso por el centro del edificio, ahí se encontraba un enorme jardín, donde algunos magos y brujas se encontraban platicando amenamente.
Un mago, de cabello castaño, algo rechoncho, se le acerco por la espalda.
- Harry…. Harry…. Amigo – dijo con el aliento cansado – un poco más despacio por favor…
- Neville, hola – dijo casi ignorándolo
- Vengo detrás de ti, desde la avenida quinta
- Ni cuenta – respondió, aunque su amigo sabía que esto era más que mentira, ya que había notado como este había acelerado el paso notablemente desde que lo empezó a seguir
Subieron al tercer piso, y atravesaron un viejo corredor, cuyos pisos eran de mármol blanco, y estaba flanqueado por algunas armaduras y pinturas que poseían movimiento.
Entraron a la tercera oficina a la izquierda, en la entrada una muchacha muy bonita se encargaba de la recepción.
- Señor Potter, Señor Longbotton – saludo cordialmente
- Señorita Brown – dijo Harry – no quiero que nadie me moleste en el día - ¿Entendió? – lo ultimo lo dijo mirando a Neville, el cual lo ignoro y lo siguió hasta su oficina
La oficina de Harry era la ultima al fondo, la más grande de todas, tenía un hermoso balcón que daba a la calle, estaba decorado con bonitas cortinas de terciopelo carmín, que combinaban con la decoración en colores rojo y dorado que tenía la habitación. Su escritorio era de caoba y las paredes estaban cubiertas por libreros que tenían una selecta colección de libros.
- Neville tu oficina esta al lado – dijo Harry, después de tomar asiento y hojear algunos pergaminos, había notado que su compañero parecía no querer dejarlo solo
- Tengo algo importante que decirte
- Lo que sea, seguro ya lo se – dijo aun sin quitar los ojos de sus pergaminos – y no quiero discutir nada hoy contigo
- Pero…
- Potter – interrumpió una voz desde la entrada
- Lo que me faltaba – dijo para si mismo
- Veo que te da gusto verme
- Malfoy, ¿En que puedo ayudarte? – le pregunto con un tono totalmente falso de interés
- Tenemos una junta en este momento, ¿Acaso lo has olvidado? O es que estas muy ocupado noviando con… - no termino la frase pero miro a Neville
- No sabía que la señorita Brown había renunciado y te habían elevado el puesto de conserje a secretaria
- Que gracioso – respondió con sarcasmo y salio de la habitación
- Eso quería decirte – interrumpió Neville
- Recibí la notificación en la mañana – volvió la vista a los pergaminos – no pienso ir
- Lo se, por eso te perseguí todas esas cuadras y por eso estoy aquí, Harry tienes que ir
- Neville, no tientes tu suerte conmigo – dijo algo molesto, y levanto la vista por primera vez para hablarle
- Alguien me dijo que la vio… - susurro
- ¿Qué?
- Si, la vieron, estoy casi seguro que esta junta tiene que ver con eso…
- No pudieron… - hablaba más con él mismo que con su amigo - ¿O sí?... ¿Quién…
- Dicen que la vieron en un poblado llamado Magnolia…
- ¿Magnolia? – se levanto y guardo algunas cosas en un pequeño maletín
- No Harry – dijo su amigo sosteniéndolo del brazo con la mirada suplicante – no, en este momento, estoy casi seguro que es una trampa, ven a la junta conmigo, y luego te ayudare a buscarla
Harry miro la maleta y después a Neville, ya una vez había tenido razón su amigo y él no había escuchado. Bajo la mochila y lo acompaño rumbo a la sala de juntas, odiaba verle la cara a ese tipo, pero creía que hoy valdría la pena la tortura.
- Veo que se digno a venir señor Potter
- Disculpe la tardanza
- Tomen asiento – dijo molesto – lo que voy a hablar con ustedes es de suma importancia…
Harry odiaba estar en esas reuniones, a veces no recordaba por que decidió ser auror, o por que aun lo toleraba. Con el tiempo todo se había vuelto más complicado y a decir de él, todo lo que hacía era una estupidez. Hacía unos meses que el tipo que más aborrecía había metido sus narices a su trabajo.
Severus Snape, mejor conocido como el asesor del rey, había tenido la brillante idea de autonombrarse director del departamento de aurores del reino. Desde entonces muchas de las cosas habían cambiado, no solo por el hecho de tenerlo que soportar con sus desplantes, sus órdenes, sus discursos aburridos, y sus tontas nuevas disposiciones, si no también por que al parecer todo lo que habían logrado en estos años se estaba desmoronando.
Ahora por tercera vez en la semana se sentaban a discutir un tema por demás hablado, la orden del fénix, o como decían cordialmente sus colegas el desorden de guajolote, y pues no era para menos, pues esta dichosa orden estaba en contra de todo el sistema actual. Cada atentado o disturbio, parecía tener sus comienzos en un grupo de personas que se autonombraban así.
Snape les paso a cada uno una copia del diario el profeta, aunque Harry no dudaba que igual que él todos los presentes habían leído los encabezados del día junto a una taza de café, pero cada uno volvía a poner sus ojos en la primer plana.
"Bombazo en Arlinton"
La autonombrada orden del fénix vuelve a atacar, en esta ocasión ha sido sobre uno de los más respetables y antiguos distritos de la comunidad de Arlinton…
Harry lo había leído tantas veces, que ya no tenía el más mínimo interés, parecía lo de siempre, muchos magos muertos y nada de pistas. Pero Snape pensaba que discutirlo por dos horas haría que la situación cambiara. Estaba ya tan aburrido, que decidió ponerse a jugar con su varita debajo de la mesa, tal vez esta vez lograría algo más que solo atarle las agujetas entre si a los zapatos de Malfoy, tal vez cambiar el tamaño de sus zapatos, y el color de sus calcetines a rosa mexicano.
- Potter – escucho una voz que corto su concentración – acaso te crees tan importante que estas exento de ponerme atención
- ¿Si? – dijo Harry, que no había escuchado nada, Snape bufo y Neville lo golpeo con el codo – perdón no escuche
- Eso ya lo sabemos Potter, Longbotton por que no lo pone al tanto
- Harry, dicen que tienen pistas sobre Granger
- ¿Granger?
- Si ya sabes una de esas cabecillas del desorden ese – interrumpió Draco hablándole como si fuera un tonto que no entendiera – Hermione Granger, la que incendio la casa de tu amigo y le rompió el corazón – dijo riéndose – la que te robo dinero de Gringotts y te dejo inconsciente por dos semanas ¿Recuerdas?
- Si gracias Malfoy por la aclaración, si recuerdo – dijo Harry contestándole con una sonrisa fingida
- Ya basta – Snape golpeo su mano contra la mesa – la vieron cerca de Magnolia, Crabe y Goyle iran a buscarla
- Señor, creo que sería mejor que yo y Weasley la busquemos, ella es muy peligrosa y…
- ¿Weasley? – dijo molesto Snape – no veo que su amiguito siquiera se haya dignado a venir – Harry volteo a todos lados, hasta este momento no se había percatado que su amigo no había venido, de hecho ni siquiera se había percatado quien estaba ahí, más que Malfoy, Neville y claro Snape – ustedes ya han fracasado más de 2 veces en localizar a Granger, creo que prefiero arriesgarme
- Yo ire – dijo Malfoy con orgullo – no fallare se lo aseguro
- No dudo que tendría más suerte contigo en el equipo, pero no, tú y ese par – dijo señalando a Neville y a Harry – tienen una presa más grande que buscar
- ¿Más grande que Granger?
- Alastor Moody
- ¿Moody? – dijo sorprendido Harry, a lo que no tardo en contestar Malfoy
- Vaya que los nombres no se te dan a ti, tenemos que repetírtelo todo dos veces… si G R A N G E R – dijo alargando las palabras – y si M O O D Y – todos los demás presentes rieron
- Gracia Malfoy – dijo con sarcasmo Snape – Alastor Moody, es un pez muy gordo que no podemos dejar escapar, no sabes donde se encuentra en este momento pero sabemos justo donde estará en una semana a partir de hoy, y ese señores será su trabajo, y claro del señor Weasley si decide algún día presentarse a trabajar – dijo aun con una sonrisa maquiavélica en el rostro
Al salir de la junta, Harry aun tenía muchas cosas en la cabeza, Neville, estaba en lo cierto, la habían visto, pero como le avisaría, seguro sin problema podría ella librarse de ese par de tontos, que aun no sabía ni como se habían convertido en aurors. Pero aun no sabía si debía alertarla, después de todo ella estaba del lado contrario, pero eso no dejaba aun lado que alguna vez, ella había sido, pues… importante en sus vidas, y Ron, ¿Como lo tomaría su amigo?
- Apuesto que mueres por ponerle las manos a esa traidora ¿No? – dijo Draco quien lo esperaba justo en el pie de la escalera
- Métete en tus asuntos
- ¿Por qué tu y ese cuñado mió siempre están tan interesados en esa traidora? – dijo marcando la palabra cuñado, cosa que a Harry le irrito
- Por que no se lo preguntas a tu CUÑADITO
- Vamos Potter no te enojes, cuando me case con Ginny, seremos casi familia, digo después de todo pareces el novio de Ron – Harry estaba apunto de golpearlo, aunque no sabía que de todo era lo que más le había hecho rabiar, pero Draco lo ignoro – por cierto quiero que sepas hoy ella será mi prometida así que felicítanos – Draco observo el seño fruncido de Harry, y contento de la reacción que había causado, se alejo riéndose triunfante
Me da gusto saludar a quien quiera que ande curioseando por aquí.
Espero que les haya gustado este primer capitulo, que se realmente no dice mucho de la historia... Solo me gustaria aclarar un pequeño detalle, esta realidad es diferente a la expuesta por J.K., aunque si me tome prestados a sus personajes. Harry vive en un mundo muy diferente, y espero les quede claro en los proximos capitulos con forme la historia vaya avanzando, no me gustaria entrar en muchos detalles, por que todo esta entrelazado.
Es mi primer fic de Harry, asi que espero les agrade!!!
