Nota del autor: Este Fan Fiction no tiene nada que ver con sacerdotisas, robots gigantes, ni nada extraordinario visto en el anime. A pesar de eso, esta historia puede contener violencia. Que lo disfruten.


Otro día en la escuela, otro día en la rutina.

Himeko Hurusugawa, una chica con el cabello largo y rubio de 16 años, no es más que una estudiante como otra cualquiera: no saca sobresalientes aunque tampoco ningún suspenso. Hacía todo lo que podía y, a pesar de tener algo de desconfianza en sí misma.

Sonó el timbre de la escuela y Himeko empacó sus cosas en su maletín para ir a otra clase distinta a la de su buena amiga Makoto.

"Luego nos vemos, Mako-chan." Himeko dijo.

"De acuerdo, ¡ten cuidado de no hacer explotar la escuela con los experimentos, Himeko!" Makoto bromeó.

"¡Joo, que ni hemos llegado a ese tema en física y química!"

"Estaba bromeando, chica. Buena suerte."

"Sí, igualmente, Mako-chan."

En cuanto ambas se despidieron, Himeko comenzó a ir en ruta hacia el laboratorio, donde iba a tener clase de física y química, por lo visto.

No obstante, en cuanto pasó por el taller de mecánica de la escuela, escuchó algunos gritos dentro de ese taller. Himeko, por instinto, actuó deprisa y entró en el taller...

"¿Qué pasa aquí?" Himeko exclamó lo primero que se le pasó por la cabeza en cuanto entró en el taller.

Se encontró con tres chicas que estaban pegando a una indefensa chica, aunque en cuanto ellas se dieron cuenta de la presencia de Himeko, dejaron de pegarla y actuaron como si nada hubiera pasado.

"Eh, Himemiya-san, ya te contaremos la pelea de la película otro día." Una de las acosadoras dijo mientras se fue con ellas saliendo del taller "Nos vemos."

Himeko, a pesar de ser testigo del acoso escolar que había presenciado, no era capaz de decir nada. ¿Cómo era posible que unas acosadoras actúen como si aquello fuera una tertulia cuando era evidente que fue acoso?

Himeko se acercó a la chica tirada en el suelo con moratones en las mejillas y sangrando por la nariz; y vio que era una de las chicas más populares de la escuela... y tristemente también de las más acosadas de la escuela: Era Chikane Himemiya, otra chica de 16 años, con el cabello azulado y de proporciones elegantes y magníficas.

Chikane era popular porque sacaba unas notas excelentes que hacían envidiar a gran mayoría de los estudiantes de la escuela... quizá ésa era la razón por la que aquellas chicas estaban acosando a Chikane.

"¿Te encuentras bien...?" Himeko preguntó.

"..." Chikane tardó en responder, sin levantar la cabeza todavía "¿Se han ido ya...?"

"Sí, ya estamos nosotras solas." Himeko ayudó a Chikane a levantarla "Dios, tienes la cara hecha un desastre..."

"Ya lo sé..." Chikane murmuró "No es la primera vez que me pasa..."

"¿No es la primera vez?" Himeko se sorprendió al oír esto "¿Cuántas veces te...?"

"Me han pegado 7 veces, y me han ridiculizado por lo menos 21 veces en público, y me han amenazado 10 veces..." Chikane interrumpió a Himeko dando cifras exactas.

"..." Himeko tuvo los ojos como platos al escuchar esto "Dios mío..."

Himeko no supo qué decir, nunca había escuchado de un caso de acoso de este calibre... únicamente Himeko se limitó a darle un abrazo muy fuerte, dejando a Chikane sorprendida.

"Tú..." Chikane no esperaba encontrarse con nadie que quisiera ser amiga suya.

"Tranquila, Chikane-chan..." Himeko pronunció su nombre "Ahora tienes a una amiga..."

Chikane no supo exactamente qué decir, y le devolvió el abrazo a Himeko... Chikane cerró sus ojos y trató de imaginarse cómo sería su vida con una amiga, protegiéndola, queriéndola...

...en cuanto Chikane abrió los ojos, miró a primeras en una de las tablas de cartón unas cuantas herramientas, entre ellas, un martillo de bola. Chikane centró su mirada solamente en ese martillo sin ninguna expresión en absoluto, como si estuviera hipnotizada o enamorada secretamente de ese mismo martillo.

"Chikane-chan, ¿qué tal si nos reunimos en la hora de la salida de la escuela, en la puerta principal?" Himeko sugirió.

"...sí, me parece bien." Chikane respondió.

Las dos rompieron el abrazo y súbitamente Himeko le dio su pañuelo a Chikane.

"Toma." Himeko dijo "Pareces necesitarlo más que yo."

"Sí, mi nariz, lo sé... Gracias..."

"Nos vemos pronto, Chikane-chan."

"Adiós..."

En cuanto Himeko se fue del taller, Chikane rápidamente fue a por el martillo, lo cogió, y lo guardó en su maletín tirado por las acosadoras. Después, en cuanto estuvo a punto de irse... miró en su mano que todavía sostenía el pañuelo de Himeko. Chikane tuvo sus dudas a la hora de hacer nuevas amistades, pues siempre que hizo amistades éstas les traicionaban.

"Supongo que esa chica será buena persona... eso espero." Chikane pensó si merecería la pena darle una oportunidad más a esta clase de situaciones "Diablos, mi nariz..."


Chikane todavía estaba esperando a su reciente amiga en la puerta principal al final del horario escolar. No tardó más de 5 minutos hasta que Himeko apareciera.

"Perdón por la tardanza, Chikane-chan." Himeko se disculpaba.

"Eh... No tienes por qué..." Chikane respondió.

"Tienes la cara un poco mejor."

"Sí... al menos quité la hemorragia y las manchas de sangre. Y un par de tiritas ayudaron también... A pesar de ello, me alegra de que acudieras en mi ayuda, eh..." Chikane intentó decir el nombre de Himeko, pero no lo sabía.

"Himeko. Himeko Hurusugawa." Himeko se presentó "Con tanto jaleo se me pasó presentarme, perdona."

"No importa, pero es genial saber tu nombre. Tienes un nombre precioso, Himeko..."

"Je, je..." Himeko se sonrojó un poco "Gracias... ¿Te vienes a mi casa a almorzar?"

"Bueno, yo..."

"Ellas a ti te conocen, ¿cierto? Y también tu camino, así que prefiero que vayamos juntas a mi casa para que no te encuentren."

A Chikane le pareció buena la idea de Himeko "...gracias."

Pasaron unos 20 minutos desde que salieron de la escuela hasta que llegaron a la casa de Himeko, la cual no era ni tan grande ni tan pequeño, pero era acogedor. Allí ambas tuvieron un buen almuerzo preparado por Himeko, después de comer y de lavar los platos ellas fueron a la habitación de Himeko a hacer los deberes de la escuela.

"Eres buena cocinando, tienes una casa genial..." Chikane realmente admiró a Himeko.

"Je, je, gracias. Es lo que necesitabas después de estar... nosecuánto tiempo con acoso escolar." Himeko respondió.

"Oye, Himeko... ¿Por qué confías en mí? Tan rápido, no hace ni 4 horas que nos conocemos y ya estoy en tu casa por idea tuya."

Eso era una buena pregunta para Himeko, ella se lo pensó durante unos segundos...

"Supongo que es el instinto." Himeko respondió "De pequeña me encantaba ayudar a la gente, aunque no de una manera sólo por ser buena, sino ayudar a la gente que estaban en situaciones tremendamente injustas, justo como la que tú acabas de pasar. ¿Sabes?"

"..." Chikane estaba impresionada "Vaya... Eso debe enorgullecerte mucho."

"Sí, pero a pesar de ello en la escuela nadie me dejaba ayudar a esa gente... De hecho, eres la primera persona que ayudo."

"Himeko..." Chikane se sentía afortunada de tener a Himeko como su amiga "¿No tendrás novio, por casualidad? Cualquiera mataría por ti."

"Venga ya, Chikane-chan, no estoy preparada para esa clase de cosas, ni para nadie... Aunque en cierto modo sería bonito compartir tu vida con alguien a quien amas."

"Sí, muy bonito..."

"Bueno, ¿qué tal si continuamos con esas ecuaciones?"

"Claro, yo ya estoy terminando, pero avísame si necesitas ayuda."

"Vale."

Unos 5 minutos después, Chikane terminó sus ejercicios, Himeko todavía estaba haciendo los suyos. Así pues, Chikane aprovechó para coger su teléfono móvil y entró en una aplicación de Internet que le permitía ver comentarios en tablones de gente de la escuela, por diferentes grupos.

Lo que más llamó la atención de Chikane fue un evento notificado del tablón:

"Club de baloncesto: tenemos reunión para echar unas cuantas canastas a las 20:30 en el gimnasio por si hay partido sorpresa. Seremos tres en total, porque como sabéis el resto se fue para Tokio de excursión."

"Ésas tres chicas..." Chikane pensó "Son del club de baloncesto, de hecho eran las que más me han acosado en lo que llevo en la escuela... Esas malditas desgraciadas, hijas de..."

"¡Chikane-chan!"

"Eh... ¿Qué...?"

"Estás perdida en tus pensamientos, te he llamado 3 veces." Himeko dijo.

"Oh, disculpa..."

"No pasa nada. Me gustaría que me resolvieras una duda con esta ecuación. Dime si he fallado en alguna parte."

"Déjame ver..."

En cuanto Chikane se acercó a Himeko en el escritorio, sus pechos rozaron con una mano de Himeko. Por acto reflejo, ambas se sobresaltaron ruborizadas.

"¡L-lo siento!" Chikane se disculpó.

"No, si yo también lo siento..." Himeko también se disculpó.

"Bueno..." Chikane esta vez echó un vistazo al ejercicio de Himeko a una distancia prudente "Esta ecuación... diría que está bien, pero no le cambiaste los signos aquí y allá como es debido."

"Vaya, se ve que con las prisas me equivoqué..."

"No pasa nada, la cuestión es practicar mucho para familiarizarte con estas cosas."

Mientras Himeko continuaba haciendo el ejercicio, Chikane vio por curiosidad la hora: eran las 19:30 de la tarde... el tiempo pasaba muy rápido -lógico, se lo pasaba tan bien con Himeko. A pesar de ello, Chikane tenía otros pensamientos que nada de ellos era Himeko...

"¿Está bien si me marcho a casa?" Chikane dijo eso de repente "Se está haciendo tarde, tengo que marcharme enseguida."

"¿Ya te vas? Qué lástima, me hubiese gustado estar contigo..." Himeko respondió.

"A mí también me encanta estar contigo, Himeko. Te lo garantizo, lo que pasa es que ahora... tengo una cosa urgente que hacer."

"¿Algo de la escuela?"

"Es... algo personal."

"Bueno, no te preocupes, al menos tuvimos tiempo de intercambiar números, Chikane-chan."

"Sí..." Chikane recogió su maletín de la escuela "Gracias por estar conmigo... y por todo lo demás, Himeko."

"De nada. Nos vemos mañana, ¿sí?"

"Sí, nos vemos mañana."


Pasó un ratito después de que Chikane abandonó la casa de Himeko y se alejara de ella.

Lo más extraño de todo esto es que Chikane no iba hacia su casa... sino a la escuela.