Disclaimer: INK pertenece a KT.
Regálame cincuenta primaveras
Prólogo
Kotoko oyó a sus compañeros reír en el vestuario de niños y volteó hacia allí, como otras niñas que ya se habían quitado sus trajes de baño.
Corrió con ellas para ver lo que era divertido.
—¡Es un niño! —Escuchó al detenerse en la puerta, como las demás, porque no podían entrar al otro vestuario.
Irie-chan tenía a sus compañeros haciendo un círculo alrededor de ella.
—¡Es un niño vestido de niña! —gritó Hamasaki-chan, señalando a Irie-chan, que tenía la boca abierta y los ojos como cuando ella se caía y se lastimaba, y quería llorar.
Los niños y las niñas de su clase empezaron a reír, y Kotoko se llevó un dedo a su boca, curiosa; no entendió por qué se reían de Irie-chan hasta recordar que se juntaba con ellas, y era perseguida por los niños.
Era una niña... no un niño.
Pero había entrado al baño de niños, entonces era un niño, no una niña.
Vio que todos se reían y no le gustó. No debían reírse de los amigos ni de las personas buenas, y el primer día de clases la profesora les puso la regla de no burlarse de sus compañeros.
Y él le caía bien, aunque no habían hablado mucho esos cuatro días de clases. Pero sus compañeros de clase eran amigos de Irie-chan y se reían de él. Estaba mal.
Además, Irie-chan había sido bueno con ella cuando se cayó y no quería que se rieran.
—No está bien reírse de los demás —dijo, como le decía su mamá todo el tiempo. —Es malo.
Una niña a su lado la miró. —Pero es gracioso. Es un niño vestido de niña.
—Pero... no se rían de Irie-chan. Es amigo.
Enojada, se cruzó de brazos, viendo a Irie-chan poniéndose su ropa como la de ella. Pero no siempre tenía faldita, su mamá le daba pantalones para jugar con sus primos.
Sus compañeros se reían. Irie-chan lloraba.
—¡NO! ¡Dejen de reírse! ¡No quiero que se rían de Irie-chan!
Sintió que su cara se puso caliente cuando todos la vieron a ella.
—Es malo reírse de los demás... Irie-chan es nuestro amigo.
Caminó hasta Irie-chan y cogió su mano.
—Usa ropa de niña y es chistoso —dijo su amiga Sora-chan.
—¡Sí! —gritaron los demás.
Ella golpeó el suelo con su pie, molesta. No le gustaba que se rieran de Irie-chan. Y nunca se reían de él. Lo hacían por vestirse como niña, pero ella se ponía ropa de niño, también.
—Kotoko-chan. —Alguien la llamó, pero ella solo veía la ropa de Hamasaki-chan en su mano. Se la quitó, para ponerse el pantalón.
—¡Yo me visto como niño! ¡No me río!
—¿Niños? ¿Qué pasa? ¿Por qué tardan? ¡Aihara Kotoko! ¿Qué haces!
Ella vio a Sato-sensei y señaló a sus compañeros. —Se están riendo de Irie-chan porque usan ropa de niña, no me gusta que se rían de Irie-chan porque es bueno, mi mamá me dice que reírse de los demás es malo. Usted dijo que no debíamos burlarnos de nuestros compañeros. Y ellos dicen que es gracioso porque usa falda, pero yo uso pantalón y no es gracioso. ¡Vean! —Dio un giro con las manos estiradas, con la ropa de Hamasaki-chan.
Sato-sensei le sonrió y movió su cabeza. —Sí, niños, Aihara-chan tiene razón, ahora le pedirán perdón a Irie-chan y terminarán de vestirse. Aihara-chan, regrésale su pantalón a tu compañero.
Le hizo caso a la sensei y todos gritaron perdón a Irie-chan, haciéndola sentir feliz.
Ella se acomodó su falda rápido cuando vio que Irie-chan se iba corriendo.
—Irie-chan, no te vayas.
Su compañero se quedó quieto y ella pudo alcanzarlo.
—¿Estás triste? —preguntó, y lo abrazó, como hacía su mamá cuando ella lloraba. —Yo quiero que estés feliz porque eres muy bueno.
Él se alejó de ella con cara enojada.
—Tienes ojos bonitos —dijo ella acercándose para mirarlos. —¿Son grises o violetas?
—Gracias. —Su cara se puso rojita y lo vio quitarse el agua de sus mejillas.
—¡No estés triste! Ya no se van a reír de ti. Y si tienes amigos que te defiendan no se van a reír de ti. Seamos amigos. Yo soy Kotoko-chan.
Bajó la cabeza como le enseñó su papá y volvió a ver los bonitos ojos de Irie-chan.
Él puso una sonrisa en su cara.
—Naoki.
—¡Desde hoy somos mejores amigos, Naoki-kun! Siempre seremos mejores amigos.
Alzó sus manos, contenta.
Él rió.
Serían amigos siempre, todas las primaveras como ésa, como decía su mamá a su papá.
—Naoki-kun, ¡regálame cincuenta primaveras!
—¿Regalarte? Las primaveras no se regalan, y, ¿tanto tiempo? ¿Hasta ser ancianos? ¿Por qué cincuenta?
—Eh —ella se llevó un dedo a la boca—, es el número hasta el que sé contar bien. ¿Ancianos? No, ¡siempre! Mamá le dice a papá que le regale mil primaveras, pero no sé qué es, pero dice que eso es que siempre estarán juntos, como tú y yo.
—Mil es…
—Nao.
Una señora linda se detuvo donde estaban y abrazó a Naoki-kun.
—Lo siento mucho, mi niño, no pensé… mamá es terrible…
Kotoko miró sin entender, porque la señora lloraba.
—¿Por qué llora? ¿Está triste también? ¿Es la okaa-san de Naoki-kun?
La señora se calló y la miró con lágrimas en su cara.
—Sí, estoy triste. ¿Cómo te llamas, pequeñita?
—Soy Aihara Kotoko y soy la nueva mejor amiga de Naoki-kun.
—¿Tú eres Kotoko-chan?
Movió la cabeza de arriba abajo, pero la señora la abrazó dejándola sin aire.
—Gracias, Kotoko-chan.
Su cabeza se golpeó con la de él y ella vio que la señora abrazaba también a Naoki-kun. Se sintió feliz de que le gustara a la mamá de su nuevo mejor amigo.
NA: ¡Nueva historia!
Me pareció que la forma más linda de narrar los hechos era con el punto de vista de Kotoko, a quien corresponderá toda la historia. No tengo idea cómo pensaba en ese entonces, así que usé la descripción más básica que pude ja,ja.
Ahora bien, está planeada como una historia corta, de la que llevo tres capítulos, pero no voy a actualizar como siempre, que les tengo la mala costumbre (aparte que no puedo). Tampoco la dejaré inconclusa, no se preocupen.
Por cierto, sé que en Japón acostumbran a los niños a irse solos a casa; como no tendré oportunidad de explicarlo después, aquí la mamá iba por él por equis motivo, lo más usual sería que quisiera tener fotos, así que por eso está allí, es un detalle mínimo.
Pues ya, gracias por leer.
Besos, Karo.
