EL pueblo es pequeño y toda la gente se conoce, no hay rostros desconocidos para nosotros, si nace un niño la noticia suele correr y todos conocen al recién nacido, lo mismo si hay algún funeral.

Pero eso representa un problema importante, ya que nuestro pueblo es tan pequeño que no hay muchas opciones si quieres estudiar, por ejemplo. Y eso es precisamente lo que nosotros queremos, estudiar.

Mis padres dijeron que no hay problema y nos van a apoyar, parece ser que tienen influencias en Japón, cosa que me parece extraña… Pero bueno. Tenemos una casa allá que es perfecta para los cinco. Mi hermano dice que será genial y Ray y yo nos adelantaremos para ver qué le falta a la casa, principalmente muebles y comida. Ellos nos alcanzarán empezadas las clases pero no me han dicho si será éste mismo semestre o hasta el entrante. Sea como sea, ellos van adelantados que yo. Supongo que no les afectará mucho.

Estoy emocionada. Ya quiero abordar el avión.

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Disclaimer. Beyblade no me pertenece ni pretendo usarlo con fines lucrativos.

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POV Mariah.

La mañana es preciosa y ese día entramos tarde a clases así que me tomo la libertad de salir a comprar algunas cosas para el desayuno, he decidido dejar dormir a Ray, anoche estuvo estudiando muy arduamente conmigo para el examen. Y no es que eso de las matemáticas no se le dé, pero a mí los números no me pasan, sencillamente no me pasan. Es genial tenerlo de tutor… pero es horrible no poder decirle… todo lo que siento por él. Me encantaría ser tan valiente como Mariam, que hace tres meses se confesó con Max y desde entonces andan, o como Hilary, la semana pasada le dijo a Kai que aunque a veces sea un cretino, duro, insensible y poco considerado no puede evitar estar enamorada de él. No me sorprendió la confesión, me sorprendió el hecho de que Kai se sonrojara hasta las orejas y murmurara que él también estaba enamorado de ella… en realidad lo tartamudeó. Pero bueno.

La casa es enorme… no suelo detenerme a observarla pero es enorme.

POV Narrador.

Mariah entró a la casa quitándose los zapatos y poniéndose las pantuflas, al instante notó que un par especial para invitados no estaba así que se extrañó y entró más rápidamente a la casa. Escuchó risas provenientes de la cocina y al entrar se encontró con una sorpresa no tan agradable.

–Ah, Mariah. –Dijo Ray sonriendo.

–Buenos días Mariah. –Dijo una chica pelirroja, Salima.

–Hola Salima, buenos días Ray. –Lo primero lo había dicho con indiferencia, pero lo segundo lo dijo dejando en claro quién mandaba en esa casa. Dejó las bolsas de papel sobre el pretil frente al desayunador y luego se acercó a Ray plantándole un beso en la mejilla. El joven se sonrojó ligeramente, cosa que pareció incomodar a Salima, sin embargo a él pareció confundirlo ligeramente. No como si aquello fuera algo totalmente nuevo sino como si se debatiera entre algo; casi todos los días se saludaban de beso pues se encontraban en el pequeño templo familiar de la casa. Cultura de su pueblo en China. Pero ella no solía hacerlo estando frente a otras personas como en aquel momento, frente a Salima.

– ¿Te ayudo con algo? –Murmuró Ray tratando de levantarse.

–No te preocupes, tú atiende a tu visita.

–Es en serio, déjame ver qué trajiste. –Dijo poniéndose en pie y parándose tras ella asomándose por sobre sus hombros. Mariah giró un poco la cabeza y miró a Ray, quien se quedó atónito un par de segundos.

–Pues…

–Ya me voy Ray, eso era todo.

–S-salima… Sí, muchas gracias.

–Salima, por mí no te vallas.

–Gracias Mariah, sólo vine a avisarles que postergaron el examen y hoy no habrá clases por lo tanto; de nuevo, lamento haberte despertado Ray.

–Descuida.

–Hasta pronto.

–Te acompaño a la puerta. –Dijo Ray saliendo tras Salima. Mariah suspiró sacando las cosas que había comprado para hacer de comer. Arroz, gambas, guisantes entre otros, todo lo necesario para hacer un arroz chino tres delicias y un delicioso mantou como postre. Sonrió preparando las cosas para empezar a cocinar sabiendo que Ray adoraba los postres y los dulces, miró la bolsa de papel que no había vaciado, llena de dulces y chocolates con los que después convencería a Ray de ver una película.

Por lo visto, Ray se quedó en la puerta charlando con Salima un poco más pues Mariah tuvo tiempo de cocer un poco la zanahoria y comenzar a picarla. Sin embargo aún estaba caliente.

–Déjame ayudarte con eso. –Dijo Ray pasando sus brazos por debajo de los de Mariah y picando la zanahoria a una velocidad increíble. Ella se sonrojó ligeramente, pero no se movió para no estorbarle a Ray. – ¿Qué vas a cocinar?

–Tres delicias. Y algo de Mantou.

–Suena delicioso… ¿Quieres que haga algo más?

Ante aquellos ojos iridiscentes, Mariah no pudo decir que no y al final Ray terminó cocinando casi todo, salvo por el mantou y una infusión de té que Mariah alistó.

–Salima… ¿Qué te dijo?

–Dijo que no tendríamos clases hoy. Parece ser que nuestro profesor se enfermó y no podrá aplicarnos el examen hasta el lunes… también quería invitarnos a una tarde en el centro comercial con Kane, y sus amigos.

– ¿Y tú… quieres ir?

–No lo sé… ¿Qué opinas tú?

–Suena a algo muy privado… si quieres ir ve. Yo puedo hacer planes con Hilary, Julia y Mariam.

–No sé. No me gusta dejarte tanto tiempo, además de que le prometí a Lee que te cuidaría bien.

–Sé cuidarme, además, no estaría sola. Y les debo a las chicas una salida de compras.

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Mariah suspiró frustrada una vez más, Mariam, Hilary y Julia no paraban de reclamarle acerca del cómo había dejado a Ray ir a con Salima así sin más. –Esto es imperdonable y fue muy… ¡Uy! –Exclamó Mariam.

– ¿Qué más da? Se llevan bien. Además yo le dije que vendría con ustedes.

–Mariah, tenemos un serio problema de prioridades contigo. –Dijo Hilary acusatoria.

– ¿De qué hablan?

–Ray es primero que nosotras. ¿Qué no piensas pelear por su amor?

–P… pero…

–Sin peros Mariah. –Exclamó Julia.

–Bueno, ya. –Interrumpió Hilary. –A lo que vinimos. Mariah, hemos decidido que ya sabemos qué te vamos a regalar por tu cumpleaños.

–Pero mi cumpleaños ya pasó.

–Exacto. –Dijeron las tres al unísono.

–Pero no te regalamos nada. –Admitió Julia sentándose a su lado en la banca. –Así que cállate y déjate querer. Te vamos a llevar de compras.

– ¡P-p-pero!

– ¡Sin peros! –Gritaron arrastrándola a la tienda favorita de Julia.

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Ray miraba distraídamente la calle mientras él, Kane y Salima caminaban para comprar una nieve, no fue hasta que vio una cabellera rosada que se dio cuenta que estaban en el mismo centro comercial al que usualmente iban Mariah y sus amigas. Entonces la vio.

Llevaba una falda tableada corta de color negro, una camiseta blanca de tirantes y una torera de mezclilla y manga larga además del cabello suelto, unas sandalias sencillas de tacón bajo y una bolsa de correa larga hecha de mezclilla también, bastante sport pero súper femenina. Reía tímidamente junto con Julia, Hilary y Mariam pero no se parecía ni de lejos a la Mariah agresiva y a la defensiva que todos temían tanto. Tampoco era la niña mimada y caprichosa que todo el mundo creía. Todo lo contrario, se veía completamente frágil, graciosa, tierna…

–Mariah. –Murmuró asombrado.

– ¿Perdona? –Dijo Kane volteando.

–No… nada, es que… Mariah se ve… increíble.

Salima la observó de pies a cabeza sin podérselo creer, ahora si tenía competencia en serio de parte de la china, por lo que se preocupó un poco. –Vamos con ellas.

–Seguro. –Dijo Salima insegura.

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Mariah sonrió de nuevo y un par de chicos se acercaron a ellas, ambos bastante guapos y bien parecidos que se refirieron a ella en específico. –Hola guapa.

–Hola.

–Oye, mi amigo y yo queríamos saber… cómo llegamos a la heladería "Thrifty".

–Ah… seguro. –Mariah les dio una rápida instrucción a lo que el otro respondió.

–Perdón, nos la repites, es que me perdí en tus ojos.

Mariah sonrió sonrojada mirando a sus amigas y éstas rieron.

–Hola, mi nombre es Mariam, ellas son Julia, Hilary, y esta monada que tienen enfrente se llama Mao…

–Mariah Wong, mucho gusto. –Dijo mirando molesta a Mariam por haber dicho Mao.

–Mariah, él es Brad, y yo soy Louis, solo queríamos saber si te tomarías una nieve con nosotros esta tarde.

–Ahm, lo siento chicos, ya tengo planes para hoy.

– ¿Sí? –Dijo Brad decepcionado.

– ¿Con quién? –Quiso saber Louis.

–Conmigo. –Dijo Ray llegándoles por la espalda.

– ¡Ray!

– ¿No esperabas verme tan temprano?

– ¿Tu amigo es celoso? –Dijo Louis mirando a Ray casi con desprecio, era unos diez centímetros más alto que él pero eso no hizo que Ray retrocediera ni hiciera ningún tipo de aspaviento.

–Él…

–No, pero no me gusta que se metan con Mao.

–Así que te dicen Mao.

–Solo yo lo hago.

–Deja que ella responda. –Dijo Brad retante.

–Es cierto. –Respondió sonriente Mariah. –Solo él me llama Mao.

Brad sacó una libreta y comenzó a escribir algunas cosas mientras que Louis dijo. –Bien, si te interesa, éstos son nuestros teléfonos. Llámanos cuando te… aburras. Hasta otra.

Brad le dio el pape y ambos se alejaron.

– ¡Mariah! –Exclamaron sus amigas asombradas.

– ¿Qué planes tienes? –Dijo extrañada mirando a Ray.

–No lo sé, volver a casa, ver una película, comer dulces… lo que tú quieras.

–Suena interesante lo de la película. –Dijo Kane consiguiendo la atención de todos por primera vez. – ¿Qué dices Salima?

–Me encantaría.

De un momento a otro el plan de pasar la tarde con Mariah y confesar sus sentimientos se vino abajo por unos instantes, pero Mariam salió al rescate.

–Será genial, Max y yo, Kai y Hilary, y Julia puede invitar a Brooklyn.

– ¿Están saliendo?

– ¡No! –Exclamó la aludida. –Mariam tiene esa… manía de empatarme galanes, la semana pasada era Tala, y la anterior era Tyson… la de ésta semana es Brooklyn.

– ¿Y a ti te gusta Brooklyn?

– ¡No! Brooklyn es mi… amigo nada más.

–Pero a ella le gusta. –Afirmó Hilary en secreto.

–Eso es genial. –Dijo Mariah abrazándola y dando brinquitos.

–Y… –Terminó Mariam jalando a Mariah para poder abrazarla a ella y a Ray por los hombros al mismo tiempo. –Pondremos una película de terror para hacer el ambiente un poco más… romántico.

– ¿D-d-de… terror? –Exclamó Mariah.

–Por supuesto, Max acaba de comprar una película norteamericana, me prometió que está para morirse del susto.

–Pero… –Trató de protestar.

–No te preocupes, estaré ahí para ti. –Prometió Ray mirándola.

– ¡Bien! –Gritó Hilary emocionada. –Ray, nos vemos en la noche, las chicas y yo aún tenemos cosas que hacer.

Dejando a Mariah entre Mariam y Hilary, las cuatro salieron corriendo tomadas de los brazos y llevando a Mariah casi a rastras consigo.

– ¡Está!… bien. –Alcanzó a decir Ray.

– ¿Qué es eso tan pendiente que tenemos que hacer? –Exclamó Mariah.

–Avisarle a nuestros novios. –Admitió Mariam con una gota enorme en la cabeza. –Solo espero que Brooklyn no esté ocupado hoy.

– ¡Cállate!

–Hay prioridades. –Exclamó Hilary. –Ellos lo entenderán, además, es por Ray y Mariah.

–Solo esperemos que tengas razón. –Terminó Julia resignada.