Desperté en un lugar que no pude reconocer. No recordaba nada, no sabía como había llegado allí ni donde estaba. Definitivamente eso no era la Torre de los titanes, donde vivo. Aquel lugar era una especie de departamento de dos ambientes, con las paredes pintadas de un tono negro y un dorado muy elegante, y grandes cuadros decorando la pared. Me sentí mareada, y no entendía que hacía yo allí. "piensa, Raven" me dije a mí misma "¿Dónde estoy? ¿Qué sucedió? ¿Cómo terminé en este departamento?"
Intenté levantarme, pero estaba… ¿atada? Si, estaba atada a una cama con sabanas de seda negra. Empecé a asustarme. Traté de liberarme con mis poderes, pero por alguna razón no logré utilizarlos, lo que me alarmó aún más.
Comencé a retorcerme en esa cama tratando de desatarme, pero me fue totalmente inútil. "Dios, dios…" pensé. No sabía que hacer. Alcance a ver mi comunicador de los titanes tirado en el suelo cerca de la cama, con la luz roja encendiéndose y apagándose. Me estaban llamando. Mejor dicho, me estaban buscando. Había decidido comenzar a gritar, cuando escuché una risa detrás de mí. Traté de darme vuelta pero no pude. Estaba amarrada boca abajo, y no lograba ver hacia atrás.
-¿Quién eres?-pregunté, y se me ocurrió una pregunta mejor, en medio de mi terrible desesperación.- ¡¿Qué quieres?
-Tranquila-dijo una voz que me resultó conocida. Era una voz grave, seductora, juvenil, y sensual. Pude reconocer a mi raptor.
-¡Red X!-exclamé, asustadísima.- ¡Suéltame!
-No voy a lastimarte-me dijo- Si prometes hacer lo que te diga, te desataré. Además, no eres una amenaza sin tus poderes.
-¡¿Por qué no tengo poderes?-pregunte, histérica.
-Cálmate, tus poderes regresarán mañana, te inyecté una sustancia que los neutraliza temporalmente. –Se acercó más a mí, y se sentó en la cama. Desató la soga de mis manos y mis pies. Rápidamente lo pateé, me paré y me alejé una distancia prudente.
-¿Qué quieres de mí?-pregunté, con algo de miedo, aunque no pensaba demostrarlo delante suyo.
-Te quiero a ti-dijo, y me observó de arriba a abajo, con una mirada lasciva que me dio escalofríos.-Has lo que te digo y no te haré daño. Si no me obedeces, te ato de nuevo.
-Si claro, como si pudieses.-lo desafié, y sin decir más corrí hacia la puerta del departamento con intención de escapar. Como era pensado, estaba cerrada, y sin mis poderes no podía abrirla. Comencé a golpearla y a gritar-¡Alguien! ¡Ayuda! ¡Me secuestró! ¡Ayud…-Sentí una de sus manos cubriendo mi boca, sin permitirme hablar. Tenía mas fuerza de la que yo esperaba, y para mi mala suerte, tenía razón, sin mis poderes no podía defenderme.
Tenía puesta su mascara, pero no tenía el traje completo. Llevaba unos pantalones de jean y una musculosa blanca, y aunque me odié a mi misma por pensarlo, se veía muy atractivo. Pero era mi captor, y yo debía encontrar una forma de escapar de allí. Sus manos me tenían sujeta, y me arrastró de nuevo hasta la cama como si yo fuese una muñeca de trapo. Allí me lanzó con fuerza, y antes de que pudiese darme cuenta, se lanzó el mismo sobre mí. El peso de su cuerpo sobre el mío no me dejaba casi mover. Me tenía en su control. Yo estaba asustadísima, y con ganas de llorar, pero no iba a darle ese gusto. Traté de soltarme pero no pude.
-Vamos, no te resistas más-susurró X en mi oreja-Te apuesto a que lo disfrutarás tanto como yo. –Sus palabras me hicieron sentir mas enojada, mas insegura, quería irme de allí, no podía soportarlo.
-¡Suéltame!-supliqué-Por favor…-rogué. No me hizo caso, pero noté que sonreía. Le gustaba que suplicara, pero era obvio que no me soltaría. Para mi sorpresa, se quitó la mascara. Era bastante guapo, con ojos verdes y piel morena. Su cabello oscuro estaba alborotado. Pero por muy atractivo que él fuese, sus intenciones no eran otras que abusar de mí.
-Así esta mejor, ¿verdad?-preguntó, como si yo fuese a contestarle. No, no estaba mejor, nada de eso estaba bien. Yo no podía defenderme, aunque intentaba soltarme, y con cada intento de resistirme, más irresistible le resultaba yo a él.
Sentí su boca sobre la mía, me besaba con necesidad, con furia, con deseo. Yo no sabía que hacer, no quería nada de eso. Hice lo primero que se me ocurrió. Lo mordí. Sentí el gusto a sangre de sus labios en mi boca, y fue asqueroso. Esperaba que el detuviera el beso y se enojara, pero siguió en lo suyo, y con más pasión. Me arrepentí de haberlo mordido, pues el hizo lo mismo. Sentí una punzada de dolor en la boca, y sospechaba que eso era solo el principio. Separó su cara de la mía unos instantes para tomar aire, y vi como se lamía los labios. Sonrió con sorna.
-Haz lo que quieras-me dijo-muérdeme, aráñame, no pienso dejarte ir de todos modos.-agregó, y me miró los labios de nuevo, dispuesto a seguir besándome.-Además, resistiéndote así me excitas demasiado-comentó justo antes de apoyar nuevamente sus labios en los míos.
Su boca bajó hacia mi cuello, que comenzó a lamer y besar, subió por mi cuello hasta mi oreja derecha, y comenzó a mordisquearla. De nuevo traté de soltarme, pero no podía. Me tenía sujeta con sus piernas y sus manos.
Se quitó rápidamente la camiseta blanca, y comenzó a quitarme el leotardo azul. Recién en ese momento me di cuenta que no tenía mi capa. Me quitó el leotardo, de modo que solo quede con mi ropa interior. Sentir sus manos tocando mi cuerpo me ponía de lo más nerviosa, me daba asco y miedo, quería irme, desaparecer de allí, y lamente no tener mis poderes.
-Por favor… detente-le pedí nuevamente.-Red X, para, por favor… quiero irme de aquí…
-Cuando terminemos te irás-me dijo, como si fuera tonta, y su boca bajó hasta mi vientre. Una de sus manos bajó hasta mis senos, me quitó el sujetador, y comenzó a acariciar uno de ellos con suavidad, para luego masajearlo fuertemente. Debo admitir que comenzó a crecer cierto calor en mi interior, comenzaba a sentirme excitada, pero no me gustaba para nada. No quería estar en aquella situación. No sabía que hacer. No tenía idea como escapar. Sentía que no había escape.
Su mano pasó de mis senos a mis bragas, y las bajó de un tirón, como si quisiera arrancarlas. No pude soportarlo más. Estaba completamente desnuda, con Red X encima de mí, tocándome, besándome, contra mi voluntad. Las lágrimas de desesperación inundaron mis ojos. Soy Raven. Mis emociones no son como las de los demás. Pero en ese momento no pude evitar sentir miedo, terror y angustia.
-¿Estas… llorando?-me preguntó casi en un susurro. Yo no entendía porque hablaba así, como si sintiera algo por mí, como si yo siquiera estuviese de acuerdo con todo aquello. Pero luego sonrió nuevamente, de forma un poco siniestra y picara. No me hacía ninguna gracia. Quería escapar, pero estaba atrapada.-No llores todavía, no hemos empezado de verdad, pero no te preocupes, no pienso demorarme.-dijo, se quitó los pantalones y los arrojó de la cama.
Lo que siguió fue realmente asqueroso. Tomó una de mis manos con fuerza. La llevó hasta sus bóxers y la introdujo allí. Empezó a masajearse el miembro con mi mano. Traté de que me soltara, pero me sujetaba cada vez con más fuerza. Sentí algo líquido y caliente en mis dedos. Cuando Red X sacó mi mano de allí, y la llevó a mi boca, alcancé a ver el líquido blanquecino cubriendo mi mano.
Luego, soltó mi mano, y llevó una de sus manos hasta mi intimidad. Comenzó a masajear esa zona con intensidad, haciéndome sentir excitada, enojada, espantada y un terrible asco. No pude evitar gemir, aunque me odié a mi misma por ello. El sonrió.
-Lo estás disfrutando, ¿ves?-dijo. Con sus dedos abrió los labios de mi vagina, y presentí lo que venía a continuación.
-¡Espera! ¡No, por favor!-exclamé-Soy virgen, por favor… soy virgen…
El sonrió, como si le hiciera gracia. Como si no entendiese cual era el problema.
-Mejor para mí.-dijo, sin más
-Por favor, por favor…-rogué, pero inútilmente. Sentí como uno de sus dedos se introducía en mí. Nunca antes lo había hecho, era virgen, y nunca había sentido algo así. Comencé a llorar al darme cuenta que me estaba robando la virginidad. Me sentí sucia, usada. Pronto, de un dedo pasaron a ser dos, moviéndose en círculos dentro de mí, haciéndome gemir, llorar, sentirme una basura. Pero en realidad la basura aquí era él. Red X. En mi interior comencé a odiarlo, con todo mi ser.
Separó mis piernas y con sus manos las mantuvo abiertas, muy a mi pesar. Forcejee, traté de que me soltara, pero no tuve resultado. Se quitó el bóxer, y se introdujo dentro de mí con fuerza. Di un grito ahogado. Respiraba entrecortadamente, y el también, pero al parecer no le importó. Comenzó a moverse dentro de mí embistiendo cada vez con más fuerza, más intensidad. Yo esperaba, esperaba a que pasara mi tortura, a que me soltara, a que se aburriera, solo quería irme de allí, ser libre. Pero, como dije antes, estaba atrapada.
Desperté agitadísima. "Solo fue un sueño" me dije a mí misma para calmarme.
-Solo fue un sueño-dijo en voz alta para convencerme. Miré a mí alrededor. Estaba en casa, en mi habitación en la torre. Comenzaba a calmarme, cuando encontré un pedazo de papel a los pies de mi cama. Lo abrí y lo leí. "No estabas soñando,preciosa. Me divertí bastante… quizás quiera más otro día. Nos vemos… pronto".
