Disclaimer: Ninguno de los personajes de ATLA ni LOK me pertenecen. Todos son propiedad de Michael Dante DiMartino y Bryan Konietzko.
Poderosa nota de Autor: Aquí estaaaaaaaa un nuevo fic, dedicado a una gran escritora, que tomes mucha tequila, mucho mezcal, mucha cerveza (¿?. Mucho de todo! Que te pases mega genial y espero que te agrade tu regalo de cumpleaños echa de las 10:30 pm a las 2:45 am.
Tal vez no sea el mejor pero esta echo con todo mi cariño para ti saludos :)
Ángel Caído
Despierto y miro el otro lado de la cama sola...
Y es raro, hoy dormí sola.
Tal vez hoy volvió a tener eso ataques de odio ciego a su persona.
La conocía demasiado bien y sabía que lo mejor sería que estuviera sola, pues no soportaría verla sola, inexpresiva y tan pérdida en su propios pensamientos. Yo me abalanzaría a abrazarla y tratar de sacarle de su trance, ella sonreiría culpablemente y se disculparía por preocuparme (disculpas de las cuales creo innecesarias). Sin embargo cuando ella está así siento miedo, un miedo se apodera de mi al pensar que en sus depresiones se arrebate la vida sin yo poder hacer nada al respecto.
Con pereza me vestí y me dirigí a la cocina para preparar algo para el desayuno e irme al trabajo.
Encendí la radio para escuchar algo de Música y tenían algo de Jazz ligero, el que le parecía molesto a mi novia. Entre las notas de la canción no pude evitar sonreír al venir a mi mente aquel borroso recuerdo de la primera vez que le vi.
Había llegado a un hotel de la ciudad principal de Alemania, debía dar una conferencia en aquel país. Y mientras me registraba una galante joven en un sobrio traje sastre con toques militares entró por la puerta, con la mano derecha alisó los pequeños cabellos rebeldes que se escaparon de su pulcra trenza francesa que dejaba un mechón de cabello libre sobre su rostro. A paso firme y seguro se acerco al encargado del hotel para registrarse, dándole la habitación 322, la que estaba al lado de la mía.
Con una sonrisa mordaz y un gesto un tanto amenazante mencionó que ella esperaba total confidencialidad respecto a su estancia, a lo que el pobre hombre prometió que así sería. Para ser sincera me pareció una presumida además de pretenciosa. Que buscaba ciertos tratos preferenciales sabe dios porque razón.
Termine mi desayuno y le deje a Kuvira el suyo en la mesa, sí es que decidía venir, lo cual dudaba.
Lo bueno de su trabajo era que podía atenderlo desde casa sin verse afectado por los ataques de depresión, ira, debilidad o en su defecto de alegría que solía sufrir la pobre.
Nunca dejaba que su personalidad o condiciones se mezclaran con su trabajo, mucho menos conmigo y se decía a si misma que ella jamás sería causa directa ni indirecta de tristeza, ni enojo para mi. Por lo contrario ella intentaría ser mi mejor amuleto de la suerte y la causante de todas mis felicidades, la persona que sacara lo mejor de mí y que limpiaría cada lagrima mía con su boca de ser posible.
Siempre tan tierna y a la vez tan noble.
Me molesta que sea tan poco egoísta cuando se trata de si misma y conozco sus orígenes, los males que causado, las cosas buenas que logro, conozco los fantasmas que le atormentan cada noche y conozco esa fortaleza y valentía que ella misma se impuso desde la tierna edad de ocho años cuando lo perdió todo.
Aun recuerdo claramente cuando por primera vez me conmovió e incluso me hizo reflexionar de la vida que vivimos nosotros los burgueses.
Recuerdo como a cada palabra de mi primera presentación se mostraba crítica, tenía una mirada desilusionada que solo se hacía más grande con cada palabra que salía de mi boca.
Me sentí insultada e incluso mi ego creció en ese momento, mientras que su mirada solo podría ser explicada en un libro entero.
Una vez terminada mi participación de aquella sesión no tenía ni idea de que esa joven claramente mayor que yo daría por terminada la conferencia con palabras suyas, las que despotricaban sutilmente todo lo que yo dije anteriormente.
Yo hable del crecimiento, del avance, de los tiempos que cambian, de una nueva era y un nuevo estilo de vida para Alemania y el mundo entero.
Y ella con increíble maestría hizo gala de su don para la palabra, sus palabras eran sutiles, algunas inspiradoras, su voz tomo un tono grave y elevado, las personas encargadas del sonido incluso pensaban que se lastimaría hablando y en cuanto le ofrecieron un micrófono ella rechazó cortésmente su ofrecimiento.
Aun puedo sentir su voz en mis oídos, sus palabras espirituales y raramente pragmáticas llegando a lo más profundo de mi alma y esos ojos tan desesperanzados brillar como encendidos en fuego.
Cada vez que recuerdo ese día recuerdo sus palabras con exactitud y esa actitud tan dominante pero humilde que te hacía sentir cómodo escuchándola.
— Y si yo les pregunto, hermanos, que significa el avance ¿Qué me dirían acerca de eso? ¿Qué cosa tan especial y atractiva ven nuestros genios del mundo? ¿Qué beneficio y cuanto dinero entrara en el bolsillo de los más ricos? — sus palabras eran apasionadas, seguras de si mismas que incluso me hizo creer en ellas.
—Avance es la capacidad de innovar, de mejorar y llegar a la nueva era— una de las personas que escuchaban atentas las palabras de la mujer se levanto de su asiento contestando la pregunta de Kuv.
—Mejorar… Nueva era…— medito ella en voz alta cuando finalmente hablo— con la innovación viene el dinero, vienen los costos elevados, las deudas y el desgaste de la vieja era… En si ¿Cuál es esa nueva era de la que hablan todos? ¿Nunca han pensado que pueden quedar atrapados entre ambas eras? Siendo su cárcel una era defectuosa de ambas… Convirtiéndonos en monos que van por las noches a escuchar la orquesta de jovencitas de madame Lier, bebiendo vinos caros y de sabor agrio solo por vanidad, dándose el lujo inalcanzable de comprar el objeto más nuevo del mercado y la ropa más ridícula pero de "Calidad". ¡Escuchen lo absurda que suena su vida en boca de alguien ajeno a ella! No pretendo ofenderles si ustedes son del pensamiento común del burgués, tampoco si odian a los burgueses— suspiro con cierta pesadez— pero, todos nos convertimos en monos, toda celebridad, toda conquista, todo acto de hostilidad, todo acto de pasión, todos los avances hacia lo grande, lo eterno, lo sublime y lo eterno dentro de nuestros parámetros, todo ¡todo se convierte en un juego de monos!... Se convierte en algo vacío y sin sentido como la vida misma, y es entonces cuando deberíamos reflexionar un poco ¿Qué es del crecimiento, del nuevo estilo de vida, del avance, de la nueva era? Si todo gira entorno al dinero, a juegos de poder en los que no somos más que simples peones en su tablero de información reservada y prohibida para nosotros ¡Todo es dinero y poder! Teniendo la oportunidad de mirar a los planes de estudios de nuestro futuro, nos empeñamos en crear armas, en conseguir riquezas, en ser el más codiciado, en ser la envidia del vecino, de la vecina, de comenzar a crear maquinas que en vez de dotarnos de conocimientos solo nos llevan a la vida que llevan los zánganos, contribuyen a nuestra estupidez y pereza. Me decepciona mi especie, pero me decepciona más que en este trabajo pocas personas aprovechen aunque sea una palabra de lo que digo… Me decepciono yo misma por no motivar, por no mover grandes masas, más sin embargo reconozco que como ser humano tengo defectos, tenemos defectos. Somos defectuosos, pero dentro de aquello podríamos buscar el bien para nosotros, cuidar las riquezas del planeta e ir con cuidado y respeto por el mundo.
Ame todas y cada una de sus palabras.
Desee quedarme después de cada conferencia a observar y escuchar a esa mujer tan espiritual y filosófica que subía a la tarima luego de mí.
Me parecía un personaje bastante curioso, sus hábitos nocturnos eran pésimos, tanto como los alimenticios. Una vez dejo la puerta de su cuarto semi-abierta y aproveche para adentrarme en su habitación con la curiosidad encima, donde encontré libros por donde quiera, botellas de vino sin marca, papeles regados por todo el suelo con diferentes notas en ellos, frases, frases y más frases. Sin duda todo eso me sorprendió de sobre manera, aunque me produjo aun mas curiosidad en su persona.
Sin imaginármelo y con bastante rapidez llego el día de mi partida hacia Francia, donde continuaría con mi trabajo como dueña de las empresas futuro.
Ciertamente las palabras de la oradora me llegaron, pues cuando llegue tome uno de los departamentos de un edificio del cual era dueña y allí comencé la vida tranquila y normal de la cual hablo durante todos esos días.
Sin sentirlo del todo comencé a extrañarla, sentía una rara sensación de vacío.
Una tarde de verano, dos años después de mi mudanza, un pequeño carruaje llego al edificio, donde dejaron en la puerta tres maletas de tamaño mediano, a lo diez minutos entro por la puerta principal aquella mujer que me cautivo con ropas mas desarregladas y fuera de línea.
Me dio tan mala espina como lastima, una que no debería de sentir, pero le di un departamento al azar, siendo este el que se encontraba frente al mío en el pasillo de la terraza que tenía un pequeño por no decir diminuto invernadero con algunas plantas frutales y flores.
Recuerdo que nunca cruce palabras directamente con ella, pero si llene aquel vacío que tenía durante el tiempo en que no la vi, hasta un día en que venía del trabajo entable una conversación con ella, la mujer se encontraba sentada en el ultimo escalón de la escalera mirando hacia la pequeña terraza como reflexionando, solo se aparto un poco para dejarme pasar, aunque su mirada ida me preocupo un poco.
— ¿esta usted bien? — pregunte mirando a la mujer.
—En realidad si, pero un rincón como este no puede pasarse por alto, su orden y pulcritud lo hace un lugar acogedor, el aroma a fresas y frambuesas lo hace agradable, debo admitir que nunca he podido pasar por aquí sin detenerme un rato. También admitiré que admiro a las personas con la suficiente paciencia y civilidad que hace posible estos pequeños detalles. — Sonrió ella— mas yo no soy una persona de orden y lo admito… ¿viene usted de su trabajo señorita Sato? De trabajo y tecnología vivo apartada como usted podrá saber, pero su labor me fascina en niveles insanos.
—Así es— dije contestando a su pregunta— me parece un honor que usted se fascine por mi trabajo aunque me sentiría más cómoda si me hablara de tú, no creo que nuestra diferencia de edad sea mucha.
—Pues espero que tengas razón Asami, mi edad es de veintisiete años y contando— rio alegremente tomando una frambuesa de una de las plantas de la maseta para meterla en su boca y saborearla con lentitud.
—Pues no tengo tanta razón pues mi edad es de veintidós años— contesto observando como la chica saboreaba el fruto.
—No mucha, pero he de preguntar si eres fan de la literatura— espero con paciencia mi respuesta, como sabiendo lo que yo iba a contestar.
—Si, me gusta mucho a decir verdad.
—Quisiera enseñarte una frase si me lo permites— sonrió esta levantándose del suelo.
—Sería un verdadero honor que lo hicieras— le seguí gustosa hasta su departamento donde abrió la puerta dejando al descubierto un desorden asombroso.
—Debes perdonar el desorden pero vivo una vida un tanto vagabunda— admitió la joven buscando un libro entre los muchos tirados.
El departamento tenía por lo menos cien libros regados en todas partes, botellas de borgoña, pulque, Málaga, vinos italianos, franceses, americanos, de múltiples partes, además de botellas de Sake y unas cuantas de Kirsch vacías y otras pocas llenas. Revelando el severo problema de alcoholismo que la joven poseía, sin hablar de los cigarrillos a medio fumar que estaban en un cenicero ubicado en la mesa de centro, sobre una torre de libros donde se podían leer los autores sobre el lomo de los libros. Autores como Goethe, Jean Paul, Novalis, Lessing, Jacobi, Lichtenberg y unos cuantos de Nietzsche.
Entre sus curiosidades estaba un atrapasueños de procedencia aparente Ojibwa. El aro parecía hecho de roble, la red de lana, cuentas de madera y plumas que según tradición dictaba eran de águila, zopilote y halcón.
Tenía pinturas y retratos varios, uno Mahatma Gandhi, otra de Platón, una replica de una de las pinturas de Miguel Ángel y una que me llamo mucho fue la de una bella mujer de piel morena y ojos azules que vestía como una aborigen de tierras americanas.
—Si me he dado cuenta— le comente luego de comenzará a buscar.
—Por aquí debe estar…— se dispuso a buscar entre los libros revueltos de su cama hasta que encontró lo que buscaba y recito en voz alta— "Hay que estar orgulloso del dolor, todo dolor es un recuerdo de nuestra condición elevada" a decir verdad fue una frase muy bella pero que esta llena de verdad.
—Es muy bella— admití.
Suspiré mientras dejaba de lado algunos papeleos y miraba la vista exterior que me ofrecía mi oficina.
Continúe recordando aquellos momentos…
Desde aquel día las charlas y encuentros accidentales se hicieron frecuentes hasta que en ocasiones ambas salíamos juntas, era como si empezara a sentir atracción por la chica.
Mas nada es solo dulzura en este mundo, un día la chica del retrato llego al edificio buscando a Kuvira, obviamente con ropas normales, en ese momento sentí tantos celos, sentí como si una llama se encendiera en mi pecho más conteste e indique donde vivía.
Creo que ese fue uno de los mayores errores de mi vida. La chica llamo a la puerta con insistencia y nunca vi una cara que detonara tantas emociones al mismo tiempo.
Kuvira expresaba, enojo, terror, alegría e incluso preocupación en sus rasgos, sabiendo que sus modales no le dejarían otra opción le ofreció el pase a la morena, aunque después de un rato una serie de golpes, gritos, sollozos, entre otras cosas se escuchaban.
Kuvira salió furiosa de su Departamento limpiándose la sangre que le escurría del labio sin decir adiós o si volvería más tarde.
Paso una semana y ella pareció abandonar todo hasta que una noche salí a caminar por los alrededores, entre a un bar, deseaba tomar un trago pero la vi allí, ida y perdida en la bebida.
Sus ropas estaban mugrientas y cubiertas de lodo, había perdido algo de peso, su cabello estaba todo enmarañado y sus ojos parecían centrarse solo en la bebida frente a ella.
En ese momento se me partió el corazón y comprendí que había comenzado a quererla. Ella no se dio cuenta de en que momento la jale de la barra para que se parara, ni cuando la hice caminar hasta el edificio y mucho menos cuando entramos en mi departamento.
Con delicadeza la recosté sobre uno de los sillones de la sala y comencé a examinar su estado físico, nada grave solo tenía algunos rasguños.
Procedí a despojarla de su vestimenta; un pantalón de telas finas café con la compañía de un blusa ceñida al cuerpo con cuello cerrado y alto. Al hacerlo me percate de que tenía una herida en su costado izquierdo de profundidad considerable, pero ya con signos de haberse infectado.
Como pude la metí en la bañera y comencé a borrar todo rastro de la mugre, aunque me detuve en su espalda para observar las marcas de tinta negra, café y verde que dibujaban en su espalda un roble que soltaba hojas y la sombra de cuatro pájaros alejándose. Durante todo el rato seguía ida, como en trance y me preocupo, aunque seguía respirando. Trate sus heridas y cambie sus ropas. Procediendo a recostarla sobre mi cama para que tomara una siesta, después de que descansara tendría tiempo de contarme que paso.
Por la mañana se levanto con debilidad y miro que yo la abrazaba por la cintura, la noche anterior si pensarlo me quede dormida a su lado y parecía algo confundida por su entorno.
—Buenos días— le salude perezosamente.
—Buenos días— logro articular mientras llevo sus manos a sus sienes para masajearlas— Asami, no se si sea mucha molestia pero ¿Qué me pasó?
—Eso deberías explicármelo tu— me levante para sentarme a la orilla de la cama y encararla— ayer te encontré casi desmayada en un bar de mala muerte.
—Tiene explicación, pero no sabría como contártelo— admitió bajando la mirada en un gesto de vergüenza.
—Solo dímelo— le pedí tomado sus manos entre las mías— tu me importas mucho Kuv.
—Asami…— me miro estupefacta por mi confesión— tu igual pero quería protegerte del pasado… de mi pasado…— suspiro— la chica que vino a mi departamento hace una semana fue mi novia… volvió para que volviera con ella porque cuando perdí mi primer trabajo me abandono.
— ¿cuál fue tu primer trabajo? — pregunte con cierta curiosidad.
—Fui militar… una persona sin escrúpulos e insensible… Deserte luego de llegar a mi límite luego de ver tantas atrocidades de las que cometían los superiores… yo era teniente. — confesó— luego me encerré en mi mundo con mis libros, reflexionando, intentando perdonarme, filosofando de múltiples maneras hasta que me convertí en oradora…— me miró con amargura— más el ejercito dejo su huella imborrable de mi, no logre perdonarme a mi misma, no me siento digna del perdón y mi vida fue siempre un asco, de pequeña mis padre me vendieron por unas cuantas botellas de licor, durante el camino escape y llegue a un callejón que fue mi hogar en aquellos días en que robaba algo de comida… a los diez años las autoridades federales me enviaron a un orfanatorio donde… donde… la dueña abusaba de todos nosotros sexualmente y las torturas eran comunes… a los trece hui y vivir en las calles nuevamente, más a los quince me enliste en el ejercito donde me enseñaron a leer y escribir— sus ojos se volvieron duros y tristes— a los dieciocho deserte y a los veintitrés comencé mi carrera de oradora.
Algo en mi debió de haberse roto pues me esforzaba en no romper en llanto imaginando la vida de la mayor, imaginando lo que su pobre alma atormentada sufría sin ser digna del perdón.
—Kuvira— me acerque a ella estrechándola en un abrazo.
—Todos los días bebo y fumo siendo esta costumbre adquirida en las calles, esperando morir por cirrosis algún día— suspiro— golpeo la pared esperado descargar todo la rabia contenida que me tengo, arranco y lloro amargamente en veces y en otras me siento normal con energías de todo, pero al siguiente día vuelvo a sentir ganas de matarme, de ahorcarme o apuñalarme sin fallar.
—Kuvira deja de decir ese tipo de cosas…— busque su cara para que me viera a los ojos— debo confesar que en este tiempo desarrolle un atracción hacia ti, y que tal vez no te ame pero ya te quiero.
—Eso mismo decía ella— no me hizo mucho caso— ella… Korra, esa mujer venía a que regresáramos… quería dinero porque su actual amante dejo de costearle sus vicios— se estremeció— tomo la navaja que carga con ella y me apuñalo para tomar todo lo de valor que pudiera, yo salí furiosa ignorando mi condición y bebí, bebí como si no existiera el mañana.
Y llegue a la conclusión de que todo lo vivido en su vida le había causado una condición psicológica sin vuelta atrás y si cura, pensé en mi vida con ella y sus repentinos cambios de humor.
Pero de igual manera pensé en su vida, sin que nadie cuidara de ella con el amor que necesitaba, me prometí ser ese rayo de luz que liberara de las sombras su alma aunque sea en ratos, me prometí amarle y cuidarle como se que ella haría conmigo.
—Kuvira…— la llame palmeando su mejilla para sacarla de su locura temporal— yo no soy ella, yo soy Sami ¿lo recuerdas?... esa chica que a estado a tu lado durante un año entero cuidando de ti y tu bienestar
—Lo recuerdo— la recupere y eso era bueno— Perdóname— con desesperación se echo a llorar aferrándose a mi— yo no quiero sentirme a si pero se repetirá… yo no soy ese futuro brillante que buscas… yo soy la oscuridad que te arrastrara a un abismo negro sin fondo.
—Te confesare que amo la oscuridad— sonreí besándole con lentitud ella al principio se negó pero después continuo con el beso.
Con ese beso sentí la necesidad de tomarla entre mis brazos y sanar cada una de sus heridas, sentí su alma herida y cansada. Escuche sus latidos lentos y tranquilizadores. Vi ese Ángel que por accidente cayo a este mundo y fue profanado y envuelto entre los pecados y las tentaciones más viles y retorcidas de este lugar tan mudando y profano.
—Te amo Sami— sonrió Kuvira luego de separarnos.
Volví a casa y estaba igual de como cuando me fui a trabajar, No había rastros de Kuvira por ningún lado, hoy si me temo lo peor, es de noche y ella aún no ha llegado, con desesperación y rapidez tome el abrigo que tenía colgado en la entrada para salir y buscar a mi amada.
Recorrí toda la cuadra y después de dos horas logre encontrarla, estaba recostada sobre el césped de un parque, tan sumida en sus pensamientos… observando con tranquilidad las estrellas y con los nudillos sangrantes, pero esta viva que es lo mejor del caso.
—Kuv…— la llame.
— ¿Sami? — me contesto ella si separar la vista del cielo nocturno.
— ¿Estuviste aquí todo el día? — le pregunte mientras veía que solo tenía puestos unos pantalones deportivos de color verde cenizo y una blusa de tirantes branca.
—Si, ya sabes lo que me pasa todos los días— sonrió— pero hoy fue diferente.
— ¿En serio? — me sorprendí.
—Si, hoy solo sentí molestia, no odio ni rencor.
—Eso es un maravilloso progreso amor— me alegre pues quería decir que estaba cada vez más cerca de tratar su enfermedad.
No importaba que tanto avanzara la ciencia, yo buscaría liberarla de sus demonios para que su alma estuviese en paz y ella también, pues yo la amo tanto, que si ella siente dolor yo igual y que si ella se arrebata la vida yo igual lo haría.
— ¿Y si volvemos a casa? — Me ofreció Kuvira levantándose y abrazándome— debiste haber trabajado mucho y debes tener hambre, ¿Qué te parece si te preparo la cena?
—Que serías demasiado buena y consentidora conmigo— admití.
—Todo para mi rayito de luz— sonrió— además te amo tanto y has hecho tanto por mi que no se ni como pagártelo— quito algunos mechones rebeldes de mi rostro— y agradecerte… el que me quieras y me ames así como soy de imperfecta.
—Nadie es perfecto amor, tu lo has dicho miles de veces— le sonreí.
—Una persona puede ser tan perfecta como quiera mientras que sus sentimientos sean nobles y puros— me dijo mientras caminábamos a la casa que ambas llamábamos hogar.
Amaba tanto a esta mujer que a pesar de ser tan imperfecta como yo me trata como reina por simples ganas, que puede iluminarme el día con una broma picara, que busca sacarme sonrisas aún cuando estoy de malas, que cuando hace algo mal y le reprendo me soporta porque sabe que estoy tensa, que se ha acostumbrado a mi vida tan pulcra que en veces se siente sofocada con tanto orden y limpieza, pero que ante todo tiene sentimientos tan puros bellos y hermosos a pesar de su oscuro pasado que busca sofocarla, someterla y hundirla en lo más oscuro del mundo, pero que no pasara por qué yo busco ser esa luz que regrese a este ángel perdido y confundido a su verdadero hogar .
A aquél paraíso lleno de tranquilidad donde por fin descansara y sanara sus alas, con las que me cobija cada noche, cada día, con las que me protege y lucharía por mí hasta siempre.
Te amo muchísimo Kuvira. Mi querido Ángel Caído
